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Cuba :: 07/04/2004

Democracia en Cuba: Rendición de cuentas a los electores

María Julia Mayoral
Artículo extraído de Granma sobre las reuniones de rendición de cuentas que los Delegados de Circunscripción (diputados municipales) realizan cada 6 meses, barrio por barrio, ante los ciudadanos que los han elegido. Estos representantes gubernamentales recogen de primera mano las preocupaciones, críticas, reclamos y sugerencias expresados por la población. Asimismo, no son propuestos ni elegidos por el Partido Comunista de Cuba; todo ciudadano tiene derecho a presentarse como candidato a Delegado de Circunscripción y a ser votado en su barrio. Sencillamente, democracia construída de abajo a arriba.

Prueba de confianza del elector a su delegado

Como quizás ningún otro proceso a escala social en Cuba, las rendiciones de cuenta de los delegados de circunscripción -ahora se inicia la tercera del actual mandato- revelan periódicamente la alta estima de la población hacia sus instituciones. Pero, ¿todos los componentes del sistema del Poder Popular responden por igual?

En cada oportunidad, el elevado número de preocupaciones, críticas, reclamos y sugerencias expresados por los electores, no solo "ponen sobre el tapete" las dificultades de mayor relevancia, también confirman la confianza en ese espacio de participación ciudadana.

Según cifras aportadas por el diputado Tomás Cárdenas, presidente de la Comisión de órganos Locales de la Asamblea Nacional, en los 49 procesos de rendición de cuenta celebrados hasta el momento (el presente es el 50) se han formulado 5 850 382 planteamientos, de ellos 617 906 durante el año 2003 en las dos rondas de asambleas realizadas por los actuales delegados.

Para los cubanos, los datos lo atestiguan, resultan válidos los encuentros periódicos con sus representantes de base, aunque limitaciones objetivas del periodo especial, errores de concepción en encomiendas dadas a los delegados e insuficiencias humanas, puedan mellar la gestión del Poder Popular.

En nuestro país constituye necesidad insoslayable garantizar la participación institucional y efectiva del pueblo en la gestión estatal y de gobierno, y las rendiciones de cuenta forman parte de ese ejercicio democrático.

La mayoría espera que los electos no solo trasladen quejas y problemas, sino que estudien sus soluciones mediante la participación de la comunidad y, al mismo tiempo, propongan y exijan con mayor constancia las alternativas posibles.

Recientes análisis promovidos por la Asamblea Nacional en todas las provincias, demuestran que faltan profundidad y agilidad en las direcciones administrativas a la hora de resolver u ofrecer respuestas a los planteamientos de los electores. También hay consejos de dirección de entidades y empresas que no incluyen sistemáticamente en su agenda el modo de atender esos reclamos y críticas.

Tampoco podrían evaluarse de satisfactorio el control y la exigencia correspondientes a los delegados, los Consejos Populares, las Asambleas Municipales y Provinciales, y los respectivos Consejos de la Administración. Sería descabellado esperar la perfección, pero siempre es posible trabajar mejor.

Hay pruebas frescas para avalarlo. Por indicaciones de las máximas direcciones estatales y de gobierno en el país, en cada territorio examinaron los planteamientos sin solución con mayor antigüedad; ello ha permitido esclarecer causas, encontrar respuestas o paliativos de carácter material, rectificar decisiones, cambiar métodos de trabajo y definir con integralidad cuáles inversiones pueden asumirse ahora o deberán ser incluidas en planes y presupuestos futuros, en la medida en que la recuperación de la economía nacional lo permita.

Según aprecian las propias Asambleas Provinciales del Poder Popular, tras el estudio (deberá ser asumido como una práctica cotidiana), parte de los problemas acumulados empezó a resolverse sin contar con más recursos. El cambio de enfoque en algunas prioridades, el mayor control por parte de las direcciones de esos órganos y de los Consejos de la Administración, actuaron como factores fundamentales.

Acciones de ese tipo representan una forma concreta de elevar la autoridad de los delegados de circunscripción. Con similar objetivo se está exigiendo a las administraciones que antes de plantear la imposibilidad de solucionar cualquier asunto, previamente deben discutirlo en su consejo de dirección y adoptarlo como acuerdo de ese órgano. Así se trata de obligar a un examen colectivo y con superior profundidad. Además, esas posibles negativas tienen que ser examinadas y avaladas por la dirección correspondiente del Gobierno, pues con frecuencia los electos en las circunscripciones han recibido (y aceptado a veces de forma conformista) respuestas superficiales y poco convincentes.

El sistema del Poder Popular abarca no solo al conjunto de órganos representativos (las asambleas), de ello debería existir plena conciencia práctica. Sin embargo, a juzgar por los hechos, algunas estructuras y órganos administrativos adolecen de la visión correcta, lo cual repercute negativamente en su desempeño cotidiano y en la atención que brindan a las opiniones de los electores.

Este proceso de rendición de cuenta deberá convertirse en otra muestra de la confianza del pueblo y, a la vez, en llamado de alerta al necesario y constante perfeccionamiento del Poder Popular. Ni los delegados ni las Asambleas por sí solos aseguran la salud del sistema.

 

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