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Mundo :: 05/03/2017

Argelia: Una explosión social

Chamil
Entre rumores, clamores y redes sociales :: Disturbios, huelgas y movilizaciones sociales han jalonado el año 2016 e inaugurado 2017

Tras la explosión social seguida de enfrentamientos con las fuerzas del orden este comienzo de enero de 2017 en varias provincias del país -Bejaia, Bouira, Boumerdes, Blida y Tiaret- y el malestar social que resultó de ello en otras, la pregunta que se hace el ciudadano medio es: ¿son fruto de un rumor tenaz o de una manipulación, como nos explican el gobierno y los medios a su servicio?

El proceso de aprobación del proyecto de ley de presupuestos de 2017 es el marco de todas estas informaciones y de la sobredosis de explicaciones que se ha volcado sobre este ciudadano completamente desarmado y sencillamente entregado como una presa a los depredadores de todo tipo y al malestar social.

El poder se ha erigido siempre en censor de todas las reivindicaciones que emanan de la sociedad y de ese ciudadano desamparado. Este poder no se pregunta por qué la violencia se ha vuelto un modo de expresión, el único. ¿Por qué la juventud tiene su horizonte taponado? ¿Por qué la escuela pública, en reforma permanente, echa cada año más de 500 000 niños y niñas a la calle, cuando los barones del régimen “s´hab ech chkara” /1, sacan tanto dinero como quieren?

Como celosos servidores del régimen, estos últimos son omnipotentes mientras están ungidos por la gracia de los fuertes del momento. Este poder, cegado por su paranoia, no discierne siquiera ya los elementos desfavorables para su política económica. El Ministro de Finanzas se escaquea torpemente cuando en el debate en la Asamblea sobre la ley de presupuestos de 2017, se le pregunta a propósito de implantar un impuesto sobre las grandes fortunas.

Las explosiones sociales, disturbios, huelgas y movilizaciones sociales que han jalonado el año 2016 e inaugurado 2017, son reveladores de un profundo malestar político y social en la sociedad.

Un editorial de un periódico que es una fuente autorizada de la élite francófona, ha estimado que “los últimos movimientos sociales, disturbios y huelgas que han abierto el año 2017 son inquietantes por muchos conceptos. El carácter anónimo y viral (rapidez de la propagación de las informaciones o rumores) paraliza toda acción eficaz”. Prosigue así su inspirado análisis: “en el contexto actual de preminencia de las redes sociales, el menor rumor, añadido a un clima de tensión, puede propagarse muy rápidamente por todas partes e incluso movilizar a determinados actores sociales para actuar inmediatamente” /2.

Lo que parece plantear un problema, para el editorialista de este diario representativo de una cierta élite, no es la amplitud de la crisis social y la ley de presupuestos de 2017, tramada por el gobierno para hacer pagar la crisis económica a capas y clases sociales que no han participado en absoluto en la forma en que el país y el maná petrolero han sido gestionados desde hace más de un decenio, sino el papel jugado por las redes sociales para difundir el rumor sobre el llamamiento a la huelga general a escala nacional. Es prácticamente una regla: todos los medios o casi y todos los partidos ligados al serrallo han aceptado la explicación oficial sobre lo que ha ocurrido: la “teoría de la manipulación y del complot”, de “la mano interior” y de la “amenaza exterior”. Esas son las argucias que el régimen argelino utiliza desde hace decenios para demonizar a todos los movimientos sociales y para dar a entender que el ciudadano argelino no es un ciudadano como los demás, capaz de pensar por su cuenta. Está ahí todo el desprecio que ha caracterizado siempre a los gobernantes y todo el paternalismo que le es consustancial.

El sistema argelino no quiere enmendarse y emprender los cambios políticos y sociales que francamente necesita el país. La fobia a las redes sociales es una obsesión desde 2011. El poder no consigue librarse de ella, incapaz como es de tener una mirada objetiva y serena sobre el mundo que le rodea. Como las redes sociales han estado en gran medida detrás del ascenso de los movimientos populares en los países de la región árabe, y sobre todo en Túnez y en Egipto, el poder no consigue librarse del síndrome de la primavera árabe que sigue teniendo atravesado en la garganta.

Para quien observe atentamente lo que ha ocurrido en ese movimiento popular multiforme, los acontecimientos son ricos en enseñanzas. La dinámica de las primaveras árabes ha mostrado sus límites en el curso de las experiencias en los diferentes países y se ha acabado por comprender cuál era el papel de las redes sociales en los movimientos de revuelta de masas. Ya se puede, y con mucha objetividad, comprender este papel y ello a pesar de las manipulaciones y las mixtificaciones de Occidente y sus servicios psicológicos.

Las redes sociales, si bien llegan a surfear un movimiento social, a poner en pie las mediaciones que pueden servir a ese movimiento ya lanzado, son incapaces en su origen de sustituir a las fuerzas sociales que se ponen en movimiento. La experiencia de la revolución egipcia ha mostrado la inconsistencia política y social que las caracteriza. Por tanto, ¿por qué esta demonización de las redes sociales, que se ve que es claramente exagerada? ¿por qué esta sobreestimación del rumor como función social, cuando es notorio que la sociedad argelina -y las sociedades magrebíes en general- son conocidas por su porosidad al rumor? Los agitadores de todo tipo y los especialistas del condicionamiento social lo saben. El poder usó y abusó de esta técnica en su lucha contra los islamistas en los años 1990.

La revolución informática y las técnicas de la comunicación moderna se han revelado a la luz del día en los movimientos sociales y políticos que han caracterizado lo que se llama comúnmente las “primaveras árabes”. Lo político desde esa fecha se ha visto conmocionado. La aparición de nuevas técnicas y aplicaciones, el intercambio electrónico en internet, el correo electrónico con las celdas de diálogo y la remisión de textos, la programación del contacto directo, las nuevas fórmulas de la prensa electrónica y las páginas web complementarias de los diferentes medios, junto con el desarrollo de la información, lo que se llama el periodismo alternativo, las páginas individuales y los blogs han adquirido un desarrollo fulgurante desde 1997.

Los weblog -primero medio de expresión de los conflictos internos de los individuos- se han vuelto una realidad social que evoluciona sin el temor de la censura y de la vigilancia que caracteriza a los medios clásicos. Al margen del modelo oficial, para muchos blogueros este marco se ha vuelto una válvula de escape y un medio irremplazable de realización de sí mismos. Esta actividad intelectual ha despegado fuera del marco oficial de comunicación. Estas redes en los años 2000 han abandonado su carácter subjetivo, para convertirse en una tribuna, con portavoces variados, y han adquirido a veces el estatus de “prensa popular” y de crítica de los hechos, de los acontecimientos y de la información en general producida por los medios tradicionales. Hay quien no duda en calificar a los blogs de “prensa participativa popular” o “prensa de la cultura popular crítica”. Los blogs se han vuelto así un medio de controlar los hechos de los que informan los medios dominantes, que influencia la vida política y económica y vehiculizan las ideas, las opiniones de las fuerzas sociales dominantes, que van en contra de la verdad objetiva, la deforman, la combaten.

Hay otro aspecto que los medios han intentado poner en un primer plano más allá de su amplitud: el movimiento de protesta que se ha desarrollado en Bejaia, Bouira y Boumerdes ha derrapado y se han transformado en disturbios que le han desbordado, provocando destrozos materiales. El editorialista de El Watan muestra en qué medida el movimiento ha pillado desprevenido al gobierno y a la clase política que reprocha ahora al poder haber “tener puesto el cerrojo a todos los canales de comunicación”.

El gobierno emprende entonces una estruendosa campaña, primero por medio del Ministro del Interior, seguido por todos los ministros, para explicar escalonadamente y de forma laboriosa que las medidas sobre la ley de presupuestos de 2017 no son más que “algunos impuestos de poca importancia, al lado de transferencias sociales importantes que el gobierno asigna por encargo del presidente, para mantener los precios de los productos de primera necesidad”. Abdelmalek Sellal, el jefe del gobierno se compromete personalmente en la primera ocasión para afirmar que los disturbios de comienzos de 2017 no son más que producto de “una manipulación anónima de partidos hostiles a Argelia”. Añade: “no conocemos la primavera árabe y la primavera árabe no nos conoce y vamos a festejar pronto Yennayer” /3.

De esta forma trata el jefe del gobierno, en lo que no es su primer desatino verbal, la aspiración al cambio que se expresa por todos los poros de la sociedad. De su discurso, el editorialista del diario Liberté subrayará la negación del descontento social y la negación de su legitimidad. En la relación que han hecho de la movilización social, los portavoces del poder y sus medios van a intentar seguir manipulando puesto que han intentado localizar el movimiento de protesta únicamente en la Cabilia.

El black-out, el silencio, ha sido decretado sobre el movimiento de descontento que ha ganado otras ciudades y regiones del país, como Tiaret, Blida, Tipaza, Argel, Constantine. El poder ha perdido toda reserva frente al contagio del movimiento social y va a movilizar también a las mezquitas.

El Ministro de Asuntos Religiosos envió sus instrucciones a todas las mezquitas para el sermón del viernes 6 de enero, centrado en el llamamiento a la sensatez poniendo en primer plano la transformación de la movilización social en un movimiento vandálico que provoca daños y robos en el mobiliario urbano y ocultando la reivindicación legítima del movimiento de protesta: la derogación de la ley de presupuestos de 2017. El discurso paternalista y de llamamiento a la calma del jefe del gobierno recibe la bendición de todas las mezquitas del país que intentan movilizar a la opinión pública contra “los enemigos de Argelia”.

El poder, una vez más, es el primero en violar la Constitución que supuestamente debe guardar, llamando a las mezquitas en ayuda de su política y utilizándolas como tribuna.

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Notas

1/ Quienes manejan el dinero sucio, en bolsas de basura: los multimillonarios.

2/ El Watan week-end, viernes 6 de enero de 2017: editorial, “Anonimato y viralidad: elementos de crisis que vienen”.

3/ Yennayer: Año nuevo bereber.

Inprecor. Traducción de Faustino Eguberri, Vientosur

 

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