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Argentina :: 12/01/2024

El FMI acordó con Caputo: plata no hay

Mariano Féliz
A pesar del triunfalismo de la prensa burguesa, el FMI solo prestará dinero para pagar las deudas del gobierno con el propio FMI. Y eso si se reducen los gastos sociales

En tiempo récord, un equipo del gobierno (encabezado por el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, el presidente del Banco Central Santiago Bausili y el Jefe de Gabinete Nicolás Posse) firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El pacto a nivel de funcionarios (staff-level agreement) deberá ser ratificado por el Directorio del organismo en las próximas semanas.

El acuerdo no incluye un préstamo de fondos frescos, como había solicitado el Ministro de Economía. El FMI tan sólo convino transferir los fondos acordados desde diciembre de 2023 y los previamente acordados (alrededor de 4700 millones de dólares). El dinero servirá para hacer frente a los pagos de la deuda (capital) con el mismo FMI que vence en enero, febrero y abril de 2024, sin incluir el pago de intereses. Recordemos que el dinero que el Fondo prestará son para pagar los vencimientos de la deuda que el Estado argentino tiene con el propio organismo a partir del endeudamiento iniciado en 2018.

El perdón (waiver) del FMI no es gratuito pero el acuerdo se acomoda a la propuesta de ajuste en marcha. Como dijo Milei durante la campaña, el Fondo aplaude la exacerbación del programa de recortes y reformas, por encima de lo ya acordado con el gobierno de Alberto Fernández.

Se establece un objetivo de superávit fiscal primario de 2% del PBI. Tal cual anunció Caputo en la primera semana de gobierno, alcanzar ese ajuste supone un recorte de gastos sociales equivalente a 5 puntos del PBI, en una combinación de reducción de gastos y suba de impuestos.

Para el Fondo esta sería un “ancla fiscal fuerte y creíble”. Asimismo, se estableció un objetivo de acumulación de reservas internacionales de al menos 10 mil millones de dólares en 2024, que requerirá mantener un tipo de cambio adecuado (es decir, la devaluación sostenida del peso y el aumento del dólar al menos al ritmo de la inflación).

Por otra parte, el FMI valoró positivamente el paquete de mega-Decreto de Necesidad y Urgenia (DNU) y proyecto de ley “ómnibus”, actualmente en debate parlamentario. Según el Fondo, este paquete debería apuntalar una reducción de las regulaciones (“red tape”) para eliminar los límites al crecimiento y las exportaciones, en particular en energía y minería.

El Fondo sostiene que aunque el camino a la estabilidad será “desafiante”, y “las cosas empeorarán antes de mejorar”, las acciones iniciales del gobierno han sido exitosas en “evitar el empeoramiento de la crisis”. Se nota que el ministro Caputo logró nuevamente engatusar al Fondo [o quizás está haciendo lo que le ordenó el Fondo].

El organismo cree que en la medida en que las acciones se implementen y se reconstruya la credibilidad, una desinflación gradual “comenzaría” a encaminarse junto a una “eventual” recuperación económica. ¿Muchos condicionales, no?

El organismo reconoce que la incertidumbre respecto a esta dinámica es grande, pero señala que el gobierno nacional se comprometió a recalibrar las políticas para alcanzar los objetivos acordados. En línea con esto, en conferencia de prensa Caputo, en el mismo tono amenazante típico del gobierno, señaló que “si no se aprueba la ley, habrá medidas más duras”.

El acuerdo con el FMI aparece menos como una solución a los problemas de la economía argentina, que como un mecanismo de presión del capital financiero internacional sobre el Congreso y el conjunto del pueblo. “Hagan lo que decimos o si no serán castigados”.

El Fondo está convencido [o por lo menos dice eso] de que el gobierno está construyendo apoyo político y social. En el acuerdo lo único que se señala en esta dirección es el aumento en al asignación universal por hijxs y la tarjeta alimentaria, la reducción de los programas sociales “con intermediarios”, así como el mantenimiento del valor real de las pensiones. Dado el aumento en la inflación, el congelamiento actual de las jubilaciones y pensiones, y el objetivo anunciado de reducir el gasto en previsional en al menos 0,4% del PBI en 2024, es evidente que esos objetivos son imposibles de cumplir.

En fin, el acuerdo entre el gobierno y el FMI tiene gusto a poco para las expectativas que el propio Milei había generado. El Fondo sólo garantiza hasta abril fondos para el repago de la deuda que el propio Caputo negoció en 2018 y Guzmán y Massa validaron posteriormente.

El Fondo da unas palmaditas al gobierno, sólo “pagando por ver” hasta donde logra avanzar el gobierno de Milei. Bajo la gerencia de Gita Gopinath, el FMI ve un ministro de Economía argentino y llora (sobre todo si le dicen “Toto”).

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