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EE.UU., Mundo :: 18/10/2023

El SARS-CoV-2: ¿arma de la guerra biológica? (III)

Carlos Fazio
Cada vez que el Pentágono y la CIA muestran interés en patógenos como el ántrax, la gripe aviar o el coronavirus, éstos se convierten después en pandémicos

El paralelismo entre los estudios relacionados con ántrax en el centro de investigación sobre guerra biológica del ejército de EEUU en Fort Detrick a comienzos del siglo XXI (utilizado para sembrar miedo y facilitar la imposición de la autoritaria Acta Patriótica después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001) y el ejercicio de simulación de una pandemia de coronavirus del Evento 201, copatrocinado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Universidad Johns Hopkins, el Foro Económico Mundial de Davos, el magnate Bill Gates y la agencia Bloomberg y que anticipó la pandemia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de marzo de 2020, exhibe un dato común: a partir de campañas de saturación mediática de la prensa hegemónica, al igual que el 11/S de 2001, el virus corona contribuyó a crear una atmósfera de histeria, pánico y paranoia, dirigida a generar la obediencia total y la conformidad social urbi et orbi.

En ese contexto, y como parte de sus planes estratégicos para el establecimiento de un control biológico global, cabe consignar que el 21 de julio de 2023 se dio a conocer que Washington creó la Oficina de Política de Preparación y Respuesta a Pandemias, encabezada por el general retirado de la Fuerza Aérea y director principal de seguridad y biodefensa del Consejo de Seguridad Nacional, Paul Friedrichs. Y que como se señaló en las entregas anteriores, cada vez que el Pentágono y la CIA muestran interés en patógenos como el ántrax, la gripe aviar o el coronavirus, éstos se convierten después en pandémicos.

El pasado 16 de agosto el gobierno de la Federación Rusa publicó un informe sobre la actividad biomilitar de EEUU, donde como resultado de los documentos que cayeron en poder del ejército ruso en la Operación Militar Especial (OME) en curso en Ucrania, se sugiere que el desarrollo de la pandemia de 2020-21 plantea preguntas sobre la naturaleza posiblemente intencional del covid-19 y el involucramiento de EEUU en el incidente.
El siguiente paso de EEUU, dice el informe del jefe de las tropas de protección biológica, química y nuclear de las fuerzas armadas rusas, teniente general Igor Kirillov, fue la creación de la oficina del general Friedrichs. Agrega que el instituto sobre enfermedades infecciosas de Fort Detrick, dirigido por el coronel Constance Jenkins, jugará un rol de dirección en el programa de guerra biomédica del Pentágono.

Documentos obtenidos durante la OME en Ucrania muestran que la institución está involucrada de manera directa en la recolección de patógenos peligrosos en el mundo (Sudamérica, África, Transcaucasia y el sudeste asiático), así como en la implementación de programas de doble uso ordenados por la Agencia de Defensa para la Reducción de Amenazas del Departamento de Defensa (DTRA) de EEUU.

En abril de 2021, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Pátrushev, ya había advertido que los biolaboratorios de EEUU se instalaban por una extraña coincidencia, cerca de las fronteras de Rusia y China, y se había detectado brotes de enfermedades no típicas de esas regiones en áreas adyacentes. Y agregaba: Nos dicen que estaciones sanitarias y epidemiológicas pacíficas operan cerca de nuestras fronteras, pero por alguna razón recuerdan más a Fort Detrick, en Maryland, donde EEUU ha estado trabajando en el campo de la biología militar durante décadas.

Washington aceptó públicamente que dirige 336 biolaboratorios en 30 países. Pero los contratos hallados por el ejército ruso en Ucrania sugieren que firmó contratos similares con 49 países. A su vez, la subsecretaria de Estado de EEUU, Victoria, fuck Europe!, Nuland, admitió ante la comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU, la implicación de su gobierno en las investigaciones biológicas en Ucrania, tan peligrosas que Washington temía que ese material biológico llegara a caer en manos de las fuerzas rusas.

A partir de 2016, Ucrania realizó investigaciones sobre armas biológicas en los biolaboratorios construidos por la DTRA. Rosemont Seneca Technology Partners (RSTP), filial de Rosemont Capital, fundada en 2009 por Hunter Biden −hijo del presidente de EEUU Joe Biden−, y por Christopher Heinz −hijo político del ex secretario de Estado John Kerry−, servía de enlace entre el Pentágono y el Ministerio de Sanidad de Ucrania. Los experimentos eran realizados a pedido del Centro Nacional de Inteligencia Médica de EEUU a través de la DTRA y de la compañía de Biden y Kerry junior, RSTP. Los resultados de las investigaciones se enviaban a los biolaboratorios militares de Fort Detrick. Ergo, no es posible desconocer las implicancias del clan Biden en la trama de los biolaboratorios.

El informe Revisión de la postura de biodefensa, hecho público por el Pentágono el 17 de agosto, afirma que EEUU enfrenta una aguda amenaza de adversarios extranjeros definidos como no cooperativos, hostiles o inflexibles, que presuntamente están desarrollando programas avanzados de armas biológicas. Al respecto, Scott Bennett, ex oficial de operaciones sicológicas del Ejército y ex analista antiterrorista del Departamento de Estado, señaló que EEUU intenta obtener una licencia para seguir desarrollando armas biológicas dirigidas a explotar vulnerabilidades genéticas y de ADN específicas de personas de ascendencia eslava, asiática y persa-hindú en laboratorios estratégicos en países que rodean a Rusia, China, Irán, India y Corea del Norte.

Con base en el informe del Departamento de Defensa, Bennett no descarta que Biden y sus manipuladores pudieran desencadenar un evento de bandera falsa dentro de EEUU en forma de arma biológica o bomba sucia, para generar miedo y caos necesarios para imponer la ley marcial y controlar a la población.

Afirma que Biden necesita una guerra para distraer a la opinión pública de la autoimplosión del armamentismo del dólar (como moneda fiduciaria del imperio), las sanciones económicas y el intervencionismo militar. Dice: Necesita generar un enemigo y nada mejor que un arma biológica invisible. Y según él, el informe prepara la siguiente fase, que es culpar a un adversario externo por la caja de pandora que EEUU creó.

La Jornada

 

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