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Europa, EE.UU. :: 26/02/2022

Claves para entender el conflicto en Ucrania

Izquierda Diario / La Haine
Si Rusia acordara con México y Canadá rodear EEUU de bases, Washington no lo permitiría, como no lo permitió en Cuba en 1962

La tensión en Ucrania se agravó desde el jueves con el anuncio de Putin de iniciar una "operación militar especial" en Ucrania, que en los hechos implicó el ingreso de tropas en la región de Donbass y ataque a objetivos militares en algunas ciudades del país. Presentamos en este artículo algunas claves para entender el origen del conflicto.

1.¿Qué pasa en Ucrania? En Europa del este se está desarrollando una crisis geopolítica que empujó a los principales líderes mundiales a poner sobre la mesa un conflicto que va en aumento desde el 2014. La última escalada de violencia en la primavera de 2021 aumentó los ataques ucranianos a las repúblicas del Donbass como resultado del fracaso rotundo de las conversaciones de paz por las imposiciones de Ucrania y Europa.

La propaganda imperialista estos meses se dedicó a mostrar que desde entonces Rusia ha vuelto a concentrar tropas (más de 100.000 soldados y vehículos militares) junto a las fronteras ucranianas haciendo sonar las alarmas en Occidente (EEUU y la unión Europea) de que Moscú estaba planeando una nueva agresión militar al país. EEUU ha respondido con la amenaza de desplegar 8.500 soldados en Europa del Este y ordenó a los familiares del personal de la embajada de EEUU en Kiev, la capital de Ucrania, que abandonaran el país dando la impresión de que se acerca un ataque inminente.

Ahora la tensión pegó un nuevo salto luego del anuncio de Putin de reconocimiento de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y del envío de tropas rusas que entraron en el Donbass a pedido de las rerpúblicas, para proteger ese territorio.

Es necesario tener en cuenta que el movimiento de tropas rusas es una forma de equilibrar fuerzas ante el despliegue de varios años de tropas de la OTAN en los países de Europa del Este alrededor de las fronteras rusas, a pesar de haberse comprometido en 1990 y 1991 a no hacerlo. Allí la OTAN han realizado ejercicios militares con decenas de miles de soldados año a año con Ucrania, entre ellos Sea Breeze y Rapid Trident. Esta política más agresiva del imperialismo norteamericano se expresó en la Cumbre por la Democracia convocada por Joe Biden para poner límites a Rusia y China buscando una justificación para liderar al mundo.

Países que integraban la OTAN en 1991 y 2019, con Rusia prácticamente rodeada.

Desde la caída de la Unión Soviética, EEUU, liderando a la OTAN, siguieron una estrategia de cercar y reducir la influencia rusa para evitar su ascenso en potencia, un objetivo que compartía gran parte del establishment norteamericano durante la década de 1990 a pesar de que Rusia atravesaba una catástrofe social y económica. Estos principales lineamientos están expresados en el pensamiento del ex asesor Barack Obama y neorealista, Zbigniew Brzezinski, en su famoso libro El tablero mundial donde expone la importancia de dominar Ucrania para evitar que Rusia se convierta en gran potencia, y además balcanizar al enorme país.

Este objetivo que iba de la mano con convertir al país en semicolonial, o sea en degradar y someter a la oligarquía rusa surgida luego de la caída de la URSS y la restauración capitalista en todo el espacio postsoviético. Un proceso tutelado principalmente por la oligarquía rusa en la última década del siglo XX. Esto pudo frenarlo Putin a partir de 1999 en parte por haber heredado el arsenal nuclear soviético y por el ciclo de aumento de precios de los hidrocarburos en la década del 2000, lo que le permitió lograr mayor autonomía relativa, pero no alcanzar en ese momento el estatus de gran potencia.

Entre 1999 y 2004 el avance de la OTAN significó lograr la adhesión de países del espacio postsoviético tanto a la Alianza Atlántica como a la Unión Europea, entre ellos estaban Polonia, Hungría, República Checa, y los países bálticos Letonia, Estonia y Lituania, más tarde Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia y Eslovenia. Estas incorporaciones permitían posicionar tanto tropas como estructuras militares sobre el espacio de influencia ruso.

Para 2008, año en que se dio la corta guerra en Georgia, EEUU y la OTAN mantenían bases militares alrededor de gran parte del gigante asiático si incluimos los países de Asia Central como Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán que brindaron permisos para desde allí entrar a Afganistán. [1] Avances que implicaban no sólo la influencia política y militar del atlantismo, sino también la profundización de la desposesión y disciplinamiento del movimiento obrero de todos estos países al irrumpir las relaciones sociales capitalistas de producción dentro del orden mundial neoliberal luego de la experiencia soviética de amplias mejoras sociales.

Y que permitieron a EEUU ajustar las clavijas sobre la Unión Europea, que luego de unificación de Alemania se convertía en una potencia que aspiraba a conseguir mayor autonomía, cuestión expresados no sólo en la creación del euro como divisa mundial, sino en el proyecto del ejército europeo -que fue truncado desde que la guerra de Kosovo demostró que EEUU seguía mandando.

Fuente: elordenmundial.com

A esto se le agrega que EEUU intenta conseguir una mayor porción del mercado energético de Europa, la principal entrada de divisas de Rusia. Donald Trump anunció en 2017 reforzar, con el impulso de Polonia y en contra de la opinión de Alemania, la alimentación Norte-Sur de Europa transportando gas por barco desde EEUU a una terminal GNL Polonia, y de ahí hacia el resto de Europa Central, para de este modo hacerle competencia a los gasoductos rusos provenientes del Este [2]

Los siguientes en la lista de la OTAN fueron Ucrania y Georgia, dos líneas rojas que Rusia no permitió cruzar a Occidente al ver amenazados sus intereses vitales. Esto es un proyecto capitalista con eje en evitar a Rusia como potencia. Durante la breve guerra en Georgia de 2008, Putin decidió respaldar a los separatistas de Abjasia y Ossetia del Sur. Sin embargo, la OTAN nunca abandonó el objetivo de incorporar a ese país a la alianza, pero encontraron un límite. Poco tiempo después ingresaron Albania y Croacia... Ucrania entraría nuevamente en la mira.

2. ¿Cómo comenzó el conflicto en Ucrania? Inició entre fines del 2013 y principios del 2014 a partir de la caída del presidente ucraniano Viktor Yanukóvich, fomentada y financiada por EEUU, por seguir un camino que se alejaba de un acuerdo de libre comercio con Europa lesivo a los intereses ucranianos. Hubo manifestaciones masivas organizadas por grupos fascistas en la plaza central de Kiev, Maidan, conocidas como Euromaidan por la afinidad de estas con la Unión Europea. Yanukóvich fue reemplazado por un nuevo régimen en Kiev prooccidental y antirruso hasta la médula, integrado por nacionalistas y ultranacionalistas que desfilaban con banderas nazis.

Inmediatamente Crimea decidió la anexión a Rusia vía un referendum apoyado por el 90% de la población. Lo mismo ocurrió en la región de Donbass, donde se conformaron la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, las cuales han peleado por su autonomía del gobierno central ucraniano y han han resistido los ataques fascistas.

Desde ese momento el nuevo régimen ucraniano, compuesto por un amplio sector nacionalista de ultraderecha (entre ellos grupos neonazis como UPA y Pravy Sektor) lucha desde contra los separatistas en la región del Donbás. El conflicto consolidó una grieta en la sociedad ucraniana de larga data, pero que se fue profundizando desde la caída de la Unión Soviética y la independencia de Ucrania en 1991, entre un sector de clase media alta y alta que busca adoptar un camino vinculado a Occidente y otro mayoritario que mira hacia Rusia por sus vínculos etnolingüísticos, económicos y políticos.

El conflicto tomó dimensiones internacionales desde el derribo de un avión de pasajeros de Malaysian Airlines en 2014 en la región bajo dominio de los separatistas (las investigaciones determinaron que fue un misil ucraniano). Desde febrero de 2015, Francia, Alemania, Rusia y Ucrania han intentado negociar un cese de la violencia a través de los Acuerdos de Minsk. El acuerdo incluye disposiciones para un alto el fuego, la retirada de armamento pesado, el otorgamiento de un alto nivel de autonomía a las repúblicasw populares y el control total del gobierno ucraniano en la frontera con Rusia. Sin embargo, los esfuerzos para llegar a un acuerdo diplomático y una resolución satisfactoria no han tenido éxito por la negativa de Kiev, con el apoyo de EEUU, a cumplir lo que había firmado.

En los últimos años la OTAN ha desplegado batallones reforzados por toda Europa del Este para disuadir una posible futura agresión rusa en otras partes de Europa. Por su parte Rusia ha realizado ataques cibernéticos en suelo ucraniano que afectaron la electricidad de barrio altos e importantes empresas. Por su lado, Ucrania ha exigido reiteradas veces el ingreso a la OTAN y la UE, pero fue sistemáticamente pospuyesta -no rechazada- para evitar la respuesta de Rusia.

A lo largo de los 8 años de guerra ambos bandos han apoyado a sus asociados en el terreno. EEUU, además de los 5.000 millones de dólares que puso para el golpe de 2014, ha invertido 600 millones anuales en apoyo al régimen ucraniano, además de aportes de armas y asesoramiento militar, mientras que la OTAN ha realizado ejercicios sistemáticamente en las fronteras rusas, el Báltico y Mar Negro. E incluso en estos días Biden ha decidido enviar miles de soldados a los países bálticos y Europa del Este, incluso aviones y buques de guerra. De la misma manera Rusia ha hecho grandes aportes a las repúblicas populares, tanto económicos, comprando el carbón y otros recursos minerales, como también apoyo militar para contrarrestar los ataques ucranianos.

3.¿Cuál es la disputa actual? Tanto EEUU como Rusia han escalando en su retórica para forzar al otro a cumplir con sus propias demandas. Rusia busca que EEUU y la OTAN se retiren del suelo ucraniano por razones de seguridad nacional. Pero además para poner un límite al sistemático avance de la Alianza Atlántica hacia el este, algo que preocupa a Rusia desde la Guerra Fría. Aunque la OTAN ha confirmado que no intenvendría para ayudar a Kiev frente a un ataque y la respuesta de la Unión Europea se limitaría a las sanciones, no puede descartarse totalmente una intervención. Por el momento continúan dando apoyo militar y financiero al gobierno ucraniano.

Por ello, a mediados de diciembre de 2021, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia emitió una serie de demandas que incluían la prohibición de que Ucrania ingrese OTAN y que retiren las tropas y las armas desplegadas en los países que ingresaron a la alianza después de 1997, lo que incluiría gran parte de Europa del Este, Polonia, los países ex soviéticos de Estonia, Lituania, Letonia y los Balcanes.

En resumen, Putin quiere garantías de que a Ucrania nunca se le permitirá unirse a la OTAN; que a los países de la OTAN a lo largo de la frontera entre Rusia y la OTAN nunca se les permitirá albergar fuerzas militares significativas de la OTAN; y que se levanten las sanciones que se le impusieron incumpliendo las normas del derecho internacional.

EEUU y los aliados de la OTAN rechazaron estas demandas, que van contra su estrategia geopolítica, y advirtieron a Rusia de represalias si se invade Ucrania, incluidas sanciones económicas, mientras que se ha desplegado otro paquete de asistencia militar a Ucrania, incluidas armas pequeñas (misiles Stinger) y otras armas defensivas.

Estas amenazas entre ambos lados abrieron el interrogante por la guerra entre Rusia con EEUU y la OTAN.

4. ¿Habrá guerra a gran escala? Un escenario de esas características es improbable. De hecho con toda seguridad EEUU dejará pasar una incursión de Rusia en un país fronterizo. Si bien en EEUU hay sectores políticos que opinan que Rusia puede llevar adelante un gran ataque, otros ven que esas probabilidades son lejanas ya que Putin puede causar grandes daños con métodos de guerra asimétrica como ataques cibernéticos. Lo que está claro es que si Rusia acordara con México y Canadá rodear EEUU de bases, Washington no lo permitiría, como no lo permitió en Cuba en 1962.

Ceder ante Putin podría ser costoso para Biden a un año de su presidencia y luego de atravesar diversas crisis políticas en el gobierno. Aunque mantiene cierta lucidez, ya que recientemente afirmó que Ucrania está lejos de ingresar a la OTAN para poner paños fríos. Más allá de esto, ninguno de los bandos está en condiciones (ni tampoco interesado) de sostener una guerra cuyas características podrían ser monumentales. Sin embargo, los errores de cálculo pueden ser costosos, quien juega con fuego se puede quemar.

Para Biden y sus aliados de Occidente sería entrar en una nueva guerra eterna en medio de su declive relativo que ha quedado plasmado luego del desastre en Afganistán; además EEUU intenta concentrar sus esfuerzos en Asia Pacífico para contener a China. Para Putin, que lidera un gigante cada vez más potencia, sería una forma de aumentar apoyos haciendo retroceder a Occidente mostrándose como una figura fuerte. En 2014 la guerra en Ucrania catapultó al presidente al 90% de apoyo. Pero igualmente cabe preguntarnos:

5. ¿Cuál es la importancia estratégica de Ucrania? Ucrania se ha convertido en un centro de gravedad de la rivalidad entre las grandes potencias que delineará la política internacional de los próximos años. El Servicio de Investigación del Congreso de EEUU ha dejado plasmado en un reciente informe que el conflicto en Ucrania ha generado en ese país un cambio en la percepción de la situación de "seguridad global", donde se registra el pasaje de una etapa de unipolarismo del imperialismo estadounidense a uno definido por la competencia entre las grandes potencias.

Ucrania históricamente fue importante para Rusia, e incluso le perteneció durante siglos, hasta que Lenin la independizó. Existen profundos lazos culturales, económicos y políticos con Ucrania y, en muchos sentidos, el país es fundamental para la identidad y la cosmovisión rusa, como lo es Rusia para los ucranianos. Albergó durante la época de la Unión soviética gran parte de la producción agrícola, las industrias de defensa y gran parte del ejército, incluyendo la Flota del Mar Negro y parte del arsenal nuclear cuya base principal es el puerto de Sebastópol en Crimea. La frangmentación de la URSS fue un golpe duro para Rusia que perdió buena parte del aparato productivo de esta región, sobre todo los recursos de la cuenca del Donets (región separatista). También por su suelo cruzan gran parte de los gasoductos que alimentan de energía a Europa, lo que nos lleva hablar de la nueva línea que espera su aprobación que cruza el mar Báltico, el Nord Stream 2.

Su construcción se finalizó a mediados de 2021, uniendo directamente Alemania con las costas de Rusia eludiendo a Ucrania, pero aún se espera su aprobación. Esta es una demanda implícita en el conflicto ucraniano. Este control energético le daría a Rusia una mayor influencia geopolítica en la región, principalmente el centro Europeo, y a Alemania y otros países una forma de obtener un gas necesario a precios más baratos. Se trata de un punto clave que EEUU quiere evitar para favorecer la venta de su propio gas, obtenido por 'fracking' y mucho más caro. Por ello un conflicto permanente sin resoluciones concretas favorecen a esta estrategia. Mientras que entre otros objetivos estadounidenses podemos encontrar el de la privatización de empresas estatales como el gigante energético Naftogaz (que aporta un 15% al PBI ucraniano), y continuar la desposesión iniciada en 1991 sobre el espacio postsoviético.[3]

Por otro lado, Rusia busca como parte de su gran estrategia proyectarse a una escala cada vez más amplia. Para ello Ucrania es una pieza clave del tablero por su salida al Mediterráneo, Medio Oriente y África del Norte donde Rusia es un actor de peso. En esto compite además con EEUU por el control de hidrocarburos desde la implementación del 'fracking' en los 2000 en EEUU. Desde entonces el imperialismo norteamericano ha peleado por una porción del negocio de la venta de energía a Europa.

¿Qué opina la Unión Europea? Dentro de la UE las opiniones divergen. En general el eje franco-alemán intenta, con poco éxito, una estrategia diferenciada de la de EEUU. Alemania, que depende en gran medida de los hidrocarburos rusos, ha encontrado apoyo tácito para apaciguar a Moscú en el presidente francés, Emmanuel Macron, quien sugirió que la UE debería liderar sus propias conversaciones con Rusia para mantener la paz. Esto socava aún más la idea del supuesto "frente unido" de la OTAN que intentó mostrar Antony Blinken, el Secretario de Estado de Joe Biden, y podría indicar que Francia está dispuesta a comprometerse en lo que respecta a la defensa rusa en Europa del Este. Por su parte Alemania ha vetado la entrega de armas a Ucrania que pretendían algunas repúblicas bálticas y solo se limitaría a prestar ayuda médica en caso de conflicto.

Uno de los principales problemas son las amenazas de EEUU de sanciones duras a Rusia que destrozarían la economía rusa. Entre ellas, excluir a Rusia del sistema global de pagos SWIFT o cortar el gasoducto Nord Stream 2. Como comenta Rafael Poch, Putin responde diciendo que eso significaría la "completa ruptura de relaciones" con EEUU. Desde Alemania, el presidente electo de la CDU, Friedrich Merz, dice que excluir a Rusia del SWIFT será, "una bomba nuclear para el mercado de capitales y también para las relaciones comerciales y los servicios". Por ejemplo, no se podrá pagar por el gas, y por tanto no habrá suministro. Esto traería fuertes aumentos del precio de los combustibles. Además Los bancos occidentales tienen 56.000 millones de dólares en empresas rusas. Las empresas europeas tienen 310.000 millones de euros colocados en empresas rusas, estima 'The Economist'. Esos millones se convertirían, automáticamente, en objeto de la respuesta rusa a las sanciones.

Por otro lado, esto podría acelerar los procesos ya en marcha, en Rusia y en China, de utilización de otros métodos de pagos financieros distintos a los norteamericanos. Los rusos con su sistema a prueba SPFS, y los chinos con el CIPS (superior al ruso y no lejos del SWIFT). Esto sería un golpe para Europa, ya que China es su principal socio comercial y dependen fuertemente del gas ruso. Esto explica porqué para Unión Europea es un objetivo clave lograr mayor autonomía estratégica de EEUU a largo plazo.

31 países unidos en el ejercicio "Trident Juncture" de la OTAN, cerca de las fornteras rusas.

6.¿Qué buscan los ucranianos? La situación actual de amenazas rusas ha empujado nuevamente una parte de la población ucraniana a los brazos de la unión Europea. Desde el 2014, luego del golpe del Euromaidán, el oeste del país dio apoyo al presidente Petro Poroshenko, un empresario multimillonario y firme defensor de la integración de Ucrania a la UE y la OTAN. En 2019, Poroshenko fue derrotado por Volodymyr Zelensky, un actor y comediante cuya campaña estuvo basada en un programa de anticorrupción, mejoras económicas, la paz en el Donbass y recuperar Crimea.

La victoria de un 'outsider' político fue leída como una expresión de la profunda insatisfacción de los ucranianos con el régimen político y su nula batalla contra la corrupción endémica y la economía a manos de una oligarquía. Su régimen estuvo lejos de sacar al país de la recesión económica en que se encuentra, a pesar de las promesas de ayuda de Occidente, y Zelensky viene recibiendo la presión de sectores de ultra derecha para retomar por la fuerza las regiones separatistas, algo que le puede servir como forma de patear la crisis "hacia afuera", por lo que ha aumentado los ataques a las repúblicas populares, mientras que internamente busca golpear los derechos laborales de los trabajadores.

En la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk se vive un bloqueo económico por parte de Ucrania que ahoga a la población con alta inflación. La región es sostenida por la ayuda rusa, lo que llevó a los oligarcas ucranianos dueños de empresas y minas a atacar los salarios de los trabajadores y al cierre de minas de carbón. Sin embargo, estos han resistido con huelgas exigiendo el pago y aumento de salarios y no trabajar en condiciones extremas.

Está claro que la crisis actual ha dejado heridas que se siguen abriendo. Al menos 14.000 personas perdieron la vida en el Donbass por los ataques fascistas y más de 2 millones fueron desplazadas. Los ucranianos han quedado atrapados en un drama que no puede ser encauzado por los partidos nacionalistas ni por la intervención imperialista de EEUU o la Unión Europea. Ninguna salida a la crisis actual puede ser de la mano de estos personajes que pelean por intereses alejados del pueblo pobre y trabajador ucraniano que ha recibido lo peor del impacto económico de la guerra.

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Notas

[1] Recién en 2015 Rusia logra presionar a estos países para que expulsen a la OTAN de esos territorios.

[2] Ver La batalla europea del gas natural

[3] Dato de color, Donald Trump en 2019 extorsionó al gobierno ucraniano de Zelensky para que investigue al hijo de Joe Biden por fraude, el cuál entró a la dirección del gigante energético ucraniano Burisma, a cambio de ayuda militar.

 

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