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Brasil :: 11/02/2013

Aumento del capital extranjero en la industria brasileña

Brasil de Fato
Las empresas extranjeras no se instalan en otro país para desarrollar la economía nacional, sino que forman parte de su propia economía local en sus lugares de origen

Cada vez más empresas brasileñas pasan a manos extranjeras, con predominio de estadounidenses. Según un informe de la consultora KPMG el número de industrias desnacionalizadas aumentó en el año 2012 y llegaron a ser 296 las entidades en posesión de capitales foráneos.

La cantidad de empresas transnacionalizadas creció de manera constante desde el 2004, fecha en que empezó a elaborarse el informe anual consultado. En un comienzo se registraron 69 compañías vendidas, mientras que en 2007 pasaron a 143 y el año pasado a 208, marcando una tendencia de aumento año a año. En un periodo de nueve años, fueron 1296 las empresas brasileñas que pasaron a manos de capitales extranjeros.

Cabe destacar que del total de las empresas vendidas a foráneos en Brasil, la mayoría pertenecen ahora a corporaciones con sede en el imperio del norte. Según el censo de Capitales Extranjeros del Banco Central, las empresas que pertenecen a capitales estadounidenses representan tres o cuatro veces la cantidad de compañías pertenecientes a franceses, alemanes o japoneses.

Las consecuencias de la transnacionalización de capital de las industrias son diversas para la producción y el desarrollo de Brasil. En primer lugar, se produjo un gran aumento del envío de remesas, principalmente de ganancias, desde las filiales hacia las casa matrices en el exterior. Esta transferencia de capitales pasó de 25,198 billones de dólares en 2004 a 85,271 billones de dólares en 2011, y se estima que en 2012 ese número será mayor -todavía el Banco Central no divulgó las cifras del año pasado-. Si se toma el envío de divisas realizado desde el año 2004 hasta el 2011, el capital sacado del país representa un 152 por ciento más que el saldo comercial obtenido en el mismo período. De Brasil salieron 404,878 billones de dólares e ingresaron 264,911 billones.

Otra grave consecuencia que trajo esta mudanza de los dueños del capital para la economía brasileña fue el aumento significativo de las importaciones. Desde el año 2004 hasta el 2011 el ingreso de productos extranjeros aumentó un 260 por ciento. Ello se debe a que las filiales de las multinacionales son principalmente empresas importadoras de bienes intermedios, es decir, de componentes para el montaje de los productos finales. Además, existen maniobras comerciales para explotar aún más las ganancias que Brasil produce. Consisten en que las empresas dejan de ser fabricantes para pasar a importar los productos finales ya acabados, transformado esa filial en un mero puesto de ventas. En definitiva, cuanto mayor es la desnacionalización del capital, mayor es el número de las importaciones. La consecuencia es la desindustrialización del país, con el ataque de las importaciones en el sector más importante –el de los bienes intermedios-, que además se acentúa de modo veloz con las importaciones de bienes de producción.

Otro de los efectos de la desnacionalización es el estancamiento de la economía que ese fenómeno produce de manera inevitable. La compra por parte de capitales extranjeros generó que el desarrollo conquistado por el país en áreas como la informática fuese apropiado y monopolizado por las compañías extranjeras. No porque las últimas fuesen más eficientes, sino porque tienen mayor poder financiero. A su vez, la política del gobierno fue, esencialmente, dejar las empresas nacionales a merced del capital foráneo.

Por otra parte, y relacionado con el eje anterior, la desnacionalización lleva al estancamiento del crecimiento económico. Las empresas extranjeras no se instalan en otro país para desarrollar la economía nacional, sino que forman parte de su propia economía local en sus lugares de origen. Por lo tanto, la remisión de las ganancias y también las importaciones que realizan significan bajar la inversión en aquellos países donde se encuentren las filiales de empresas extranjeras. Esta situación puede tener un contrapeso cuando las empresas multinacionales no representan el principal sector de la economía –en China, por ejemplo, la tasa de inversión del 46 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) es realizada principalmente gracias al impulso del sector público-. Sin embargo, cuando no existe otra fuerza que se oponga, cuanto más desnacionalizada está una economía, más fuerte es el estancamiento de la inversión y el crecimiento.

Desde enero del 2004 hasta noviembre de 2012 en Brasil entraron 332.686 millones de dólares en concepto de “inversión directa extranjera” (IDE), es decir, dinero para comprar empresas o aumentar la participación extranjera en el capital de las compañías, así como préstamos de las casas matriz a sus propias filiales -cuyo pago con intereses es una forma de re enviar las ganancias sin declararlas oficialmente. Esta entrada de dinero provocó según el Banco Central brasileño que la propiedad extranjera sobre las empresas aumentase un 408 por ciento. Sin embargo en todo ese período, la tasa de inversión en términos de PBI no sufrió modificaciones y sólo aumentó cuando hubo inversión pública del Estado.

En realidad, este resultado es perfectamente lógico: las filiales de las multinacionales no tienen como función gastar sus ganancias en inversión. Su objetivo es precisamente el opuesto, invertir lo menos posible para enviar el máximo de ganancias hacia su casa matriz.

Traducido por PIA - www.noticiaspia.com.ar

 

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