El comandante Juan Leonel desmonta calumnias y habla sobre la guerra y la ideología de las FARC
Esta entrevista con Juan Leonel, comandante de las FARC, fue realizada en Noviembre en una capital de América Latina por la economista portuguesa Ana Ana Catarina Almeida. El revolucionário colombiano desmonta campanas calumniosas contra la guerrilla de Manuel Marulanda al contestar a preguntas sobre los llamados secuestros y a la acusacion de cumplicidad en el narcotráfico.
dia en que la entrevista fue publicada en la revista web odiario.info, Uribe suspendió los contactos para el Intercambio Humanitário que el Presidente Hugo Chavez y la senadora Piedad Córdoba venian manteniendo. Su decisión de cerrar la puerta al Intercambio Humanitário para canje de prisioneros y rehenes no quita actualidad a la entrevista de Ana Catarina. Se le cayó la máscara al presidente colombiano.
Ana Catarina - El debate sobre la cuestión del intercambio humanitario de prisioneros en Colombia es un tema muy actual en Europa desde que el presidente Sarkozy logró que Álvaro Uribe liberara al comandante Rodrigo Granda. ¿Cómo ve el intercambio humanitario?
Comandante Juan Leonel - Encaramos la cuestión bajo una perspectiva optimista, pero realista. Optimista porque la participación de Sarkozy en la liberación de Rodrigo Granda abrió una puerta para que otros países, otras organizaciones y otras personalidades apoyen el intercambio humanitario.
El apoyo del presidente Chávez imprimió una nueva dinámica. Ya obtuvimos el apoyo de Lula en Brasil, de Evo Morales en Bolivia, de Rafael Correa en Ecuador, de Daniel Ortega en Nicaragua, y el apoyo, muy positivo, de algunos otros países no alineados y de organizaciones que, de maneras diferentes, dan su apoyo al intercambio. Por eso somos optimistas. Pero, al propio tiempo, tenemos que ser realistas. En sus dos mandatos, Uribe se negó sistemáticamente a abrir canales para un diálogo sobre el intercambio. En lugar de eso quemó lo que en ese sentido había sido hecho anteriormente por diferentes personalidades, por la Iglesia Católica, Carlos Lozano, y países amigos como Francia, España y Suiza. Nos preocupa que en un momento como este Uribe haya extraditado a los EUA a nuestro compañero Iván Vargas.
Ana Catarina - ¿Cuál es el papel desempeñado por la senadora Piedad Córdoba?
Juan Leonel - Piedad Córdoba ha cumplido un papel muy importante. Uribe intentó hacer con ella lo mismo que hizo antes con otros facilitadores. Les dio luz verde, pero apenas para que no pudieran hacer nada. Piedad Córdoba tuvo la inteligente idea de contactar al presidente Hugo Chávez, que fue lo que hizo posible que la cuestión del intercambio humanitario saliera de las fronteras de Colombia. Su actitud fue muy valiente. Ella incluso decidió dislocarse hacia Estados Unidos para encontrarse ahí con nuestros camaradas Sonia y Simón Trinidad, encarcelados en presidios del Imperio. Esa digna iniciativa recibió el apoyo de muchas personalidades políticas y de diferentes organizaciones en Colombia y en el exterior. Contribuyó al renacimiento de la esperanza en prisioneros de ambas partes.
Ana Catarina - De solucionarse este problema, ¿cuál sería la perspectiva de las FARC?
Juan Leonel - Pensamos que, si conseguimos obtener el apoyo nacional e internacional de amplios sectores sociales y políticos, será posible concretar el intercambio humanitario. Y eso seria muy importante porque podría viabilizar una solución política del conflicto armado que Colombia vive hace 60 años.
Ana Catarina - Las fuerzas armadas colombianas, con más de 300.000 militares, son las más numerosas y mejor equipadas de América Latina. El Alto Comando divulga estadísticas según las cuales las FARC estarían prácticamente destruidas. ¿Qué balance hacen ustedes del llamado Plan Patriota?
Juan Leonel – En 1999 estábamos a trabajando por la solución política con el presidente Andrés Pastrana. La perspectiva era llegar a un acuerdo que contaba con el apoyo de la mayoría del pueblo colombiano, de sectores del Estado y de buena parte de la llamada comunidad internacional. Los Estados Unidos veían con mucha preocupación esa solución y, sin consultar al Parlamento colombiano y a los partidos políticos, Washington elaboró el Plan Colombia. Ese Plan se oponía a lo que se venía discutiendo. El Plan Colombia era un plan para la guerra. Su costo fue valorado en 7 mil millones de dólares, una parte de los cuales era financiada por los Estados Unidos, y otra por el pueblo colombiano y países europeas.
Inicialmente, como pretexto, inventaron la necesidad del combate al narcotráfico, pero en realidad fue concebido como contra insurreccional. De ese plan más tarde nacerían el Plan Patriota, el Plan Consolidación y otros planes menores. El objetivo de todos era el aniquilamiento total de las FARC. La práctica demostró que el efecto fue contrario al ideado. Después de haber gastado todo ese dinero y haberse derramado la sangre de tantos colombianos, soldados, guerrilleros y campesinos, después de todo eso el gobierno no puede presentar un triunfo militar sobre la guerrilla. No logró abatir o capturar a ningún miembro del Secretariado de las FARC. No logró capturar guerrilleros en masa y no consiguió reducir la capacidad combativa de las FARC-Ejército del Pueblo.
Actualmente tienen lugar 4 o 5 combates diarios en diferentes departamentos en los cuales el ejército sufre derrotas consecutivas. Por eso mismo cualquier pequeño éxito de ellos es magnificado en la prensa nacional e internacional. El balance que hoy hacemos revela una mayor presencia y prestigio de la guerrilla en el extranjero. Prueba de ello es la intervención del Presidente Chávez en defensa del intercambio humanitario.
Ana Catarina – Las FARC se definen como organización político-militar. ¿Qué significa eso?
Juan Leonel – Las FARC tienen una historia cuyo inicio podemos situar en el año 1948, cuando el Estado asesinó a Jorge Eliecer Gaitán, y después, hasta 1953, asesinó aproximadamente a 300.000 colombianos. Esa masacre indignó a gente común y contribuyó decisivamente a que muchas personas, sin una ideología definida, tomaran las armas para defenderse. Posteriormente llegamos a acuerdos, llamados de pacificación. Pero, en la práctica, los compromisos asumidos por el poder no se cumplieron, y centenares de guerrilleros fueron asesinados por haber enfrentado antes el establishment.
Cuando triunfó la Revolución cubana en 1959, el Imperio ordenó al Estado colombiano que liquidara todas las fuerzas que lo combatían con las armas. En 1964 el ejército atacó Marquetália, El Pato, Río Chiquito y Guayabero, obligando más de una vez a los campesinos a recurrir a las armas. Pero como en la memoria habían quedado las experiencias del 48 y del 55, fue tomada la decisión de crear una organización político-militar: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
¿Pregunta qué significa eso? Pues que optamos por un combate prolongado para la toma del poder, en el cual la lucha armada desempeña, entre otras formas de lucha, un importante papel. Somos una organización política. Por fidelidad a nuestros ideales luchamos por los intereses de todo el pueblo colombiano, por la emancipación social y económica de las masas oprimidas, por la justicia, la igualdad y la libertad. Ideológicamente las FARC se asumen como marxistas-leninistas; luchan por un cambio social profundo, y por la integración de América Latina.
Ana Catarina - Las FARC cuentan con muchas mujeres en sus filas. ¿Cuál es el papel de la mujer guerrillera en la lucha de las FARC?
Juan Leonel – En las FARC la mujer tiene el mismo papel que cualquier guerrillero. Combate, estudia, y tiene le mismo derecho a ascender en la jerarquía del comando: escuadra, guerrilla, compañía, columna, Estado Mayor de Frente y Estado Mayor Central. No tiene obligaciones domésticas para con los compañeros. Su papel no es cocinar y lavar, sino combatir. La igualdad es total.
Hace aproximadamente 20 años había poca presencia de mujeres en la guerrilla, entre 5 y 10%. Hoy, 35% de las fuerzas guerrilleras son mujeres. Son excelentes combatientes.
Ana Catarina – Particularmente en Europa, las FARC son presentadas como guerrilla terrorista, y sus dirigentes acusados de estar involucrados en el narcotráfico. El tema de los secuestros es muy utilizado en las campañas contra ustedes. Y su manipulación es tan eficaz que conduce a la duda, inclusive en personas progresistas. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Juan Leonel – En nuestra historia siempre hubo calumnias dirigidas a deslegitimar la guerrilla. Primero nos llamaron bandoleros y asesinos. Después, cuando existía el campo socialista, el embajador Louis Stamb nos llamó narcoguerrilla, lo que luego fue utilizado por los medios de comunicación. Como prácticamente no disponemos de prensa, esa es la información que se difunde por el mundo.
Después del 11 de septiembre pasaron a llamarnos narcoterroristas. Y esa mentira, mil veces repetida, comenzó a surtir efecto, incluso entre amigos nuestros que creían que mantenemos relaciones con el narcotráfico.
Le voy a contar un episodio que ayuda a comprender la falsedad de esas acusaciones. El comandante Simón Trinidad fue extraditado a los Estados Unidos acusado de terrorista y narcotraficante. Pero los dos juicios a los que hasta ahora lo han sometido han sido anulados. Sobre la base de las acusaciones contra él formuladas, que figuran en el pedido de extradición, los jurados no pudieron llegar a un consenso en lo tocante a la culpabilidad de Simón.
La justicia norteamericana sufrió un estruendoso fracaso. Simón Trinidad demostró, de forma simple y valiente, que todos los argumentos de la acusación configuraban un montaje contra las FARC. En esos dos juicios quedó desenmascarada la falacia de los gobiernos de los Estados Unidos y de Colombia, pues no lograron dar credibilidad a ninguna de las acusaciones de terrorismo y narcotráfico formuladas contra Sonia y Simón.
En el punto 10 de la Plataforma para un gobierno de reconstrucción y reconciliación nacional, las FARC afirman que el narcotráfico es un problema social por lo que la solución tendrá que ser política y no militar.
Las FARC presentaron a 28 países amigos y al gobierno colombiano una propuesta para la implantación de un Plan de sustitución de cultivos. Pero ese plan no fue asumido ni por la comunidad internacional ni por el gobierno colombiano.
El narcotráfico es la antitesis de cualquier movimiento revolucionario por ser un medio de enriquecimiento personal rápido e ilícito. Los revolucionarios defienden la distribución de la riqueza.
Ana Catarina - ¿Y en cuanto a los secuestros?
Juan Leonel – Las FARC, por principio, condenan los secuestros como forma de hacer política. Eso consta en nuestros documentos. Mientras tanto, han ocurrido acontecimientos que, manipulados por la comunicación y por nuestros enemigos, han contribuido a que mucha gente vea en nosotros secuestradores profesionales. Hacemos lo que está a nuestro alcance para restablecer la verdad. En primer lugar quiero recordar que las FARC han capturado militares en combate, bien policías, bien miembros de los servicios de inteligencia.
Hasta 1997 esos militares capturados eran entregados por nosotros a los sacerdotes de las poblaciones, a los presidentes de los ayuntamientos, o a la Cruz Roja Internacional. Cuando eran heridos, eran tratados, y solamente después eran entregados. ¿Qué ocurría? Los militares eran juzgados por traición y desobediencia por el poder.
En 1996 capturamos 60 militares y 10 policías. Todos fueron entregados a representantes de la comunidad internacional, de la Cruz Roja y a personalidades nacionales e internacionales. Al proceder así, pretendíamos mostrar al mundo que en Colombia existía un conflicto social, político y armado, conflicto que no era reconocido por el gobierno. No pedíamos absolutamente nada a cambio. Al entregarlos apenas pretendíamos llamar la atención de la comunidad internacional. El gobierno de Ernesto Samper demoró nueve meses en aceptar recibir a los prisioneros de guerra e inició una campaña afirmando que se trataba de militares secuestrados, cuando en realidad habían sido capturados en combate. Se mintió al mundo y al país al decir que habían sido enterrados hasta el cuello y torturados. Esas calumnias solamente se revelaron cuando finalmente los 70 militares y policías presos fueron entregados a la Cruz Roja en el municipio de Cartagena del Chairá. Pero en el extranjero, la idea de que habían sido secuestrados quedó grabada en la mente de muchas personas.
Durante los años de 1997, 98 y 99 fueron capturados en combate por las FARC 500 militares y policías. Entonces propusimos un acuerdo de canje de prisioneros. Entregaríamos esos 500 prisioneros, y el gobierno liberaría a todos los guerrilleros encarcelados en sus presidios, unos 450 o 500. No pedíamos dinero. Únicamente pedíamos un canje de prisioneros.
El gobierno de Andrés Pastrana se negó entonces sistemáticamente a aceptar el intercambio humanitario.
En 2000 la situación cambió. Fue posible un intercambio. Desigual. Liberamos 43 prisioneros y a cambio el gobierno liberó apenas a 14 guerrilleros. Pero se hizo claro que era posible tornar menos cruel la guerra.
Posteriormente, las FARC, en gesto unilateral, liberaron 350 soldados y policías en una demostración de buena voluntad. En nuestro poder quedaron sólo los oficiales y suboficiales.
La respuesta del gobierno fue una campaña de difamación: afirmó que las FARC habían liberado a 350 secuestrados, y exigió que liberasen a todos los otros aún en su poder.
Los medios de comunicación siempre se referían a los militares presos como secuestrados. ¿Qué significa eso? Si somos nosotros los que capturamos, los soldados son secuestrados; si son ellos los que capturan, los guerrilleros son terroristas.
Segunda cuestión. Ante la imposibilidad de concretar un acuerdo, las FARC pasaron a tomar rehenes políticos: senadores, diputados y una candidata a la presidencia, Ingrid Betancourt. El objetivo era ejercer presión con vistas a un nuevo intercambio humanitario. Esa situación no es inédita. Tenemos un precedente en Nicaragua durante la lucha contra Somoza.
Pero el Estado colombiano olvida a su propia gente, y deja que los prisioneros capturados permanezcan en la montaña durante años. Mientras tanto desarrolla campañas calumniosas, que insisten en que los prisioneros han sido secuestrados, cuando en realidad se ha tratado de rehenes. Hoy, como ayer, no pedimos dinero, sino apenas un canje de rehenes por revolucionarios prisioneros, como acontece en cualquier guerra. Pero la crueldad no se detiene ahí. El gobierno de Álvaro Uribe ordenó que se localizaran y asesinaran los rehenes detenidos. Eso ya ocurrió con 11 diputados del departamento de Valle que estaban en poder de las FARC. El día 18 de junio un comando de tropas especiales localizó y asesinó a esos diputados con el propósito de culpar a las FARC. La misma orden fue emitida en lo que se refiere a otros rehenes, incluyendo a tres ciudadanos de los Estados Unidos y miembros de la CIA, que fueron capturados en un avión abatido por las FARC.
En tercer lugar, creo útil recordar que desde el gobierno de César Gaviria el Estado estableció el llamado impuesto de guerra. Se trata de un impuesto basado no en el financiamiento de la guerra sino en el asesinato de miles de dirigentes y políticos de izquierda, de sindicalistas, representantes del Poder local, cooperativistas y campesinos.
Las FARC promulgaron entonces la Ley 002, al abrigo de la cual los ciudadanos que obtiene lucros superiores a un millón de dólares deben pagar un impuesto de 10% a la guerrilla. La mayoría lo paga, pero algunos, presionados por militares, en vez de pagar, organizan grupos de paramilitares para combatir al insurgente y matar campesinos. Esos millonarios morosos son detenidos y obligados a pagar el impuesto recargado y una multa.
Es obvio que esta situación desagrada mucho a la burguesía que promueve contra las FARC campañas de difamación a nivel internacional, que afirma que las FARC se dedican al secuestro y al narcotráfico. Con frecuencia avalan en 3000 el número de secuestrados. Algunos autores hablan de 6000. ¿Se imagina los medios humanos que serían necesarios para mantener 6000 prisioneros en las montañas? No quedaría nadie para combatir…
En fin, agradezco su pregunta, porque su respuesta permite desmontar las campañas que han presentado a las FARC en el mundo como un bando de secuestradores de civiles.
Ana Catarina – Siguiendo lo que ha dicho sobre la Ley 002, me gustaría que profundizara en la cuestión del financiamiento de las FARC.
Juan Leonel – El impuesto sobre las grandes fortunas apenas hace parte de los recursos que las FARC necesitan.
Lo más importante es la autoproducción alimentaria. Todos los frentes guerrilleros -son 60 – deben tener áreas cultivadas con yuca, banano, arroz, millo, malanga, patata, etc., y, además de eso, criar ganado porcino y bovino y aves para garantizar la alimentación de los guerrilleros, e inclusive, de algunos campesinos. Pero hay todavía otras fuentes, como inversiones y negocios vinculados al abastecimiento de la guerrilla.
Ana Catarina - Agradezco su amabilidad y haber dispuesto de su tiempo para esta entrevista. ¿Le gustaría dejar algún mensaje al pueblo portugués?
Juan Leonel – Sí. Aprovecho la oportunidad para enviar saludos revolucionarios a los portugueses. En este momento existe una intervención militar no declarada en Colombia, por parte de los Estados Unidos. Mil cuatrocientos oficiales del ejército de los Estados Unidos dirigen, en Colombia, operaciones militares encubiertas contra las FARC.
La solidaridad con el pueblo colombiano, a través de la denuncia de esa intervención, es una necesidad urgente. Por su intermedio, compañera, dirijo un saludo bolivariano, comunista y fraterno a todos los camaradas portugueses.
* Ana Catarina Almeida es economista.
"http://odiario.info" target="_blank">odiario.info