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Colombia :: 20/05/2006

Elecciones en Colombia el 28 de mayo: el pueblo triunfará

Revista Insurrección
La violencia con que el régimen uribista pretendió aplacar la oposición política en los últimos días (asesinatos de Liliana Gaviria, Gabriel Jaime Gómez, asesor de Piedad Córdoba y del hermano del jefe de campaña del PDA en Montería) y al movimiento social, se ha convertido en un elemento cohesionador de la resistencia popular, como quedó demostrado en la multitudinaria celebración del Primero de Mayo a nivel nacional

Editorial

En estos días de mayo, cuando la campaña para la elección presidencial entra en su fase activa, al presidente - candidato Álvaro Uribe Vélez las cosas no le salen tan bien como él pretende: las encuestas que hace menos de un mes le daban un 65% de favorabilidad, porcentaje que lo hacía prácticamente invencible, hoy sólo le dan un 53%, que lo coloca ad-portas de una segunda vuelta presidencial.

Este saldo en rojo se debe, entre otras cosas, a los escándalos de corrupción y asociación criminal del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) con los narcoparamilitares, al desgaste de la imagen internacional donde se le caracteriza como un peón de la política imperialista en nuestro continente, a la elocuente falta de resultados de la política bandera de su administración, llamada "seguridad democrática", donde el fracaso del Plan Colombia y su lucha contra la insurgencia son notorios, dado el nivel de confrontación política y militar que ésta ha adquirido en los últimos años.

No hay trofeos de guerra importantes que mostrar, a pesar de los 7000 millones de dólares invertidos por la Casa Blanca.

El asesinato de Liliana Gaviria, hermana del ex presidente César Gaviria, jefe del Partido Liberal hoy en la oposición, es un nuevo hecho de violencia de los paramilitares, aunque los organismos de inteligencia se esfuercen por endilgarle esta acción a las FARC.

El séquito que rodea a Uribe hace esfuerzos supremos por ocultar las relaciones del candidato presidente con los narcoparamilitares y la incidencia notoria de éstos en su actual campaña electoral.

Sabido esto y visto el desarrollo que han tenido los acontecimientos: la profundización de la crisis institucional (el Estado tomado por las mafias), y la agudización de la crisis social (más de 3 millones de desplazados, Colombia, segundo país violador de los Derechos Humanos, 32 millones de pobres, de ellos 11 millones de indigentes, 22% de desempleo, después de Haití, somos el país con más desigualdad social del continente); además de las consecuencias económicas de las medidas neoliberales adoptadas en los últimos meses (firma del TLC con los Estados Unidos, venta de TELECOM al capital español a precio de feria, disolución de la Comunidad Andina de Naciones por efectos de la política uribista), es comprensible el descenso de Uribe en el frente político interno.

Quienes manejan la campaña uribista están muy conscientes de esta realidad. José Obdulio Gaviria, asesor de primera línea de Uribe y primo hermano de Pablo escobar, viene diseñando una amplia campaña mediática donde se demoniza a la oposición política, principalmente al candidato del Polo Democrático Alternativo (PDA), maestro Carlos Gaviria, mostrándolo como comunista, "enemigo de la democracia" y aliado de las guerrillas.

Ante el avance en las encuestas del candidato de la izquierda, la derecha acude al viejo recurso de inspirar miedo a los votantes a través de estrategias difamadoras y perversas.

Los resultados de las encuestas y la probabilidad de una segunda vuelta, tienen de cabeza a los que hasta hace poco se movían como pez en el agua con la tranquilidad propia de los ganadores.

En las elecciones parlamentarias del pasado 12 de marzo, el Polo Democrático Alternativo alcanzó una votación histórica para la izquierda de un millón de electores, para un total de 11 senadores y nueve representantes a la Cámara.

Este triunfo es un hito si tenemos en cuenta la cruenta arremetida paramilitar contra sus líderes, el asesinato de varios de ellos y la falta de garantías políticas en muchas regiones del país.

La violencia con que el régimen uribista pretendió aplacar la oposición política en los últimos días (asesinatos de Liliana Gaviria, Gabriel Jaime Gómez, asesor de Piedad Córdoba y del hermano del jefe de campaña del PDA en Montería) y al movimiento social, se ha convertido en un elemento cohesionador de la resistencia popular, como quedó demostrado en la multitudinaria celebración del Primero de Mayo a nivel nacional.

Seguramente la primera vuelta electoral para la presidencia deberá transformarse en un evento donde se marcarán con claridad las grandes tendencias políticas prevalecientes en nuestro país.

De un lado estarán los hombres y mujeres que emitirán su voto en conciencia, por la patria, por la soberanía, por un nuevo país, por un nuevo gobierno de mayorías democráticas, que esté por la equidad y la justicia social, por la solución política al conflicto. Del lado del uribismo, votarán por lo de siempre, la política corrupta, por la usura de los banqueros, por el vasallaje al imperialismo, por los tráfugas del poder, por los señores de la guerra, por quienes la predican y sostienen, excepto cuando los toca a ellos o a sus familias.

En este marco político las empresas de comunicación, en estrecho vínculo con el Estado y las agencias gubernamentales, multiplican a diario la información del presidente - candidato, tratan de manipular la opinión pública colocándola a su favor, maximizando sus logros y haciendo mutis por el foro cuando las cosas no le salen bien. Por el contrario, de los otros candidatos poco o nada se conoce, excepto cuando el presidente - candidato los ataca en base a infundíos o a tergiversaciones.

El ELN está participando de manera activa y beligerante en la actual coyuntura nacional. La nueva etapa de diálogo, no sólo con el Estado y el gobierno, sino fundamentalmente con la sociedad, nos ha permitido acercarnos aún más a esa Colombia invisible para los medios y el poder, a su palabra y nos está permitiendo ser con otros.

En la Casa de Paz se han revelado los sentimientos de frustración de la mayoría de los colombianos, la falta de democracia que prevalece en el sistema político colombiano, la profunda crisis humanitaria que agobia a nuestra gente. Es claro que el mayor sentimiento es la falta de oportunidades, de igualdad ante las leyes y la exclusión en todos los órdenes.

Para revertir este cuadro, debemos seguir conjugando con fuerza una propuesta política que incluya a las mayorías nacionales, avanzando y consolidando la unidad democrática popular y guerrillera, como garantía única de triunfos y victorias.

EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL DE COLOMBIA

 

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