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Brasil :: 13/06/2025

Brasil: Impasse táctico, peligro estratégico

Valerio Arcary
La contradicción ineludible es que solo habrá, como en 2022, una disidencia burguesa en apoyo a Lula, si Bolsonaro o un heredero del clan es candidato

"No importa el tamaño de la montaña, no puede tapar el sol" Proverbio popular portugués

1. Lula hizo un discurso, excesivamente confiado, si no imprudentemente optimista en la convención del PSB (Partido Socialista Brasileño, de centro). El argumento de este texto es que el gobierno de Lula se está debilitando, no al revés, por cinco factores principales:

(a) las encuestas de opinión, cuando se consideran en perspectiva desde el segundo semestre de 2024, indican un creciente desgaste del gobierno, un aumento de la desaprobación a un nivel superior al 50%, y una posible derrota de la reelección de Lula en la segunda vuelta, incluso si el candidato no es Bolsonaro, que está alterando los cálculos de la oposición;

(b) la eliminación preventiva de un bloque más cohesivo en el centroderecha en torno a União/Brasil/Progresistas, MDB/Republicanos y PSD, que unen prácticamente a todas las alas de la derecha que tienen ministerios en el gobierno, pero comenzaron a considerar viable una disputa con Bolsonaro sobre quién debería reemplazarlo, apostando por Tarcísio de Freitas;

(c) el giro de fracciones poderosas de la clase dominante, especialmente del agro y del capital financiero, hacia una oposición más frontal al gobierno que se explicitó en la increíble votación de la amnistía en la Cámara de Diputados, en la denuncia incendiaria en los medios del escándalo del INSS, la creación de un grupo de trabajo de reforma administrativa para acabar con la estabilidad de la función pública, entre otros momentos grotescos como las provocaciones contra Marina Silva en su audiencia en el Senado;

(d) la impotencia del gobierno de Lula de salir a la defensiva en la disputa ideológica y política, a pesar del proyecto de exención del IRPF para quienes ganan menos de R$5.000,00 por mes, el impuesto del 10% para quienes ganan más de cincuenta mil, Gas para todos, Menos ahorro, Mas Profesores, y la ampliación de Farmacia Popular, además del apoyo al final de la escala 6×1, entre otros, cuyo destino sigue siendo incierto, si no inviable;

(e) la terquedad de Bolsonaro que insiste no solo en mantener su precandidatura, incluso con su probable condena y eventual prisión, sino también su derecho a decidir quién ocuparía su lugar en el momento de la sustitución, explorando la posibilidad de lanzar a alguien de su clan familiar, esposa o hijo.

2. Los datos sobre el crecimiento de la economía siguen siendo positivos, con el PIB del primer trimestre impulsado vigorosamente por la cosecha récord de la agricultura, aunque con tendencia a la desaceleración. Pero el gobierno de Lula subestima las dificultades tanto en el Congreso, donde está a merced del centroderecha, como en las calles, donde el mal humor de los trabajadores de las capas medias no ha disminuido. Estrictamente hablando, el gobierno parece estar a la deriva, en zigzags. No es posible discernir cuál es la táctica para salir del impasse, y mucho menos cuál sería la estrategia para garantizar la reelección.

El episodio del anuncio, primero, y retroceso, posterior, del aumento de la tasa del IOF ha sido un ejemplo de las dificultades. Galípolo se aseguró de dejar claro que no había acuerdo. Las limitaciones impuestas por el marco fiscal del déficit cero obligaron al gobierno a una contingencia (recorte) de más de treinta mil millones en el presupuesto y, para evitar recortes aún más severos, lanzó la "bomba" del IOF, una propuesta justa, subestimando a la derecha. La reacción del mercado fue brusca, repentina y violenta. En disputa están el coste del crédito, los depósitos en los fondos de pensiones privados por encima de cincuenta mil y, sobre todo, las inversiones en el extranjero.

En la misma semana en que Lula decidió elogiarlo, Motta, asociado a Alcolumbre, dejó claro que no sería aprobado, reafirmando que ya existe un "semiparlamentarismo" de emergencia en la práctica. La búsqueda de una salida para la aprobación de una reforma de la seguridad social de los militares, o un aumento de los impuestos sobre las apuestas, o la reducción de las exenciones fiscales, como un límite para los gastos médicos en la devolución del impuesto sobre la renta de las personas físicas son propuestas improbables. Ahora se anuncia la búsqueda de un consenso.

3. En las condiciones actuales, la candidatura de Lula a la reelección está en disputa y puede ganar, pero no hay pronósticos posibles. Una de las claves de la estrategia es explorar la posible división de la oposición al gobierno de Lula. En la extrema derecha, el bolsonarismo está sufriendo desgaste con el inicio del juicio al núcleo central golpista, la investigación sobre las aventuras de Eduardo Bolsonaro en los EEUU y la previsible huida de Zambelli a Italia. Pero se equivocan los que subestiman la resiliencia de los neofascistas. El bolsonarismo es un movimiento de combate contrarrevolucionario permanente. No habrá rendición.

La aprobación del PL de la Devastación en el Senado fue abrumadora, y confirma que se está trabajando para la construcción de un Frente Amplio que va desde el centroderecha hasta el extremismo bolsonarista. Las precandidaturas de gobernadores, Leite o Zema, Caiado o Ratinho Jr. son movimientos exploratorios, iniciativas de ocupación de espacio y afirmación de carreras personales, pero una precandidatura de Tarcísio de Freitas es de otro calibre. Tarcísio ya ha hecho los cálculos de riesgo, y dejó claro que sería una aventura lanzarse contra la voluntad de Bolsonaro. Sin el apoyo de Bolsonaro, o peor, contra Bolsonaro, nadie de la derecha podrá derrotar a Lula. Y todavía no hay, ni remotamente, un acuerdo con Bolsonaro, que insiste en mantener su candidatura.

Quien piensa que se trata de un farol no entiende que Bolsonaro no acepta la prisión, e incluso puede presentar a un familiar y dividir a la oposición. Mantendrá la precandidatura mientras pueda para arrancar la garantía de una amnistía. Quien dude de que Bolsonaro pueda arrancar este acuerdo al centroderecha, incluso con un amplio consenso de la burguesía, no entendió contra quién estamos luchando. La contradicción ineludible es que solo habrá, como en 2022, una disidencia burguesa en apoyo a Lula, si Bolsonaro o un heredero del clan es candidato.

4. El primer desafío de la centroizquierda es aprender las lecciones de lo que ya hemos vivido y de lo que estamos viendo en todo el mundo. En las elecciones portuguesas la izquierda fue masacrada. El PS insistió en "forzar el listón" con una comisión de investigación apostando por un lento desgaste de Montenegro, despreciando la posibilidad de que el PSD respondiese con elecciones anticipadas. El PCP ni siquiera consideró la posibilidad de una candidatura con el Bloque de Izquierda. El resultado fue una victoria de Montenegro y el ascenso de Chega de Ventura al estatus de segundo partido.

Nuestra apuesta debe ser la construcción de un Frente de Izquierda con un programa que tenga un núcleo duro de reformas que puedan despertar entusiasmo en los sectores más avanzados de los trabajadores y la juventud. Lo que es imposible sin propuestas de cambios estructurales que despierten una mayor confianza de las masas populares y levanten los ánimos. Hay una dialéctica compleja ante nosotros, porque la reducción lulista de la estrategia al Frente Amplio -una alianza inviolable con una fracción burguesa para defender el régimen democrático-liberal contra los neofascistas- permitió ganar en 2022, pero impidió que el gobierno gobernara. La victoria electoral del Frente Amplio se está convirtiendo en una derrota política de la centroizquierda. La paradoja es que sin la unidad electoral con disidencias burguesas no habría sido posible derrotar a Bolsonaro, pero su coste es el impasse táctico en el que estamos inmersos.

La trampa del Frente Amplio es que la moderación del gobierno es la antesala de una posible victoria electoral de la extrema derecha con Tarcísio. Desafortunadamente, el probable desenlace del PED (proceso de elecciones directas) del PT será una victoria de la CNB (tendencia Construyendo un Nuevo Brasil, actual dirección mayoritaria del partido), quizás en la primera vuelta, en un contexto en el que la izquierda del PT, inexplicablemente, no logró unirse ni en las plazas para el Directorio Nacional, ni para la defensa de un candidato común a la presidencia, a pesar de la disposición de Rui Falcão.

5. Todavía hay tiempo para evitar lo peor. La línea de la centroizquierda más combativa pasa por la capacidad de transformar la lucha por el plebiscito popular en una campaña con audiencia de masas. Se necesitará mucha agitación y organización para aprobar la tributación a los súper ricos, el fin de la escala 6×1 y movilizarse por Sin Amnistía, Prisión para Bolsonaro. Este esfuerzo será insuficiente si no somos capaces, también, de, apoyar a la juventud que se prepara para el Congreso de la UNE (União Nacional dos Estudantes), alentar a nuestra base social para salir a las calles contra el genocidio en la Franja de Gaza.

Pero la cuestión decisiva desde el punto de vista estratégico es el problema del resultado de las elecciones de 2026 que comienza a decidirse aquí y ahora. El PT sigue siendo el partido mayoritario de la izquierda. La perspectiva que inspira a Lula de subordinar el Frente de Izquierda al Frente Amplio, a cualquier precio, puede prevalecer en el PT. Esta opción será muy peligrosa. Lo contrario sería más justo. Resulta que ser mayoritaria no es suficiente para demostrar que se tiene razón. Solo demuestra cuál es la candidatura que tiene más apoyo. El apoyo que tiene una propuesta no prueba nada, absolutamente nada, sobre la corrección de la política defendida.

Tener fuerza es muy importante, pero tener razón lo es más. Una lucha se dibuja en el horizonte. Una parte de la centroizquierda, la más moderada, callará ante Lula. Otra, la más radical, presentará un candidato o, más probablemente, varias candidaturas contra todos. Son dos tácticas obtusas. El mejor camino sería la disputa por un programa de izquierda para la construcción de un Frente de Izquierda con Lula, admitiendo alianzas tácticas, pero disputando la hegemonía.

esquerdaonline.com.br. Traducción: Enrique García para Sinpermiso.

 

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