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Mundo, Iñaki Gil de San Vicente, Pensamiento :: 16/06/2025

Cinco tesis sobre el imperialismo

Iñaki Gil de San Vicente - La Haine
"Se llama terrorismo a la guerra de los débiles, y guerra --y hasta 'guerra limpia'-- al terrorismo de los fuertes."

[Alfonso Sastre: Los intelectuales y la utopía. Debate. Madrid 2002, p. 39.]

El único pacifista con el que vale la pena debatir es aquel o aquella que rechaza la violencia absolutamente. Y eso significa no solo rechazar las guerras o las revoluciones, sino negarse también a propinar un certero golpe en la nuca (de aquellos que dejan sin sentido a la otra persona, pero no son letales) a un asesino huido de la justicia cuando está a punto de dirigir su ametralladora contra un aula llena de niños pequeños. Quienquiera que, dado el caso, pudiera actuar así y no lo hiciera tendría que dar muchas explicaciones en la siguiente reunión de la asociación de madres y padres de alumnos. Tomado en el más estricto sentido del término, el pacifismo es sumamente inmoral. Casi todo el mundo está de acuerdo con la necesidad de emplear la violencia en circunstancias extremas y excepcionales.
Terry Eagleton: Por qué Marx tenía razón. Península. Barcelona 2011, p. 177.

Tesis I.

¿Hasta qué punto es cierto que « Casi todo el mundo está de acuerdo con la necesidad de emplear la violencia en circunstancias extremas y excepcionales.»? ¿Por qué tanta indiferencia ante el sufrimiento humano? El imperialismo es inmoral en su esencia. La iniquidad, es decir, la maldad en sí y para sí misma, que se auto justifica desde su misma entraña sin necesidad de más excusas exteriores a ella, es consustancial a la ley de la plusvalía y de la acumulación ampliada del capital. La humanidad trabajadora alienada, cosificada en cuanto mercancía y objeto pasivo, asume y practica esa inmoralidad consustancial a la explotación como si fuera su propia ‘moralidad’ innata, natural y hasta divina, la que justifica su pasividad ante el horror de la civilización del capital con la exhortación evangélica de «Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. [… ] Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.»

Tesis 2.

La «paz» abstracta es por tanto la paz sangrienta de la iniquidad, la que la barniza u oculta sus brutalidades: se nos exhorta al pacifismo ante decenas de miles de niñas y niños despedazados por las bombas imperialistas y su moral burguesa, pero a la vez se nos exige e impone el desarme material y ético, se nos atan las manos a la espalda para que recibamos las hostias con las dos mejillas, se nos sumerge en la amnesia histórica, se nos obliga a beber la hiel y la bilis del cinismo civilizado y no tenemos más remedio que inhalar el gas sarín del exterminismo como expresión de la fase imperialista.

Tesis 3.

La «paz» de la ley general de la acumulación capitalista es, por ello, la guerra injusta contra el conocimiento humano, contra la crítica y contra la dialéctica de la naturaleza. Sí es la «paz» del máximo beneficio empresarial, de las contramedidas que ralentizan la ley tendencial de caída de la tasa de ganancia y de las vilezas que incrementan las tasas de explotación y de ganancia. Es ésta la «paz» de la industria de la matanza humana, de la industria político-cultural de la alienación fetichista, de las industrias de la educación, de la de la sobre explotación sexual y afectiva, del narco-capitalismo. Es la «paz» antagónica e incompatible con la paz humana.

Tesis 4.

La «paz» de la ignorancia y del analfabetismo funcional a la producción/reproducción capitalista es la que reprime y retrasa, cuando no desuella en sangre, la lucha emancipadora de la ciencia y de la ética contra esas dos cadenas irracionales que asfixian la felicidad humana hasta ahogarla en el terror al ‘mysterium mortem’ y al ‘mysterium iniquitatis’. Esa «paz» nos protege del miedo pánico que nos han introyectado desde los primeros instantes de nuestra vida al supuestamente insondable e irresoluble misterio del mal, de la miseria, de la muerte, de la injusticia… Nos han hecho creer que los tiranos y dictadores, los amos, son los únicos que nos garantizan la felicidad del esclavo; y sobre todo que es la «paz» capitalista la única que puede protegernos de esos misterios eternos.

Tesis 5.

Sea maldita esta «paz» y sean malditos quienes la imponen a la Humanidad.

EUSKAL HERRIA, 16 de junio de 2025.

 

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