El vertiginoso camino de la aplicación de los manuales anti-subversivos del Pentágono

"Primero se llevaron a los comunistas
pero a mí no me importó
porque yo no era. En seguida se llevaron a unos obreros
pero a mí no me importó
porque yo tampoco era.
Después detuvieron a los sindicalistas
pero a mí no me importó
porque yo no soy sindicalista. Luego apresaron a unos curas
pero como yo no soy religioso
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es tarde."
Martin Niemöller

La denominada limpieza social se ha constituido en uno de los principales mecanismos que la política anti-subversiva del imperio, esta condensada a través de los distintos manuales y directrices acatados en los países latinoamericanos: Colombia. Brasil, Chile, México y ahora Ecuador constituyen los principales campos de aplicación. Esta política hace parte de las operaciones de baja intensidad contemplada en las distintas versiones del documento Santa Fe, la seguridad corporativa, la nueva agenda de seguridad para América Latina y el Caribe desarrollado en la época de Reagan, y que va en su versión IV; que como uno de sus objetivos tiene sembrar el miedo como factor desmovilizador y desorganizador. Su objetivo, visible es el denominado saneamiento de elementos delincuenciales: narcotraficantes, asaltantes, homosexuales, terroristas.

Esta estrategia se articula con la consolidación perversa del Estado capitalista, que busca sembrar el terror en tiempos de profunda crisis económica y política: la táctica se despliega especialmente en: sitios de conflictividad social, barrios pobres de las grandes ciudades, de esta manera se genera un miedo social, mediante acciones de exterminio, infiltración, seguimiento, xenofobia, criminalización que en diversas etapas es cumplido. Para ello procuran difundir el accionar que van consumando mediante profusa propaganda, principalmente distribución de panfletos y amenazas apócrifas como ha sucedido en San Lorenzo, Lago Agrio, Coca, Quininde, en ellos buscan imponer su orden y su sanción social mediante la estigmatización de ciertos sectores sociales que no están acordes a su orden religioso y moral, luego proceden a buscar imponer reglas de ese orden que predican, como el toque de queda y se procede a ejecutar los asesinatos y el desterramiento de personas que no encajan en su orden, con ello logran que importantes zonas se sometan al terror colectivo

Estas acciones que se han presentado en el Ecuador distan de ser hechos aislados como pretenden presentarlos los medios de comunicación, la policía y el gobierno: son muy organizadas, tienen un gran aval económico y logístico, amén de su grado de operatividad y cubren importantes regiones del país, principalmente aquellas donde la conflictividad social es manifiesta y su tendencia es a abarcar el espectro nacional.

Son acciones que no se improvisan y las realizan grupos bien instituidos y amparados en el Estado burgués, donde el juego de medios de comunicación, voceros gubernamentales, aparatos represivos han construido un imaginario de vendettas, ajuste de cuentas, desorden al sistema social que atenta al orden del establecimiento. Estas amenazas, en la etapa que se encuentra el Ecuador están dirigidas fundamentalmente a los sectores pobres, a los que tienen antecedentes penales (personas que por distintas circunstancias han sido detenidas por la policía), consumidores y portadores de porciones mínimas de alucinógenos, a prostitutas, a los homosexuales de los sectores desposeídos que no portan la moral religiosa cristiano occidental (católicos, evangélicos, protestantes, pentecostales).

Si revisamos la prensa del Ecuador, de esos asesinatos “sin importancia” están llenas sus páginas y son el pan de cada día que alimentan la crónica roja, in cresento alimentan las estadísticas de la inseguridad como forma de clientelismo político de la derecha y el reformismo y constituyen el vertiginoso camino de la aplicación de los manuales anti - subversivos del Pentágono.

Los amenazados, los asesinados, los criminalizados: ladrones, drogadictos, vendedores de drogas, homosexuales, prostitutas. según los panfletos; son los mismos que no encajan en el orden moral de la inquisición capitalista a los cuales les esta signado el toque de queda, la exclusión, la pena de muerte.

Obviamente allí no se podrá encontrar los banqueros que han saqueado el Ecuador, exentos de esta política están los Bucaram, los Mahuad, los Dahik, los Durán Ballén, los Noboa que han esquilmado los presupuestos del Estado; ni los contratistas que roban el presupuesto, como el hermano - Fabricio Correa- del actual Presidente. Peor aún las grandes transnacionales que explotan inmisericordemente los recursos naturales, la mano de obra del Ecuador.

Esta realidad se oculta en el sensacionalismo, el quemeimportismo de las autoridades gubernamentales donde se oculta la realidad y se construye ficciones que preparan el camino para la impunidad y el paso a la siguiente fase el de las masacres y el exterminio político. Pues vistas las cosas de este modo, esta limpieza social, no seria otra cosa que una limpieza política.

Colaboradora ABP Ecuador