"Crónica de un día peronista"
Cuando estábamos a menos de quince kilómetros de la quinta [residencia de campo], la caravana se detuvo. El aire estaba tenso. En los medios hablaban de armas de fuego: Marcela Tinayre aseguraba en radio 10 que un hombre había efectuado "veinte disparos seguidos con una 3.80". Mi remisero [taxista barato] peronista se desmoralizó: hablaba con cuanto vecino de espera podía, para decirle que se había suspendido todo. Entendí su mensajes, y le insinué que no íbamos a retroceder: pase lo que pase, yo tenía que llegar. Pero claro, al avanzar escuchando Radio 10 uno tiene la sensación de estar arrojándose al infierno.
Al rato, la caravana empezó a moverse a paso de hombre y el remisero reaccionó: en su última maniobra quedamos a veinte metros del jeep que arrastraba el cajón. En la radio confundían todo. Anunciaban que Kirchner había decidido no ir, que el acto se suspendía pero que nadie lo había confirmado. Al rato se desmintieron en parte: dijeron que después del ingreso de la policía al predio se había conseguido una 'tensa calma' y que el acto continuaría sin la presencia de funcionarios del gobierno.