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:: 21/11/2006

Uruguay: Elecciones internas en el Frente Amplio. El blindaje del gobierno

Mario Pieri
Una estrategia de izquierda revolucionaria debe apuntar, incluso en las condiciones más adversas, a construir vías y acciones para alterar la relación de fuerzas entre las clases antagónicas, porque se trata de inclinar la balanza a favor de los trabajadores

Se trataba de respaldar al presidente Tabaré Vázquez y, por consiguiente, la gestión de su gobierno. En tal sentido, la participación de casi 220 mil frentamplistas en las internas, tiene todo el significado de un blindaje político que refuerza, sin fisuras, el compromiso de las principales fuerzas gubernamentales (1) con el programa y la estrategia del "progresismo". La contracara viene por el lado de la "izquierda que ni se entrega, ni se va". Sin relevancia en la estructura orgánica y con escasa audiencia en las bases, el 26 de Marzo (26M) y la Corriente de Izquierda (CI) vuelven a chocar con un dilema de hierro: ¿incómodos adentro, peor afuera?

Desde el punto de cantidad, la masiva votación del domingo 12 de noviembre es todo un éxito para el partido de gobierno: consiguió movilizar al 20% de su electorado. Las "señas de identidad’ y fidelidad volvieron a reafirmarse y, en cierta medida, a renovarse. Al tradicional cuerpo militante, se le sumaron miles de nuevos adherentes, en el interior y principalmente en barrios montevideanos de "nivel socio-económico medio y alto" (Centro, Pocitos, Punta Carretas, Parque Rodó). Aunque en las zonas proletarias de mayor tradición de lucha (Cerro, La Teja, Paso de la Arena), el porcentaje de votantes cayó.

En cuanto al argumento de que las internas fueron un "ejercicio democrático", la cosa es bien diferente: es sabido que las opciones políticas fundamentales se toman en otros recintos: en el círculo de confianza que rodea al presidente de la República, en el gabinete de ministros y en la bancada parlamentaria. En todo caso, la "estructura orgánica" del FA refrenda, aunque a veces cuestiona sin ninguna chance de cambiar lo decidido.

Una instancia plebiscitaria

No se trataba de una disputa por el rumbo político y económico del gobierno. Porque eso no tiene vuelta. Lo saben, incluso, los que siguen apelando a las "bases constitutivas" y a los "principios fundacionales" de 1971. La conversión del FA en un partido garante del "orden institucional" y la reproducción capitalista está fuera de toda discusión.

Las elecciones internas tenían una función y la cumplieron: operar como un mecanismo de legitimación del gobierno y de las fuerzas políticas frenteamplistas que suscriben de puño y letra el programa, sustentándolo con dirigentes, cuadros y técnicos. En ese aspecto, la votación tuvo toda la impronta de un plebiscito. Y el partido de gobierno sorteó la prueba con buena nota. No solo porque el resultado es un claro aval a la gestión "progresista", sino porque la ecuación de poder en el FA, continúa siendo, de manera aplastante, favorable a las fuerzas con "cultura de gobierno". Es decir, a las fuerzas que más allá de sus trayectorias y ropaje de izquierda, se han mimetizado en la vía social-liberal de administración del capitalismo.

La coyuntura política también jugó a favor de la masiva concurrencia. El clima de "confrontación" con blancos y colorados "ayudó a reavivar la mística frentista". Simultáneamente, el encarcelamiento de la patota de Gavazzo, el inminente procesamiento de Bordaberry y Blanco (confirmado días después), el relevo en la cúpula del ejército y la respuesta ante el paro patronal, crearon la percepción de que el gobierno estaba dispuesto a torcer la mano. Muchos hablaron de un "giro a la izquierda".

A esto, se le agrega el efecto que tienen una serie de medidas del gobierno en el plano socio-económico: reactivación azucarera en Bella Unión; rebaja del boleto; llamados a concurso en el Banco de la República, de Seguros, Intendencia Municipal de Montevideo, que convocaron a decenas de miles de jóvenes; ampliación de la cobertura de DISSE a miles de funcionarios públicos; y el anuncio de cancelar la deuda con el FMI, presentada como el "fin de la tutela". Estas medidas han alimentado la sensación térmica de que el gobierno retoma el "programa popular". En este contexto, las corrientes hegemónicas del FA se vieron favorecidas, incluso por la puesta en competencia de los ministros y sus "logros" en la campaña previa

El campo radical

La adaptación al credo del mercado y el "libre-comercio" que el gobierno confirma día a día, continuará generando manifestaciones de descontento y hasta de frustración en sectores del frenteamplismo. Esto no se puede ignorar, ni subestimar, porque responden a procesos objetivos que involucran a militantes con acumulación política y tradición de lucha.

El problema, es que estas expresiones críticas no tienen ninguna traducción en términos de construcción de una alternativa dentro del FA. Ni la "carta de los 150", ni la propuesta más elaborada por la Red de Economistas de Izquierda, consiguieron moverle el piso a una "estructura" burocrática y absolutamente funcional a la capa dirigente del "progresismo". La tesis de que "el gobierno progresista es un gobierno en disputa entre los intereses del gran capital transnacional y sus aliados en el empresariado local, representado por el FMI y, por otro lado, los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad, con aliados en sectores de las capas medias" (2) no fue, ni es sostenible.

En este cuadro, las voces disconformes enfrentan el dilema de continuar abrazados a la inercia de una estructura o jugarse por otra apuesta política. En particular, esta situación se le presenta a la izquierda radical "realmente existente" al interior del FA. Nos referimos a los compañeros del 26M, de la CI, y a los luchadores sociales que conformaron la lista 5271-326. Porque es evidente (más allá del porcentaje de votos que finalmente obtenga esta lista), que la propuesta de unir fuerzas en el FA para "para cambiar el rumbo adoptado por el gobierno progresista" (3) es apenas una manifestación de resignada ilusión.

Si la tesis de una disputa era discutible antes, cuando el FA era oposición y existía una amplia resistencia antineoliberal en el movimiento popular, el acceso al gobierno y, por lo tanto, a la gestión del aparato del Estado burgués (y de buena parte de sus recursos materiales), hoy no tiene ninguna perspectiva. Peor aún: es un obstáculo artificial que impide unificar fuerzas políticas e ideológicas diversas que se ubican en el campo de la izquierda de "intención revolucionaria".

Una estrategia de esta izquierda, debe apuntar, incluso en las condiciones más adversas, a construir vías y acciones para alterar la relación de fuerzas entre las clases antagónicas, porque se trata de inclinar la balanza a favor de los trabajadores. Esto exige una definición insoslayable: la lucha por un programa popular, democrático, antiimperialista y anticapitalista, implica la ruptura con el programa (institucionalizado tanto en el gobierno como en el FA) de "pacto productivo" y "paz social" con las clases propietarias.

Esa necesaria ruptura política y programática es incompatible con una estrategia de "acumulación" electoral mirando al 2009. Por el contrario, exige comprometerse en la construcción de espacios de convergencia política y unidad de acción del campo radical, en las Asambleas Populares, en la Tendencia Clasista y Combativa, en las Coordinaciones Antiimperialistas, y en todas y cada una de las luchas de resistencia del movimiento obrero y popular. Porque se trata de superar un estado de fragmentación y sectarismo que ha impedido visualizar un horizonte común de la izquierda revolucionaria.

* Miembro del Colectivo Militante (por la unidad de los revolucionarios).


Notas

1) Movimiento de Participación Popular, Partido Socialista, Asamblea Uruguay, Partido Comunisra, Vertiente Artiguista.

2) Antonio Elías. Las contradicciones económico-políticas. En Otro Camino Económico, Cambios necesarios para el Uruguay Productivo. Red de Economistas de Izquierda. Montevideo 2006.

3) De la Plataforma Artiguista presentada ante la primera Asamblea Popular el 21 de abril de 2006.

Especial para La Haine

 

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