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Medio Oriente, EE.UU. :: 09/10/2012

Guerra financiera: tratan de desestabilizar el sistema financiero de Irán

Nile Bowie
Washington se ha involucrado desde hace tiempo en operaciones psicológicas para provocar descontento en todo el país a fin de derrocar al gobierno

Dramáticas fluctuaciones del rial iraní provocaron pequeñas protestas de comerciantes en el gran bazar de Teherán el 3 de octubre de 2012. En un intento de las autoridades de prevenir otra devaluación, el banco central de Irán emitió recientemente nuevos límites de la cantidad de dólares estadounidenses disponibles para ser comprados a una tasa subvencionada, conduciendo a muchos a llenarse de pánico ya que el rial cayó un 40% respecto al dólar desde principios de octubre. Aunque las manifestaciones fueron de naturaleza económica, muchos aprovecharon la ocasión para expresar sus agravios contra el sistema político. Muchos acusaban al presidente Ahmadineyad de regentar la mala administración fiscal que ha exacerbado la incesante andanada de sanciones económicas de Washington. Los oponentes políticos de Ahmadineyad también culpan a su gobierno por la mala administración económica, un sentimiento que aparece con más frecuencia en la sociedad iraní.

Aunque el combate contra los desafíos que representan las sanciones económicas representa una dura tarea para cualquier gobierno, es importante reconocer que esas sanciones no apuntan contra el gobierno de Irán, sino a su población pobre y mercantil. Una fuente anónima de los servicios de inteligencia de EE.UU., citada por el Washington Post afirma:

“Aparte de la presión directa que las sanciones ejercen sobre la capacidad del régimen de financiar sus prioridades, otra opción en este caso es que crearán odio y descontento en el ámbito de la calle para que los dirigentes iraníes comprendan que tienen que cambiar su forma de ser”.

Washington se ha involucrado desde hace tiempo en operaciones psicológicas que apuntan a fomentar el tipo de “odio y descontento” entre trabajadores industriales, comerciantes, mercaderes, estudiantes, y fabricantes de Irán – como parte de una serie de medidas tomadas para provocar descontento y desasosiego generalizados en todo el país a fin de derrocar al gobierno.

Para el promedio de los dueños de negocios y trabajadores iraníes, las sanciones y la devaluación monetaria dirigidas por EE.UU. han afectado transacciones diarias que suministran salarios y viabilidad económica a millones de personas. Desde comerciantes urbanos a dueños de restaurantes rurales, muchos se han visto obligados a cerrar sus negocios porque no se pueden beneficiar de la reventa de bienes importados comprados en dólares. El aislamiento del sistema bancario global ha dificultado cada vez más que estudiantes iraníes que estudian en el extranjero reciban dinero de sus familias. Las sanciones que afectan al banco central de Irán apuntan a devastar la economía de exportación iraní, afectando a todos, desde los exportadores de petróleo a los tejedores de alfombras a los cultivadores de pistachos. Al afectar el sustento de la gente y su capacidad de continuar su educación y de cubrir necesidades como la alimentación y los medicamentos, el gobierno de Obama cree que medidas semejantes disminuirán la confianza pública en el gobierno y cuestionarán su legitimidad.

Una tal política no es solo inmoral, sino exhibe la fraudulencia y deshonestidad de EE.UU. hacia los valores de libertad y busca de la felicidad que pretende representar. Aunque los medios occidentales se han esforzado por presentar a Obama como renuente a apoyar una posición dura respecto a Irán, es obvio que Washington continúa silenciosamente una política beligerante contra ese país. Esa política ha alienado a los iraníes que buscan la reconciliación con EE.UU. y ha aumentado considerablemente las tensiones y la posibilidad de guerra. Como lo demuestran las medidas encubiertas que son tomadas contra Teherán –que incluyen sabotaje, guerra cibernética, y asesinatos selectivos– Washington está totalmente comprometido con el intento de impedir el desarrollo tecnológico, económico y político independiente de Teherán. Aunque las sanciones dirigidas por EE.UU. tienen el propósito de atacar todos los mecanismos necesarios para transacciones petroleras internacionales, Irán se mantiene desafiante perseverando en un desarrollo diplomático y de un desarrollo económico mutuamente beneficial con sus aliados hambrientos de energía en toda Asia.

China ha seguido comprando grandes cantidades de petróleo iraní a pesar del régimen de sanciones. Mientras la Unión Europea corta sus vínculos con Teherán, Beijing se ha acercado a Irán para suministrar líneas de crédito y bienes de consumo. Además, naciones como India, Malasia y Japón han continuado sus importaciones de energía de Irán – lo que hace más difíciles los esfuerzos por aislar a Teherán. Irán se ha involucrado activamente en la modernización de su infraestructura energética, incluyendo la construcción de quince oleoductos y gasoductos interiores dentro del país. Además, firmas iraníes planifican la construcción de una planta de energía eléctrica y de un gasoducto para suministrar energía a Pakistán. En función del interés de continuar un desarrollo económico en beneficio mutuo, Teherán ha buscado más cooperación con sus vecinos en Pakistán y Turkmenistán. Las inversiones interiores de Irán subrayan la importancia de desarrollar el tipo de infraestructura comercial y energética necesaria para seguir resistiendo la hegemonía sin ser aislado internacionalmente.

Teherán ha comprometido 25.000 millones de dólares para desarrollar su puerto Chabahar, y otros 4.000 millones de dólares de inversión en diferentes puertos en todo el país. La expansión de la capacidad comercial y energética que resultará de semejantes inversiones solidificará el lugar de Irán en la economía global, y su lugar entre las potencias del mundo. Por este motivo se utiliza “la amenaza del desarrollo de armas nucleares por Irán” como un pretexto obsoleto para imponer sanciones económicas, a pesar de una falta total de evidencias para implicar a Irán en una armamentización de su programa de energía nuclear. Teherán tiene que ser diligente en el encuentro de maneras de manejar su devaluación monetaria y su crecimiento económico – porque gracias a sus recursos naturales y abundante riqueza energética, el país está en una posición especial para eludir las sanciones internacionales y utilizarlas en beneficio propio. Al asociarse con sus aliados internacionales, Irán puede reforzar sus industrias interiores de manufactura y conseguir mercados internacionales para sus productos. Los responsables políticos en Washington y Tel Aviv deben recordar que el ajedrez es un juego iraní.

Information Clearing House. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

 

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