19 y 20-D: Por un verdadero proyecto de transformación social

Aunque después del 26 de junio [asesinato de Darío Santillán y Maxi Kosteki], si bien la lucha popular frenó una escalada represiva, las organizaciones mostramos también nuestras limitaciones. Paralelamente, los sectores dominantes desplegaron su habilidad para reciclar a cierta casta de la vieja clase política para que adoptara algunas banderas discursivas de la movilización popular integrándolas al sistema y quitándoles "peligrosidad’: eso resultó el gobierno de Kirchner.

Hoy, mientras los "dirigentes sociales" kirchneristas empiezan a mostrar diferencias por el perfil que va consolidando el gobierno, quienes mantuvimos una dinámica de organización independiente del Estado y de lucha por nuestros derechos en los últimos tiempos, vamos viendo reafirmadas nuestras caracterizaciones.

Ahí está el ex piquetero D'Elía, "sorprendiéndose" -recién después de haber sido echado- porque Kirchner fue a tocar la campanita a Wall Street y a congraciarse con los yankis, y acto seguido exigió la separación del embajador venezolano que mantuvo una agenda abierta hacia los sectores populares que luchamos por el cambio social.

Más patéticos todavía resultan quienes, como el ex sindicalista Depetris, otro de los "referentes sociales" del kirchnerismo, justifican el distanciamiento político del eje internacional que propone Venezuela para América Latina, limitando las relaciones con la revolución bolivariana a los acuerdos económicos, mientras se reafirman lealtades con el imperio.

Explica Depetris que, ahora que el gobierno tiene "distintos frentes de conflicto abiertos", hay que llevarse bien con los Estados Unidos. Y menciona entre los frentes conflictivos "la desaparición irresuelta de Julio López y las luchas salariales que se reactivarán en el año que entra". Por supuesto que éstos serán ejes conflictivos para el gobierno, al igual que las movilizaciones por trabajo que por estos días reaparecen con más fuerza en distintos ministerios y en distintas ciudades del país.

Lo que el referente kircherista dice, con toda claridad, es que el gobierno va a elegir llevarse bien con los yanquis para poder enfrentar las luchas por el salario y el trabajo, y que la desaparición de López seguirá mostrando la doble cara de una política de derechos humanos para los titulares de los diarios pero que no puede garantizar la seguridad de un testigo ni dilucidar su desaparición.

Claro que, a pesar de que alguno de estos hechos ayude a comprender el verdadero perfil del kirchnerismo a más de un desprevenido esperanzado, de seguro Kirchner, su esposa o sus alfiles como el ex menemista Scioli ganarán cómodamente las próximas elecciones.

Con los desafíos planteados en la rebelión del 19 y 20 aún pendientes, en esta etapa (que seguirá siendo difícil para quienes buscamos construir un cambio social en nuestra patria) será importante que, sin dejar de incidir en la coyuntura, también pongamos la mira en el mediano y largo plazo. Esto es: reafirmar nuestra política de construcción de poder popular, de acumulación de fuerzas. Consolidando los aspectos estratégicos de nuestra construcción: la organización democrática y asamblearia desde las bases, la lucha por nuestros derechos y por el cambio social, la formación de los y las compañeras de nuestras agrupaciones y movimientos...

Y viendo también con autocrítica y claridad lo que son nuestras principales falencias a superar: avanzar en la construcción de la confianza y la unidad posible con agrupamientos hermanos, ir gestando un proyecto alternativo de transformación social que interpele a las mayorías populares. Hoy estamos todavía lejos de eso, lo cierto es que no habrá atajos: debemos avanzar con toda nuestra dedicación militante para que la sociedad sin explotadores ni oprimidos que soñamos sea realidad.

Editorial
Construyendo Poder Popular para el Cambio Social