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Mundo, Estado español, Argentina :: 16/04/2024

Cuando la figura de Abd-el-Krim sobrevoló América Latina

Leandro Albani
Abd-el-Krim y el Che soñaron con un mundo donde las cadenas del colonialismo fueran pulverizadas por los pueblos oprimidos. Ambos dejaron sus vidas en esa empresa

A lo largo del siglo XX, las relaciones entre el pueblo rifeño del norte de África y América Latina fueron escasas, pero estuvieron marcadas por las luchas de liberación nacional y los intentos de derrotar al colonialismo en ambos continentes.

"Os hablo como hermanos, porque la sangre española que corre en vuestras venas es en gran parte sangre árabe, como la de todos los españoles del sur de la península que salieron de Palos, de Sevilla, de Cádiz, para sembrar en vuestra América el alma árabe que resucitó en los gauchos y en los llaneros, aunque encubierta por los signos de otra religión".
Abd-el-Krim en el mensaje a los pueblos de América Latina, 1924.

A principios del siglo XX, la lucha del pueblo rifeño, la fundación de su República después de derrotar a la España que colonizaba esas tierra del norte del actual Marruecos y la figura de un desconocido Abd-el-Krim, cruzaron el océano Atlántico y repercutieron en América Latina. Varias décadas después, la guerra de guerrillas desarrollada por las tribus al mando de el-Krim se convirtió en una de las técnicas que aprendieron los hombres liderados por Fidel Castro antes de desembarcar en Cuba, en diciembre de 1956. En poco más de dos años, desde la Sierra Maestra, en el oriente cubano, el Ejército Rebelde desató una guerra de guerrillas que hizo morder el polvo a la dictadura de Fulguencio Batista. El 1 de enero de 1959, Fidel y sus guerrilleros tomaron el poder e iniciaron una revolución que impacta hasta el día de hoy.

Para España, el año 1921 significó su principal derrota militar en su larga historia. El denominado "Desastre de Annual" se produjo en el Rif. La población amazigh de ese territorio, bañado por el mar Mediterráneo, donde la aridez y las montañas conforman un paisaje que a finales del siglo XIX se consideraba inhóspito, encabezó una guerra demoledora para el reino español. Encabezado por Abd-el-Krim, el pueblo rifeño le dio un golpe mortal al ejército ocupante, encargado de la colonización del territorio desde 1912.

La ocupación de las tropas españolas en el Rif no fue bien recibida, sobre todo porque lo primero que hicieron fue construir iglesias y sobornar a jefes tribales para que aceptaran el plan colonizador. Como si fuera poco, España no desarrolló industrias ni creó nuevas infraestructuras en la región. La colonización fue puramente militar. Y el pueblo rifeño fue anotando los sufrimientos que España multiplicó por sus tierras. Abd-el-Krim, que se desempeñaba dentro de la administración española ocupante, también registró las injusticias contra su pueblo. Luego de conocer la prisión en 1915, el futuro líder rifeño comprendió que sus coterráneos tenían derecho a ser libres y su tierra a convertirse en una República libre y soberana.

El mensaje a los pueblos latinoamericanos

En diciembre de 1924, la revista Renovación, editada en Argentina, publicó un mensaje de Abd-el-Krim a los pueblos de América Latina, donde el líder rifeño mostró un conocimiento profundo sobre la realidad del continente y en un puñado de párrafos convocó a luchar por la independencia. Además, reflexionó sobre la presencia del Islam en Europa y los vasos comunicantes entre los pueblos de África y América Latina.

El mensaje se dio en el marco del centenario de la Batalla de Ayacucho, una de las confrontaciones bélicas más importantes de las guerras de independencia en América del Sur (que transcurrieron entre 1809 y 1826). El también conocido como "Grito de Ayacucho" permitió la consolidación de la independencia de la República de Perú.

En ese texto, Abd-el-Krim escribió que no existe nada "más sagrado y respetable que el derecho de los pueblos a regir sus propios destinos, dándose las leyes y las formas de gobierno".

El-Krim aseguró que el pueblo de Marruecos, en plena década de 1920, luchaba con los mismos ideales que los venezolanos Francisco Miranda y Simón Bolívar, y los argentinos Mariano Moreno y José de San Martín. También manifestó que "ayer no más nuestros corazones seguían emocionados por la última gesta de los Maceo y los Martí" en Cuba, quienes bregaban por la independencia total de la isla. "Así como vosotros hace un siglo luchasteis por formaros una nacionalidad propia, nosotros estamos dispuestos a sacrificar vida y haciendas para constituirnos en pueblos libres", resumió el entonces Regente Provisional de la República del Rif.

"El glorioso día de Ayacucho existe para todos los pueblos oprimidos --dijo el líder rifeño--. Estamos seguros de ello y millones de nuestras vidas serán pocas, si es menester, para pagar el precio de nuestra libertad".

En el mensaje, Abd-el-Krim apuntó contra la "Europa corrompida" en tiempos de la Primera Guerra Mundial, desencadenada, según la máxima autoridad del Rif, "por el imperialismo propio de su régimen capitalista".

El líder rifeño también posicionó a los pueblos de Egipto y Marruecos a la vanguardia de la lucha por la liberación en África, y en toda su escritura sobrevolaba la necesidad urgente de la unidad para alcanzar la independencia. El-Krim llamó a "a sacudir el yugo de Inglaterra y de Francia, de Italia y de España", lo cual desembocará en procesos independentistas en Argelia, Túnez y Libia.

"Nuestra causa es tan justa como antes lo fue la vuestra. No nos mueve particularmente odio a España, que en otro tiempo fue patria nuestra y cuna de nuestros abuelos", reflexionó el dirigente, que a su vez defendió la influencia árabe en España, la cual, según su visión, fue truncada en "la hora fatal en que una guerra religiosa causó nuestra expulsión de la península hermoseada por nuestras artes y enriquecida por nuestras industrias". El-Krim además criticó a "las castas militares y católicas de España" que arrastraron a su pueblo "a una guerra insensata y desastrosa que ha hecho de Marruecos el cementerio de sus hijos y el pozo sin fondo de sus presupuestos bélicos". Como sucede en cualquier guerra hasta nuestros días, el líder rifeño remarcó que al norte de África se enviaba a "morir a los pobres españoles como hace cien años se los mandaba a morir en los valles de los Andes y hace treinta años en las maniguas de Cuba". Frente al colonialismo español en el Rif, Abd-el-Krim manifestó que en su pueblo estaban "repugnados por tanta matanza y deseamos que los españoles desistan de su inútil heroísmo, evacuando Marruecos como evacuaron vuestra América, para dejarnos emprender la obra de paz, de trabajo y de enseñanza que nos permitirá formar naciones tan dignas como las que vosotros habéis formado".

En el último fragmento del mensaje, el líder rifeño lamentó no poder enviar a América Latina una "embajada especial a las fiestas de Ayacucho glorioso". Antes de que su firma como "Regente Provisional de la República del Rif" concluya la carta, el-Krim expresó su deseo de establecer con los pueblos del continente "unas firmes relaciones fundadas en el amor y la fraternidad, antes que la hipocresía convencional de la presente diplomacia del imperialismo capitalista".

"El hombre de férrea voluntad"

Entre junio de 1925 y septiembre de 1926 en Argentina se editó la Revista de Oriente, una publicación de avanzada para su época, porque no solo informaba y analizaba las situaciones políticas, sociales y económicas de regiones "inhóspitas" o "extravagantes" del mundo, sino que rompía con la visión orientalista que se emanaba desde los países centrales de Europa. Con una marcada postura en defensa de la naciente Unión Soviética (URSS), en la revista escribieron, entre muchos otros y otras, Alfonsina Storni, Raúl Scalabrini Ortiz, José Carlos Mariátegui, Jean Cocteau y Gabriela Mistral.

En esas páginas, la lucha del pueblo rifeño y la figura de Abd-el-Krim aparecieron en tres ocasiones. En la primera edición de la revista, en un recuadro en la portada, se rescató que el "primer resultado que ha tenido el avance de Abd-el-Krim en la zona francesa, es el de que los obreros indígenas exigieron la jornada de ocho horas, y en verdad todo el movimiento en Marruecos tiene más carácter de lucha proletaria que de guerra imperialista". A continuación se señaló: "Por eso la Francia llena de cañones y elementos de guerra sus protectorados, porque para ella es preferible todo, antes que los obreros indígenas tengan jornadas de ocho horas y salarios humanos".

Con un tono crítico y duro, desde Revista de Oriente afirmaron que un "pueblo que no ha podido ser imbecilizado por el clericalismo español, ni por la brutalidad militar, es un pueblo de ideales y de cultura propios dignos de triunfar. Esta vez tenemos fe en las fuerzas del derecho y esperamos que los pueblos de Europa pidan maestros a Abd-el-Krim para civilizar a sus gobiernos".

En el número 3, de agosto de 1925, la revista publicó un artículo a doble página bajo el título de "Marruecos" donde se presentaba un análisis de la crisis del capitalismo en Europa después de la Primera Guerra Mundial. Después se refirió a Marruecos y los descubrimientos de minas que atrajeron "las codiciosas miradas del capitalismo europeo", tras lo cual "la garra imperialista europea se dejó sentir en todo el norte africano". También se remarcó que pese al coste humano y económico de España y Francia, "la parte central y norte (de Marruecos), nunca fue dominada".

A su vez, se describió la constitución de la "Compañía Española de Minas del Riff", que tenía "entre sus más fuertes accionistas a Romanones, los jesuitas y el Rey". Sobre la ocupación española del Rif se mostró el siguiente ejemplo: "España tiene unos 22.000 kilómetros cuadrados con Melilla, Ceuta y las minas de Beni-Tex-Ifrur".

Al referirse al líder rifeño, se describió la historia de Abd-el-Krim como burócrata de la administración española que ocupaba el Rif, de quien se dijo que comprendió que "para vencer a los opresores de su pueblo, era necesario algo más que bravura y heroicidad, que era indispensable una constante y consciente labor de estudio, y una preparación orgánica lo suficientemente hábil y adecuada que le permitiera utilizar las más modernas invenciones y métodos, sin los cuales sabía que era utópico pensar en el éxito". "Para eso sacrificó largos años de su vida --remarcaron en el artículo--, los que le permitieron ver todo el mecanismo, estudiar todas sus fallas, y llegar al convencimiento de que a esos ejércitos que les faltaba la columna vertebral de un ideal popular, no podían resistir a un puñado de los suyos que además de modernos fusiles y abundantes cartuchos llevaban el firme propósito de vencer y libertarse".

Abd-el-Krim fue presentado no como un "caudillo advenedizo y oportunista que nos pinta la prensa grande, sino (como) el hombre de férrea voluntad, que dirige no solo las campañas militares sino también las de la civilización que da los pueblos caminos pavimentados, líneas telefónicas, instalaciones radio-telegráficas; hace sanear los aires de aeroplanos y los caminos de automóviles; que escribe, fomenta las artes y las letras, creando bibliotecas públicas, instalando escuelas, oficinas de estadística y censo".

Desde la revista también apuntaron que frente a la liberación del Rif "los 'izquierdistas' franceses no trepidan en lanzarse contra Abd-el-Krim en una nueva guerra de 'defensa y de justicia'. Sin duda es esta la primera guerra típicamente colonial que ha debido emprender Francia, después del Tratado de Versalles y ante la cual, los socialistas franceses han tomado la más alta defensa del belicoso capitalismo nacional, votando la declaración favorable a la continuación de la lucha y manifestando que 'saludan agradecidos a las valerosas tropas francesas e indígenas que están defendiendo la obra de Francia'".

En el número 4 de la Revista de Oriente, de octubre de 1925, en una doble página utilizada para fotogalerías, apareció el líder rifeño, con un epígrafe que lo describió como el "que manda a las fuerzas marroquíes y tiene en jaque a los potentes imperialismos, francés y español". Al lado, más pequeña, se ve una foto del hermano de Abd-el-Krim, al que se señaló como el jefe "al frente actualmente de las tropas que tomaron Xauen y Tetuán".

Del Rif a Cuba

"Bayo no rebasaba las enseñanzas de cómo debe actuar una guerrilla para romper un cerco, a partir de las veces que los marroquíes de Abd-el-Krim, en la guerra del Rif, rompieron los cercos españoles". La anécdota la relató Fidel Castro al periodista Ignacio Ramonet para su libro Cien horas con Fidel, publicado en 2006. Fidel había conocido a Alberto Bayo en México, cuando el dirigente cubano reunía y preparaba al grupo que luego desembarcó en las costas de la isla caribeña. En tierras mexicanas, el ex militar español se había sumado al proyecto de Fidel como instructor militar. La guerra de guerrillas era la especialidad de ese hombre que, entre 1916 y 1927, participó en diferentes momentos junto a las tropas españolas en el Rif y luego se encolumnó en la defensa de la República durante la Guerra Civil en España.

"Che era un alumno asiduo en todas las clases tácticas --contó Fidel--. Bayo decía que era su 'mejor alumno'. Los dos eran ajedrecistas y, allí en el campamento, echaban todas las noches grandes partidas de ajedrez".

El encuentro entre Fidel y Bayo fue en la capital mexicana. El veterano español tenía 60 años, el futuro líder cubano todavía no llegaba a los 30. En 1955, el ex militar había publicado 150 preguntas a un guerrillero, un libro fundamental para el futuro de las insurgencias latinoamericanas, inspirado en la lucha encabezada por Abd-el-Krim. En un artículo aparecido en Le Monde Diplomatique en 2013, Antonio Palerm escribió: "Bayo fue uno de los pocos militares españoles que simpatizó con los resistentes rifeños, a quienes amparaba, según su criterio, la razón histórica. Por ello, de vuelta a España, se afilió a la UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista). Cuando estalla la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936, le encontramos destinado en el Prat de Llobregat".

Para Ernesto Guevara, las enseñanzas de Bayo no fueron menores. En el prólogo que escribió al libro Mi aporte a la revolución cubana, publicado por el ex militar en 1960, el Che afirmó: "Del general Bayo, quijote moderno que sólo teme de la muerte el que no le deje ver su patria liberada, puedo decir que es mi maestro". En esas enseñanzas resplandece la figura del Abd-el-Krim.

Entre junio y septiembre de 1959, luego del triunfo de la revolución cubana, el Che viajó por Asia, el norte de África y Yugoslavia. El proceso encabezado por Fidel Castro necesitaba tender puentes para lograr un respaldo sólido a sus propuestas incipientes de socialismo. Por esos años, el liderazgo de Gamal Abdel Nasser iluminaba desde Egipto a todos los países de mayoría arabe. El gobierno nasserista enfrentaba a Israel y a EEUU sin dobleces. A ese país en ebullición había llegado exiliado Abd-el-Krim luego de conocer --una vez más-- la persecución, y sufrir la caída de la República del Rif debido a la campaña militar de España y Francia contra la joven nación.

Según diversas fuentes, cuando el Che llegó a Egipto solicitó reunirse con el líder rifeño. Algunos apuntaron que el propio Bayo fue quien facilitó el contacto para ese encuentro. En el artículo de Le Monde se indicó que ambos dirigentes pasaron toda una tarde juntos: "Sus intercambios eran en español, idioma que Abdelkrim dominaba a la perfección, además del amazigh, su lengua materna, el árabe, e incluso el francés y el inglés".

En 2017, en un artículo firmado por Luis Agüero Wagner y publicado en el diario Siglo XXI, el autor sostuvo que el 14 de junio de 1959, el mismo día que cumplía 31 años, el Che "decidió hacerse a sí mismo un obsequio en El Cairo". Agüero Wagner explicó que el facilitador del encuentro fue Abdallah Ibrahim, quien gobernaba en ese entonces en Marruecos, a través del embajador marroquí en Egipto, Abdelkhalek Torres. Otras fuentes indicaron que el propio Ibrahim le contó sobre la reunión entre el Che y El-Krim a Mohamed Louma, compañero de lucha del dirigente político marroquí Mohammed Basri. Según esta versión, el comandante argentino-cubano y el líder rifeño departieron en el jardín de la embajada de Marruecos en la capital egipcia. Al crecer el mito de esta reunión, algunos dicen que los encuentros se repitieron al menos en dos ocasiones más. Otros apuntan que el Che le regaló un bolígrafo a El-Krim. En el documental Het verhaal van Abdelkrim, Ahmed Morabit cuenta que existe una foto en el que se ve al Che sentado en el piso, escribiendo, y a su lado, sentado en una silla, a Abd-El-Krim. "Como un maestro con su alumno", sentencia Morabit.

El líder rifeño, nacido en 1882, falleció en 1963 en El Cairo, donde el gobierno organizó un funeral nacional para despedirlo, debido a su compromiso con las luchas independentistas de África. Cuatro años después, caía en combate Ernesto Guevara en Bolivia, donde impulsaba una nueva guerrilla para expandir la revolución por toda Latinoamérica. Abd-el-Krim y el Che soñaron con un mundo donde las cadenas del colonialismo fueran pulverizadas por los pueblos oprimidos. Ambos dejaron sus vidas en esa empresa.

El Salto

 

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