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México :: 14/06/2018

El proceso electoral en México (II)

Andrés Avila Armella
¿Un neo-desarrollismo dirigido por MORENA como posible salida a la crisis?

López Obrador desde nuestro punto de vista, está haciendo una maniobra política relativamente astuta, sin embargo, para muchos de los actores sociales y políticos genera confusión. Su maniobra consiste por una parte en trazar una campaña que discursivamente está dirigida sobre todo a la pequeña y mediana burguesía, planteando a esta última como el actor principal que dinamizará la economía mexicana a través de sus inversiones en el mercado interno, pero por otra parte, trata también de dirigir un discurso atractivo para las mayorías trabajadoras a quienes ofrece estabilidad en los precios de sus medios de vida y un relativo respeto a la vida sindical. En términos generales, AMLO ofrece una suerte de proyecto neo-desarrollista en donde el mercado interno pueda rescatar a algunas empresas de la ruina y a algunos trabajadores de la miseria.

AMLO le ofrece al bloque hegemónico una nueva propuesta de alianza que no implica un sacrificio sobre su riqueza actual, explicándoles la necesidad política de abanderar las propuestas de sectores subordinados de la burguesía y en menor medida de las clases explotadas. La recompensa a todo esto será la estabilidad política y la certidumbre de sus inversiones. Para concretar esto, es necesario que él, no se presente públicamente como un candidato del bloque hegemónico, sino como un candidato del "pueblo" que sin embargo no tiene una enemistad profunda con el bloque hegemónico.

¿Pero cómo logrará AMLO representar puro beneficio sin ningún sacrificio? Para los grandes capitalistas, quienes no son nuevos ni ingenuos en temas económicos y políticos, quienes toman decisiones con la mano en la cartera y no en el corazón, está claro que mayor bienestar para el pueblo sólo puede representar para ellos, menor posibilidad de afianzar sus privilegios. Para resolver esto, AMLO propone en el discurso dos mecanismos de solución:

1.- El recorte del gasto público destinado a satisfacer caprichos y privilegios de la burocracia política, además de tapar el agujero financiero que para el gasto público representa la corrupción. De esta forma asegura que la rentabilidad del gran capital y de la mediana burguesía no se verá sacrificada, y ofrece ser el capitán de un pelotón que acepta inmolarse a sí mismo, para evitar el sacrificio de aquellos.

2.- Alcanzar la tan prometida tasa de crecimiento del 7% anual, asegurando que cualquier gasto extra que se haga para compensar la pobreza, la explotación o el rezago de la pequeña burguesía, saldrá del superávit económico y del ahorro en gastos burocráticos. Es decir, no se sacrificará la riqueza existente para repartirse, se creará nueva riqueza.

La primer propuesta puede ser aceptada y aplaudida tanto por el bloque hegemónico como por la burguesía en general, quienes de por sí sienten desprecio por la burocracia parasitaria y llevan años demandando un control de la corrupción, además de que por supuesto, están interesados en un producto que ofrece ser tan eficiente como barato.

La segunda propuesta encierra sin embargo otro problema, es posible que elementos de la mediana y pequeña burguesía, así como de las clases explotadas crean en esa promesa, y ante la situación tan desalentadora de la economía mexicana, decidan apostar por ella. El bloque hegemónico por su parte, sabe muy bien que eso no es posible, que las condiciones del desarrollismo de los años cincuenta del siglo XX no están vigentes y que eso ni resulta políticamente necesario ni económicamente viable. Los grandes imperios comerciales que dominan el mundo, algunos de ellos asentados en México, no llegaron a esa posición a través de corazonadas y supersticiones, sus inversiones y movimientos son calculados científicamente, tienen equipos de asesores financieros, comerciales y políticos que trabajan exclusivamente para analizar esas variables y la posible influencia en sus negocios; de sus aciertos y desatinos dependen billones de dólares y no suelen jugar con eso.

Para el bloque hegemónico, es evidente que esa segunda propuesta es simplemente un engaño, lo cual, aunque moralmente no les importa, sí les genera incertidumbre ¿Para quién es ese engaño? Si el engaño es para el pueblo de seguro no tienen ningún problema para aceptarlo, pero, ¿Será que AMLO pretende engañarlos a ellos? Esta segunda pregunta puede responderse de manera directa, y es por eso que los representantes del bloque hegemónico tienen interlocución directa con los candidatos, para hacer preguntas concretas y establecer compromisos concretos. AMLO lo sabe y por ello ha buscado acercarse y celebrar acuerdos privados con los representantes del bloque hegemónico, para asegurarles que no hay de qué preocuparse.

Aun así puede persistir la pregunta de si el bloque hegemónico ha de mantener reservas frente a MORENA y AMLO, lo cual pensamos que se responde afirmativamente por cuando menos dos razones claras.

1.- Porque aun sabiendo que no cumplirá las promesas a la mediana y pequeña burguesía, además de por supuesto a los trabajadores y demás explotados ¿Qué va a pasar cuando caduque la "esperanza de México"? Ese bloque histórico que pretende formar AMLO se desvanecerá y puede provocar reacciones diversas de las clases engañadas, y una vez perdido su principal capital político que es la posibilidad de poner orden a través de su propio carisma y legitimidad, ¿Cómo va a controlar las respuestas ante la desilusión? ¿Recurrirá a la represión tal como el PRI y el PAN? y, si es así ¿Qué ventaja tiene elegirlo a él y a su partido de reciente formación? Aparentemente la ventaja que ofrece se podrá desvanecer en poco tiempo y puede generar un escenario incierto.

2.- El proyecto de AMLO es visto por el Bloque Hegemónico como experimental y algo riesgoso. Aunque la situación económica exige audacia, y por lo tanto el experimento se antoja necesario, de cualquier modo es un riesgo que muchas veces se prefiere evitar, apegándose a lo conocido; en ese sentido, es claro que los equipos de burócratas encabezados por Meade y Anaya, son más conocidos para el bloque hegemónico y aunque desconfían de su capacidad, confían ciegamente en su lealtad. Al final de cuentas, AMLO aparece en escena como un jugador externo, poco conocido por ellos y poco confiable, les provoca dudas que los otros dos candidatos no. AMLO ha tratado de reducir ese factor de incertidumbre acercando a colaboradores que sí son de la plena confianza del bloque hegemónico y de los organismos financieros internacionales, ejemplo de ello son Guillermo Ortíz Martínez, Graciela Márquez Colín, Víctor Villalobos, Javier Jiménez Espriú, y Esteban Moctezuma Barragán.

La posible conclusión del proceso electoral en curso

El bloque hegemónico en su conjunto difícilmente apostará todas sus cartas a AMLO, pero también es muy difícil que apueste por ahora, todas sus cartas a impedir su triunfo, como sí lo hizo en el 2006, al final de cuentas el mundo no acaba en julio y si acaso se confirmaran sus miedos, tienen muchos mecanismos para impedir que un presidente se salga de control. La historia reciente de América Latina es prueba de ello. Los únicos presidentes contra hegemónicos que permanecen en su puesto, Maduro y Evo , están respaldados por fuertes procesos de organización popular, mientras que AMLO carece de ese elemento.

Por ello es que entre otras cosas no deben dejar caer tan drásticamente la campaña de Meade y Anaya, además de esforzarse en respaldar el PRI y PAN en mantener espacios en el congreso y en gubernaturas y municipios, pues claramente será necesario que de ganar AMLO, tenga contrapesos que lo limiten e impidan que tome decisiones que vayan más allá de lo previsto.

En la política pueden pasar muchas cosas y ningún escenario es ciento por ciento descartable, dialécticamente es posible el error y pueden intervenir variables que alteren cuando menos el curso general de las cosas, pero normalmente no procede predecir locuras y errores sin mayor fundamento político; dentro de esas posibilidades está el fraude electoral, el golpe de Estado, el asesinato y todas las que la Historia nos hace ver como reales. Sin embargo desde nuestro punto de vista, el recurrir a alguna de esas opciones ahora por parte del bloque hegemónico de la clase dominante sería un error monumental, y si son sensatos no lo van a hacer, por ahora cuentan con mejores recursos, los cuales ya han venido usando y seguramente lo seguirán haciendo. Repetir el fraude del 2006 o intentar borrar a AMLO del mapa sería aventurado y más arriesgado que dejarlo gobernar. Si eso llegara a ocurrir, cambiaría significativamente el panorama, implicaría otro análisis y por tanto otras m edidas a tomar, sin embargo en este momento resultaría alarmista y poco serio apostar al escenario más catastrófico para llamar la atención.

Otro de los resultados es que el PRD se está jugando todo en la candidatura para jefa de gobierno de la Ciudad de México, la cual, de ganar, sólo le dará un poco más de vida, pero a estas alturas está claro que el PRD va a pasar a sumarse a la larga lista de partidos de trayectoria corta y torpe en la historia electoral de México, atenido a aliarse coyunturalmente con alguno de los partidos principales y esperanzado a gobernar algún municipio y conservar alguna bancada en el congreso, se desdibujará aun en el imaginario político como "partido de izquierda" para ser sustituido, por MORENA.

El PAN, aunque debe recuperarse de sus divisiones internas y demás asuntos, no tendrá problema con mantenerse como el partido referente de la derecha, la iglesia católica y algunos grupos empresariales y conservadores, sobre todo de la zona del Bajío y norte del país, en tanto no surja otra fuerza similar que la reemplace, el lugar que ocupará tras la elección de julio, bien puede ser el acostumbrado, lo cual lo deja en una posición adecuada para mantenerse en la baraja burocrática. Lo más probable es que el PAN y sus círculos políticos cercanos sean quienes más se van a involucrar a partir del 2 de julio, a organizar toda la campaña anti López Obrador, serán quienes dirijan desplegados, pronunciamientos y manifestaciones en contra del gobierno siguiente, estarán a la espera de cualquier error, escándalo y detalle, tal como lo hacen los partidos demócrata-cristianos en el mundo y en América Latina.

El PRI, se mantendrá un tiempo más como el partido de referencia en cuanto a formación de la burocracia política, demostrará una vez más que es capaz de seguir órdenes de arriba aún a costa de su propio sacrificio y será recompensado con su sobrevivencia plena, lo cual le permitirá seguir en posición muy favorable para campañas sucesivas. No debemos perder de vista ni por un minuto, que el gobierno de Peña Nieto ha dejado complacido al bloque hegemónico de la clase dominante, pues se portó como todo un soldado del régimen, aceptó el sacrificio propio ante la historia para poder cumplir con los designios del bloque, tal como lo hiciera Gustavo Díaz Ordaz en su momento; Peña Nieto y el PRI, cumplieron pasando la reforma energética, colaboraron con Estados Unidos en materia internacional, reprimieron maestros, echaron a andar la construcción del aeropuerto y lograron reprimir a cientos de manifestaciones de trabajadores y campesinos por todo el país; claro está q ue habrán dejado asuntos sin resolver, algunos de los cuales exigen el cambio de partido, pero de ningún modo el bloque los da por reprobados, permitir que cambie el partido político en el principal cargo de gobierno es en estos momentos para el bloque hegemónico, un ajuste táctico necesario.

Por ahora, algunos de los cuadros y simpatizantes del PRI migrarán a MORENA como ya lo han venido haciendo, y otros tantos, los que alcancen "hueso", estarán maniobrando en sus espacios de poder en los gobiernos de algunos estados, en su bancada en el Senado y en la cámara de diputados así como cientos de municipios en donde tienen el pleno control. En otras palabras, el PRI no se va a ir, por lo que su final no está en juego en la presente elección, eso sólo podría ocurrir como resultado de otros procesos.

Los resultados para la clase trabajadora y el pueblo trabajador en general De algún modo ya hemos establecido líneas atrás que la condición objetiva de las mayorías trabajadoras de México, no cambiará sustancialmente, esto sólo podrá ocurrir de manera marginal a algún subsector de la clase trabajadora y de la pequeña burguesía que por alguna razón salga favorecida de la promoción de algún experimento simbólico del nuevo gobierno; algún programa social, algún producto o alguna obra. En todo caso, reconocemos que hay un proceso subjetivo que debemos atender con cuidado.

Como marxistas comprendemos la fe como un resultado subjetivo de la parcialidad con que las personas experimentan la realidad material combinado con la actividad ideológica de la clase dominante y del Estado, no nos extraña su existencia y sabemos que para superar la superstición enraizada en la sociedad se necesita a su vez, superar una serie de factores enajenantes y que ello sólo podrá hacerse en el tránsito del socialismo al comunismo. Así pues, entendemos la devoción popular por AMLO como un acto de fe, y como en otros casos, no nos opondremos a su manifestación; si el pueblo quiere manifestar su fe por AMLO el primero de julio, nosotros no se lo impediremos, entendemos muy bien que el pueblo mismo tiene que experimentar en sus propias creencias y someterlas tarde o temprano al juicio infranqueable de la realidad material. Pero también consideramos que nuestro papel no es promover la fe y que el hecho de que esta sea generalizada no nos autoriza a sumarnos, como no lo hemos hecho a la fe católica o religiosa en general.

Lo importante es considerar que habrá mucha gente ilusionada con la posibilidad de un cambio y que gran parte de esa gente saldrá desilusionada más tarde o más temprano, por otra parte sabemos que las fuerzas políticas más reaccionarias tratarán de capitalizar esa desilusión para generalizar más un rechazo a todo lo que se diga de izquierda y abonar en la nostalgia y la confianza en instituciones profundamente reaccionarias como la iglesia católica, el ejército mexicano, los medios de comunicación con mayor poder, los empresarios, etc.

Ante dicha situación, la izquierda revolucionaria y comunista tiene que pasar a un siguiente nivel en cuanto a su capacidad y habilidad política, nada ganaremos si aparentamos que estamos ansiosos de ver a MORENA y a AMLO fracasar, eso nos haría parecernos al panismo y facilitaría que el partido que entre al gobierno nos ataque diciendo que le hacemos el juego a la derecha. Tenemos que ser tan meticulosos y precisos como lo fue Lenin, fortalecer más nuestra parte científica y depender menos de nuestra capacidad discursiva. Nuestros argumentos y métodos tienen que ser claramente distintos tanto de quienes ahora ocuparán el gobierno como de sus detractores dentro del espectro de Estado. Será necesario seguir construyendo poder popular donde sea posible y fortalecer cualquier espacio de resistencia proletaria, indígena, campesina o popular. Tenemos que tener muy claro que ante cualquier disputa entre la clase trabajadora o distintos sectores de los explotados y el gobierno de AMLO, tenemos que estar resuelta y claramente con los primeros, pero entender con la misma claridad que no podemos sumarnos a nada de lo que hagan los sectores conservadores y profundamente reaccionarios.

Tenemos que tener muy presente que no es nuestro papel decir que nosotros seríamos mejores gobernantes que el partido gobernante, sino mostrar al pueblo trabajador que es él quien tiene mayor capacidad constructora que cualquier equipo de burócratas, nuestra función es coadyuvar a que eleven su nivel político, acompañarlos en el aprendizaje y la experimentación, mientras consolidamos nuestra capacidad de dirigir efectivamente un proceso revolucionario cuando la historia genere las condiciones idóneas para ello.

Estas elecciones, por todo lo descrito aquí, nos han colocado en una posición difícil frente a los trabajadores, ante la izquierda internacional, incluso la revolucionaria, quienes tal vez ven desde lejos el proceso electoral en México y quieran compartir el entusiasmo por la factibilidad del "cambio". Esta situación, como dijimos al principio del presente artículo, nos ha obligado a dar muchas explicaciones, y en adelante, la exigencia será aun mayor, será necesario resistir a los intentos que haga el bloque hegemónico para utilizarnos, y que haga MORENA para cooptar cuadros, desarticular nuestras organizaciones e interponerse entre nosotros y los trabajadores; es por ello que la tarea se hace tan indispensable como difícil, pero lo más importante es que será irrenunciable.

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