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Chile :: 06/09/2022

Chile, el laboratorio neoliberal que rechazó una propuesta de Derechos

René Squella
Entender que el país por ahora no es ni ecologista ni feminista, sino que más bien arribista, pues el miedo le ganó a la esperanza

Con voto obligatorio para ratificar el Plebiscito de aprobación o rechazo de la Nueva Constitución para cambiar la carta magna de la Dictadura Cívico - Militar, participaron un total de 13.021.063 personas (el 85,81% del padrón electoral). La opción rechazo obtuvo un 61,86% de adhesión, es decir, el pueblo de Chile no aceptó una propuesta de Constitución que, entre otras, destacaba en la búsqueda de paridad de género, en entregarle derechos a la naturaleza haciéndose responsable del cambio climático, en reconocer la plurinacionalidad que conforma su Estado, y en recuperar derechos sociales como salud, educación, jubilaciones y vivienda, capturados por el mercado como bienes de consumo.

¿Cómo ocurrió ello?, aquí algunas reflexiones que apuntan a factores relevantes:

1.- La concentración de medios de comunicación masivos en manos empresariales, permitió la construcción de una realidad en torno a la Convención Constitucional que se encargó de atacarla desde el día 1 de su funcionamiento. Todo era ampliamente magnificado por las cajas de resonancia que son la TV, Radio y Prensa. Luego, una vez terminado el trabajo, los medios privados comenzaron una campaña de tergiversación del documento presentando como verdades, las lecturas e interpretaciones mañosas que hacían de la propuesta todo el arco político capitalista neoliberal, uno que va de políticos de "centro izquierda" que participaron de la Concertación que gobernó desde el 1990 al 2010, hasta la extrema derecha del Partido Republicano (abiertamente Pinochetista y conservador).

Se levantaban mentiras como que el Estado se quedaría con la plata de las pensiones o que las viviendas no tendrían dueños privados, como que los pueblos indígenas tendrían otra justicia incluso en delitos vinculados con no indígenas, o como que se acabarían las prestadoras de salud privadas y los colegios particulares. Todo ello se decía a toda hora por TV, Radio y Periódicos, con la poca y nula interpelación de periodistas que más parecían relacionadores públicos.

2.- Durante 40 años se ha construido una lógica neoliberal para pensarnos y construirnos como sociedad. Dicha subjetividad que implica la individualidad de la vida por sobre lo colectivo y lo competitivo por sobre lo colaborativo, luego del estallido social muchos pensamos que se había recompuesto en parte resaltando los ejes centrales que habían explotado con la revuelta, uno de ellos, el término del Estado neoliberal por uno social de derechos, que era lo que se repetía con mayor fuerza en las movilizaciones de fines del 2019.

Pero claro, había despertado una parte de la población, mientras otra, hastiada de todo, no se sentía llamada a participar de movilizaciones en esos momentos, o de las futuras elecciones que implicaron el camino Constituyente: Plebiscito de salida y elección de constituyentes, votaciones en que participó poco más del 50% de electores. Ahora sabemos, que ese otro porcentaje que no participa, tiene miedo que le quiten lo poco y nada que tiene, razón por la que se opone de forma conservadora, a una mirada distinta a la hora de organizarse como Estado o de pensar la economía. Así por ejemplo, ganó el rechazo en las comunas de población indígena, así ganó el rechazo en las comunas que sufren sequía debido a la privatización del agua que permite la constitución del 80, así ganó el rechazo en la mayoría de las comunas populares del país, así ganó el rechazo en las cárceles en donde se votó.

3.- Existen muchos factores y miradas que pueden complementar estas variables que creo, son de las más relevantes para explicar el triunfo de una opción que durante la campaña, decidió esconder a los rostros de derecha usando personas que mostraran una mayor "transversalidad" al rechazo, mientras intentaba esa misma derecha, asociar el apruebo al Gobierno de Boric, ejecutivo que presenta baja adhesión en encuestas y alto rechazo, números un tanto similares a los resultados del plebiscito constituyente.

Obviamente en buen parte de los más de 4 millones de votos que acompañaron el apruebo existe tristeza, desazón, rabia y un cúmulo de emociones; pero también es cierto que solo se atrasó un poco más un proceso que es irreversible, y que es el cambio de la Constitución del dictador, transformación que ahora queda más bien en manos de un parlamento que no tiene más que el 5% de aprobación por parte de la población, y que además tiene predominancia de oposición, es decir, el proceso constituyente hoy, de cierta manera vuelve a manos de la derecha que prometió rechazar para reformar, pero que ya el 1er día luego del triunfo, está poniendo trabas para cumplir su palabra. Nada nuevo.

Ahora a sacar las lecciones para no volver a cometer los mismos errores, uno de ellos, es entender que el país por ahora no es ni ecologista ni feminista, sino que más bien arribista, pues el miedo le ganó a la esperanza.

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