lahaine.org
Argentina :: 01/07/2007

Dos derrotas para una competencia por derecha o el capitalismo nacional en su laberinto

Movimiento Teresa Rodríguez
La burguesía, más rápida de reflejos, ve que se están incubando los elementos de nuevas puebladas, pero con grandes posibilidades de características más profundas :: Los resultados electorales del 24 de junio han servido para mostrar la insatisfacción social que anida en importantes sectores de la sociedad.

Es esa insatisfacción, que busca por dónde salir a la superficie, la que explica en buena medida el triunfo del PRO en Capital tanto como el del ARI en Tierra del Fuego.

Y es esa insatisfacción -que comienza a erosionar la credibilidad en el kirchnerismo- la que lleva a la derecha a considerar que ha llegado el momento de comenzar a poner en la agenda de gobierno temas sobre los cuales hasta hoy había mantenido silencio o esporádicas críticas.

En este sentido se destacan dos hechos sobre un conjunto de acciones. El primero fue el pronunciamiento del cardenal Bergoglio en la Misa de Corpus Christie, en la que sostuvo que "el que maldice para atrás es porque seguramente está planeando sacar provecho en el presente o en el futuro" agregando que "lo que fue pecado e injusticia, no se asusten con esto que digo, también necesita ser bendecido por el perdón, el arrepentimiento y la reparación". Con lo que para la iglesia católica -en buen romance- ya es hora de que el partido que gobierna abandone sus veleidades centroizquierdistas así como el cuestionamiento al terrorismo de Estado.

Desde luego que esto también se relaciona con el inicio del juicio al cura Von Wernich, en el que la propia iglesia tiene miedo de verse sentada en el banquillo.

El segundo acto sucedió a menos de 10 días, cuando el General Bendini -en un acto del Ejército- levantó el mismo reclamo, lo que llevó a pensar que sería pasado a retiro; pero nada de eso ocurrió. Lo máximo fue no atenderle el teléfono por unos días, lo que muestra hacia dónde se irá inclinando cada vez más la política kirchnerista en el rubro DD.HH.

En consonancia con las definiciones de estas dos instituciones claves del Estado burgués, Grondona, desde uno de los diarios rectores del pensamiento oligárquico como es La Nación, avanzaba en calificar al kirchnerismo como una "democracia autoritaria" cuya única diferencia con la dictadura militar sería "el origen del poder político".

Cuestiona su legitimidad democrática para pasar la semana siguiente a plantearle la disyuntiva de que si no se pone coto hoy a lo que pasa a llamar grupos de veto, mañana se verá en el dilema de tener que recurrir a una gran represión.

Dice Grondona: "desde los piqueteros hasta los asambleístas de Gualeguaychú, pasando por aquellos que hoy cortan rutas y calles en apoyo de sus demandas, todos ellos son, hoy, "grupos de veto". Lo mismo pasa con los vengadores de los años '70 disfrazados de militantes de los derechos humanos... la impunidad de los revoltosos se ha extendido hasta los estudiantes secundarios, con la complicidad de algunos de sus progenitores... "grupos de veto" de los que participan hasta menores de 14 años, como en la toma del Carlos Pellegrini".

Los marcos

¿En qué marco se inscriben estos planteos de la derecha? Sin duda, en un cuadro de situación donde se conjugan una economía que empieza a mostrar que no se trata de ningún nuevo modelo de acumulación, que no se han superado los problemas centrales de nuestra economía y que por eso mismo la crisis crónica de este capitalismo dependiente vuelve a mostrar sus límites y amenaza con desatar nuevamente una fuerte puja sectorial propia de esa misma crisis.

La crisis energética, la inflación latente que amenaza seguir creciendo a pesar del bisturí del INDEC, el ensanchamiento de la brecha social entre el 10% más rico y el 10% más pobre a pesar de los índices de crecimiento económico, dan cuenta de todo lo anterior.

Pero lo que más preocupa a la burguesía es una serie de hechos que a primera vista parecen desconectados unos de otros: lo de Estación Constitución, antes la de Haedo, más reciente lo de Temperley; el fenómeno de las canchas de fútbol; que cada vez le cueste más imponer rectores en las universidades y hasta en colegios secundarios hablan entre otras cosas de ese malestar que comienza a recorrer nuevamente la Nación.

Dentro de esto sin duda también interviene con cada vez mayor peso el tema de la corrupción, que desnuda la crisis del régimen e identifica cada vez más con el menemismo lo que se intentó presentar como lo antitético. Todo lo cual aumenta la progresiva pérdida de consenso kirchnerista, pérdida directamente proporcional al retorno de los cuestionamientos que dieron origen a la rebelión de 2001/02.

La burguesía, más rápida de reflejos, ve que se están incubando los elementos de nuevas puebladas, pero con grandes posibilidades de características más profundas. De allí lo de la Iglesia, el Ejército y lo de Grondona en La Nación.

Las derrotas electorales del kirchnerismo han acabado con la creencia de su imbatibilidad; ya está claro que no es como en la época de Menem que se ponía a cualquiera con la camiseta peronista y ganaba, muestra de la vuelta al ruedo de los cuestionamientos que algunos creían enterrados.

El discurso populista de derecha

Esta situación es la que llevó al PRO a adoptar un discurso populista para alcanzar el gobierno de la ciudad.

¿Quién hubiese imaginado a un Macri hablando del hospital y la educación públicos; del trabajo y de la seguridad social? Su propia compañera de fórmula era un guiño al electorado de que no se volvería a los '90.

De allí que no se debe entender el voto a Macri como una derechización del electorado porteño. Desde luego que una parte de ese voto tiene esa inclinación, pero las cifras indican que no es el de la mayoría.

El mismo despegue, días antes, conocida la noticia del falso título de Blumberg, indica cuáles son los fuertes condicionamientos sociales que enfrenta esta derecha.
Es su discurso posterior al triunfo -en el sentido de que el siglo XX fue el de los derechos y el siglo XXI debe ser el de los deberes- el que habla del verdadero Macri, como del ineludible choque al que en no mucho tiempo asistiremos.

Desde luego que el triunfo de Macri -en el marco de la situación económica social que describimos- arrastra a la fracción de la burguesía que gobierna hacia la derecha. Octubre será una carrera por mostrar quién es el mejor para garantizar el orden para la Capital; el intento por impedir el acto por los cinco años de Puente Pueyrredón se inscribe en esa línea.

Por ello Capital Federal será el escenario privilegiado donde la derecha intentará dirimir el conflicto hacia el interior de su bloque.

Lo que es innegable es que los sectores más concentrados de la burguesía se encuentran sin un referente de peso, además de fragmentados; y además consideran que se debe terminar de enterrar al peronismo y se debe dar lugar a nuevos partidos con nuevos dirigentes que por su distanciamiento con la plebe serían menos permeables a ese tipo de presión.

Frente a este panorama de desenvolvimiento de una nueva y más profunda crisis lo que sigue estando ausente es la falta de una alternativa anticapitalista de masas. Mientras continuemos así -fragmentados y sin aprehender a fondo las condiciones concretas, como el real nivel de conciencia popular- el pueblo seguirá buscando una salida detrás de todo lo que aparente ser antirégimen. Esto exige del mayor de los esfuerzos de los distintos sectores que componemos la izquierda social y la izquierda política por vertebrar una potente unidad que haga posible dar la batalla en todos los órdenes, única posibilidad cierta de forjar esa alternativa de la que hoy carecemos.

Movimiento Teresa Rodríguez
Trabajo, Dignidad y Cambio Social

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal