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México :: 14/10/2006

El internacionalismo proletario, elemento inseparable de la identidad anticapitalista

Pável Blanco Cabrera
El internacionalismo no es finalmente una actividad más, solo para desarrollarse como plataforma para generar o recibir solidaridad; es un elemento para ir más allá del capital, para romper las cadenas de la explotación, para construir un mundo mejor que es posible, un mundo con el que soñamos y por el que luchamos los partidarios de la opción socialista y el proyecto comunista

Contribución presentada por el camarada Pável Blanco Cabrera en representación del Partido de los Comunistas en la conferencia conjunta con el FPFVI-UNOPII, UNIOS y la Comisión Sexta del EZLN, con el tema América Latina

No hay mejor momento para hablar del internacionalismo proletario que en el aniversario de la caída en combate del Comandante Ernesto Che Guevara.

El Che es el ejemplo permanente de la lucha por la libertad, la justicia, la revolución; y es también el recordatorio de que se lucha en cualquier suelo, sin importar fronteras, porque el género humano es la internacional; porque la liberación de nuestros pueblos es tarea de todos y porque el deber de todo revolucionario es hacer la revolución.

Hoy se cumplen 39 años de que en tierras bolivianas el Comandante Che Guevara fuera detenido. Aún hoy, sobre el Che se dicen cosas con mucha ligereza. Fidel con razón expresaba en 2001, que la muerte no significaba que la estrategia y las concepciones de lucha del Che fueran equivocadas; como tampoco hubieran sido erróneas las ideas de los revolucionarios cubanos si al desembarcar del Granma hubieran muerto todos bajo el tiroteo de los aviones de la dictadura batistiana. Podemos asegurar que la justeza de las ideas y acciones no esta determinada por la derrota o por la victoria, sino por partir de una posición de principios, de un análisis concreto y de una acción consecuente para emancipar al pueblo trabajador y a la humanidad.

Antes de entrar directamente al tema que como Partido de los Comunistas nos toca abordar, permitan por favor que reivindiquemos al Che y todo lo que hay detrás de su accionar en Bolivia, como hombre de armas del ejército del pueblo, como constructor de la nueva sociedad socialista, como teórico y practico de los problemas cotidianos de una revolución, como estratega continental de la liberación de los pueblos de América y como un internacionalista consecuente que aportó a los procesos liberadores de África, Asía, y América Latina. El Che es, como suelen decir los camaradas de la Juventud Comunista, más que una camiseta. Rendimos pues homenaje al Che, al insumiso, al rebelde, al adversario del burocratismo y el dogmatismo, enemigo de los privilegios y del abuso del poder, adversario de la copia y partidario de la creación heroica, al enamorado de la humanidad y partero de la mujer y hombre nuevos.

Al surgir el marxismo como teoría y práctica del movimiento obrero revolucionario tuvo como elemento constituyente el internacionalismo. Carlos Marx y Federico Engels están ya en sus reflexiones tempranas seguros de vincularse a una lucha que rebasa cualquier frontera. Ellos han estudiado ya el desarrollo del capitalismo y lo expresan magistralmente en el Manifiesto del Partido Comunista de 1847, demuestran que este anida por todo el globo y que la explotación hermana a los proletarios, que la lucha es nacional por su forma e internacional por su contenido, al mismo tiempo que concluyen que el proletariado es la clase revolucionaria que enterrara al capitalismo y que al emanciparse emancipan al conjunto de la humanidad, encuentran también que construyen lazos de lucha y solidaridad internacional. Inclusive la consigna que lanzan en ese documento de Liga de los Comunistas, que es ya una organización internacional, es el grito de guerra no solo para la oleada revolucionaria de 1848, sino que ellos ya están proponiendo algo indisociable del movimiento de ruptura con el sistema capitalista: ¡Proletarios de todos los países, uníos!.

Y esa perspectiva es la que va marcando el accionar de la lucha anticapitalista, de las organizaciones que se van creando, de las luchas, de la propuesta.

No vamos a hacer la historia aquí de la Asociación Internacional de los Trabajadores, ni de la II o III Internacional, ni de los debates que en su seno se daban, por ejemplo, sobre la solidaridad de clase de quienes luchaban en países más desarrollados o en las colonias, semicolonias y países periféricos, sobre las alianzas, o sobre la fase de desarrollo de la crisis. Tampoco es hoy el lugar para hacer un balance concluyente sobre la experiencia histórica. Por nuestra parte diremos que reivindicamos aprender lo positivo y lo negativo y que el estudio serio y profundo es una necesidad para la lucha antisistemica global.

Sí queremos decir, que en esa práctica hay historias luminosas de heroicidad y el desarrollo de solidaridad que enorgullecen a los que abajo luchamos en cualquier rincón de este planeta. Digamos por ejemplo que un obrero alemán combate y muere con sus hermanos franceses en la Comuna de Paris; que obreros polacos luchan junto a sus hermanos rusos y de muchas nacionalidades en la Revolución de Octubre; o de un japonés o un hindu que vienen a México a difundir el bolchevismo; o mexicanos, norteamericanos, italianos, y de todas las nacionalidades que combaten por la República española; o de un argentino y un mexicano que abordan el Granma; Y por qué olvidar como arriba quieren que olvidemos, que Arturo Gámiz y el Grupo Popular Guerrillero llevaron a cabo acciones armadas en solidaridad con el pueblo de Vietnam antes de caer la mañana del 23 de septiembre de 1965; o por ejemplo que los pueblos indios, las comunidades zapatistas envían su maíz al heroico pueblo de Cuba.

Hay que decir también que el internacionalismo proletario es también fruto de las manifestaciones solidarias de los pueblos, de sus luchas, que hermanan a los de abajo en la lucha de clases contra los de arriba, contra los explotadores.

El internacionalismo y la solidaridad son elementos esenciales de la identidad anticapitalista.

El sistema capitalista siguió la ruta prevista por el marxismo, se internacionalizó más, se globalizó pues, anidó en todas partes alterando los tejidos sociales, profundizando la explotación, agudizando el saqueo, destruyendo a cada paso que da. Nos ha colocado en la barbarie con su guerra permanente destructiva de saqueo y explotación.

El capital hoy y sus internacionales de la muerte

El planteamiento de Marx, Engels y Lenin sobre el desarrollo histórico del sistema capitalista se materializa: al entrar en su fase imperialista la tendencia al monopolio, la sobre explotación, el desempleo o aumento del ejército de reserva han rebasado cualquier cálculo. Con ello la guerra permanente que va liquidando a los pueblos, sometiendo a las naciones se hace más agresiva. El capitalismo en su fase imperialista aplicando el neoliberalismo en todos los rincones del planeta creó los instrumentos que le aseguren la explotación y el despojo. Se instalaron el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la OMC, la Unión Europea, la OTAN, los TLC como internacionales de la muerte, globalizadoras del dolor y la desesperanza, responsables de la pobreza de la mitad de la población mundial, del hambre que 1000 millones de seres humanos padecen, del desempleo de la tercera parte de la población mundial económicamente activa, de que cada día mueran 30, 000 niños, de que 854 millones de adultos no sepan leer ni escribir, de que más de 1400 millones no tengan agua potable, de que anualmente 40 millones de personas mueran de hambre ; en contraste unos cuantos monopolios concentran la riqueza, deciden la guerra y destrucción para aumentar sus ganancias.

El neoliberalismo está en correspondencia con lo planteado por el marxismo-leninismo en la ley general de la acumulación del capital que demuestra como el régimen burgués es creador de la riqueza para los menos y de la miseria para los más. Conforme va creciendo la acumulación del capital y sólo en unos cuantos se concentra el consumo lo que no evita el exceso de productos y capacidades productivas, agravando la superproducción, desatando una crisis tras otra, aumentando la tendencia de la oligarquía financiera a la especulación, el terrorismo de estado universal y la guerra.

El orden económico impuesto a la humanidad por estas internacionales de la muerte es la barbarie anunciada por Federico Engels y Rosa Luxemburgo. La población de África subsahariana a punto de desaparecer. Para qué dar datos si los seres humanos no somos una fría estadística, si no somos un código de barras. El sistema capitalista nos golpea en todos los países y puede llevarnos a la extinción si no organizamos una contraofensiva nacional e internacional contra el que nos golpea en todos lados; el que envía bombas y ejércitos contra Irak, Afganistán, Líbano y Palestina; el que amenaza a Cuba y otros pueblos es el mismo responsable del dolor que La Otra Campaña ha escuchado durante su primera fase: el sistema capitalista, el imperialismo, el mundo burgués.

Hay que decir que el internacionalismo proletario tiene un contenido más amplio, que no se puede limitar hoy estrictamente a la solidaridad entre la clase obrera. Hoy tiene que comprender al sujeto anticapitalista, que tiene su núcleo duro en la clase obrera, el proletariado como bien lo planteo el Subcomandante Insurgente Marcos el 28 de abril en el Primer Encuentro Nacional de Trabajadores, mas también a todos los afectados por el sistema: los pueblos indios, los campesinos y trabajadores agrícolas, las mujeres y los jóvenes, en pocas palabras a los parias de la tierra que somos todos.

Al internacionalismo proletario como valor fundamental de la lucha de los pueblos se le pretendió sepultar en la negra noche de la contrarrevolución mundial, cuando el fin de la historia y la desideologización proclamaron un IV Reich Global al inicio de los años 90, un mundo unipolar. Entonces se dijo que la solidaridad, la fraternidad no tenían ya lugar, tampoco la lucha de clases, ni de los pueblos contra sus opresores. Pero abajo la respuesta fue otra.

Cuba resistió, y decidió su pueblo mantener su alternativa de independencia y construcción de la nueva sociedad. En gran medida fue así por la solidaridad que de todos los pueblos recibió. Cuando más oscuro estaba y el neoliberalismo de primera generación se presentaba imparable, la irrupción del EZLN el 1 de enero del 94 vino a desarticular los mitos de invencibilidad del sistema de dominación y a promover formas de solidaridad internacional que contribuyeron a gestar esas movilizaciones que desde el 97 y sobre todo en el año 99 con la ronda del milenio en Seattle desnudaron a la globalización neoliberal y rearmaron la lucha antisistémica mundialmente.

Nuevas formas de coordinar resistencias y acciones en varios países han logrado desestabilizar al capital y sus planes; así fue derrotado el AMI, empantanado el ALCA, frenada la Constitución Europea y cuestionada en su esencia la doctrina de las guerras preventivas.

Saludamos y somos parte de este movimiento, aunque hay que decir con honestidad que una parte tiene como camisa de fuerza la lógica de administrar el sistema y no tienen, como muchos si tenemos, el horizonte del derrocamiento radical del actual estado de cosas. Este movimiento tiene su base en las luchas clasistas, sindicales, el antiimperialismo, movimientos de liberación nacional y los que enfrentan las intervenciones imperialistas.

De manera general el pase a la ofensiva de los pueblos que viene confrontando al capital va reconociendo nuevamente la necesidad del internacionalismo anticapitalista, de los de abajo.

América latina, mirando siempre abajo, porque los que arriba vieron, arriba se quedaron

En Nuestra América se desató una gran rebelión contra el neoliberalismo; el resultado es una lección para nuestros pueblos.

Verdaderos movimientos de masas fueron la base de movilizaciones que o tumbaron gobiernos o sirvieron de base electoral a candidatos del llamado "progresismo", que una vez llegados al gobierno su primera acción fue desmovilizar a los movimientos, corporativizar a algunos e integrar a los cuadros de dirección a la administración gubernamental entrampándolos, pues sin cambiar las cosas de base, sin empujar la ruptura, continuando el mismo sistema responsable de los problemas sociales tarde que temprano se entra en contradicción con su origen llegándose a convertir en los represores de los movimientos que abanderaron.

Ni que decir del resultado de esas administraciones de la llamada "izquierda progresista", lo mismo que las neoliberales, pero con apoyo popular por cierto tiempo.

Y cómo se atreven a soltar los fantasmas como el del "mal menor" y la ultraderecha, cómo nos argumentan que tenemos la obligación de apoyarlos. Que apoyemos internacionalmente a quienes avalan la intervención militar en Haití, a quienes privatizan los fondos de jubilaciones y pensiones; a quienes privatizan el agua o el petróleo; jamás apoyaremos en nombre del internacionalismo a quienes a cambio de unas limosnas, con tal de mantener el gobierno y la gobernabilidad aplican fielmente las recetas neoliberales y terminan siendo parte del sistema. Es un transfuguismo diferente al de los que abjuraron de sus principios en los 90, este es un producto de ese camino: quien intenta gestionar el sistema y no cambiarlo se convierte en estatua de sal; quien viniendo de abajo se adapta a una institucionalidad creada por la clase dominante, muta, se vuelve de arriba; por eso la solidaridad nuestra y el internacionalismo nuestro sólo pueden ser abajo y a la izquierda, respetando el modo de luchar que cada caso concreto requiere.

Por ello al igual que en La Sexta Declaración de la Selva lacandona lo hace el EZLN nosotros reiteramos nuestra solidaridad a los pueblos de Cuba y Venezuela, y pensamos que de la misma manera que se materializo uno de los compromisos que fue la entrega del maíz a Cuba, corresponde a todos los que somos de La Otra Campaña que nuestra solidaridad sea una palabra que se transforma en acción, que lo que decimos hacemos.

En América Latina nuestra solidaridad con el que abajo lucha, en Bolivia con los pueblos indios, en Argentina con los trabajadores desempleados que tienen que hacer piquete, con la justa causa de la lucha por la presentación con vida de los desaparecidos; en Uruguay con los que confrontan las privatizaciones y el libre comercio aunque provengan de un gobierno que fue su esperanza; en Brasil nuestra solidaridad con la izquierda que no se deja asimilar y los trabajadores rurales que abajo están y desde ahí buscan vida digna; en Colombia con la lucha insurgente de las FARC-EP y el ELN que atacada por las balas norteamericanas y el gobierno paramilitar enfrenta también las calumnias.

En pocas palabras la solidaridad nuestra para los que luchan y resisten, no se asimilan, e insumisos, rebeldes y revolucionaros buscan desde abajo transformar sus realidades.

Un espacio de lucha global para rebeldes y revolucionarios: La Sexta internacional

Compañeras y compañeros:

Lo que vemos es que alrededor de esta iniciativa civil y pacifica que es La Otra Campaña, hay un común denominador: la identidad anticapitalista, aunque los caminos a partir de ese punto sean un debate. Si lo que nos agrupa es la lucha contra la explotación, el despojo, el desprecio y la represión, tal vez ese sea un camino entonces para la lucha antisistémica mundial.

Es normal que haya varios referentes; obedece a tradiciones y afinidades de la lucha histórica de la izquierda, mas también al esfuerzo de multinacionales que intentan sujetar y controlar a lo movimientos globales, incluso de parte de la patronal, a través de sus fundaciones y ong`s que sólo se dirigen a embellecer tal o cual aspecto del sistema, sobre todo giros asistencialistas.

Pero queremos hablar de los que si queremos cambiar el sistema desde su raíz. Naturalmente insistimos que hay que buscar una identidad colectiva de lucha sin dejar de ser lo que somos, lo que fuimos y lo que queremos ser.

Si entre rebeldes y revolucionarios el punto de unidad es la lucha contra el sistema hasta derrocarlo y las diferencias están en lo que sigue, en la alternativa, entonces el anticapitalismo, es decir que los medios de producción sean de los trabajadores, la tierra de los campesinos, que se reconozca a cada quien su lugar y se respete la cultura y modo de organizarse de los pueblos indios, jóvenes y mujeres puede ser el punto que agrupe una lucha necesaria e impostergable contra la barbarie y destrucción de la humanidad ocasionada por la guerra que todos los días nos hace un sistema que esta en crisis estructural y terminal.

Lo que vemos es que siguiendo el modo de La Otra Campaña, bajo los ejes de la Sexta Declaración es posible levantar acuerdos de lucha internacionales, como peatones de la historia que somos, no sólo transitándola sino transformándola con nuestro paso y accionar.

El internacionalismo y la solidaridad que abajo se dan

Los pueblos son solidarios, eso ya está visto. Entre sus organizaciones y movimientos se tejen redes irrompibles. Por nuestra cuenta en diversos espacios procuramos que la lucha de La Otra Campaña se conozca. Más de 40 partidos comunistas y obreros han manifestado su respaldo y varios de ellos se han involucrado en la lucha por la libertad de los compañeros detenidos el 3 y 4 de mayo en San Salvador Atenco.

Ahora con el recorrido al norte y el impulso que una delegación mayor de la Comisión Sexta le da a esta lucha, es el momento que vimos para llamar a casi 70 partidos comunistas y obreros, organizaciones revolucionarias y movimientos sociales de izquierda con los que tenemos relación en todos los continentes para poner acento a esta lucha. Porque la solidaridad internacionalista debe centrarse en los que abajo luchan.

Creemos que La Otra campaña tiene una vez tomadas las definiciones que dinamizar sus acciones solidarias e internacionalistas.

Internacionalismo para ir más allá del capital

Desde luego que rotos los esquemas que divulgaban las fuerzas reaccionarias sobre la dependencia de la URSS, el internacionalismo permaneció, se renovó y alcanzo grados de compromiso muy elevados.

El internacionalismo no es finalmente una actividad más, solo para desarrollarse como plataforma para generar o recibir solidaridad; es un elemento para ir más allá del capital, para romper las cadenas de la explotación, para construir un mundo mejor que es posible, un mundo con el que soñamos y por el que luchamos los partidarios de la opción socialista y el proyecto comunista.

Ir más allá del capital, demoliendo a la injusticia, enterrando la explotación, la muerte.

¡Con La Otra Campaña, hasta la victoria siempre!

Dirección Colectiva del Comité Central

 

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