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Medio Oriente :: 14/10/2023

El sionismo en la línea divisoria de la historia

Jeremy Salt
Alentado y permitido por "Occidente", en contra de todas las señales de advertencia, el régimen sionista se ha puesto en un camino contraproducente y autodestructivo

Tal vez ninguna cuestión defina la línea histórica, política y de civilización entre Occidente y el Sur Global de forma más cruda que la entidad sionista implantada en Palestina. Occidente, con su historia de más de medio milenio de invasión, ocupación, masacre, limpieza étnica y colonización, apoya a Israel. El Sur Global, invadido, masacrado, ocupado, limpiado étnicamente y colonizado por Occidente durante más de medio milenio, entiende por experiencia colectiva por lo que están pasando los palestinos y apoya la justicia de su causa. No son sólo los palestinos y la entidad de colonos los que están en guerra, sino la propia historia.

Si Occidente se hubiera comportado responsablemente no estaríamos donde estamos ahora, al borde de una guerra regional total que podría volverse global. Occidente creó Israel violando sus propios principios y abusando de los derechos de los palestinos. En una época de descolonización, la creación de una nueva entidad colonial de colonos era tal contradicción -tal violación- del principio fundamental de autodeterminación de la ONU que la resolución de partición no habría sido aprobada por la Asamblea General en 1947 si Estados Unidos no hubiera intimidado a las delegaciones vulnerables.

Occidente se quedó de brazos cruzados cuando las milicias sionistas llevaron a cabo la limpieza étnica de Palestina, expulsando de su tierra natal a entre 750 mil y 800 mil personas y destruyendo casi 500 de sus aldeas. Quedó de brazos cruzados cuando Israel comenzó a masacrar palestinos en Gaza en la década de 1950 y se ha quedado de brazos cruzados desde entonces, negándose a castigar o frenar a Israel sea cual sea la terrible gravedad de sus crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Esto es con lo que los palestinos han tenido que vivir durante casi ocho décadas y, sin embargo, cuando contraatacan de una manera que hiere gravemente a la entidad sionista, son ellos los que son los "animales humanos", como los llama Gallant.

Downing Street y la Puerta de Brandenburgo están cubiertas con la bandera israelí, y la Casa Blanca está iluminada de azul y blanco, como siempre lo ha estado. Los medios de comunicación se entregan a un festival de odio antipalestino, carente de toda comprensión del pasado, y dan licencia a Israel para arrasar Gaza en venganza. Se detiene en el sufrimiento de los niños judíos y de sus padres, pero no se interesa más por el sufrimiento de los padres palestinos y de sus hijos que en el pasado. No son más que animales humanos, salvajes, bárbaros, una horda. La retórica de los medios de comunicación es del siglo XIX en su crueldad.

Israel ha vivido en permanente violación del derecho internacional desde 1948, y sin embargo Occidente, cegado por su culpabilidad, profundamente antisemita bajo la superficie, no sólo lo permite sino que lo autoriza, financiando, armando y protegiendo a Israel a cada paso, haga lo que haga, cometa el crimen que cometa. No es de extrañar que hayamos llegado al punto actual de una confrontación que podría envolver Medio Oriente y atraer a potencias exteriores.

Se abusa de los palestinos como si el pasado nunca hubiera ocurrido, cuando nada puede entenderse si no es a través de la lente del pasado. 1948 fue sólo el comienzo de una guerra abierta contra los palestinos y contra cualquiera que les apoyara. En las décadas siguientes, en Palestina, Líbano, Siria, Egipto y Jordania, los sionistas masacraron a decenas de miles de hombres, mujeres y niños.

Sólo en tres meses en el Líbano, en 1982, mataron a cerca de 20 mil palestinos y libaneses, casi todos civiles, pulverizándolos desde el aire, el mar y la tierra. Sólo la atrocidad más atroz, la matanza de entre mil 200 y tres mil personas en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, supervisados por Israel, fue suficiente para que Occidente se sentara y tomara nota, e incluso entonces Israel no fue castigado.

En Líbano, en 2006, los israelíes masacraron a otras mil 400 personas, entre ellas cientos de mujeres y niños: en Gaza, 2008/9 y 2014, más de mil fueron asesinados en cada ocasión. En estas embestidas, se destruyeron bloques de apartamentos enteros y familias enteras. No hay familia palestina que no haya perdido a padres, abuelos, hijos, hermanos, hermanas, tíos, primos y amigos en estos ataques. Se bombardearon hospitales, escuelas y ambulancias mientras los mismos colonos que sollozaban en los medios de comunicación ahora se sentaban en sillas de jardín y vitoreaban la muerte y la destrucción al otro lado de la valla de Gaza.

Francotiradores asesinan a palestinos, soldados y colonos matan impunemente en Cisjordania, donde se asientan tierras violando el derecho internacional, y los gobiernos que respaldan a Israel ni se inmutan. Decenas de niños han muerto ya este año, cientos a lo largo de los años. Los están matando en Gaza incluso mientras se escribe este artículo.

En la Jerusalén ocupada, protegida por soldados y policías, cientos de fanáticos invaden regularmente el Haram al-Sharif, planeando y esperando el día en que Al-Aqsa pueda ser destruida. Ninguna provocación podría ser más incendiaria para los musulmanes de todo el mundo, pero esto es lo que fomenta la entidad de los colonos.

Los gazatíes están encerrados en un campo de concentración al aire libre, como se describe a menudo, privados deliberadamente durante años de las necesidades vitales para ellos y sus hijos, masacrados intermitentemente en grandes cantidades, y sin embargo, cuando finalmente estallan, ellos son los únicos culpables. El Estado sionista ha convertido sus vidas en una lucha por la supervivencia básica, mientras los jóvenes se divierten a poca distancia de donde los palestinos están miserablemente encarcelados. ¿Ha tenido tanto éxito el adoctrinamiento que no saben que están bailando en una tierra étnicamente limpiada?

En la década de 1990, los palestinos estaban dispuestos a aceptar el 22 por ciento de su tierra en aras de la paz, pero no pudieron conseguir ni siquiera eso. "Israel ha corrompido, degradado, desechado o descartado todas las iniciativas de paz de los palestinos y los Estados árabes porque no quiere compartir, quiere toda Palestina. Por la fuerza la ha tomado y por la fuerza pretende mantenerla.

Como el robo no prescribe, los palestinos seguirán resistiendo. Es su derecho de acuerdo con el derecho internacional. Cuentan con el apoyo del mundo musulmán, así como de los cristianos y de los muchos ciudadanos de a pie de Occidente que saben lo que es Israel y lo que ha hecho, que no apoyan las políticas irresponsables de sus gobiernos. Los palestinos no carecen de amigos. Se encuentran en el centro de un "eje de resistencia" en Medio Oriente que está armado y preparado para enfrentarse a Israel en defensa de los derechos palestinos y musulmanes.

Alentado y permitido por Occidente, en contra de todas las señales de advertencia y luces intermitentes, el régimen sionista se ha puesto en un camino destructivo, contraproducente y autodestructivo. Israel parece decidido a seguirlo hasta el amargo final, causando una destrucción masiva a su pueblo, a los palestinos y a la región.

* Iinvestigador de la Universidad de Bilkent, en Ankara.
Al Mayadeen

 

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