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Mundo :: 10/04/2020

Desentrañando el desborde del coronavirus en Ecuador

Jacques Ramírez Gallegos y María Luisa Ortega
El impacto de la llegada de la pandemia a Ecuador ha dejado al descubierto, entre otros aspectos, una gestión inadecuada e improvisada del régimen de Moreno

En las últimas semanas, imágenes sobre los efectos del coronavirus en Ecuador han dado la vuelta al mundo. El presente “Informe País: COVID-19 en Ecuador” tiene el objetivo de facilitar algunos elementos que permitan entender por qué en Ecuador el coronavirus impactó en tal magnitud que lo colocó como el primer país en la región con más casos de mortalidad por cada millón de habitantes. El artículo se basa en fuentes secundarias, en datos etnográficos levantados en las últimas tres semanas, en declaraciones gubernamentales y en datos oficiales hasta el 5 de abril del 2020, proporcionados por el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias. Las causas que explican el desborde del coronavirus en Ecuador tienen que ver tanto con cuestiones de carácter estructural como con el mal manejo de la emergencia sanitaria por parte de las autoridades, elementos que se detallan a continuación.

Problemas estructurales

Uno de los cambios estructurales que vivió el Ecuador con la llegada del nuevo Gobierno (mayo del 2017) fue el retorno al modelo neoliberal y, con él, un ajuste en el sector social, entre ellos en el área de Salud.

En efecto, el sistema de salud público fue debilitado durante el Gobierno de Lenín Moreno por los continuos recortes de recursos económicos. Según el estudio titulado “El dogma del ajuste neoliberal en el gobierno actual ha desmantelado la salud pública y situado en alto riesgo a la población ecuatoriana” (UCE, 2019)[1], en el país la inversión en salud pasó de USD 306 millones en 2017 a USD 201 millones en 2018 y USD 110 millones en 2019, demostrando una tendencia descendente. Esto implica una disminución de la inversión en Salud entre 2017 y 2018 del 34% y después otra disminución adicional del 36%. Adicionalmente, entre el año 2018 y el 2019, el gasto en el sector disminuyó en aproximadamente USD 66 millones.

Es decir, las medidas de ajuste y de austeridad implementadas por el Gobierno en la práctica significaron menor gasto en infraestructura e insumos destinados a salud, a lo que se suman despidos de una buena parte del personal médico, limitando la capacidad de atención. Y la situación se agrava aún más considerando que existe una subejecución del presupuesto en inversión del sector Salud. Si en 2017 se lograba ejecutar el 87% del gasto, en 2018 y 2019 apenas se ejecutó el 70% (UCE, 2019). Algunas analistas, como la politóloga Soledad Stoessel[2], han señalado que el recorte de la inversión en Salud es abismal comparado con el Gobierno anterior.

Esta significativa disminución en la inversión en Salud constituye el problema estructural que explica por qué está ganando la batalla el coronavirus en el Ecuador, como bien se indica en el artículo anteriormente citado. A esto hay que sumar la inestabilidad en la conducción de la cartera de Estado de Salud, teniendo tres ministros en el frente en tres años de gobierno; el último asumió el mando en plena crisis sanitaria.[3]

La radiografía

El Ecuador es el país con mayor número de contagios per cápita de COVID-19 en Suramérica y el segundo en toda América Latina, por detrás de Panamá.[4] Hasta el 5 de abril se registraron un total de 3.646 casos positivos.

Pero más allá del dato, lo alarmante es su rápida curva de crecimiento: en los primeros 10 días desde que arrancó el registro oficial (13 de marzo) se pasó de 23 casos a 981. Y en las últimas dos semanas hubo un incremento del 253%, según el reporte diario emitido por el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias.

Además, al terminar el mes de marzo Ecuador ocupaba el primer lugar en número de muertes en Suramérica por cada millón de habitantes: 4,31 muertos por millón.[5] Los datos oficiales del Gobierno, al 5 de abril, hablan de 180 personas fallecidas y adicionalmente registran 159 fallecidos más bajo la etiqueta “probables por COVID-19 a nivel nacional”.[6] En total sumarían oficialmente 339 personas muertas en todo el país.

Como se observa en el gráfico siguiente, el primer fallecido se registró el 13 de marzo y, si bien después de la primera semana los datos eran aún bajos, a partir de la segunda semana crecen exponencialmente, llegando a 79 casos al finalizar el mes y alcanzando un crecimiento del 186% en los últimos 6 días.

Las explicaciones que atribuyen esta situación a la conexión de Ecuador con España por medio de la emigración[7] o responsabilizan al comportamiento de la población, tal como han manifestado varios funcionarios del Gobierno, no tienen mayor cabida. Al respecto, vale recordar que en el país ibérico hay más colombianos que ecuatorianos y una cantidad similar de venezolanos que ecuatorianos y, tanto en Colombia como en Venezuela, los datos de personas contagiadas son menores que en Ecuador.[8] Por otro lado, responsabilizar principalmente a la ciudadanía es una forma de “lavarse las manos” por parte del Gobierno ante el mal manejo de la crisis y tras haber desmantelado el sector de la Salud en los últimos tres años.

El tiempo o la falta de identificación temprana

Si el Gobierno actual hubiese destinado a tiempo los recursos económicos y el talento humano necesarios al sistema de salud pública, éste habría tenido la capacidad de enfrentar la crisis sanitaria con mayor eficacia, sobre todo sabiendo de la existencia y gravedad del virus desde su aparición en diciembre en la ciudad de Wuhan, en China. Asimismo, de haber continuado con la política del anterior Gobierno de construir hospitales -y en general de construir un sistema de salud público robusto-, se podrían haber destinado algunos de ellos exclusivamente para atender los casos de coronavirus (UCE, 2019). En pandemias como las que vivimos el tema del tiempo o, para ser más precisos, de la identificación temprana del problema –y sus potenciales soluciones– juega un rol fundamental a la hora de evaluar los resultados.

En el Ecuador, el caso primario se presentó en Guayaquil el 14 de febrero. “Se trata de un caso importado”, sostuvo la entonces ministra de Salud, Catalina Andramuño, y explicó que la paciente cero era una adulta mayor ecuatoriana que llegó desde España. Según las autoridades ecuatorianas, al momento de su arribo no presentó ningún síntoma; sin embargo, días después sintió fiebre y malestar general, por lo que sus familiares la llevaron a una casa de salud, dando positivo en coronavirus.[9] Las autoridades locales en ese momento no tomaron ninguna medida al respecto y el anuncio público a la ciudadanía sobre este caso se hizo quince días después, el 29 de febrero. Los familiares de la contagiada han cuestionado duramente el manejo del Ministerio de Salud (MSP), pues afirman que la paciente presentaba síntomas desde su llegada al Ecuador y que fueron ignorados. Debido a ello, a las autoridades sanitarias les tomó mucho tiempo cercar a los posibles contagiados y aplicarles la prueba. De hecho, la hermana de la paciente falleció pocos días después, también de coronavirus, sin haber recibido la atención que necesitaba.

Casi un mes después de que la paciente cero arribó al Ecuador, el miércoles 11 de marzo, mediante Acuerdo Ministerial No.00126-2020, emitido por la ministra del ramo, se declaró Estado de Emergencia Sanitaria en el Sistema Nacional de Salud por el COVID-19.[10] El pronunciamiento lo hizo el presidente Lenín Moreno en cadena nacional, cuando existían ya 20 casos confirmados de coronavirus, y después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al COVID-19 como una pandemia global. Moreno anunció que la declaratoria de emergencia implicaba nuevas medidas para evitar el contagio, entre ellas: control en los puntos de ingreso al territorio nacional, prohibición de entrada de vuelos internacionales al Ecuador, restricción del transporte terrestre y marítimo internacional[11], cierre de los pasos fronterizos -excepto Rumichaca, San Miguel y Puerto el Carmen (al norte) y Huaquillas, Macará y Zapotillo (al sur)-, restricciones para eventos masivos, fortalecimiento de las medidas de bioseguridad al personal de Salud, prohibición de la salida del país de mascarillas, jabones y geles desinfectantes, y aumento de los hospitales de referencia para el cuidado de pacientes con COVID-19. Recién ahí, el 12 de marzo, se instala por primera vez el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional.

El 16 de marzo, más de un mes después del primer caso de COVID-19 registrado en Guayaquil, mediante Decreto Ejecutivo No. 1017, el Gobierno nacional decretó el Estado de Excepción en todo el territorio nacional mientras dure la emergencia sanitaria por el coronavirus. Se declaró la cuarentena obligatoria y el toque de queda empezó a regir, en todo el país, desde las 9 de la noche hasta las 5 de la mañana. Para esa fecha, ya existían 111 casos de coronavirus en Ecuador, la mayoría en Guayaquil, y la entonces ministra de Salud anunciaba ya la existencia de una transmisión comunitaria.[12] La misma ministra afirmaba, en cadena nacional, que hasta el 17 de marzo se habían realizado apenas 495 pruebas, de las cuales 111 habían resultado positivas. Claramente, las medidas tomadas por el Gobierno llegaban tarde.

El 21 de marzo, luego de casi nueve meses en el cargo, la ministra de Salud, renunció. En su carta dirigida a Lenín Moreno, Andramuño señaló que pese a que el MSP se preparó desde diciembre del 2019 para la crisis que vive el Ecuador, “enfrentar una emergencia sanitaria sin recursos es complicado”. Andramuño afirmó que no se recibió ninguna asignación presupuestaria para el manejo de la emergencia por el COVID-19, por lo que presentó su renuncia irrevocable al cargo. Además, dijo que durante la crisis “los postulados técnicos y médicos para enfrentar la crisis no encontraron eco en muchas instancias del Gobierno”. En la carta de renuncia aseguró que “le resulta inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de salud pública y de la realidad frente a esta situación”.[13] El presidente Moreno aceptó la renuncia y designó a Juan Carlos Zevallos López como ministro de Salud. Zevallos se desempeñaba como decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de las Américas (UDLA). Al momento del cambio de autoridades, según los datos oficiales emitidos por el COE Nacional, existían 532 casos confirmados, 397 en Guayas y 50 en Pichincha. Se registraban siete fallecidos y 1.213 personas en el cerco epidemiológico.

El caso de Guayas

Si bien existía una prohibición de realizar eventos masivos en Guayaquil (y Babahoyo), el 2 de marzo la ministra de Gobierno, María Paula Romo, canceló dicha prohibición argumentando que sólo existían siete casos de coronavirus en Ecuador. Levantada la restricción, dos días después, el 4 de marzo, se jugó el partido por la Copa Libertadores entre el Barcelona y el Independiente del Valle al cual asistieron 19.850 personas. El gobernador de Guayas, Pedro Pablo Duart, señalaba en su cuenta de Twitter que “el virus más peligroso es el miedo” y festejaba que el encuentro deportivo se realizara con público.[14] Terminado el encuentro, algunos hinchas del Barcelona subieron videos a redes sociales donde daban cuenta del malestar por haber ido a un partido en el cual fue goleado de local el “ídolo del astillero” y por haber asistido a un lugar donde estaban expuestos al coronavirus.

Poco han registrado los medios tanto de la irresponsable medida de levantar la prohibición de realizar eventos masivos por parte de la ministra Romo, como el potencial foco de contagio dentro del estadio. No así el evento del retorno de algunos guayaquileños de sus vacaciones de Europa y la realización de una boda a pesar de que debían mantenerse aislados en sus casas. De hecho después de Guayaquil, el segundo lugar donde hay más contagiados en la provincia es en Samborondón, un barrio de clase social alta. Es por esto que Jorge Forero en su análisis señala que en Guayaquil “el foco de infección fueron los ricos”[15].

Luego de estos eventos, el crecimiento de los contagios en la ciudad fue exponencial: pasó de los 7 casos registrados al inicio de marzo a casi 400 para el 21 de marzo y de esta fecha al finalizar el mes se produjo un crecimiento de más del 300%. Hasta el 5 de abril, fecha de cierre de este informe, se registraban en total 2.524 contagiados. El 70% de todos los contagiados del Ecuador se encuentran en la provincia de Guayas.

En la conocida ‘perla del pacífico’ a diciembre de 2019, alrededor de 600.000 personas pertenecían a la población económicamente activa (PEA), de las cuales dependen otras personas, sobre todo menores de edad, que no tienen un empleo adecuado o simplemente no tienen empleo. Si a estas 600.000 personas se agregan las personas catalogadas como parte de la población en edad de trabajar (PET), pero no de la PEA, y a menores que salen a las calles a ganarse un ingreso diario, estamos hablando de una cifra que puede fácilmente rondar las 800.000 personas en Guayaquil que no pueden abstenerse de salir de sus casas a riesgo de perder su ingreso diario, indispensable para su supervivencia.[16]

A esto hay que señalar que, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), a diciembre de 2019, Guayaquil es de las principales ciudades del país donde se registra una mayor tasa de pobreza (11,2%) y con una amplia población vinculada al sector informal.[17] Según datos de la Alcaldía de esta ciudad, en Guayaquil hay al menos 50.000 vendedores ambulantes (Quito que registra alrededor de 11.000).[18]

Esta es la realidad de una ciudad gobernada por los socialcristianos por 20 años. En estas condiciones estructurales de pobreza y precariedad, donde varias familias si no salen a la calle a trabajar simplemente no comen, es comprensible que muchos guayaquileños y guayaquileñas infrinjan la cuarentena. Vale señalar que el bono de USD 60 que el Gobierno nacional anunció que implementaría (la única política social aplicada hasta la fecha) para estos casos, se pagará recién en el mes de abril.[19]

Para Paúl Murillo, responsable del Área de Incidencia Comunitaria del Comité Permanente de los Derechos Humanos, en ciertas comunidades en Guayas, sobre todo en las más periféricas, se está produciendo “una verdadera y profunda crisis humanitaria”. En palabras de Murillo: “está bien llamarnos a un aislamiento en los domicilios, pero nunca se pensó en planes de contingencia que garanticen, al menos, la seguridad alimentaria en los barrios periféricos y marginales”.[20]

Por su parte, Adriana Rodríguez, profesora de Derecho la Universidad Andina y especialista en derechos humanos, piensa que no es sorprendente que esto ocurra en una ciudad con una alta desigualdad social. “Guayaquil es una ciudad que tiene aproximadamente el 17% de su gente en la pobreza y en la pobreza extrema. Lo que ocurre ahora con los cadáveres nos hace pensar en qué cuerpos importan y qué cuerpos no importan. Los recortes en salud pública nos dicen que hay cuerpos que no importan”.[21]

La crisis del coronavirus y su fatal impacto en Guayaquil ha develado la particularidad “excluyente e inequitativa” del modelo de ciudad construido por la derecha socialcristiana. No es coincidencia que la ciudad más desigual del Ecuador sea la que lidera el número de contagiados y muertos por el coronavirus (oficialmente, 126 fallecidos hasta el 5 de abril). A la fecha, Guayaquil tiene un número de contagiados de COVID-19 superior al de países enteros, de hecho, de casi todos los de América Latina (solamente por debajo de Brasil, Chile y Panamá). Guayaquil, es la evidencia del fracasado “modelo exitoso neoliberal”, que tanto han vanagloriado la banca y la oligarquía ecuatorianas[22] y que se ha hecho famosa mundialmente en estos días, primero por la decisión de la alcaldesa, Cyntia Viteri, de enviar vehículos del municipio para impedir el aterrizaje de un vuelo de Iberia[23] y segundo por las imágenes de terror y horror que han dado la vuelta al mundo (comentadas hasta por otros presidentes de la República) de personas muertas en las veredas, cadáveres amontonados en los hospitales y ataúdes de cartón donados -no por el Gobierno- a familiares de fallecidos. Incluso el Gobierno llegó a hablar de la posibilidad de construir una fosa común que, ante la crítica de la ciudadanía, finalmente fue replanteada a sepulturas individualizadas.

La crisis por la suerte de los cadáveres en Guayaquil continua hasta el cierre de este análisis. Tal es la situación y la inacción de las autoridades nacionales y locales que, actualmente, los féretros se venden por 400 dólares, en el caso de los más económicos. Los precios pueden llegar hasta los 1.000 o 1.500 dólares. A esto se suma la incapacidad de las funerarias para recoger al alto número de fallecidos y la falta de materiales como el metal y la madera para la fabricación de féretros, debido al toque de queda. Ante esta situación, el 4 de abril, la Asociación de Cartoneros, donó al Municipio de Guayaquil dos mil ataúdes de cartón corrugado para sepultar a los cuerpos de quienes han fallecido en dicha ciudad.[24]

La situación en Guayaquil ha llegado a tal punto de preocupación que el 2 de abril, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo pública su “profunda preocupación” ante las dificultades que atraviesa la ciudad por la expansión del COVID-19. En su cuenta de Twitter, la CIDH señaló que “observa con profunda consternación las dificultades reportadas en Guayaquil para trasladar, cremar y sepultar los cuerpos de las personas que han muerto durante la pandemia del COVID-19”.[25]

La crisis sanitaria ha enfrentado políticamente a la alcaldesa de Guayaquil con el Gobierno nacional en una pugna de poderes. Cynthia Viteri, quien todavía se encuentra en cuarentena por haber contraído coronavirus (informó a través de sus redes sociales de su contagio, luego de las críticas a nivel nacional e internacional por el evento del avión de Iberia descrito anteriormente y cuya actuación como autoridad en la emergencia ha sido mal evaluada por los guayaquileños[26]), reclamó el 27 de marzo al Gobierno de Moreno por las falencias en el sistema de salud. Mientras tanto, desde el Gobierno central, con un presidente literalmente escondido y con el vicepresidente Otto Sonnenholzner en plena campaña para las elecciones del 2021, culpan del crecimiento exponencial de las cifras de contagiados a las y los guayaquileños por no respetar la cuarentena[27]. También atribuyen la creación de noticias falsas (fake news) a los correístas, como parte de una estrategia recurrente –culpar de todos los males al correísmo– que no tiene ya ningún efecto en la población. 

El fracaso del Gobierno en la crisis del coronavirus

Las medidas neoliberales e ineficientes aplicadas por el gobierno de Lenín Moreno en los últimos tres años para satisfacer las demandas del Fondo Monetario Internacional (FMI), entre ellas la reducción del aparato estatal, el despido masivo de funcionarios públicos, el alza del precio de los combustibles, la disminución del gasto social, sumado al pacto con las élites económicas, ha colocado al país en una situación de extrema vulnerabilidad ante la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus.

En medio de esta compleja situación, y en un momento por demás crítico, el Gobierno ha decidido favorecer el pago de la deuda externa (324 millones de dólares), contener el presupuesto destinado a la salud pública y postergar –en el punto crucial de la curva de contagios– la decisión de imponer una cuarentena social, con el fin de no detener las actividades “productivas”.[28] A esto hay que sumarle la falta de liderazgo de un presidente ausente que gobierna a través de cadenas nacionales que no duran más de 5 minutos -en el mejor de los casos- y que en lugar de dar luces a la ciudadanía sobre posibles salidas a la crisis, obscurecen el panorama.

Es claro que la principal medida implementada por el gobierno: el “Quédate en Casa” no era ni es suficiente sin un plan de acción complementario que le permita a la población más vulnerable acceder a alimentos, medicinas y servicios básicos, entre otras necesidades para su supervivencia. Tampoco es posible una cuarentena social exitosa sin que el Gobierno reasigne los recursos necesarios al sector Salud para atender eficientemente la emergencia sanitaria y adquirir pruebas de diagnóstico del coronavirus.

Desde el 29 de febrero -día en que se anunció el primer contagio- al 5 de abril, el Gobierno ha aplicado apenas 12.386 pruebas de diagnóstico. Es decir, un promedio de 0,0007 pruebas per cápita y un promedio de 634 pruebas diarias hasta el 4 de abril. Como se ve en la siguiente gráfica, es recién a partir del 5 de abril que se incrementan las pruebas llegando, por primera vez, a mil pruebas en un solo día.

Resulta inadmisible la realización de tan pocas pruebas y, sobre todo, las pocas gestiones para conseguir más kits de diagnóstico, cuando aplicar pruebas masivas ha sido una de las estrategias exitosas que han utilizado otros países para contener la pandemia. Así, por ejemplo, en Corea del Sur se han aplicado 20.000 pruebas al día (270.000 hasta el 20 de marzo) y en Alemania 160.000 por semana (918.460 hasta el 29 de marzo).[29] La escasez de pruebas de diagnóstico en el país es una de las grandes falencias en el manejo de la crisis, y la reticencia del Gobierno para gestionar de eficientemente cooperación internacional con países como Cuba, China y Rusia -que han donado gran cantidad de kits de diagnóstico e insumos y han contribuido con personal médico a otras naciones- demuestra la indolencia del Moreno frente a la alarmante situación que enfrenta el Ecuador.

Hasta este momento, no han llegada más pruebas de diagnóstico a pesar de los múltiples ofrecimientos por parte de las autoridades. Las pocas pruebas que se pueden realizar ni siquiera son gratuitas y, en muchos casos, los pacientes tienen que pagar un alto precio por ellas (USD 80 dólares si el paciente tiene orden de un médico público y USD 120 dólares si tiene orden de un doctor privado).[30] Por lo tanto, es probable que haya personas contagiadas que sean asintomáticas, por ejemplo, y no estén sometidas al aislamiento necesario. En cuanto a las medidas de toque de queda y el alto número de ecuatorianos sancionados por incumplirlo, si éstas no van acompañadas de otras acciones que contribuyan a que las personas puedan respetar el “Quédate en Casa” y no se vean obligadas a salir para conseguir un ingreso para su supervivencia y la de su familia, no van a ser eficaces. La situación en el Ecuador se torna cada vez más complicada y a esto se suma una crisis de salud pública en Guayaquil, la ciudad más poblada del Ecuador.

Hoy, más que nunca, queda demostrado que todas aquellas “Misiones Ternuras, Mis Mejores Años, Toda una Vida, Casa Para Todos, Joaquinas”, entre otras, implementadas por el Gobierno de Moreno, nunca formaron parte de un esquema de planificación riguroso o de verdaderas políticas estructurales de atención social.[31] Cuando el Ecuador se ve enfrentado ante una emergencia sanitaria, la caridad no alcanza.

A prácticamente un año de la salida formal de Moreno del Gobierno, es claro que la famosa muletilla “es herencia de Correa” no resiste el menor análisis. Tal justificación sólo demuestra dos cosas: o están mintiendo o son incapaces; quizás ambas.[32] El presidente, ante la evidencia en redes de la realidad de lo que sucede en Guayaquil, se vio forzado a decir que “por más doloroso que sea se deben transparentar las cifras de fallecidos y contagiados por el coronavirus en el Ecuador”[33], y al vicepresidente no le quedo más que “pedir disculpas”.[34] Pareciera, entonces, que la realidad es mucho más sombría de lo que dicen las cifras oficiales y que el Gobierno no tiene claridad sobre el número de contagiados y fallecidos a causa del coronavirus. Es por esto que no sorprende, entonces, que sólo un 14 % de las y los ecuatorianos apruebe la gestión de Moreno, según un reciente estudio realizado por Mitofsky. Lenín es el mandatario peor evaluado de la región.[35]

A modo de cierre

Como ya se dijo, al 5 de abril -según las cifras oficiales del COE- a nivel nacional se registran 3.646 casos confirmados de coronavirus. De estos, aproximadamente el 70% están en Guayas, 9,5% en Pichincha, 4,3% en Los Ríos, y 3% en Azuay (las 4 provincias que presentan más casos). En síntesis, la falta de identificación temprana, la no aplicación de pruebas masivas, la deficiente gestión del Gobierno ante la crisis, sumado al desmantelamiento del sistema de salud pública, son los elementos que permiten entender lo que ha ocurrido en Ecuador.

Aunque la pesadilla está lejos de terminar, la lección que nos deja, hasta el momento, la pandemia del COVID-19 es la necesidad de recuperar un Estado fuerte como la única institución garantista de la salud pública universal, sin exclusión alguna. El rol del Estado en asegurar el acceso, sin barreras, a un sistema de salud de calidad, y la importancia de generar políticas públicas estructurales tendientes al bienestar social que rebasen la visión asistencialista son bases fundamentales para enfrentar desafíos como el que hoy vivimos.

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Notas

[1] Unidad de Análisis y Estudios de Coyuntura de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central del Ecuador (UCE). Disponible en: https://coyunturaisip.wordpress.com/2020/03/28/los-recortes-cobran-factura-al-ecuador-la-inversion-en-salud-se-redujo-un-36-en-2019/

[2] Al respecto, ver Soledad Stoessel en Facebook: https://www.facebook.com/soledad.stoessel

[3] La primera ministra de salud, Verónica Espinosa, dejó el puesto el 25 de junio del 2019 en medio de críticas porque no se aprobó un nuevo Cuadro Básico de Medicamentos. La remplazó Catalina Andramuño quien dejó el cargo en marzo de este año. Actualmente dirige el Ministerio de Salud Pública, Juan Carlos Zeballos.

[4] “Coronavirus: ¿por qué Ecuador tiene el mayor número de contagios y muertos per cápita de covid-19 en Sudamérica?”. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52036460

[5] Lo sigue Brasil con 0, 80 muertos por millón y Perú (0,74). Al respecto ver Villacís, B. en Twitter @byronvillacis, del 31 de marzo del 2020.

[6] Dichos datos de “probables” se registra solamente desde el 31 de marzo.

[7] Tal como se trata de argumentar en el artículo “Coronavirus: ¿por qué Ecuador tiene el mayor número de contagios y muertos per cápita de covid-19 en Sudamérica?” Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52036460

[8] Según datos de la John Hopkins University, al 5 de abril, Colombia registra 1.485 casos positivos de COVID-19 y Venezuela 159.

[9] “Se registra el primer caso de coronavirus en Ecuador.” Disponible en: https://www.comunicacion.gob.ec/se-registra-el-primer-caso-de-coronavirus-en-ecuador/

[10] Horas antes, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, decretó la suspensión por 30 días de los viajes desde Europa.

[11] El 15 de marzo a media noche fue el último vuelo comercial que permitió la salida y llegada de extranjeros y el 17 de marzo para ecuatorianos. Temporalmente se abrieron “vuelos humanitarios” (no pagados por el gobierno) para el retorno de personas vulnerables. Hasta la fecha una gran cantidad de ecuatorianos no pueden retornar al país.

[12] La transmisión comunitaria se da cuando una persona se contagia del virus, a pesar de no haber tenido contacto directo con un paciente infectado dentro del cerco epidemiológico ni haber viajado a un país severamente afectado por la pandemia.

[13] Ver: “Catalina Andramuño renuncia al Ministerio de Salud de Ecuador en medio de la emergencia del covid-19”, Disponible en: https://www.elcomercio.com/actualidad/andramuno-recursos-covid-ministerio-finanzas.html y “Andramuño dijo que no hubo recursos para atender covid-19; Ministro de Finanzas lo niega”. Disponible en: https://www.elcomercio.com/actualidad/andramuno-recursos-covid-ministerio-finanzas.html

[14] Ver Tuit de Pedro Pablo Duart en: @PedroPabloDuart del 2 de marzo del 2020.

[15] Ver: Forero J. “Guayaquil, el foco de infección fueron los ricos” Disponible en: https://trochandosinfronteras.info/fueron-los-ricos/?fbclid=IwAR1YU5NXunM_UoYjvbcH8H9IQuYZjbzLzLY5pmmo61VpPjt5TF7xknka2MY

[16] “Guayaquil: la culpa es de la gente”. Disponible en: https://blogs.publico.es/dominiopublico/31699/guayaquil-la-culpa-es-de-la-gente/

[17] “Encuesta Nacional de Empleo, Desempelo y Subempleo”. Disponible: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/documentos/web-inec/POBREZA/2019/Diciembre-2019/201912_PobrezayDesigualdad.pdf

[18] Tomado de la cuenta de Facebook de Soledad Stoessel, 1 de abril, 2020. Disponible en: https://www.facebook.com/soledad.stoessel y “El trabajo informal emplea al 46% de la población en el Ecuador”. Disponible en: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/empleo-informal-poblacion-ecuador

[19] Tomado de la cuenta de Facebook de Soledad Stoessel, 1 de abril, 2020. Disponible en: https://www.facebook.com/soledad.stoessel

[20] “Coronavirus en Ecuador: el drama de Guayaquil, que tiene más muertos por covid-19 que países enteros y lucha a contrarreloj para darles un entierro digno”. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52116100

[21] Ibid.

[22] “Guayaquil: “la culpa es de la gente”, en:  https://blogs.publico.es/dominiopublico/31699/guayaquil-la-culpa-es-de-la-gente/

[23] El 18 de marzo, la alcaldesa Cynthia Viteri ordenó la toma de la pista aeropuerto internacional José Joaquín de Olmedo para impedir el aterrizaje de un vuelo proveniente de Madrid de la compañía Iberia y de un vuelo proveniente de Ámsterdam de la compañía KLM. Vehículos del Municipio de Guayaquil se tomaron la pista, para impedir el aterrizaje de las dos aeronaves. Ambos vuelos llegaban a Guayaquil sin pasajeros (solamente con tripulación) y habían recibido permisos de la autoridad nacional de aviación para recoger en Guayaquil a más de 400 pasajeros que tenían previsto viajar a Europa, debido a que Ecuador no había suspendido las salidas internacionales desde sus aeropuertos. La alcaldesa dijo que actuó en “defensa de la ciudad” para evitar más contagios. Mientras tanto, varios catalogaron su acción como “una clara motivación populista y xenófoba” que de paso lo único que hizo fue poner en riesgo a los pasajeros que debieron permanecer en el aeropuerto por días sin protección alguna, con posibilidades de contagiarse de COVID-19 y esparcir aún más el virus. La acción de Viteri contraviene la normativa internacional vigente de aviación civil internacional y puede ser catalogada como un acto de terrorismo internacional.

[24] Los féretros serán distribuidos en los cementerios Jardines de la Esperanza y Parque de la Paz y de ser necesario, se entregarán también al personal de Criminalística de la Policía Nacional.

[25] Ver: CIDH, cuenta de Twitter: https://twitter.com/CIDH/status/1245906801784168448

[26] Según una reciente encuesta de Consulta Mitofsky, Viteri tiene una aceptación frente a la emergencia sanitaria de apenas el 21%.

[27] Ver video: https://twitter.com/Lenin/status/1242273809564160001?s=20

[28] Tomado de la cuenta de Facebook de Soledad Stoessel, 1 de abril, 2020. Disponible en: https://www.facebook.com/soledad.stoessel

[29] “Carrasco: ‘Aún nos falta desarrollar capacidad para tener más pruebas’”. Disponible en: https://www.elcomercio.com/actualidad/carrasco-desarrollar-capacidad-pruebas-coronavirus.html

[30] A menara comparativa, en países como Argentina, México o Venezuela las pruebas son gratuitas. En Colombia cuesta 70USD, en Perú cuesta 60USD y Chile 30USD. En Ecuador el costo es el más alto de todos los países de la costa del pacífico sur.

[31] Ver: Santos M. en: https://twitter.com/Santos_Mario7/status/1245971454539239425

[32] Ver: https://confirmado.net/2020/04/03/en-que-ha-perdido-y-pierde-el-tiempo-el-gobierno-del-ecuador-0-calvin/

[33] Ver video: https://twitter.com/ComunicacionEc/status/1245877456747315200?s=20

[34] Ver video: https://twitter.com/ottosonnenh/status/1246545094653743109?s=20

[35] “La gestión del coronavirus impacta en la popularidad de los presidentes de América Latina: ¿quiénes son mejor y peor valorados?”. Disponible en: https://actualidad.rt.com/actualidad/348219-coronavirus-latinoamerica-gestion-presidentes

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