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México :: 11/06/2007

Dos estrategias y dos tendencias de la lucha de clases en México

Okupazión Auditorio Che Guevara
En Oaxaca, en la lucha contra la nueva ley el ISSSTE, en la Otra Campaña, dos tendencias se expresan actualmente en las luchas de la clase trabajadora en México: de un lado la combatividad, disposición a la movilización y a la solidaridad de clase, del otro el intento de contener la movilización ascendente, impedir que la solidaridad se extienda y desviar la fuerza y la actuación de nuestra clase hacia las trampas que el propio sistema plantea

x Enrique H. S. (okupazion Auditorio CHE Guevara)

1. ¿Hacer muchas Oaxacas?

Tenemos en primer lugar el caso de la movilización en el estado de Oaxaca. Iniciándose el movimiento como una justa acción de reclamo de los trabajadores de la educación, en vistas a mantener mejorar sus condiciones de vida, reclamo concretado en la demanda de rezonificación salarial. Durante un mes los maestros mantuvieron su plantón con el respaldo y simpatía de otros sectores del pueblo explotado que lo hicieron suyo. Ante la firmeza del paro magisterial, vino como respuesta la represión del gobierno local (respaldado políticamente por el federal) cuando hacia el mes de junio intentaron desalojar el plantón que la Sección XXII mantenía en el centro de la capital de aquélla entidad. En cruenta batalla que se prolongó por varias horas, con un número hasta ahora desconocido de víctimas, los maestros lograron recuperar el espacio ganado. Esto no hubiera sido posible sin la solidaridad del pueblo común, en especial de aquellos que identificándose con la justeza de la protesta, salieron a las calles o desde sus casas y edificios enfrentaron también a la policía. De esta victoria momentánea podría inferirse que el movimiento magisterial saldría fortalecido. Sin embargo no fue así.

No obstante la incorporación solidaria de importantes contingentes populares en respaldo a la lucha magisterial, de inmediato esta disposición al combate fue desviada hacia los cauces de la democracia y las pugnas interburguesas. Montándose sobre la base de el gran descontento existente en el estado hacia un gobierno que se caracterizó por ser peculiarmente dictatorial desde que Ulises Ruiz tomara posesión meses atrás; emergieron toda una fauna de direcciones reformistas y oportunistas de izquierda, listas para copar y contener el movimiento naciente. Les fue fácil hacerlo, pues supieron capitalizar para sus intereses partidarios y personales, todo el descontento acumulado por siglos en uno de los estados más pobres de la República Mexicana.

Para muchos, el surgimiento de la APPO marca un hito en la historia de las luchas populares en México. Para nosotros, como ya lo hemos señalado anteriormente y conociendo la impopularidad que esto acarrea , no fue sino el inicio de la derrota de los profesores oaxaqueños, y de una difícil lección para el conjunto de nuestra clase.

Durante más de cinco meses fuimos testigos de un movimiento que , es cierto , puso a la orden del día la manifestación de una gran combatividad por parte de amplísimos sectores de explotados, esto a pesar incluso de que la protesta organizada no se logró extender a otros sectores de clase importantes, pues fueron pocas las acciones de solidaridad concretadas por otros trabajadores en sus propios centros.
Más bien el descontento se concentró en las movilizaciones callejeras, atrayendo a cientos de miles de explotados: obreros, niños, jóvenes, estudiantes y mujeres pobres, indígenas y campesinos sobre todo.

Prolongándose la protesta por varios meses, esta se vio enfrentada hacia el mes de noviembre a una mayor represión estatal. Una vez resueltas las contradicciones al seno del Estado burgués mexicano, este se decidió a actuar conjuntamente para acallar el movimiento: miles de policías estatales, federales, soldados y marinos entraron en acción, en un operativo de recuperación de la plaza que les llevó casi un mes, y que trajo consigo una cauda de muertos, heridos, torturados, presos y desterrados.

Muchos vieron en ello un golpe del régimen contra un movimiento justo y se movilizaron.

Pero también muchos no se dieron - o no se han dado cuenta- de los golpes que el mismo Estado ya había dado, desde antes y desde dentro, a este intento de organización y movilización independiente que ocurre en Oaxaca.

Por un lado, como lo dijimos arriba, la integración de la APPO. Frente conformado como una dirección reformista de facto -copada por stalinistas, populistas y perredistas disfrazados- y con un programa ajeno a los intereses verdaderos de nuestra clase.

Todo lo redujeron a exigir la renuncia del gobernador, su programa mínimo era cambiar a un personero de la burguesía por otro (pues nunca plantearon la cuestión de un gobierno distinto). Su programa máximo, la "reforma del Estado", una nueva Constitución "consensuada por todos los sectores sociales" y de ahí hacia abajo.
Por el otro lado , el hecho que marcó la entrega final de la gente en manos de la represión: la "traición" ejecutada por la dirigencia sindical de Enrique Rueda, levantando dicha dirección la huelga en cumplimiento de su único papel objetivamente posible: el de enemigo de los trabajadores, el de mera institución al servicio del propio Estado capitalista .

Posiblemente esta denuncia parecerá a algunos incompleta (otros se molestarán pero esos sujetos no nos importan) . Dirán estos compañeros que hay mucho más que aprender y tomar como ejemplo de lo ocurrido en Oaxaca. Aquí somos claros: así como antes dijimos que ese movimiento no tenía nada de "comuna" o "doble poder" como quisieron disfrazarlo algunos trotskistas, ahora decimos que poco o nada tiene nuestra clase, la clase proletaria , que tomarle como ejemplo a repetir. Todo lo contrario: hay que aprender de esta derrota para no repetirl.S lo logramos esa será la principal lección para nuestra clase. Llamar hoy a hacer "muchas Oaxacas", puede ser un intento por despertar y desarrollar la conciencia, la dignidad de los oprimidos y eso lo entendemos. Pero también, si no advertimos de las trampas, puede ser un llamado a caer como victimas de nuevas "traiciones", a caer en la acción desesperada , a suplantar con el voluntarismo de la violencia militarista la acción consciente y masiva, en el depositar una y otra vez la confianza en el Estado , en los partidos políticos y en la "izquierda" del capital entregándoles nuestras luchas. Si no queremos quejarnos mañana de haber sido "traicionados", debemos establecer desde ahora quienes son nuestros verdaderos aliados y quienes lo son de la burguesía, cual es nuestro programa y tácticas, cuales nos llevan a la derrota segura.

2. Paro nacional o parar la combatividad de los de abajo

Como segundo acto vemos ahora la insurgencia de miles de burócratas, de empleados pensionados por el ISSSTE que salen a las calles desde que se aprobó la reforma. Desde abril pasado se expresan también dos tendencias. De un lado la combatividad que ha llevado a miles de trabajadores a salir a las calles. A realizar los primeros paros, con o sin la anuencia de las burocracias sindicales. A participar de múltiples acciones como marchas , tomas de casetas, campamentos frente a oficinas públicas y cierres de carreteras. A promover asambleas sin o a pesar de los líderes sindicales. A un verdadero avance cualitativo en las acciones y en la conciencia proletaria misma.

Hemos visto también que esta nueva etapa es una etapa de claroscuros. Por un momento pareció que el descontento contra las modificaciones al régimen de jubilaciones y pensiones de los empleados público se desbordaría. Pero pronto aparecieron los aparatos sindicales (TODOS) para contenerlo. Vimos las primeras marchas de abril convocadas casi espontáneamente por los trabajadores. También, quienes asistimos, hemos sido testigos de cómo, cuando la cosa empezaba a amenazar con salírseles de las manos, de inmediato llegaron a dichas marchas los que antes se oponían o resistían -que para el caso es lo mismo- a salir a las calles-. Luego luego se presento Agustín (Charrustín) Rodríguez para marchar al zócalo, acompañado de sus compadres de siempre y de ahora: el nuevo dirigente sindical del IMSS y Francisco Hernández Juárez. Ellos y otros cuates suyos, de menor categoría asumieron pronto la tarea que todo dirigente sindical que se digne de serlo tiene que cumplir: mantener el descontento obrero en los cauces del propio estado, en primer lugar de los del sindicato como institución de este que es. En segundo lugar, impedir que se desarrolle una lucha verdaderamente independiente, que aunque sea por demandas económicas, por reivindicaciones gremialistas, pueda desembocar en una lucha política.

Su misión no es profundizar la lucha sino ahogarla en los marcos sindicales, su tarea no es desarrollar la extensión de esta sino limitarla lo más posible. Su objetivo no es promover la solidaridad de clase sino dividir a los trabajadores. Su interés no es defender las jubilaciones sino asegurarse así mismos y asegurar la continuidad del capitalismo que niega tales derechos.

Si no que respondan: porqué se oponen a que haya discusión o iniciativas que no salgan de los espacios "estatutarios", es decir, oficiales controlados por ellos mismos. Porqué no advierten que este ataque contra los trabajadores pensionados por el ISSSTE es la continuación de una ofensiva dirigida CONTRA TODOS LOS TRABAJADORES DE MEXICO. Porqué impiden que los trabajadores discutan conjuntamente, sin importar su centro de trabajo, institución o dependencia a la que pertenezcan. Porqué permitieron -todos ellos- el golpe a los trabajadores del IMSS cuando esto (y lo sabían) daba la pauta para que se eliminase toda la seguridad social.

A nadie engañan, todos sabemos que Agustín Rodríguez y sus incondicionales en el STUNAM quisieron posponer la movilización hasta agosto. Que se opusieron primero a los paros y luego cuando no pudieron impedirlos se tuvieron que sumar. Este no es un problema de corrientes buenas o malas, es lo que han hecho siempre este y los demás sindicatos; no dejar que los trabajadores nos organicemos si no es como ellos dicen que esta bien.

El paro del 2 de mayo fue un duro cuestionamiento al papel que tienen todos ellos: en muchas dependencias de la UNAM , fueron las asambleas y no el sindicato quienes impulsaron el paro. Este vio el peligro que ello significaba y quiso legitimarse con referéndums y demás formalismos que los trabajadores no necesitamos. Lo que ellos si necesitan es que todo se haga vía sindicato: que sea el sindicato quien decida cómo, cuándo y hasta dónde va a ser la movilización.

En otras dependencias gubernamentales ha sido lo mismo: los trabajadores toman la iniciativa y el sindicato es quien la quiere controlar siempre.

Vemos como, a la combatividad contra las reformas del ISSTE, el Estado contrapone a los sindicatos como arma para dividir y derrotar a los trabajadores; los partidos burgueses se infiltran y acarrean agua para su molino, los oportunistas llaman a construir grandes frentes para llevarlo todo a terreno electorero y de la democracia burguesa. Cuando logren controlar y dirigir el descontento -si es que lo logran-, harán lo mismo que en Oaxaca, nomás que aquí en lugar de dejar de lado la demanda salarial, aceptarán las reformas a la ley del ISSSTE, aquí en lugar de pedir la renuncia del gobernador, dirán que debemos pedir la del presidente. Que coincidencia, ¡que fácilmente se pone de acuerdo esta gente!

Está por verse. Parece ya imposible echar atrás la reforma. Son pocas las movilizaciones que aun mantienen un grado de independencia respecto a las burocracias sindicales. Incluso la CNTE se ve impregnada por los mismos intereses. Investiguen si no , sobre el oportunismo de los dirigentes de la sección XVIII en Michoacán. Cojean de la misma pata que Rueda.

3.Los otros en la Otra.

El primero de mayo dos mil trabajadores salimos a las calles . Quienes no se perdieron del trayecto como el que esto escribe, marcharon por las calles mas precarias del centro histórico de la Ciudad de México seguidos durante todo el tiempo por la policía uniformada del PRD y por la policía no uniformada de Gobernación, del GDF, o de ambos listos para atacar. En el zócalo se hizo un mitin cuando ya el acto oficial se había apagado. Repartimos un manifiesto apoyando a los trabajadores respecto a lo del ISSSTE, diciéndoles que estamos con ellos y lo mas importante, llamándolos a la organización política independiente, en contra del Estado, de sus partidos y del capitalismo.

No marchamos atrás del SME, aunque hubiera miles de electricistas, no marchamos con el STUNAM aunque hubo convocatoria. No fuimos con la PROMOTORA, ni con la CNTE, ni con la ONPP. Ni siquiera con la APPO oficial.

Esta marcha no fue la oficial, ni la que se disfraza de independiente. No estaba ahí ningún dirigente sindical. Estaban los de Atenco que se asumen como clase. Estaban los trabajadores del IMSS golpeados, aislados y reprimidos hace dos años por la izquierda y por la derecha del Estado. Estaban l@s trabajador@s sexuales que formaron buen contingente. Estaban los universitarios que ahora se le plantan de frente a los charros.

Estaban los jóvenes anarquistas y estábamos quienes, necios aún, defendemos el marxismo a estas alturas. Estaban otros compañeros y compañeras. No había ahí ningún partido político, con o sin registro. No había ninguna organización social de masas. A nadie se le tomó lista para conseguir vivienda o mantener el empleo. Simplemente estábamos los integrantes de La Otra Campaña que decidimos marchar ese día: el día internacional de las y los trabajadores.

Ahora se ataca dentro de la Otra a quienes propusimos esa marcha. Se ataca en especial a los que no aceptamos que se olvidara ese día bajo el argumento de que "no había condiciones para salir". Se ataca sobre todo a quienes, dentro de la Otra, hemos dicho que esta debe de dar su lugar a los trabajadores. A quienes nos hemos organizado bajo una perspectiva de clase y pugnado porque en la otra, el programa, los métodos y la organización correspondan a los intereses de la única clase que en este país y en el mundo puede acabar con el capitalismo.

Hoy nos atacan con calumnias. Son quienes siempre dentro de la Otra se han opuesto a cualquier definición de clase que no sea la de la que ellos representan y que, desde luego, no es la de los trabajadores.

Esta gente escupe al cielo: no dan discusión política sino que inventan fantasías. Su verborrea les va a caer encima.

Que digan, si son honestos , quiénes son los que han gritado e intentado acallar a otros, a todos los que discrepan un milímetro de su postura, de sus métodos, de sus balances. Quién ha insultado, como hiciera el renombrado dirigente social Alejandro Varas, que al finalizar una asamblea de la Otra, llamó "zonzo" a al que esto escribe.

Que digan cuándo han estado al lado de las luchas independientes y cuándo las han abandonado. Si no quieren dirigir a la Otra, pues que digan también porque no aceptan el acuerdo colectivo, ni siquiera cuando ese acuerdo los incluya a ellos.

En particular los señores de JRA, (últimamente se ha dado en llamarles por algunos como J-RBD-A), se han auto empleado en la autogestionaria labor de servir a la burocracia derechizante que está detrás de ellos. Estos señores, que tanto se ufanan de no buscar el poder, son los vivos representantes del Estado y del capital en la Otra Campaña. Su tarea favorita ha sido la de golpear toda expresión independiente y de clase.

En aras de superar a la ortodoxia y promover la diversidad, han cambiado el "sueña, baila, construye..." por el "haz berrinche, provoca, ataca". Piensan que UNÍOS, a quien sirven, se los va agradecer. Ingenuos. Suponen estas organizaciones que los trabajadores no van a tomar, tarde o temprano el lugar que les corresponde, dentro o fuera, con o sin la Otra. Se equivocan.

Esto no es una respuesta a nombre de otros.
La respuesta de otros y otras la tendrán si siguen atacando. Y si tal respuesta se da, no va a venir solamente de uno ni de "los diez de siempre", va a venir de más gente, que seguramente los pondrá en su lugar, con argumentos y discusión, no con mentiras como las suyas.

EPILOGO QUE AVISA

Para la clase proletaria en México hay dos caminos: o avanzamos desarrollando nuestra conciencia, construyendo nuestra organización y defendiendo nuestro programa político, que no es otro sino el de echar abajo la propiedad capitalista, o no avanzamos. Para la Otra Campaña, está por definir si puede construir un movimiento político revolucionario que de verdad cimbre desde sus raíces al sistema y luche por echarlo abajo, o si se va a perder en la defensa del programa de los de arriba, el de la defensa de la Nación y del Estado, dándole un "voto de confianza" al capital para prolongar su agonía y aseguras nuestra derrota.

Para las y los trabajadores, para los oprimidos y olvidados de todo el mundo no hay más alternativa: echar abajo al capital o reformarlo solamente. Revolución o barbarie

http://espora.org/okupache

 

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