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Medio Oriente :: 31/07/2006

El Yihad y los Wolfowitz de este mundo

Jihad Abu Az Zamman
De manera que, ¿cómo fue en realidad? ¿Cómo pudo un pequeño grupo paramilitar como Hezbollah sacudir al todopoderoso Estado judío apoyado por EE.UU.; algo que los estados árabes jamás han logrado durante casi seis decenios?

En realidad podríamos formularnos la misma pregunta al hablar de la insurgencia iraquí. Aunque es bastante evidente que el ejército de Sadam fue derrotado por el abrumador poder destructor anglo-estadounidense, la resistencia islámica está ganando la batalla en el terreno tanto en Iraq como en Afganistán. Ni EE.UU. ni Gran Bretaña parecen capaces de encontrar una excusa razonable para la creciente cantidad de ataques letales contra sus fuerzas de invasión.

Aunque los ejércitos de los estados árabes son derrotados ocasionalmente en el campo de batalla, a pesar de que numerosos estadistas árabes parecen seguir resueltamente el camino decidido por Washington, la resistencia islámica, que no se ajusta a ninguna forma nacional, está presente para defenderse. Además, el desafío islámico es imbatible. Los israelíes han estado observando el creciente muro de la resistencia musulmana durante más de dos décadas. En Palestina es Hamas, en Líbano es Hezbollah. En este teatro de operaciones, los militantes islámicos asestan un golpe tras otro a Israel. Del mismo modo, el ejército estadounidense es perseguido a diario por la insurgencia tanto en Iraq como en Afganistán. Como los poderosos soviéticos fracasaron en Afganistán, ni Israel, ni EE.UU., ni Gran Bretaña son capaces de responder efectivamente a la emergente guerra de guerrillas islámica.

Más vale que lo encaremos de una vez por todas. Los árabes están lejos de estar en su mejor forma cuando operan en la forma de un "Estado nacional". Al soldado árabe le podrá faltar la voluntad necesaria para morir por una bandera idiota. Tanto en el Iraq de Sadam como en el Egipto de Nasser, una vez que se encuentran en un conflicto, se revela una brecha creciente entre el líder demagógico carismático, autoritario, exagerado, y algunos desempeños con serios defectos en el campo de batalla. A diferencia de los soldados estadounidenses, británicos, franceses e israelíes que han mostrado a través de la historia una verdadera tendencia al suicidio colectivo por algunas promesas vacías disfrazadas de "ideología", el pelotón árabe se queda algo atrás en la exhibición de ese tipo de celo patriótico de imbecilidad nacional. Tal vez sea simplemente demasiado inteligente para esa clase de juegos letales.

¿Debería ser una gran sorpresa? De ninguna manera. El nacionalismo es un concepto europeo, tiene muy poco que ver con la mentalidad, la historia y los asuntos árabes en general. El patriotismo nacional nunca ha llegado muy lejos en la psique árabe. La división de Arabia y de Oriente Próximo en pequeños estados nacionales con fronteras y banderas nunca ha sido un desarrollo natural de los propios pueblos árabes indígenas. Fue más bien el resultado de maniobras políticas internacionales impuestas a los árabes por las superpotencias. El despedazamiento de Oriente Próximo en pequeños estados nacionales tenía el propósito de servir los intereses de las fuerzas imperiales occidentales. En la práctica, fueron Gran Bretaña y Francia los que ya delinearon las fronteras de Oriente Próximo en 1916 (El acuerdo Sykes-Picot) y fue EE.UU. el que se sumó posteriormente sólo para remodelar esas fronteras para garantizar la seguridad de Israel así como un suministro constante de petróleo.

Con la ausencia de un fervor nacionalista básico, no causa gran sorpresa que los ejércitos de los estados árabes no produzcan resultados en el campo de batalla. Sin embargo, Hezbollah, Hamas y los insurgentes en Iraq y Afganistán causan dolores de cabeza a los ejércitos occidentales. Logran hacerlo sólo con armas ligeras, sin tanques, sin misiles crucero, sin satélites, sin una armada. Vencen sin aviones y sin el apoyo de una superpotencia. Todo lo que tienen a su disposición es una creencia, específicamente el Yihad.

Contemplando a Iraq (o lo que queda del país), a Bin Laden (el mito), a Hamas (el gobierno palestino democráticamente elegido) y a Hezbollah (la máxima historia de éxito) los motivos son bastante claros: El árabe vence cuando y solamente cuando combate como musulmán, como creyente. A diferencia del frívolo soldado occidental que da su vida por triviales consignas sintéticas, el musulmán da su vida por una causa divina. Lo diré claramente: si hay alguna noción significativa tras la de "nación árabe" esa noción es el Islam. El musulmán recibe órdenes del Señor Todopoderoso. Debo admitir que si yo mismo, que soy laico, tuviera que elegir entre el llamado de un presidente estadounidense tarado y el Señor, obviamente preferiría a este último.

Sin embargo, es bastante evidente que los Wolfowitz de este mundo no se dan cuenta de que el nacionalismo árabe definido en Estados independientes es básicamente un mito. Consideran erróneamente el paisaje territorial árabe como un reflejo nacional genuino de una aspiración étnica auténtica y real, así como de consideraciones geopolíticas. En realidad, una percepción semejante no tiene nada que ver con la realidad. Líbano y Siria son un solo país, por lo menos a los ojos de muchísimos sirios y libaneses. El norte de Palestina no es diferente de Líbano y Cisjordania, ha sido considerada desde hace tiempo como un territorio unificado con Transjordania.

Cuando Líbano es demolido por el poder aéreo del Estado judío y cerca de un tercio de su población es desplazada, los sirios son los primeros en suministrar apoyo humanitario. Cuando Gaza es bombardeada criminal e indiscriminadamente por el ejército israelí, Hezbollah estuvo presente para abrir un segundo frente y reducir la presión sobre sus hermanos palestinos. Cuando las fuerzas expansionistas estadounidenses y británicas insisten en robar el petróleo iraquí, es la fraternidad musulmana la que los detiene, y no el ejército iraquí. La resistencia árabe es en la práctica un ejercicio en fraternidad islámica. Para los que todavía no lo comprenden, el Yihad va mucho más allá de todo sentido occidental de patriotismo local nacional. El Yihad es cósmico, pero es personal.

Mientras los Wolfowitz del mundo insisten en dominar al mundo árabe en nombre de la democracia y de algunas otras ideas casi liberales, el combatiente por la libertad islámico cruza los países y los mares sólo para mostrar a los soldados estadounidenses el máximo desempeño de devoción humana. Mientras los Wolfowitz de este mundo insisten en transformar Gran Bretaña y EE.UU. en una fuerza de misión israelí, la fraternidad musulmana nos da buenos motivos para creer que en última instancia, cuando llegue el momento, la paz prevalecerá.

Para aquellos de nosotros que se niegan a reconocer lo que significa el Islam, mencionaré que la "raíz "árabe de la palabra "Islam" es Salama que proviene de las palabras Paz y/o Sumisión, una sumisión a Dios y paz para toda la humanidad.

Por cierto, el propio Yihad es una palabra que merece más análisis. Proviene de la palabra raíz árabe J-H-D, que significa "esforzarse". Otras palabras derivadas de esta raíz incluyen "esfuerzo,"trabajo," y "fatiga." Esencialmente, el Yihad es un esfuerzo por practicar la religión frente a la opresión y la persecución. En su forma más elevada es la lucha contra el enemigo de los musulmanes y del Islam. Ciertamente, Condi, Bush, Olmert y su Estado judío, son los peores enemigos del Islam. Y a pesar de ello, el Islam define las fronteras del Yihad.

El Qur"an nos dice (Qur"an 2:190-193):

* 190) Y combatid por la causa de Dios a aquellos que os combatan, pero no cometáis agresión --pues, ciertamente, Dios no ama a los agresores.

* (191) Matadles dondequiera que los encontréis y expulsadles de donde os hayan expulsado --pues la opresión es aún peor que matar. Y no luchéis con ellos junto a la Casa Inviolable de Adoración si ellos no os combaten antes allí; pero si os combaten, matadles: esta es la recompensa de los que niegan la verdad.

* (192) Pero si cesan --ciertamente, Dios es indulgente, dispensador de gracia.

* (193) Por tanto, combatidles hasta que cese la opresión y la adoración esté consagrada por entero a Dios; pero si cesan, deben acabar todas las hostilidades, salvo contra aquellos que [deliberadamente] hacen el mal.

En breve, a diferencia de la brutal agresión israelí y el celo asesino estadounidense que no conocen límites, el Islam restringe la violencia, además, su objetivo no es la dominación, sino la paz. Esto ocurrirá obviamente cuando se termine la ocupación israelí y los palestinos retornen a su país y a sus hogares. Esto ocurrirá cuando el colonialismo sionizado anglo-estadounidense sea totalmente derrotado. Este mensaje es claro y no está abierto a negociaciones.

Si se considera Hezbollah, a Hamas o a la guerra insurgente en Iraq, no queda mucho espacio para dudas. Mientras numerosas naciones árabes han sido derrotadas, la fraternidad árabe, es decir el Islam, está venciendo. Si yo fuera un israelí que vive en Palestina ocupada me sentiría bastante preocupado. El excesivo uso de poder y el asesinato indiscriminado de libaneses, palestinos y de soldados de la misión de la ONU en Líbano es el resultado directo de la profunda ansiedad israelí. La táctica sionista está fracasando y todos lo saben. Su ejército ya no produce los resultados esperados. Ya podrás adivinar por qué. El nacionalismo es algo ajeno para los judíos, casi tanto como para los árabes. En realidad, el sionismo dejó de ser un movimiento nacional local hace mucho tiempo. Desde la Declaración Balfour (1917) más y más sionistas operan como un grupo de presión étnico judío impulsando los intereses judíos globales. Ya hace bastante tiempo el sionismo no se interesa sólo por Eretz Israel es decir "la tierra prometida", en su lugar se propone transformar nuestro universo en un "Universo Prometido". Esta idea es conocida como neoconservadurismo y sus mensajeros, en su mayor parte Sabios Sionistas, que lo difunden son activos en Londres. (http://eustonmanifesto.org/), NYC y en Washington (http://www.newamericancentury.org/).

Pero el tiempo se acaba para la filosofía neoconservadora así como para sus profesionales. No sé si la historia se repite en general pero de cierto modo, en lo que se refiere a la historia judía, el mismo cuento se vuelve a escribir una y otra vez: es la historia de una voluntad obsesiva e inexorable hacia el poder que siempre termina en circunstancias trágicas. Ocurrió en la Edad Media en España, ocurrió en el Siglo XVII en Polonia y Ucrania (Bogdan Chmielnitzki), ocurrió en Europa en el Siglo XX y parecería que algo dramático está a punto de suceder en EE.UU.

En circunstancias en que el Comité Judío Estadounidense (AJC, por sus siglas en inglés) se empeña manifiestamente por arrastrar a EE.UU. a una guerra en Irán, todo en nombre de los judíos del mundo. (Ver) Cuando sucedió que los Wolfowitz de este mundo fueron los arquitectos de la criminal guerra en Iraq, uno podría haberse preguntado si los propios judíos llegarán algún día a aprender algo de su propia historia. Realmente prefiero no pensar en lo que va a ser el resultado de la actual brutal conducción de la guerra por los judíos. En vista de la emergente derrota de EE.UU. en Iraq y su creciente aislamiento internacional, es sólo cuestión de tiempo antes de que una personalidad carismática estadounidense apunte al lobby israelí. Es bastante devastador, pero no son sólo los judíos, muchos de ellos totalmente inocentes, los que van a sufrir cuando eso ocurra. Cuando todos los Wolfowitz de este mundo se den cuenta de que es hora de evadir la venganza estadounidense (que podría convertirse en una nueva tragedia judía, concretamente en un Coca Colacausto), probablemente tratarán de escapar a Palestina. ¡Dios nos libre!

Los sionistas y su Estado judío están evidentemente muy empeñados en perpetrar una nueva guerra mundial. Tenemos buenos motivos para creer que Olmert no excluyó la posibilidad de que el actual conflicto en Líbano podría llevar a otra escalada con Siria e Irán. Obviamente la idea no lo detuvo. ¿Por qué iba a detenerlo? En cuanto los israelíes comenzaron a arrojar bombas sobre Beirut, Bush y Blair se apresuraron a apoyar el "derecho de Israel a defenderse".

Los Wolfowitz de este mundo tienen diferentes nombres para el conflicto que ellos mismos crearon. A menudo lo llaman un choque de culturas y son bastante hábiles en empaquetar su celo asesino manifiesto con razonamientos casi humanistas. Más que nada gustan de presentarse como mensajeros de la democracia. Sin embargo, si por cierto su idea de democracia es algo como la "democracia de una sola raza", practicada en su tan amado Israel asesino, no puede sorprender tanto que sus ideas no avancen en ninguna parte.

Al parecer, a fin de mantener vivo a su pequeño Estado racista judío, los Wolfowitz aceptan gustosos una guerra total contra el Islam. Hasta ahora Condi, Bush y Blair manifiestan su apoyo. Los Wolfowitz están radiantes pero, ¿cómo decirlo?, el resultado es que medio millón de libaneses han perdido sus casas.

De alguna manera los Wolfowitz de este mundo no llegan a interiorizar que los seres humanos son criaturas moralmente orientadas. Es posible que las naciones y la gente puedan sobrevivir algunas fases malignas. No hace muchos años sucedió en Alemania, ahora sucede en EE.UU. Sin embargo, los seres humanos poseen algo de lo que carecen los Wolfowitz. Tienen un mecanismo de corrección ética; los seres humanos lamentan sus errores, tienen una conciencia. EE.UU. pasó por el macartismo pero se recuperó; sigue tratando de encarar su pasado racista y la actual discriminación racial, ha estado encarando sus crímenes de guerra en Vietnam. EE.UU., sin duda, se liberará de su fase asesina sionista. No le queda otra alternativa. Cuando esto suceda, los Wolfowitz de este mundo tendrán que ocultarse detrás de u na roca y de un árbol; y la roca y el árbol dirán: "Oye, estadounidense, hay un Wolfowitz escondido detrás de mí; Tengo miedo, ¡ven y llévatelo! ¡Socorro! ¡Socorro!"

Fuente: peacepalestine. Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

 

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