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Brasil :: 05/02/2022

Brasil: Algunos informes sobre Brizola antes del golpe de 1964

Elaine Tavares
La autora recupera los elementos que hacen de Brizola un luchador anticapitalista, anticolonial y nacionalista, en un momento en que los medios manipulan su figura

En el centenario del nacimiento de Brizola

De todo lo que se está diciendo sobre Brizola apenas se dice nada sobre su praxis anticapitalista, anticolonial y nacionalista. Este año, en el que celebramos los 100 años de su nacimiento, los medios de comunicación comerciales se quedan en lo superficial, sin mencionar sus acciones decisivas en el sentido de garantizar la soberanía del pueblo brasileño. En este artículo nos referiremos a algunas de las actividades lideradas por Leonel Brizola antes del golpe de 1964, para que las nuevas generaciones conozcan un poco mejor a ese hombre extraordinario.

Leonel conoció la realidad del trabajador bien pronto, cuando, con 10 años de edad, se fue a vivir solo en la ciudad de Carazinho, viviendo en el sótano de un hotel en el cual lavaba platos y también cargaba maletas hasta la estación. Después, con 12 años, ya en Porto Alegre, adonde fue a estudiar, trabajó como limpiabotas y ascensorista. Se formó como técnico rural, compaginando en todo momento el estudio con la supervivencia. Nunca tuvo una vida regalada y sabía bien lo difícil que resultaba para un trabajador superar los obstáculos de la vida. Tanto que solo consiguió estudiar gracias a la ayuda de una familia metodista que le garantizó una beca de estudio en una escuela de la iglesia. En la enseñanza media ya era un líder estudantil y fue uno de los fundadores del Gremio del Colegio Júlio de Castilhos. Terminó de la enseñanza media teniendo acceso directo a la facultad de Ingeniería, combinando la lucha estudiantil con la militancia en el partido político, el PTB. Él quería cambiar la vida de todos.

Fue así cómo se introdujo en la vida política, siendo elegido diputado provincial en 1947 defendiendo las demandas estudiantiles y mejoras en la educación básica. Comenzaba así su insistente defensa, casi obsesiva, de la educación pública. Él sabía de primera mano de las dificultades que un hijo de la clase trabajadora tenía para estudiar, dependiendo en gran medida de la caridad, razón por la que quería que fuese el Estado el responsable de garantizar la enseñanza. Eso marcaría su vida para siempre.

En 1952, siendo Secretario de Obras Públicas de Rio Grande do Sul, echó a andar el primer Plan de Obras del estado, con obras de infraestructura, principalmente de saneamiento básico y carreteras.

En 1956, cuando comenzó su mandato de alcalde de Porto Alegre empezó a poner en marcha una promesa de su campaña, que se resumía en el lema: “ningún niño sin escuela”, aumentando significativamente las vacantes en la red municipal y la inclusión de los dos turnos, permitiendo así que los niños quedaran más tiempo en la escuela y los padres pudieran trabajar con tranquilidad. También puso en marcha las obras de saneamiento urbano, porque consideraba que educación y salud eran cosas fundamentales para la población.

Brizola tomando posesión como gobernador de Rio Grande do Sul en 1959.

En 1958, en su campaña para gobernador, presentó un programa de gobierno en el cual defendía priorizar las escuelas, la vivienda, el acceso a la energía eléctrica y precios justos para los productores. Una vez elegido, creó seis secretarías: Administración, Trabajo y Vivienda, Economía, Transportes, Energía y Comunicaciones y Salud. Todos los viernes por la noche, en Radio Farroupilha, daba cuentas de su gobierno, hablándole a la población con su característica voz, que resonaba por toda la pampa.

En 1961, Brizola organizó a los gaúchos [gentilicio de los habitantes de Rio Grande do Sul] y con el pueblo armado lideró la Campaña de la Legalidad, para garantizar que João Goulart asumiera la presidencia de la República tras la renuncia de Jânio Cuadros. Organizando una cadena de radios, comandó una resistencia nacional contra el golpe. Entregó el mando de la Brigada Militar al mando del Ejército regional, organizó comités paramilitares de resistencia y distribuyó armas a los civiles.
Desde Rio Grande, se erigió en defensor de la legalidad.

Vencida la batalla nacional con la toma de la posesión de Jango, Brizola siguió su trabajo en Rio Grande do Sul, creando un plan para industrializar el estado y un programa de servicios públicos. Nacionalizó empresas estadounidenses que se enriquecían con el trabajo de los gauchos y levantó la ira del entonces presidente de los EEUU, John Kennedy.

Sin reparar en las intimidaciones de los yankees, asumió el control de la Bond and Share, que monopolizaba la energía eléctrica en la región metropolitana, y creó la Compañía de Energía Eléctrica Riograndense, la CEEE, empresa mixta de capital nacional que sigue existiendo en la actualidad. Hizo el mismo con la International Telephone and Telegraph (ITT), que dominaba la telefonía, y creó la Compañía Riograndense de Comunicaciones, la CRT. Su nacionalismo no era de discursos, era de acción.

Exactamente como hizo cuando era alcalde, Brizola aumentó el número de vacantes públicas en la educación riograndense y durante su mandato creó casi siete mil nuevas escuelas, conocidas en su momento como “brizoletas”, debido a su arquitectura sencilla, como si de una casa familiar se tratase. Gracias a ese esfuerzo constructor, creó casi 700 mil nuevas plazas docentes, haciendo que Rio Grande obtuviese la mayor tasa de escolarización del país.

Todavía siendo gobernador, Brizola creó un programa de reforma agraria, el primero del país, y el Instituto Gaucho de Reforma Agraria, que garantizaba asistencia técnica y actuaba en asociación con el Movimiento de los Agricultores Sin-Tierra, el Master, que organizaba campamentos de sin-tierra en su lucha por un suelo para producir. Esa lucha garantizó el asentamiento de centenares de familias y hasta una hacienda del propio gobernador fue expropiada para la reforma agraria.

El camino abierto en Rio Grande era un paso previo para llegar gobierno federal. Él quería llegar a la presidencia y hacer en el país todo lo que ya había comenzado en el sur: apoyo total a la educación, a la reforma agraria y a la nacionalización de las empresas extranjeras. Brizola quería un país industrializado y caminando con sus propias piernas. Fue eliminado por el golpe de 1964.

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

 

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