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Cuba :: 14/06/2011

Cuba: Los distintos grupos sociales se enfrentan a los cambios en condiciones desiguales

Diana Cordero
Entrevista con Julio César Guanche: "Hace falta mucho más que un Congreso para superar lo que parece un cansancio histórico y relanzar la promesa revolucionaria de 1959"

A pocos días de su llegada a Buenos Aires, kaosenlared entrevistó al profesor Julio César Guanche de La Habana sobre la actualidad en Cuba a partir del VI Congreso. Dictará el seminario"¿Hacia dónde va Cuba?" organizado por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.

El VI Congreso ha aprobado cambios sustanciales que impactarán en la vida cotidiana de los cubanos y cubanas. ¿Cuál es el ánimo de la población ante estos cambios? ¿ Esperanza, optimismo, pesimismo, reticencia etc.?

Cuba es una joven nación cansada, dice un músico joven, y popular, de la Isla. Ciertamente, hace falta mucho más que un Congreso para superar lo que parece un cansancio histórico y relanzar la promesa revolucionaria de 1959: «libertad con pan y pan sin terror».

El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba es un momento dentro de un proceso. Si se revisan textos de los primeros años de la década de los noventa se encuentra que la agenda actual de cambios estaba prefigurada desde entonces como una urgencia. El alto costo de su implementación es lo que ha determinado su ritmo y selectividad. Si esas transformaciones se convocan hoy, es porque los problemas acumulados ya no cuentan con reservas de tiempo para posponer soluciones. Como ha dicho Raúl Castro: no «podemos» seguir bordeando el precipicio.

Sin embargo, el nosotros que supone el término «no podemos» es muy diverso. Los distintos grupos sociales se enfrentan a los cambios en condiciones desiguales. Una broma cubana lo explica bien: «al Período Especial [la crisis de los 90] entramos todos juntos, pero de él estamos saliendo uno a uno». Ello condiciona hoy la esperanza, el optimismo o el pesimismo ante los cambios.

¿Cómo son analizadas o entendidas estas transformaciones por los diferentes sectores sociales?

Unos entienden que el proceso busca «organizar», «normalizar» el país, hacer las cosas con «sentido común». Otros creen que es la única manera de conservar lo que consideran «el socialismo»: «igualdad de derechos e igualdad de oportunidades». Algunos se esperanzan con la orientación hacia el socialismo de mercado, a lo vietnamita. Otros denuncian como «procapitalista» el rumbo que toma el proceso, y aún califican de «neoliberales» algunas zonas de los Lineamientos de la política económica y social aprobados por el Congreso. Otros quedan indiferentes, otros se resignan. En general, existe un consenso: la necesidad del cambio, y un territorio aún en disputa: el rumbo.

Las medidas cuya implementación parece ser inminente son la posibilidad de comprar y vender casas y automóviles, eliminar el permiso de salida obligatorio para poder viajar al exterior; brindar facilidades crediticias a los que se aventuran al «cuentapropismo»; aumentar el régimen legal del funcionamiento de las cooperativas, incrementar la inversión extranjera, etc. El conjunto, mezcla de medidas puntuales y de estrategias, explica en alguna medida el patrón de desarrollo a que se aspira, aún por delinearse, que debe ganar en el debate consensos actualizados. Un hecho es cierto: los cambios, los que generan más expectativas y los más indeseables, van a modificar necesariamente lo que ha sido la vida de las cubanas y cubanos de dentro y de fuera de la Isla.

¿Cuáles son las mayores dificultades dentro del panorama económico actual?

Diversos economistas cubanos señalan como problema principal de hoy la desaceleración del ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y constatan la presencia de un agudo déficit financiero externo, lo que se expresa en la contracción de la capacidad del Estado de cumplir sus compromisos de pago, todo ello enmarcado, en pocas palabras, en una muy grave crisis de liquidez.

Tales problemas son manifestaciones puntuales de un hecho: muchos consideran que el modelo económico cubano quedó agotado desde los 90. El intento de «perfeccionarlo» en lugar de «reformarlo» agravó la situación: el sector servicios, por ejemplo, tiene un peso desproporcionado en el PIB (76%), lo que genera dependencia del sostenimiento de estos programas por parte de gobiernos, señaladamente el de Venezuela.

¿Qué se necesita para enfrentar la reestructuración económica prevista en los lineamientos?

El presidente Raúl Castro comenzó su mandato en 2008 reclamando «cambios estructurales». Por el camino la posición oficial ha limitado el alcance de aquella frase, niega que estemos ante una «reforma», y presenta el proceso de cambios como una «actualización». En rigor, cualquiera que sea el título empleado, se trata de una transformación profunda en el curso que Cuba ha seguido por décadas: se altera de modo fundamental el papel asignado al Estado y se reorienta la economía hacia una planificación que funcione atendiendo al mercado.

Una parte importante de las medidas aprobadas por el Congreso ya estaba anunciada, puesta en práctica e incluso legislada desde antes, como la autorización de la contratación de trabajadores asalariados por privados, la reestructuración de las plantillas laborales — que abrió la posibilidad de que un millón de trabajadores quede «disponible»—, la reforma del régimen tributario, la ampliación de las posibilidades de desarrollar el «trabajo por cuenta propia; la eliminación de productos ofrecidos a precios subsidiados, lo que representaba una garantía de acceso universal a ellos; la autorización de crear más de una docena de campos de golf en el país, como ejemplo de la diversificación que se pretende de las inversión extranjera y el turismo, etcétera.

Ellas son insuficientes para relanzar el crecimiento económico. No obstante, la propia frase «crecimiento económico» esconde más de lo que dice: no es visible una discusión sobre los límites (cubanos) del crecimiento, ni sobre el perfil que debe tener «el desarrollo», más allá de los enunciados de «sustituir importaciones», «diversificar exportaciones» y «no dejar a nadie desamparado».

La reforma supone un proceso de desestatalización y descentralización. Pero determinadas omisiones de los Lineamientos comprometen la orientación de los cambios. Este documento, guía de la «actualización», no menciona la participación de los trabajadores ni profundiza en el desarrollo de formas de control ciudadano sobre la actividad mercantil. Asimismo, promete encaminarse a hacer prevalecer el plan sobre el mercado, y ajustarlo a este, pero se muestra poco dispuesto a promover escenarios de interacción económica no subordinados al mercado, orientados por los valores de la economía política popular.

Cuba y América Latina; Cuba en el cuadro internacional. ¿Cuáles son los factores que favorecen/bloquean los cambios?

Desde hace ya unos años, el escenario regional con el que Cuba se relaciona es el más propicio desde 1959.

Las relaciones con Mercosur, ALBA, la Asociación de Estados del Caribe y CARICOM, por ejemplo, le otorgan un amplio espacio a Cuba en América Latina. Asimismo, se han dado pasos concretos para el levantamiento de la posición común de la Unión Europea sobre Cuba, como la excarcelación de opositores, y se ha avanzado en el mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos —ambos países cooperan en temas de protección de fronteras y lucha contra el narcotráfico, mantienen un alto nivel de comercio agrícola y sostienen acuerdos migratorios regulares, se han rebajado las prohibiciones para los viajes de cubanos a la Isla, y varios sectores norteamericanos defienden la necesidad de levantarlas gradualmente para todos los norteamericanos, y de aumentar la liberalización del intercambio comercial, etc—. El levantamiento del bloqueo y la eliminación del doble rasero de la política norteamericana hacia Cuba (se le da un tratamiento distinto, por ejemplo, al otorgado por los EEUU a China y Viet Nam) son dos grandes obstáculos para la ampliación del espacio político de toma de decisiones en Cuba.

Este mapa arroja posibilidades y límites para el impulso de cambios en Cuba. Solo quiero enfatizar aquí una necesidad: que el intercambio de la Isla con América latina no se limite al comercial y de servicios, sino que se extienda a las experiencias políticas. Las cubanas y cubanos debemos comunicarnos más con, y aprender de, las experiencias diversificadas de luchas por la democracia, por el socialismo, por la ciudadanía material, por la descolonización, por la justicia, por la igualdad, por la resignificación de la política que hoy se dan en el continente, para que la orientación de los cambios que tienen lugar en el «primer territorio libre de América» pueda comunicarse también con el sentido de estas luchas.

Julio César Guanche (Universidad de La Habana,Cuba) realizará en Buenos Aires el Seminario Intensivo "¿Hacia dónde va Cuba?" los días Miércoles 22, jueves 23 y viernes 24 de junio, de 19hs a 21hs. Informes: www.centrocultural.coop/PLED

la Red

 

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