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Venezuela :: 28/04/2018

Henri Falcón: el patito feo de la oposición venezolana

Sixto García Urbaneja
Falcón, ni que sea presidente, ni que elimine al Chavismo, podrá vivir en las urbanizaciones de los ricos

Para nadie es un secreto que la crisis económica tiene por el suelo la popularidad del Gobierno en todos los estratos sociales. Tampoco es muy absurdo pensar que Henri Falcón, quien viene del Chavismo, es un buen candidato en eso de extraerle votos a las filas oficiales. Con una buena campaña, el candidato opositor podría, cuando menos, repetir el escenario electoral del 2015 donde la oposición sacó, con el mismo “ventajismo oficial” casi 8 millones de votos y el Gobierno menos de 6. Ello, en una situación económica mejor que la actual.

Entonces por qué la Oposición, especialmente la de las clases medias y altas, ha decidido de manera tan contundente desechar la candidatura de Henri Falcón, al punto de llamar a la abstención y pedirle que se retire, dejándo a Maduro la vía libre para quedarse 6 años más con el poder político.

Regla básica del dominó: partida ganada no se tranca

Quizá nunca sabremos qué juega la Oposición este definitorio 2018 que tanto esperó. No hay explicaciones ciertas y definidas del por qué, con el mismo CNE del 2015, decidieron no participar. Tampoco hay certezas de qué buscan ya que la intervención norteamericana parece cada vez más lejana con el último embarque de Trump y el consecuente fracaso de la Cumbre de Lima, escenario privilegiado de la Oposición, tampoco se sabe bien para lograr qué.

Lo cierto es que según dicen Luis Vicente León, Eduardo Fernández y otros analistas de abierta Oposición, con el boicot no se gana ninguna partida y más bien, se atornilla al contrincante al menos 6 años más.
¿Por qué no jugárselas todas por Henri Falcón y prepararse para un escenario de confrontación si a este no le dan los resultados?

Henri Falcón es un militar que ha confrontado de manera abierta al gobierno y especialmente a su jefatura militar. De hecho salió del gobierno en 2010, luego de un toma y dame público con Diosdado Cabello por la construcción de una carretera en el estado Lara.

Si bien ganó dos elecciones en la alcaldía de Barquisimeto y una en la gobernación con el PSUV, posteriormente de su ruptura siguió ganando con suma facilidad en el estado Lara.

En 2012 figuró en el comando de campaña de Henrique Capriles Radonski, quien lo incorporó como un articulador con los sectores populares y el chavismo descontento hacia donde se dirigía buena parte del mensaje electoral ya que sin el chavismo era imposible ganar elecciones en Venezuela.

Visto así, parecería muy factible, por no decir seguro, su triunfo en unas presidenciales. Sin embargo, la mayoría de los partidos de Oposición ha preferido abstenerse y dejarle cancha abierta a Maduro. ¿Por qué?

Falcón divide al Chavismo pero no logra unir a la Oposición. Pareciera incongruente, pero quien conozca las clases altas y medias entenderá un poco el por qué de tan desajustada decisión política.

Venir del Chavismo no es solo una cuestión política sino social y, aunque sea incómodo decirlo, también racial. Henri Falcón no solo viene del Chavismo, sino que parece chavista: su extracción popular, su pertenencia a los sectores rurales (viene de Nirgua) y su ascenso social son en sí mismos suficientes indicios de que no es ni podrá ser (aunque quiera) parte del establishment. Todo lo contrario. Su fisonomía es considerada por las élites y clases medias que dominan a la oposición, como “parte del problema”. Su procedencia barrial, su rostro aindiado, su pelo “malo” lo hacen ser catalogado como un advenedizo que no cuenta con el consenso, ni siquiera teniendo como contendor a Maduro. Algo como “al enemigo de mi enemigo…ni agua”.

El sector más poderoso de la Oposición se encuentra fuera del país y quiere dirigir desde el exterior, sea Miami, New York, Madrid o Londres. Son esos sectores quienes pulsan la opinión en las redes y desde ellas juegan a la “espiral del silencio”: quien quiera participar en las elecciones será un “chavista”, “vendido”, “traidor”.

Todos los epítetos que encajan con facilidad al candidato debido a su procedencia política y extracción social. Ese sector radical (hasta el punto de llegar a la antipolítica), no quiere negociar nada con el Chavismo, quiere eliminarlo de raíz, quiere desterrarlo y arrasarlo y sabe que Henri Falcón ni lo desea ni lo podrá hacer y aun cuando pueda ser muy útil para una “transición moderada”, estos sectores, ante esta posibilidad, prefieren que se quede el Chavismo en el poder. Suena absurdo, pero así piensa esta Oposición en “el exilio”. Basta recordar la famosa periodista e influencer Patricia Poleo quien llego al nivel de amenazar a todos los funcionarios públicos (incluidas secretarias) de ser “responsables” y por ende objetos de acusación y represión. La radicalización, impulsada entre otros por Almagro y sus aliados, han colocado a la Oposición en una acera antipolítica.

Henri Falcón sabe que para ganar elecciones en Venezuela hay que hablar mal de los ricos y eso ha comenzado a hacer. Musicaliza sus promociones con Alí Primera (el cantante oficial del Chavismo) y salta charcos como Carlos Andrés Perez. A diferencia de Maduro, visita zonas muy pobres (al mejor estilo de Chávez) y posee cierto carisma con los excluidos. Todo ello lo hace parecer un candidato “natural” para vencer al Gobierno.

Pero todo ello es considerado “desnaturalizado” por el sifrinaje. Hace poco, un ideológo de alto nivel de la “oposición migrante”, Ibsen Martínez, lo consideró un “remedo imperfecto de Hugo Chávez” y relaciona desde su traje hasta sus tics nerviosos con el carismático líder fallecido.

Clase, etnia y procedencia

Lo cierto es que al contrincante de Maduro le han caído encima los peores enemigos de este, sobre todo los más sifrinos. Desde Almagro hasta María Corina Machado, pasando por la jerarquía eclesiástica quien lo convidó a retirarse de la contienda y sobre todo por las redes sociales, de quien se defiende el candidato llamándolas “twitterlandia”. El problema es que sin el “voto duro” opositor será cuesta arriba lograr el triunfo, menos si no cuenta con una maquinaria mínima para “rescatar” los votos a escala nacional. El diseño de su campaña tampoco parece ser muy convincente.

A las claras, Henri Falcón, ni que sea presidente, ni que elimine al Chavismo, podrá vivir en las urbanizaciones del sifrinaje, ni podrá usar sus clubes, ni compartir el té. Aunque no será la primera vez que un exchavista sea candidato de la Oposición, ya lo fué Arias Cárdenas en 2001, al actual candidato le ven las costuras populares y su discurso centro izquierdista que planea conservar las misiones, tener un gobierno amplio y dialogante y no asumir la represión antichavista como política. Nada de eso lo toleran las elites blancas y europeizantes, quienes desde hace años vienen posicionando a sus hijos, los Capriles, Machado-Zuloaga y López-Mendoza para que dirijan el país. En Venezuela los ricos no ganan elecciones, solo intentarlo es una lectura antipolítica de la realidad nacional. Eso no se lo perdonan ni al chavismo ni al indiecito de Nirgua.

Supuestonegado.com

 

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