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Medio Oriente :: 24/07/2006

El objetivo real

Uri Avnery
El objetivo real es cambiar el régimen en el Líbano e instalar a un gobierno títere. Ese fue el objetivo de la invasión de Ariel Sharon del Líbano en 1982. Fracasó. Pero Sharon y sus alumnos de la dirección militar y política nunca se dieron por vencidos.

Como en 1982, la operación actual, también, se ha planeado y llevado a cabo en completa coordinación con los EE.UU. Como entonces, no hay ninguna duda, que está coordinada con una parte de la élite libanesa. Este es el asunto principal. Todo lo demás es ruido y propaganda.

EN LA VÍSPERA de la invasión de 1982, el Secretario de Estado Alexander Haig le dijo a Ariel Sharon que, antes de iniciarla, era necesario tener una "provocación clara", qué fuera aceptada por el mundo.

La provocación, de hecho, tuvo lugar - exactamente en el momento apropiado - cuando la banda terrorista de Abu Nidal intentó asesinar al embajador israelí en Londres. Esto no tenía ninguna conexión con el Líbano, e incluso menos con la OLP (enemiga de Abu-Nidal), pero sirvió para su propósito.

Esta vez, la necesaria provocación ha sido proporcionada por la captura de los dos soldados israelíes por Hezbollah. Todos sabemos que no pueden ser liberados si no es mediante un intercambio de prisioneros. Pero la gran campaña militar que ha sido preparada durante meses se ha vendido al público israelí e internacional como una operación de rescate.

(Bastante raro, pero sucedió exactamente lo mismo dos semanas antes en la Franja de Gaza. Hamas y sus socios capturaron a un soldado, lo que proporcionó la excusa para una operación masiva que se había preparado durante mucho tiempo y cuyo objetivo es destruir el gobierno Palestino.)

EL OBJETIVO DECLARADO de la operación del Líbano es empujar a Hezbollah lejos de la frontera, para hacerles imposible capturar a más soldados y lanzar cohetes a los pueblos israelíes. La invasión de la Franja de Gaza también tiene el objetivo oficial de sacar a Ashkelon y Sderot del alcance de los qassams.

Eso se parece a la operación "Paz para Gallilea" de 1982. Entonces, se le dijo al público y a la Knesset que el objetivo de la guerra era "empujarlos a 40 km de la frontera."

Esa fue una mentira deliberada. Durante 11 meses antes de la guerra, ni un solo cohete katyusha (ni un solo tiro) fue disparado sobre la frontera. Desde el principio, el objetivo de la operación fue llegar a Beirut e instalar a un dictador colaboracionista. Como he contado más de una vez, el propio Sharon así me lo dijo unos nueve meses antes de la guerra, y yo lo publiqué debidamente en su momento, con su consentimiento (pero sin ratificarlo).

Por supuesto, la presente operación también tiene varios objetivos secundarios que no incluyen la liberación de los prisioneros. Todos entendemos que no puede ser lograda por medios militares. Pero es probablemente posible destruir algunos de los miles de mísiles que Hezbollah ha acumulado durante años. Para este fin, los jefes del ejército están preparados para poner en peligro a los habitantes de los pueblos israelíes que quedan expuestos a los cohetes. Ellos creen que vale la pena, como un intercambio de figuras del ajedrez.

Otro objetivo secundario es rehabilitar el "poder de disuasión" del ejército. Esa es una palabra clave para la restauración del orgullo dañado del ejército que ha sufrido un golpe severo por las osadas acciones militares de Hamas en el sur y de Hezbollah en el norte.

OFICIALMENTE, el gobierno israelí exige que el Gobierno del Líbano desarme Hezbollah y lo aparte de la región fronteriza.

Eso es claramente imposible bajo el actual régimen Libanés, un delicado tapiz de comunidades étnico-religiosas. La conmoción más leve puede echar abajo toda la estructura y llevar al estado a la anarquía total - sobre todo después de que los estadounidenses tuvieran éxito expulsando al ejército sirio, el único elemento que durante años proporcionó un poco de estabilidad.

La idea de instalar a un colaboracionista en el Líbano no es nada nueva. En 1955, David Ben-Gurion propuso tomar a un "funcionario cristiano" e instalarlo como dictador. Moshe Sharet mostró que esta idea estaba basada en la completa ignorancia de los asuntos libaneses y la torpedeó. Pero 27 años después, Ariel Sharon intentó, no obstante, ponerla en práctica. Bashir Gemayel se instaló de hecho como presidente, sólo para ser asesinado poco después. Su hermano, Amin, le sucedió y firmó el acuerdo de paz con Israel, pero fue expulsado del cargo. (El mismo hermano está apoyando ahora públicamente la operación israelí.)

El cálculo es ahora que si la fuerza aérea israelí deja caer las suficientes bombas sobre la población libanesa - paralizando la mar y los aeropuertos, destruyendo las infraestructuras, bombardeando barrios residenciales, cortando la autopista Beirut-Damasco etc. - el público se pondrá furioso con Hezbollah y presionará al gobierno libanés a cumplir las exigencias de Israel. Puesto que el actual gobierno ni siquiera puede soñar con hacerlo, una dictadura será establecida con el apoyo de Israel.

Esa es la lógica militar. Yo tengo mis dudas. Puede asumirse que la mayoría de libaneses reaccionará como cualquier otro pueblo sobre la tierra lo haría: con la furia y odio hacia el invasor. Eso pasó en 1982, cuando los chiíes del sur de Líbano, hasta entonces tan dóciles como corderos, se levantaron contra los ocupantes israelíes y crearon Hezbollah que se ha convertido en la fuerza más fuerte el país. Si la élite libanesa se corrompe ahora como colaboradores de Israel, será barrida del mapa. (A propósito, ¿han causado los Qassams y Katyushas que la población israelí ejerza presión sobre nuestro gobierno para que se rinda?. Todo lo contrario.)

La política estadounidense está llena de contradicciones. El presidente Bush quiere un "cambio de régimen" en Próximo Oriente, pero el régimen libanés actual ha sido establecido recientemente justo bajo la presión estadounidense. Entretanto, Bush sólo ha tenido éxito dividiendo Irak y causando una guerra civil (como se vaticinó aquí). Puede conseguir lo mismo en el Líbano, si no detiene el ejército israelí a tiempo. Es más, un golpe devastador contra Hezbollah no sólo puede despertar la furia en Irán, sino también entre el chiíes de Irak, con cuyo apoyo se construyen todos los planes de Bush para un régimen pro estadounidense.

Así, ¿cuál es la respuesta?. Hezbollah ha llevado a cabo, no por casualidad, su captura de soldados en un momento en que los palestinos están clamando socorro. La causa palestina es popular en todo el mundo árabe. Mostrando que son un amigo en la necesidad, cuando todos los otros árabes están fallando desconsoladamente, Hezbollah espera aumentar su popularidad. Si se hubiera logrado ahora un acuerdo israelo-palestino, Hezbollah no sería nada más que un fenómeno local libanés, irrelevante para nuestra situación.

A menos de tres meses después de su formación, el gobierno de Olmert-Peretz ha tenido éxito zambullendo a Israel en una guerra de dos frentes cuyos objetivos son poco realistas y de los que no pueden preverse resultados.

Si Olmert espera ser visto como el Señor Macho-Macho, un segundo Sharon, defraudará. Lo mismo digo de los esfuerzos desesperados de Peretz por ser tomado en serio como un imponente Señor Seguridad. Todos entendemos que esta campaña -tanto en Gaza como en Líbano- ha sido planeada por el ejército y ha sido dictada por el ejército. El hombre que ahora toma las decisiones en Israel es Dan Halutz. No es por accidente que el trabajo en el Líbano haya recaído sobre la fuerza aérea.

El público no está entusiasmado con la guerra. Se resigna a ella, con fatalismo estoico, porque se le está diciendo que no hay ninguna alternativa. Y verdaderamente, ¿quién puede estar contra ella? ¿Quién no quiere liberar a los soldados "secuestrados"? ¿Quién no quiere eliminar los katyushas y rehabilitar la disuasión? Ningún político se atreve a criticar la operación (excepto los parlamentarios árabes de la Knesset que son ignorados por el público judío). En los medios de comunicación, los generales llevan la batuta, y no sólo los de uniforme. No hay casi ningún antiguo general que no haya sido invitando por los medios de comunicación a comentar, explicar y justificar, hablando todos ellos con una sola voz.

(A modo de ilustración: El más popular canal de televisión de Israel me invitó a una entrevista sobre la guerra, después de oír que yo había tomado parte en una manifestación anti-guerra. Estaba bastante sorprendido. Pero no por mucho tiempo; una hora antes de la transmisión, un organizador del debate llamó excusándose y me dijo que había habido un error terrible: a quien ellos realmente quisieron invitar era al profesor Shlomo Avneri, antiguo Director General de la Oficina de Asuntos Exteriores con quien puede contarse para justificar cualquier acto del gobierno, el que sea, en un idioma académico superior.)

"Inter arma silent Musae" - cuando las armas hablan, las musas se quedan calladas. O, más bien: cuando las armas rugen, el cerebro deja de funcionar.

Y SOLAMENTE un pequeño pensamiento: cuando el Estado de Israel se fundó en medio de una guerra cruel, un cartel fue fijado en las paredes: "¡Todo el país un frente! ¡Todo el pueblo un ejército!" Han pasado 58 años, y el mismo eslogan todavía es tan válido como lo era entonces. ¿Qué dice eso sobre las generaciones de estadistas y generales?

Rebelión. Traducido del ingles para Rebelión y Tlaxcala por Carlos Sanchis

 

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