El menú de Wikileaks
Y no se crea que el paquete de chismes, groseros o divertidos, ha dejado de causar impacto. Trascendió que Obama proyecta cambiar personal de las embajadas que produjeron más irritación a diferentes gobiernos. El Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA han comenzado a estudiar los reemplazos necesarios.
Esta reorganización no se produce porque el mandatario norteamericano haya asumido la responsabilidad de lo ocurrido: “Tendremos que sacar a alguna de la mejor gente –manifestó un alto funcionario de seguridad nacional– porque teme que no le devolverán la confianza en los países en los que sirven” (www.thedailybeast.com, 4/12/10). Se adelanta que muy probablemente cambiará de destino Gene Cretz, el embajador en Libia que destacó, tal vez con envidia, la voluptuosidad de la enfermera ucraniana y rubia que acompaña a Khadafi cuando viaja. Tayyip Erdogan, primer ministro de Turquía, amenazó con querellar a Eric Edelman, ex embajador de EE.UU. en Ankara, que en el 2004 afirmó que el premier escondía una fortuna en bancos suizos. El Departamento de Estado está aprendiendo que en diplomacia hay detalles que es mejor no precisar.
El primer plato de Wikileaks, después de las entradas, es sin duda fuerte. Devela los planes secretos de la OTAN para instalar nueve divisiones de tropas de combate estadounidenses, británicas, alemanas y polacas en los tres estados bálticos y un elenco de puertos de Alemania y el norte de Polonia que recibirán fuerzas navales de asalto y buques de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña “en la eventualidad de una agresión armada (de Rusia) contra Polonia” (www.guardian.co.uk, 6/12/10). Una agresión muy improbable. Más bien parece un fortalecimiento del cerco en torno a Rusia.
Otras salsas: Brasil tiene una sed “insaciable” de armamento y colabora secretamente con EE.UU. en la lucha contra presuntos terroristas de San Pablo y la Triple Frontera: “con paranoia”, porque no quiere que se sepa. El Líbano está dispuesto a que Israel lo invada, con ciertas condiciones. El Departamento de Estado se siente frustrado porque hay multimillonarios sauditas que financian a los talibán y Al Qaida. Corea le proporciona misiles a Irán y Siria. Se estableció una lista de instalaciones en los cinco continentes que EE.UU. estima vitales para su seguridad nacional. En una palabra: los documentos filtrados pintan el paisaje del nuevo desorden mundial.
Un capítulo aparte es el cable de fecha 15 de mayo de 2009 que la embajada estadounidense en Tel Aviv envió al departamento que dirige Hillary Clinton. Se titula “¿Israel, tierra prometida del crimen organizado?”. Señala que tres figuras prominentes involucradas con el crimen organizado solicitaron y obtuvieron sendas visas para participar en una “convención relacionada con la seguridad” en Las Vegas. Zvika Ben Shabat, uno de los tres, es presidente de la H.A.Sh Security Group (www.mokedhas.co.il), una compañía que se dedica –precisa el cable– “al desarrollo de tecnologías y ya está presente en muchos mercados del mundo, entre ellos, Dinamarca, Bruselas, Italia, Nueva York, Singapur, Sudáfrica, Kenya, Nigeria, Sri Lanka y más. Ofrece tecnologías de seguridad para identificar y vigilar teléfonos celulares, vehículos, estructuras, computadoras, infraestructura y tecnologías WIFI”. Para espiar, pues.
El presidente del sector Seguridad de la H.A.Sh es el mayor general (R) Dan Ronen, ex encargado de coordinar el servicio de seguridad nacional y el ejército israelí “en la batalla contra el terrorismo” (www.sotpconvention.com), y su empresa opera en casi todo EE.UU. en aeropuertos y dependencias gubernamentales. ¿El título del cable del embajador de EE.UU. en Israel tendría una respuesta afirmativa? La actividad de esta mafia fue investigada por Carl Cameron, periodista de Fox News, hace años ya: el 17 de diciembre de 2001 informó que “el crimen organizado israelí presuntamente actúa en Nueva York, Miami, Las Vegas, Canadá, Israel y Egipto. Se alega que trafica cocaína y éxtasis... según documentos clasificados que obtuvo Fox News, vigilan los teléfonos celulares, bípers y hasta los teléfonos de las casas de los policías. (www.informationcleasringhouse.inf).
La posibilidad de cerrarle la boca a Wikileaks es cada vez más tenue. Assange está detenido, el sitio fue bloqueado y vuelto a bloquear, Amazon lo expulsó de su hospedaje, PayPal le canceló el servicio y un banco suizo le congeló la cuenta. Pero cuando se escriben estas líneas más de mil sitios en todo el mundo facilitaban el acceso a los documentos filtrados (www.guardian.co.uk, 51210). El diario libanés Al Akhbar ha publicado 183 cables de ocho embajadas estadounidenses en Medio Oriente y el norte de Africa que no dieron a conocer los cinco diarios que publican las filtraciones de Wikileaks. ¿Documentos que Assange adelantó previendo más presiones del Departamento de Estado que impedirían su publicación? Al parecer, el plato fuerte no se ha servido todavía.
Página/12