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Venezuela, Madrid :: 07/04/2019

El chavismo explota las calles el día de la famosa "Operación Libertad"

Esther Yáñez Illescas
Cientos de miles de personas se manifestaron a favor de Maduro en toda Venezuela, mientras la concentración de la derecha languidecía

María ha venido desde Maracay para salir a manifestar en las calles de Caracas. He venido "por la patria", dice. María tiene 54 años y ha venido en un autobús público con su hermana Marifé y su marido, Leopoldo. Cuando llegaron a la estación caraqueña de La Bandera tomaron un taxi hasta el barrio de La Pastora, donde vive su prima Loli. Y allí se quedarán por lo menos hasta el próximo miércoles.

La marcha chavista del sábado 6 de abril se convocó bajo la consigna "Por la paz y la soberanía de Venezuela". Hay decenas de miles de personas en la calle. Tres puntos de salida en diferentes partes de la ciudad y un único punto de destino: Miraflores.

María (de blanco) quiso venir con su familia porque considera importante "estar en Caracas, hacer fuerza, estar unidos frente a las acciones injerencistas de EEUU"

"Aquí hay un pueblo que no se calla y que va a luchar siempre rodilla en tierra" dice María. El lenguaje del pueblo es parecido en cualquier lugar. En Caracas y en Maracay. Después de casi tres horas concentrándose en la avenida Libertador, uno de los puntos de salida de la manifestación convocada por el chavismo, la masa arranca a ritmo de tambores.

Después comentaría Diosdado Cabello, primer vicepresidente del PSUV, que más de 1.000 puntos como este se movilizaron en todo el país en la #OperaciónDefensaDeLaLibertad. "Qué hermoso pueblo tenemos en Venezuela", sentenció Cabello en su discurso antes de dar la palabra al presidente obrero.

El chavismo se moviliza después de un mes muy difícil para el país y para el pueblo. El 7 de marzo comenzó una oleada de apagones que dejó sin luz, sin agua y en completo caos a la mayor parte del territorio nacional.

La falta de servicios básicos se prolonga en algunos casos hasta el momento actual y Nicolás Maduro, lejos de adornos discursivos, afronta lo que denuncia como un sabotaje internacional contra el país caribeño, con bastante crudeza, alentando al pueblo a que se prepare para una guerra que ya comenzó. Denunció nuevos ataques contra el sistema eléctrico venezolano, de manera remota y desde Chile y Colombia.

Maduro recomienda a los venezolanos que aprendan a ahorrar luz y agua, que tengan velas en casa y una radio con pilas, para estar informados en caso de colapso nacional e incomunicación absoluta. No sería la primera vez, repasando la historia reciente.

Pero el pueblo venezolano aprende rápido y no se rinde. A marchas forzadas se organiza para sobrevivir adaptándose a lo que sea necesario. "Si no hay agua, se busca, si no hay luz, se inventa, se aguanta", dice Sofía, puño en alto, camiseta blanca, gorra roja, 35 años y dos hijos agarrados de su falda con ojos negro azabache y piel chocolate intenso.

"Mantenerse leales al legado de nuestro presidente Chávez es ahora más importante que nunca", dice Sofía. "Si caemos ahora, cae la revolución y eso es lo que ellos quieren conseguir [refiriéndose a Juan Guaidó y a la derecha]. El chavismo nos dio la luz que necesitamos, no necesitamos la luz eléctrica; nos dio un nombre, cédulas de identidad a los pobres. Si caemos llegará la derecha apátrida venezolana y nosotros volveremos a ser invisibles".

En el Palacio de Miraflores, varias horas más tarde, con el mismo sol y el mismo calor caribeño, toma la palabra el presidente Nicolás Maduro. De la mano de Diosdado Cabello recibe el Plan de la Patria 2019-2025, que se aprobó hace unos días en la Asamblea Nacional Constituyente. Este plan recoge todas las propuestas para mejorar Venezuela durante el segundo mandato de Maduro y parece cobrar especial importancia bajo la coyuntura actual.

El mandatario dice que tiene gripe, pero que se ha subido a esa tarima porque nadie le va a parar. "Leales siempre, traidores nunca", grita con energía visceral repitiendo el mantra chavista de las últimas semanas. "Qué pueblo tan valiente tenemos", continúa. Camisa gris crudo, estilo militar, canas más que incipientes. "No han podido ni podrán con Venezuela".

El discurso no es casual. El llamado a la organización vuelve a ser el eje central de sus palabras. "Máxima conciencia comunal, personal, familiar… Cuanto más preparados estemos más segura será la victoria de la paz y de la revolución Bolivariana".

Maduro sabe que no lo tiene fácil. Denuncia que el ataque al Sistema Eléctrico Nacional pretendía "dejar al país varios meses sin luz. Estamos en una verdadera emergencia eléctrica, en una verdadera emergencia nacional", y pide paciencia por el racionamiento que los venezolanos tendrán que sufrir todavía las próximas semanas. No hay fecha para la recuperación total.

El 2019 parece el año de la incertidumbre absoluta y el día a día cobra una importancia vital. El futuro no importa. Importa la reconstrucción minimalista del presente. Maduro anuncia el Plan Tanque Azul para que todo el mundo tenga su tanque en casa. Un tanque en Venezuela sirve para mucho. En él se acumula el agua para los momentos de escasez.

Un tanque cuesta dinero, bastante, dinero que se prioriza para comer, por ejemplo. El tanque azul o blanco cristal lo tienen las casas de la clase media alta o clase alta. Ahora, según este anuncio del presidente, los pobres también acumularán agua a conciencia. 

Al otro lado de la ciudad, hace horas que terminó la marcha opositora convocada por Juan Guaidó. El 6 de Abril era el día del simulacro de la Operación Libertad. En paralelo a la marcha chavista, la oposición también convocó a sus seguidores desde diferentes puntos de la capital para manifestarse, en este caso, hasta Corpoelec, la sede de la Corporación Eléctrica Nacional.

"Cada vez que se vaya la luz de sus casas, que se queden sin agua, incomunicados, salgan a la calle a protestar, a montar un peo [expresión coloquial venezolana que significa crear problemas]", les ha dicho el líder opositor una y otra vez durante los últimos días.

Y así, pocos cientos de personas con camisetas blancas (y nunca rojas) también han salido a las calles de Caracas en una jornada intensa. Pero la falta de información concreta sobre los objetivos y la poca fe que le tienen a Guaidó han provocado que su masa fuese mucho menor que la del pueblo chavista.

El discurso previsible de Guaidó, subido a un camión blanco metalizado, sin ninguna noticia o anuncio reseñable, tampoco ayudó a renovar energías entre los seguidores derechistas, apáticos tras más de dos meses de una "presidencia" interina o encargada que no termina de concretarse ni de cambiar las cosas sino a peor.

mundo.sputniknews.com / La Haine

 

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