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Medio Oriente :: 26/08/2020

Cómo Israel hace la guerra a la historia palestina

Jonathan Cook
El régimen sionista les niega la voz a les palestines. Son testigos silenciosos del sufrimiento y abuso sobre ellos mismos y su pueblo

Cuando el actor palestino Mohammed Bakri hizo un documental sobre Jenin en 2002 filmado inmediatamente después de que el ejército israelí terminase de arrasar la ciudad de Cisjordania, dejando muerte y destrucción a su paso, eligió un narrador inusual para la escena inicial: un joven palestino mudo.

Jenin estuvo aislada del mundo durante casi tres semanas mientras el ejército israelí arrasaba el campo de refugiados vecino y aterrorizaba a su población.

La película de Bakri, Jenin, Jenin, muestra al joven corriendo silenciosamente entre edificios destrozados, mostrando su cuerpo nervioso para ilustrar dónde los soldados israelíes dispararon contra los palestinos y dónde las excavadoras demolieron casas, a veces sobre sus habitantes.

No fue difícil inferir el significado más amplio de Bakri, cuando se trata de su propia historia, a los palestinos se les niega la voz. Son testigos silenciosos del sufrimiento y abuso sobre ellos mismos y su pueblo.

La ironía es que Bakri se ha enfrentado a ese destino desde que Jenin, Jenin fue estrenado hace 18 años. Hoy en día, poco se recuerda de su película o de los espantosos crímenes que grabó, excepto las interminables batallas legales para mantenerla fuera de las pantallas.

Bakri ha estado liado en los tribunales de Israel desde entonces, acusado de difamar a los soldados que llevaron a cabo el ataque. Ha pagado un alto precio personal. Amenazas de muerte, pérdida de trabajo y un sinfín de facturas legales que casi lo han llevado a la bancarrota. Se espera en las próximas semanas un veredicto en la última demanda contra él, esta vez respaldado por el fiscal general israelí.

Bakri es una víctima particularmente prominente de la larga guerra de Israel contra la historia palestina. Pero hay innumerables ejemplos más.

Durante décadas muchos cientos de residentes palestinos en el sur de Cisjordania han estado luchando contra su expulsión, ya que los funcionarios israelíes los caracterizan como «ocupantes ilegales». Según Israel, los palestinos son nómadas que construyeron casas imprudentemente en tierras que tomaron dentro de una zona de tiro del ejército.

Las contrademandas de los aldeanos fueron ignoradas hasta que la verdad fue descubierta recientemente en los archivos de Israel.

Estas comunidades palestinas están, de hecho, marcadas en mapas anteriores a Israel. Los documentos oficiales israelíes presentados en la Corte el mes pasado muestran que Ariel Sharon, un general convertido en político, ideó una política de establecer zonas de tiro en los territorios ocupados para justificar los desalojos masivos de palestinos residentes en estas comunidades en las colinas de Hebrón.

Los residentes tienen la suerte de que sus afirmaciones hayan sido verificadas oficialmente, incluso si todavía dependen de la justicia incierta de un tribunal de ocupación israelí.

Los archivos de Israel se están sellando apresuradamente precisamente para evitar cualquier peligro de que los registros puedan confirmar la historia palestina descartada y marginada durante mucho tiempo.

El mes pasado el contralor del Estado de Israel, un organismo de control, reveló que más de un millón de documentos archivados aún eran inaccesibles, a pesar de que habían pasado su fecha de desclasificación. No obstante algunos se han escapado de la red.

Los archivos, por ejemplo, han confirmado algunas de las masacres a gran escala de civiles palestinos llevadas a cabo en 1948 -el año en que se estableció Israel- al despojar a los palestinos de su tierra natal.

En una de esas masacres, en Dawaymeh, cerca de donde los palestinos luchan hoy contra su expulsión de la zona de tiro, cientos fueron ejecutados, aunque no ofrecieron resistencia, para alentar a la población restante a huir.

Otros archivos han corroborado las afirmaciones palestinas de que Israel destruyó más de 500 aldeas palestinas durante una ola de expulsiones masivas ese mismo año para disuadir a los refugiados de intentar regresar.

Los documentos oficiales también han refutado la afirmación de Israel de que alentó a los 750.000 refugiados palestinos a que regresaran a casa. De hecho, como revelan los archivos, Israel ocultó su papel en la limpieza étnica de 1948 al inventar una historia encubridora de que fueron los líderes árabes quienes ordenaron a los palestinos que se fueran.

La batalla para erradicar la historia palestina no solo se lleva a cabo en los tribunales y archivos. Comienza en las escuelas israelíes.

Un nuevo estudio de Avner Ben-Amos, profesor de historia en la Universidad de Tel Aviv, muestra que los alumnos israelíes no aprenden casi nada verdadero sobre la ocupación, aunque muchos pronto la impondrán como soldados en un ejército supuestamente «moral» que gobierna a los palestinos.

Los mapas de los libros de texto de geografía eliminan la llamada «Línea Verde», las fronteras que demarcan los territorios ocupados, para presentar un Gran Israel deseado durante mucho tiempo por los colonos. Las clases de historia y educación cívica evaden toda discusión sobre la ocupación, las violaciones de los derechos humanos, el papel del derecho internacional o las leyes locales basadas en el apartheid que tratan a los palestinos de manera diferente a los colonos judíos que viven en las cercanías ilegalmente.

En sustitución, Cisjordania es conocida por los nombres bíblicos de «Judea y Samaria», y su ocupación en 1967 se conoce como una «liberación».

Lamentablemente, la anulación de los palestinos y su historia que hace Israel se repite en el exterior con gigantes digitales como Google y Apple.

Los activistas de la solidaridad con Palestina han pasado años luchando para que ambas plataformas incluyan a cientos de comunidades palestinas en Cisjordania que se perdieron de sus mapas, bajo el hashtag #HeresMyVillage. Mientras tanto, las colonias judías ilegales tienen prioridad en estos mapas digitales.

Otra campaña, #ShowTheWall, ha presionado a los gigantes tecnológicos para que marquen en sus mapas el camino de la barrera de acero y hormigón de 700 kilómetros de largo de Israel, utilizada efectivamente por Israel para anexar el territorio palestino ocupado en violación del derecho internacional.

Agregar que el mes pasado grupos palestinos lanzaron otra campaña, #GoogleMapsPalestine, exigiendo que los territorios ocupados sean etiquetados como “Palestina”, no solo Cisjordania y Gaza. La ONU reconoció el Estado de Palestina en 2012, pero Google y Apple se negaron a seguir su ejemplo.

Los palestinos argumentan con razón que estas empresas están replicando la forma familiar de desaparición de los palestinos de los libros de texto israelíes, y que defienden la “segregación cartográfica” que refleja las leyes del apartheid de Israel en los territorios ocupados.

Los crímenes de hoy de la ocupación (demolición de casas, arrestos de activistas y niños, violencia de los soldados y expansión de las colonias) están siendo documentados por Israel, al igual que sus crímenes anteriores.

Los historiadores del futuro pueden algún día desenterrar esos documentos de los archivos israelíes y descubrir la verdad. Que las políticas israelíes no fueron impulsadas, como Israel afirma ahora, por preocupaciones de seguridad, sino por un deseo colonial de destruir la sociedad palestina y presionar a los palestinos para que abandonen su patria y sean reemplazados por judíos.

Las lecciones para los futuros investigadores no serán diferentes de las lecciones aprendidas por sus predecesores, quienes descubrieron los documentos de 1948.

Pero, en verdad, no es necesario que esperemos todos esos años. Podemos entender lo que les está sucediendo a los palestinos en este momento, simplemente negándonos a conspirar para silenciarlos. Es hora de escuchar.

jonathan-cook.net. Traducido del inglés para Rebelión por J. M. Extractado por La Haine.

 

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