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Mundo :: 29/06/2009

Arqueólogos en alquiler: Colonos, arqueólogos y desposesión en Silwan

Yigal Bronner

A inicios de la década del 90’, una organización de colonos denominada Elad (acrónimo hebreo por “Ciudad de David” comenzó a tramar su apoderamiento de Silwan, un barrio palestino densamente poblado ubicado a tiro de piedra del Monte del Templo y la mezquita de Al Aqsa. Silwan es también el hogar de uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo –la Jerusalén original donde, de acuerdo a la historia bíblica, el rey David estableció su capital hace unos 3000 años. Elad nunca ocultó sus objetivos: controlar este sitio sensible y reemplazar a los residentes de Silwan con colonos judíos. Al igual que otras organizaciones de colonos, Elad encontró formas de influir gradualmente a los altos rangos del poder israelí y ganar el permiso para operar sobre el terreno.

Sin embargo, en el invierno de 1997-98 Elad sufrió una serie de retrocesos. Luego de que varias quejas fueron registradas por la policía, el estado procesó a la organización de colonos por edificar sin permiso en el sitio histórico y por dañar restos arqueológicos. Entretanto, la Autoridad de Antigüedades de Israel, que antes había frustrado el plan de Elad de construir 200 nuevas viviendas sobre y en torno a las excavaciones, advertía al Procurador General en contra de traspasar el sitio arqueológico más importante de Israel a una organización en los márgenes de la ley. Poco después, la Suprema Corte israelí sostuvo una audiencia en la que la Municipalidad de Jerusalén y la Autoridad para la Protección de los Parques Nacionales y Naturales de Israel se comprometieron a reconsiderar el traspaso del “Parque Nacional de la Ciudad de David” a Elad. La misma corte decretó antes que la adquisición por parte de Elad de viviendas palestinas en Silwan implicó acciones ilegales.

No obstante, como es frecuentemente el caso, el sistema judicial israelí demostró ser inefectivo en contra de los colonos. El barrio palestino está hoy salpicado con una docena de puestos de colonos, claramente visibles con sus torres de vigilancia, banderas y guardias armados. Elad también gestiona el Parque Nacional y el centro para los visitantes, proveyendo a los turistas de una versión extremadamente unilateral de la historia. Además, como saben demasiado bien los residentes de Silwan, Elad también tiene el respaldo total de la Municipalidad de Jerusalén, la Autoridad de Parques Nacionales, la Administración de Tierras de Israel y la Policía de Jerusalén. Así, el mes pasado, cuando un puñado de vecinos hizo otra denuncia contra las actividades de Elad, la policía invadió sus viviendas esa misma noche, y cinco personas fueron arrestadas “por robo”. Aquellos lo suficientemente corajudos como para presentar una queja en la estación de policía misma fueron también arrestados instantáneamente. En resumen, Elad es la ley en Silwan, donde la gente bromea que el “David” de la “Ciudad de David” es el líder de Elad, David Be’ery, el “Sheriff” de Silwan, que en este momento vive en una de las viviendas cuya adquisición condenó la corte.

Pero quizá el cómplice más inesperado de Elad es la Autoridad de Antigüedades de Israel. La misma agencia gubernamental que en 1997 advirtió en contra de traspasar el sitio a los colonos es hoy el feliz subcontratista de Elad. Porque por sobre todo lo demás, Elad gestiona todas las excavaciones en Silwan: decide dónde y cuándo excavar y contrata a la Autoridad de Antigüedades para hacer el trabajo.

Este es un acuerdo muy dulce para la Autoridad de Antigüedades hambrienta de presupuesto y para sus arqueólogos. También es un dulce acuerdo para la organización de colonos. La propia Autoridad de Antigüedades emite los permisos de excavación requeridos en un proceso interno de dudosa legalidad, permitiendo así a Elad convertir la arqueología en su instrumento más efectivo para la desposesión. Muchas áreas abiertas en Silwan han sido cercadas como sitios de excavación, y los colonos ahora han enviado a la Autoridad de Antigüedades a excavar bajo las viviendas palestinas, probablemente esperando que sus vidas se vuelvan tan miserables como para que simplemente se vayan.

La corte ha emitido una orden para detener estas excavaciones, pero inmediatamente se han iniciado otras, y la historia jurídica reciente deja poco lugar al optimismo. Elad está también presionando para destruir 88 viviendas palestinas para expandir el “parque arqueológico” en el área del barrio conocida como Al-Bustan. La presión internacional previno que tuviera lugar la demolición en el 2005, pero el plan no ha sido abandonado. Huelga decir que las excavaciones llevadas adelante por Elad y la Autoridad de Antigüedades violan las reglas profesionales de ética concernientes a “relación y participación equitativa” entre los arqueólogos y las poblaciones indígenas (tal como fueron estipuladas por el Congreso Arqueológico Mundial) así como la universalmente aceptada convención sobre excavación, incluyendo excavaciones en territorios ocupados (Acuerdos de Nueva Delhi). Puede verse que la ciencia está siendo sacrificada para servir a una agenda política estrecha en el hecho de que ninguno de los edificios históricos musulmanes del parque nacional ha sido preservado, y algunos no están ni siquiera registrados.

Muchos arqueólogos israelíes están disgustados con esta situación, aunque la mayoría de ellos no desean criticar abiertamente a la Autoridad de Antigüedades, su principal fuente de trabajo y de fondos. Así y todo, un pequeño grupo de arqueólogos israelíes liderados por el Dr. Rafi Greenberg (Universidad de Tell Aviv) ha establecido relaciones con los residentes de Silwan y ha estado haciendo lobby por la remoción de Elad del sitio. Renombrados académicos de todo el mundo, incluyendo muchos historiadores y arqueólogos importantes, han firmado una petición al mismo efecto. Otro equipo de arqueólogos israelíes ha realizado conversaciones con sus contrapartes palestinos y elaborado un documento histórico, el “Acuerdo sobre la Herencia Cultural Israelo-Palestina”. Pero Shuka Dorfman, un ex general del ejército y actual director de la Autoridad de Antigüedades, no está impresionado por esto. En una reciente entrevista en el diario Ha’aretz, respondió a tales iniciativas advirtiendo en contra de “llevar la política a la arqueología” y urgió a “dejar estas cuestiones a los que toman las decisiones.

En la práctica, todas las decisiones acerca del trabajo arqueológico en Silwan son tomadas por Elad. Es bueno saber que la política no está implicada.

Counterpunch.
Traducción: Luis César Bou, Observatorio de Conflictos.

http://ar. geocities.com/obserflictos

 

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