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México :: 19/06/2011

El trabajador precarizado bajo amenaza de la democracia mexicana

AgrupaT
El caso del gobierno de “izquierda” de la Ciudad de México

Las administraciones de “izquierda” han podido permanecer al frente del Gobierno de la Ciudad de México gracias a que han mantenido una mediana línea de programas sociales en beneficio de la ciudadanía. Sin embargo, si analizamos un poco, encontramos que esto es una apariencia, pues detrás de todos estos programas se esconde el frio interés por mantener el aparato burocrático, lo cual permite engordar las carteras de quien lo controla.

En días recientes se ha anunciado el despido masivo de personal contratado flexiblemente por parte del DIF-DF, institución mediante la cual se despliegan algunos programas sociales. Esto no hizo más que desnudar el discurso “social” y dejar al descubierto las crueles condiciones laborales que mantiene el Gobierno de la Ciudad al interior de sus instituciones.

La envoltura legal que apareja las actuales condiciones de los trabajadores se manifiesta en las diversas modalidades de contratos flexibilizados, los cuales lo someten a las injustas condiciones impuestas por el “empleador”, por lo que ven así deterioradas y precarizadas sus normas de trabajo y por consecuencia, sus condiciones de vida. Personal con contratos temporales y por honorarios, sin seguridad social, ni prestaciones, ni derecho a antigüedad o a aumentos de sueldo, engruesan la filas de esta fuerza de trabajo mediante las ya típicas formas neoliberales de contratación, la mayoría de los trabajadores, por ejemplo, que barren la ciudad de noche o los obreros que trabajan en las obras del DF son subcontratados.

Estas condiciones neoliberales que afronta el mundo del trabajo hoy, por supuesto, no han sido abolidas y ni siquiera contenidas por la “izquierda” institucional del país. Por el contrario, el gobierno de izquierda del DF las ha profundizado. Lo único que lo distingue de otros casos es el uso de esta fuerza laboral: empleada para mantener el botín del aparato burocrático local, que está conformado por jugosos puestos y cargos públicos. Por lo tanto, no hay que ser un especialista para concluir que este personal laboral es utilizado involuntariamente para estas funciones interesadas, sin importarle a la autoridad el objetivo esencial por el cual se contrató. Los trabajadores se convierten en piezas flexibles y más temprano que tarde, verán sus funciones simplificadas a realizar las campañas electorales a condición de mantener el empleo. Además de estar a expensas de recortes por causas electorales, ocasionados inclusive por desvió de recursos.

Así, el conjunto de elementos y condiciones que posibilitan el desenvolvimiento de estos programas sociales quedará interrumpido, quebrado y distorsionado descarnadamente en esta deleznable simplificación. Sobra destacar el caso de los despedidos que, por este inadmisible interés mezquino, negará la suerte de su existencia individual, familiar y social.

Cualquier observador mediano notará las coordenadas en que se desenvolverán los trabajadores de estas instituciones ahora que se acercan las campañas electorales:

1. Labores en medio de la presión y vigilancia por los partidos de oposición, que comenzaran a dosificar sus ataques en contra de los programas sociales.

2. No obstante, el PRD, llegado el momento cobrará el favor. A pesar de esta constante vigilancia no podrá dejar pasar la oportunidad de utilizarlos como bandera política.

Quien queda inmediatamente bajo esta cadena salvaje son los empleados de las instituciones “públicas”, principalmente los que no cuentan con estabilidad ni representación laboral, que son la mayoría que atiende los programas sociales que aparecen y desaparecen, siempre reincidiendo en la eventualidad laboral como cualquier otro empleo precarizado.

A pesar de toda esta inseguridad, violencia laboral, despidos inesperados, despidos de fin de contrato temporal, los que queden tendrán que ser un personal de “resistencia a la sumisión”, acatando órdenes incluso extracurriculares de sus superiores, como una auténtica organización autoritaria y antidemocrática. Es decir, que en estas condiciones coyunturales-electorales, para mantener el trabajo se tiene que des-hacer, descomponer, interrumpir y quebrantar los ritmos y modos de los programas sociales, afectando a tantas personas sin importar la esencia misma de labores que realiza, sin importar la preocupación por el desarrollo esencial de aquélla ciudadanía que se dice representar. Y a falta de organismos de defensa laboral inmediata, se sumará la competencia, el egoísmo y el ataque entre los mismos trabajadores. Amargas historias y efectos emanarán de estos cambios impositivos.

Ante esto, ¿quién es capaz hoy día de confrontar individualmente el aplastante rigor de las injusticias laborales? Quien lo haga, de antemano ya sabe que acabará sin trabajo y sin un centavo para sobrevivir. Atado de manos, el individuo trabajador vuelve a encontrar negada su propia personalidad, teniendo que soportar la ira de todos sus verdugos, reprimiéndose en sí mismo y sometiéndose al interés de la “autoridad”. En este sentido, el elemento del miedo, del temor, se hace presente ante el colosal desempleo que atraviesa el país.

Si el PRD y su séquito (PT y Convergencia) crean programas sociales que ya de menos ensanchan sus nóminas laborales, el PAN borrará éstas incrustando políticas de guerra y el PRI las anulará para dedicarse exclusivamente al mero desvío de recursos como su tradición se lo indica. Es más natural que los involucrados en los programas sociales voten en favor de los menos malos, sometiéndose nuevamente a las únicas formas de participación política establecidas.

Dado este panorama, cabe plantearse otra Alternativa: el trabajo organizado, la solidaridad de los empleados contratados, la unión del trabajo en la defensa de sus propios intereses, hoy fijamente inestables, flexibles: Solidaridad y lucha contra el despido, la precariedad laboral, el desvío de recursos, la descomposición social, la autoritaria negligencia de los responsables de programas sociales, la hipocresía electoral.

Por una defensa del Trabajo y sus condiciones de Seguridad !No más despidos, y Alto a la precariedad laboral! El trabajador somos todos.

Agrupación de trabajadores AgrupaT

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