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Mundo :: 03/08/2005

El Perú de los discursos de fiestas patrias de Toledo

Raúl Wiener
La dictadura fujimorista y la democracia toledista logran ser simétricas. Sólo que la primera fue la que creó el mecanismo y la otra solo lo adapta a sus intereses

En el 2004, en un discurso de hora y media, Alejandro Toledo, con un país en plena crisis política, que demandaba su renuncia y adelanto de las elecciones, ofreció las siguientes respuestas:

(a)ante los reclamos sociales, informó que el "chorreo" ya se había iniciado y que la pobreza había disminuido de 54 a 52 % (días más tarde el investigador que se suponía había realizado esos cálculos los desmintió abiertamente, y muy rápido lo invitaron a salir del país, mientras el jefe del INEI hacía malabares para presentar un nuevo modelo para recalcular la pobreza a partir de las proteínas ingeridas, y no del ingreso de las personas o la satisfacción de necesidades, como justificación de los desacuerdos);

stentar su modelo económico, Toledo argumentó el inminente llegada del gas de Camisea, el inicio de la producción en las plantas de Ica y Lima y el abaratamiento de la tarifas de energía eléctrica (días después el presidente inició una cadena de inauguraciones de las distintas etapas del proyecto del gas -apertura de válvulas en la selva; llegada a Pisco del gas por el gaseoducto; conexión a la planta de distribución en Lima; primera casa con conexión de gas; primera piedra del primer grifo a gas natural; etc.-, y en cada una de estas ocasiones anunció baraturas y comodidades al alcance de todo el mundo);

(c)para capear el tema de corrupción que cuestionaba a su gobierno, hizo un espectacular anuncio: el presidente y la primera dama ya habían presentado una carta a la Fiscalía de la Nación y a la Contraloría para que sus cuentas bancarias, en el Perú y en el mundo, pudiesen ser abiertas; en reciprocidad el presidente pedía que las demás autoridades, funcionarios y líderes políticos del país, renunciaran a su propio secreto bancario para demostrar que todo el mundo tenía las manos limpias (unos días más adelante, Toledo ordenó a su primer ministro y demás miembros del gabinete, ponerse en una vistosa cola en la mesa de partes del Ministerio Público para entregar sus respectivas cartas para la apertura de cuentas bancarias, sin especificación de dónde se hallaban, sin que nadie siguiera su ejemplo, ni las autoridades de control demostrasen tener idea de que se podía hacer con tales documentos);

(d)para ofrecer una salida al impasse institucional, Toledo planteó una baraja de opciones para el cambio de la Constitución: (1) proseguir la reforma de Pease; (2) dotar de poderes constituyentes al siguiente Congreso; (3) discutir en el Acuerdo Nacional la posibilidad de convocar una asamblea constituyente (lo que siguió en este punto fue absolutamente nada; el Acuerdo Nacional, como siempre, no logró acuerdo alguno y el Congreso no pudo avanzar en ninguna reforma constitucional importante, salvo la que afectó los derechos de los pensionistas);

Eso fue en el 2004. Y el efecto de la operación fiestas patrias fue algunos puntos hacia arriba en las encuestas, hasta el momento en que nuevos escándalos se comieron el repunte y Toledo recuperó su realidad política de sobreviviente del poder.

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En julio del 2005, Alejandro Toledo tiene que lidiar con una movilización regional tan o más aguda y extendida que la del año anterior, pero que ya no tiene mayor impacto sobre la supuesta oposición representada el Congreso, cuya atención está dirigida hacia las elecciones del siguiente año. Los partidos han desertado de la lucha contra Toledo y preparan baterías para competir entre ellos. Por eso no han podido presentar una candidatura unida para la mesa directiva, luego de la lamentable performance de Flores Araoz, y de organizar algún tipo de protesta dentro de los actos de fiestas Patrias.

En medio de las venias de Ayaipoma (el encubridor d e la falsificación de firmas) y las vivas de la barra portátil de Perú Posible, Alejandro debe Toledo debe haberse convencido que esto de gobernar era realmente una pichanguita como pensaba en el 2001. De ahí la impavidez de algunos tramos de su nuevo discurso, esta vez de dos horas y quince minutos:


(a)en el aspecto social, volvió a anunciar el inicio del "chorreo" y la reducción de la pobreza, esta vez de 54.3% a 51.4%, como si no recordara lo que dijo un año antes. Más aún, como si no tuviera presente el desmentido de la vez anterior, esta vez respaldó sus cifras en una investigación de la Universidad del Pacífico, que salió de inmediato a negar tal responsabilidad; mientras el profesor de esa misma casa de estudios que fue contratado para fines del discurso de fiestas patrias, se excusó en que el presidente "sólo había utilizado la parte de la estadística que le era conveniente". Para alimentar la confusión, otra vez el jefe del INEI, metió sus bigotes para afirmar que su institución avalaba la tesis presidencial. Para lo que sirve. Cuando lo obvio es que dos años tratando de conseguir 2% de rebaja en la pobreza era demasiado ridículo para un gobierno e instituciones que pasan por respetables. Total, uno de dos peruanos sigue siendo pobre, y uno de cada cinco es pobre extremo, a pesar del crecimiento continuado de la economía durante 4 años, 48 meses sucesivos y, si quieren, durante 1,500 días; de la duplicación de las exportaciones; del 75% de incremento de las reservas; y del 30% de aumento de la deuda pública externa, que no se menciona, pero es dinero adicional ingresado a la economía.

specto macroeconómico, nuevamente apareció Camisea junto con Bayóvar, y ene concesiones grandes y pequeñas, entre ellas las el agua potable de Tumbes, con promesa de seguir por Piura, Chiclayo, Trujillo, Huancayo y otras localidades. Pero no dijo una palabra de porqué el gas natural no ha producido ninguna de las mejoras anunciadas y en cambio la electricidad ha elevado sus tarifas cada vez que el presidente declaraba que irían para abajo. No dio cuenta del lío del gas licuado que se vendía a precio de importado, siendo de origen peruano, y a pesar de la baja de los impuestos y de las mesas para que todos se ajusten se ha mantenido tercamente alto desafiando la autoridad del Ejecutivo y el Congreso. Celebró el crecimiento, "todavía insuficiente pero por encima del promedio de América Latina" y el auge exportador, pero estos datos tendrían mucho más significado si se hubiera podido explicar: (1) ¿cuál es el monto de utilidades de las grandes empresas mineras, petroleras, pesqueras, forestales, agro-exportadoras, industriales y de los bancos, aseguradoras, AFP, acumuladas en los últimos cuatro años?; (2) ¿cómo se ha redistribuido el ingreso en el país en la década de los 2000 y cuáles son las actuales brechas de desigualdad social?; (3) ¿cuánto de los ingresos por alza de precios en exportación se han reinvertido para la ampliación o creación de actividades económicas y la generación de nuevos empleos?; (4) ¿cuánto dinero en remesas de grandes empresas ha venido saliendo del país en los últimos años?. Sin esta información podemos estar festejando solamente la ganancia de las transnacionales, el agotamiento de nuestros recursos, el deterioro de las condiciones ambientales y de producción de la agricultura, la pesca de consumo humano, las pequeñas explotaciones madereras nacionales o las microempresas.

(c)en el aspecto de corrupción, Toledo se olvidó de las cuentas bancarias y de la investigación encargada un año antes, obvió los casos que involucran a su gobierno y a su persona, y en dos líneas anunció un ajuste de presupuesto para que se incremente el número de salas anticorrupción. Allí dónde debía hacer el balance de la promesa principal de la llamada "transición" del 2000-2001, que era la recuperación del país de lo que fue calificada como el más grave proceso de descomposición moral del Estado peruano, Toledo asumió que se trataba de cualquier cosa. El país estable, viable y posible del actual gobernante no logra sintonizar con el abrumador déficit de credibilidad y respeto que aqueja al sistema político peruano percibido por 9 de cada diez peruanos como profundamente corrupto.

(d)en el aspecto institucional, el resumen que puede hacerse es que sin pedirle una explicación al Acuerdo Nacional al que había encargado buscar una salida al enredo constitucional del gobierno, el presidente se mandó directamente a sostener la propuesta de un Congreso con poderes constituyentes para el 2006. Este planteamiento es tan oscuro e inviable jurídicamente como la reforma-sustitución que impulsó Henry Pease hasta el año 2003. Porque si las nuevas autoridades y el Congreso emergen en el marco de la institucionalidad vigente no tendrán de donde agarrarse para lograr el "consenso" para reformar o derogar la herencia del autoritarismo. Y, ¿de dónde saldrá el consenso?, ¿qué hará el milagro que personas elegidas dentro de los privilegios de un sistema, se muestren interesadas en abolir esos privilegios con su propio voto?, ¿si no funcionó la reforma de "consenso" durante este gobierno, por qué funcionará en el otro?, ¿tiene una idea Toledo de lo que debe ser una nueva base constitucional?, ¿y qué derecho tiene Toledo, Pease, o cualquier otro para decidir por el país lo que debe o no discutirse y definirse como nueva constitución?

A primera vista, el discurso parece simplemente repetitivo respecto al del año anterior. Incluso con las confusiones, contradicciones y falsedades que ya habíamos escuchado. Y tan repetido en el contenido, como en los énfasis, los gestos, las maniobras para poner en ambiente de popularidad al presidente, etc.

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Pero con todo hay un universo de ideas toledistas que van quedando y afirmándose: (1) que gobierno es economía de los grandes negocios, que el éxito de la inversión transnacional, debemos celebrarlo como nuestro (el Perú si puede), y que la tarea de los gobiernos es mantener esta orientación, como Toledo hizo con Fujimori; (2) que -si fueran ciertas las cifras presidenciales-, se requiere nada menos que cuatro años y 25% de crecimiento para bajar dos puntos de pobreza; de esta manera la meta del milenio de reducir a la mitad el número de pobres podría conseguirse en 60 años, siempre y cuando la economía en ese lapso logre ser cuatro y medio veces más grande que la actual; ese es el nivel de chorreo matemático que propone el presidente; (3) Toledo no puede exhibir cifras de empleo, ingreso promedio, mejoras en salud, educación, etc., que reflejen bienestar en la población, y oculta las cifras de bienestar de las grandes empresas (utilidades, impuestos, inversiones, remesas, salarios de altos funcionarios, etc.); (4) Toledo no se ha atrevido a defender el TLC que era un pieza clave de su proyecto económico; (5) la anticorrupción va a languidecer y morir de a pocos, con sobresaltos periódicos como la ley del arresto domiciliario votada por descuido en el Congreso, derogada a presión de la prensa e inconstitucionalizada por el Tribunal Constitucional, como si se tratara del gran tema de la moralización, que no lo era bajo ningún punto de vista; (6) Toledo y la clase política en su conjunto, carecen de un propósito claro para abolir y reemplazar la Constitución fujimorista; todos están contentos en este marco legal y/o tienen un miedo mayor a que el debate abierto pueda mover el escenario político e institucional más allá de lo que consideran conveniente y manejable; (7) está en camino un acuerdo político entre Toledo y los principales partidos para bloquear la emergencia de nuevas opciones políticas en el país, so pretexto de "dispersión", "peligro fujimorista", "riesgo extremista", etc., y que se evidencia en propuestas como la de reducir los candidatos, colocar vallas para la representación, cambiar las leyes electorales y de partidos a último momento, etc.

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Fujimori hizo del 28 de julio una celebración de su persona. Inventándose un cumpleaños para esa misma fecha logró que el discurso a la nación por fiestas patrias, fuese durante 11 años el preludio de la reunión con torta de sus partidarios en la plaza de armas. Toledo está haciendo lo propio con su particular invento que es el de proclamarse restaurador de la democracia.
De esta manera también en el tratamiento de la fecha más importante del calendario nacional, cuando el poder obtiene prerrogativas especiales para decir lo que le parezca, manejar los accesos a los locales públicos, el control territorial de centro de la ciudad y la organización de la parada militar, la dictadura fujimorista y la democracia toledista logran ser simétricas. Sólo que la primera fue la que creó el mecanismo y la otra solo lo adapta a sus intereses.

La pregunta es si estas convergencias son casuales, vienen de un enfoque equivalente de los problemas, o estamos ante un caso en que hay una asesoría común que repite la misma fórmula.

1.09.05

 

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