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Asia :: 22/02/2020

En 'Parásitos' no existen los grises

José López Ruano
Sus contrastes nos hablan de desigualdad en el "paraíso" de la Corea capitalista

El cineasta coreano Bong Joon Ho, director de otras películas como Okja (2017), Mother (2009) o Memorias de un Asesino (2003), conquista el mundo occidental con 'Parásitos' (Parasite), película ganadora del Oscar 2020, en donde los grises no existen y sus contrastes nos hablan de desigualdad.

En la cima de toda esta historia está la familia Park, que vive en una mansión diseñada por un arquitecto famoso. Con su vida lujosa y acomodada, solucionan cualquiera de sus problemas con dinero. Saliendo de la casa Park y yendo hasta lo más bajo de la ciudad (literal y figuradamente), refundidos en un pequeño departamento dentro de un barrio pobre, está la familia Kim, luchando día a día con un trabajo precarizado y de mala paga. La fortuna de las dos familias cambia cuando sus mundos se encuentran.

Todo comienza cuando Ki-woo se hace pasar como universitario para cubrir a su amigo como tutor de inglés para la hija de les Park. Aprovechando la oportunidad de trabajar para una familia rica, busca que la suya también se beneficie de ello. Con bastante astucia e ingenio, toda la familia logra entrar a trabajar. Lo hacen en base a engaños y harán hasta lo imposible por mantenerse ahí. ¿Hasta cuándo podrán sostenerlo?

Parásitos es una película que entretiene, su dinamismo la hace fácil de digerir. Tiene tantos matices que hace que no encaje en un solo género. Nos hace pasar con fluidez de momentos cómicos hasta momentos de angustia. Esto es lo interesante que nos trae Bong Joon-Jo, quien consiguió hablarnos de desigualdad utilizando todas las herramientas que tenía. La historia misma y la narrativa audiovisual nos lo muestra.

Hay muchos símbolos en la película que muestran un orden vertical de las cosas: quién está encima de quién. Se ven muchas escaleras, subsuelos, subidas, bajadas, hasta la posición de los elementos marcan estas divisiones.

Es interesante la empatía que se genera por la familia Kim, siendo que ésta de forma tramposa rompieron con la aparente “estabilidad” de la familia Park. A quienes la comodidad les lleva a depender del trabajo de la familia Kim. Su ingenuidad llega a rozar lo inverosímil y no llegan a generar la empatía del público.

El olor es un elemento clave para marcar esta paradoja. Por un lado la familia Kim no lo percibía, pero al darse cuenta les molesta tenerlo. Por otro lado, les Park muestran intolerancia a este olor al punto que parece despectiva y humillante su forma de hacerlo notar. Sin embargo, esta familia rica llega a desarrollar un fetiche con “cosas de pobres” como la ropa interior barata.

Si bien estas metáforas y simbolismos son bastante obvios; se mezcla de manera perfecta con el tono caricaturesco de la película. No logra perder en ningún momento la seriedad del tema a pesar de la sátira. El guión es redondo, al verla una segunda vez se puede percibir la sutileza y sentido de los elementos en la construcción de la película. La fotografía acompaña estos contrastes que ambientan desde lo más luminoso hasta un inframundo cuasi apocalíptico.

No es la primera vez que Bong Joon-ho hace películas con crítica social y política, también en otras películas como Okja critica a la industria de la carne o en Madre, que nos muestra las complejidades humanas que pueden rodear a un asesinato. Vale la pena ir y explorar sus películas.

A mi parecer no es la mejor película del director, pero sí considero que es la mejor película para entrar en el mundo occidental donde Hollywood impera. Nos muestra las luces y las sombras de las cosas, las divisiones de clase y el conflicto que pueden generar estos extremos. Nos trae cosas humanas con complicaciones universales, por eso ha logrado el alcance y éxito que ha tenido. De las mejores películas del año sin duda alguna.

Vale la pena destacar como Corea del Sur está en pleno auge en cuanto a proyección internacional de su arte y cultura, lo podemos ver en el fenómeno del K-Pop, en los K-Dramas, y en esta cúspide el cine también vino a formar parte.

Fueron unánimes los votos que la llevaron a ser la primera película coreana en ganar la Palma de Oro en Cannes. También en la 92º entrega de los premios Oscar, luego de ganar a “Mejor película extranjera”, Parásitos marcó un antes y un después en la historia de estos premios, ganando también en la categoría de “Mejor Película” [en el sentido de que por una vez, y sin que sirva de precedente, le dan el premio a una película buena...].

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