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Chile :: 13/06/2006

Del modelo chileno a los modelos del desastre latinoamericano

Modesto Emilio Guerrero
Para los dueños de los recursos y sus delegados políticos en el gobierno de turno (desde Pinochet hasta Bachelet), el gasto estatal en educación es un costo que no produce beneficio, o sea lucro. De allí la dureza de la represión contra el movimiento estudiantil y la cerrada negativa a darles una solución de fondo. La respuesta la dio la propia presidenta: "No nos moveremos del equilibrio fiscal".

Dos economistas chilenos, Marcel Claude y Cristian Gutiérrez, demuestran cómo financiar las exigencias del movimiento estudiantil que mantiene en vilo al gobierno de Michelle Bachelet. Ellos indican las fuentes sostenibles de los recursos financieros para soportar la urgente reforma del clasista sistema educativo chileno.

La derrota de la derrota

El actual movimiento estudiantil, emergido hace apenas un mes, demostró varias cosas de trascendencia para la sociedad chilena y América latina. En primer lugar, que está apareciendo en la sociedad chilena un nuevo movimiento social, como reacción a la herencia pinochetista pero también a la hipocresía de la democracia a pedido del TLC que le da continuidad al pinochetismo bajo los modos de la 'Concertación'.

Quizá el aporte más notable de la rebelión estudiantil sea que empuja a la sociedad chilena hacia los procesos latinoamericanos actuales. Nadie, ni el ponderado 'modelo chileno de exportación', escapa a su condición de nación oprimida.

Lo que se está abriendo es un nuevo contexto político que inserta a Chile en la nueva resistencia latinoamericana a la potestad imperialista, a pesar de que eso no sea tan evidente en el fragor del día que pasa.

Si la actual movilización nacional se sostiene y no es derrotada, constituiría la apertura de uno nuevo mapa social, político y moral en Chile. Podría conducir a un nuevo ambiente de cultura política. Sería la derrota de la derrota impuesta por la larga noche del pinochetismo.

Muchos modelos para un solo desarme

El difundido 'modelo chileno' de 'desarrollo capitalista', tan mostrado por los organismos internacionales, la UE y Estados Unidos, como el éxito del neoliberalismo latinoamericano, es, al fin de cuentas, el mismo cuento chino (propaganda para incautos, con el perdón de los chinos) que inventaron para publicitar, hasta 1998, el fulano 'modelo argentino' y tres décadas atrás, el ' modelo venezolano'.

En los años sesenta también se llegó a hablar de un 'modelo mexicano' basado en la hegemonía del PRI. Algunos autores hablaron alguna vez del 'modelo costarricense', pero no prendió, quizá por el peso de la diminuta Costa Rica. Henry Kissinger, en sus memorias habla del 'modelo brasileño' de desarrollo industrial bajo mando militar. Siempre hubo un modelito para mostrar, sobre todo cuando era necesario imponer algún nuevo plan continental de dominio.

En 1975, en la reunión del Consejo de las Américas, Nelson Rockefeller dijo que Venezuela era la 'show window' del continente, por su estabilidad económica, social e institucional basada en el petróleo y el bipartidismo equilibrado.

Ese 'modelo de desarrollo' caribeño terminó hecho añicos en 1989 cuando una insurrección popular despedazó 'la vidriera', dando la señal de alarma continental, como lo están haciendo ahora los estudiantes chilenos, aunque de otra forma y en distintas magnitudes. De la devastación del modelo petrolero caribeño emergió el proyecto nacionalista de izquierda que hoy conocemos como 'revolución bolivariana'.

En el caso argentino, reventado en diciembre de 2001 por otra movilización de ímpetus radicalizados, surgió la nueva Argentina, que muchos especialistas de adentro y afuera, coinciden en señalar que 'se trata del comienzo de otro país'. De ese proceso surgió el asambleísmo y el movimiento masivo de los 'caceroleros' de los años 2002-2003 y los piqueteros aparecidos en 1995, y la muestra más grotesca del mismo fenómeno: los cartoneros y la nueva miseria expansiva.

Habrá que ver en qué para lo que por ahora es una versión semiestatista, semineoliberal de lo que sembraron el menemismo y los regímenes militares y civiles antecesores de Néstor Kirchner. Sin embargo no faltan los entusiasmados que quieren adelantarse a definir como un nuevo 'modelo' el boom sojero del gobierno del santacruceño.

Lo que muestra la creativa, regenerativa y poderosa movilización de los adolescentes de Chile, es el mismo fracaso del mismo 'modelo' que ya vimos en otros lugares de América latina, en distintas etapas de su historia contemporánea.

Los tres 'modelos', como cualquier otro fundado sobre las mismas bases de vulnerabilidad social y nacional, tendrá el mismo destino, a pesar de la ampulosa propaganda nacional e internacional: Muchas luces macroeconómicas y fiscales y escasa o nula solución de los grandes problemas sociales.

 

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