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EE.UU. :: 28/12/2005

¿Es este un juicio prematuro?

Saul Landau
Los bushistas adornarán el árbol de Navidad de la Casa Blanca y comprarán a los familiares caros regalos que no necesitan. Ninguna Mónica acecha en la Oficina Oval esperando para ofrecerle placeres sexuales. La llena de adoración Harriet Miers realiza el sexo oral virtual -"señor, usted es el mejor" - pero ningún "jugueteo" real

Sin embargo, el piadoso Bush está sordo a las miles de exigencias diarias de que sea impugnado y juzgado como criminal de guerra por realizar una guerra ilegal y muy sangrienta contra Irak. Bush ha respondido en discursos que repiten los mismos cuentos de hadas desacreditados que él usó para llevar al país a la guerra, vinculando vagamente la invasión y ocupación de Irak con la amenaza terrorista a Estados Unidos.

Las encuestas de diciembre muestran un minúsculo aumento en su tasa de aprobación debido a que hombres, blancos y católicos compraron parte de su mensaje. Sin embargo, la mayoría sigue desaprobando su desempeño tanto interna como externamente. Sus amigos cercanos y familiares, los que no son conocidos por su alta sensibilidad, no se preocupan mucho por el índice de aprobación. Para ellos, W ha cumplido mucho más de lo que esperaban. De manos de los asquerosamente ricos, el contingente Elmer Gantry, los ideólogos neoconservadores y los seguidores del Primer Ministro israelí Ariel Sharon, además de los homófobos y fanáticos antiaborto, Bush recibió un Sobresaliente.

Ellos no le descontaron puntos a la calificación de Bush por mentir para llevar a la nación a la guerra, la que ha costado la vida a miles de norteamericanos y a decenas de miles de iraquíes. Ni le quitaron puntos por el desempeño económico de W. En octubre, el déficit de Estados Unidos llegó a niveles récords a medida que las importaciones excedían a las exportaciones -la versión de W de los beneficios del libre comercio.

Los bushistas no toman muy en serio esas banalidades; ni tampoco se preocupan por el hecho de que como resultado de la ignorancia y arrogancia de W, el resto del mundo ve a Estados Unidos con odio y desprecio. Una noticia de Al Jazeera reportó que una encuesta de la Universidad de Maryland-John Zogby en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Líbano y Marruecos mostraba que 81 por ciento de los encuestados creían que la guerra de Irak había traído "menos paz" al Medio Oriente.

"Misión Cumplida". ¡Ya quisiera!

¿Se preocupa la élite del país a la que W concedió grandes reducciones de impuestos por el grosero gasto militar de Bush? ¿Debemos esperar que los de extrema derecha denuncien a W por borrar el límite de siglos que separa la iglesia del estado? En realidad, ellos preferirían que la caridad de la iglesia reemplace al gobierno como el lugar a donde los pobres acuden en busca de ayuda.

¿Consideran los bushistas que es moralmente reprobable que W prometa no abandonar a ningún niño y que haya abandonado a muchos para reconstruir a Nueva Orleáns y que no lo haya hecho? Después de todo, en el 2000 juró no dedicarse a construir naciones y no reconstruyó a Irak después de que lo destruyó. Hasta Papi Bush debe sonreír burlonamente cuando W anuncia de manera periódica: "Yo soy el Comandante en Jefe". En mayo de 2003 el Comandante se puso un traje de piloto, aterrizó en un portaaviones y declaró "Misión Cumplida". ¡Ya quisiera!

En un entorno más sedado, W usa gabardina hecha a la medida, arruga su cara y lanza duras y hoscas declaraciones: "Mientras yo sea el Comandante en Jefe, no vamos a salir corriendo de Irak". Los consiglieri de Bush ((Brent Scowcroft y James Baker) deben sacudir la cabeza ante tal imprudencia, pero W ha fortalecido los sistemas inmunológicos de ellos en contra de tales intrusiones por medio del dinero que ganaron a consecuencia de sus reducciones ininterrumpidas de impuestos.

Papi Bush debe haber sentido alguna vergüenza después de que los atacantes del 11 de septiembre golpearon y "el líder" leyó Mi cabrito a alumnos de segundo grado durante siete minutos. Durante horas después, anonadado a bordo del Fuerza Aérea Uno, W no sabía qué hacer. Sus padres no le enseñaron cómo responder a las crisis de otras personas.

"Un extraordinario trabajo"

En agosto de 2005, cuando Katrina llegó, el jefe máximo permaneció en su rancho durante cinco días, a pesar de los desesperados llamados de las víctimas del huracán; luego visitó el área desde arriba, en un avión.

"Por encima de todo", fue también la manera en que calificaron a la Administración los miembros de la Comisión que investigó los ataques del 11 de septiembre de 2001. Como reportó Derrick Z. Jackson (Chicago Tribune, 12 de diciembre), a principios de diciembre la Comisión "calificó a la Administración Bush de mal por las normas de detención de la coalición. EEUU no ha adoptado un enfoque común de coalición para desarrollar normas de detención y enjuiciamiento de los terroristas capturados. Es más, el tratamiento que Estados Unidos da a los detenidos ha provocado amplias críticas y dificulta la creación de las alianzas necesarias para cooperar eficazmente con los socios en una guerra global contra el terror".

En cuanto a la protección a los ciudadanos de los desastres, Bush también recibió una calificación universal de mal. Los que tengan memoria recordarán que dijo: "Brownie, estás haciendo un extraordinario trabajo", después del Huracán Katrina, cuando Michael Brown, el torpe a quien él nombró para dirigir FEMA (Agencia para Desastres Naturales) estropeó las operaciones de rescate. También nombró a incompetentes e ideólogos para que dirigieran la Corporación de Transmisiones Públicas y la Administración de Alimentos y Medicamentos. Los expertos se pusieron las botas, pero los bushistas leales -y cada vez más ricos- permanecieron inalterados.

Bush también hizo quedar mal a la corrupción. Ha tolerado estafas de súperganancias por parte de compañías de suministros militares en Irak e Afganistán. El reciente caso de soborno del ex Representante Randy "Duke" Cunningham es un ejemplo del patrón de corrupción. Cunningham, el congresista, facilitó sórdidos contratos del Pentágono, con la ayuda del contaminado cabildero republicano Jack Abramoff.

Los antiguos compinche de Bush en ENRON brindaron un sorprendente ejemplo de cómo robar miles de millones. La mayor parte de los ladrones se han salido con la suya. Sus auxiliares en el Congreso, Tom DeLay y Bill Frist, en la Cámara de Representantes y en el Senado respectivamente, son ejemplo de la esencia de la avaricia y la afasia ética.

Bajo el reinado de Bush, el empleo en Estados Unidos se ha convertido en precario. Él ha permitido que enormes compañías como United Airlines y General Motors estafen a sus empleados en el tema de pensiones y beneficios y ha alentado la subcontratación en el extranjero de puestos de trabajo -y de dinero.

La ignorancia de Bush se extiende también a la ciencia, donde ha reducido en mucho los fondos disponibles para la investigación, no sólo en cuanto a células madre, sino en todas las ciencias naturales. Sin embargo, la ultra derecha no podría estar más feliz. Cada vez que el gobierno fracasa, ríe con placer. Quieren que W destruya al gobierno. Es más, desde que Barry Goldwater ganara la nominación republicana en 1964 con los ambiciosos nuevos ideólogos de Jóvenes Norteamericanos por la Libertad y sus aliados de Soldados Cristianos de Dios, la extrema derecha ha tenido en su mira la destrucción del gobierno -que quiere decir toda herencia del Nuevo Trato, todas las agencias que ayudan a los pobres. También se han dedicado a monopolizar los tribunales y a garantizar su poder de legislación por medio de dudosos rediseños de distritos en estados clave -especialmente en Texas.

La Ley Patriota

Mientras los liberales bromeaban acerca de sus disparates, Bush logró distraerlos y dio marcha atrás a algunas victorias obtenidas por gays y mujeres, obreros e inmigrantes. Es más, en 2004 derrotó a los demócratas en los temas del aborto y del matrimonio gay.

Finalmente W ha expandido las prerrogativas presidenciales más allá de las peores pesadillas de los liberales y de los verdaderos conservadores. La Ley Patriota ha devastado la Declaración de Derechos -y la Carta Magna. La arrogante actitud de Bush acerca de la tortura y los secuestros por parte de la CIA convirtieron en una broma la retórica norteamericana en el tema de los derechos humanos.

Bush engañó al Congreso en cuanto a estos procesos, junto con la información de cómo el Pentágono gastó decenas de miles de millones de dólares en el presupuesto militar. Bush ha llevado a la República a cruzar el Rubicón hacia descaradas y peligrosas aguas imperiales de las cuales será difícil regresar.

Los demócratas -quienes sean y lo que sean- debieran estar celebrando. En momentos en que la gente hace regalos, Bush les ha entregado un regalo político inapreciable: su propio fracaso; su oportunidad. Pero Bush también sabe que la nación se distraerá, tomará el estímulo ofrecido miles de veces al día, y prestará atención a las compras, no a su propia vida política y a la de sus hijos y nietos.

La "Compridad’

"Hace años", rió un amigo mexicano, "yo pensaba que Navidad era el tiempo que uno más dedicaba a sí mismo y a Cristo. Lógico, ¿no? Ahora explico a mis familiares mexicanos que "Compridad’ es una descripción más acertada del comportamiento espiritual norteamericano."

Gracias al condicionamiento de la televisión comercial, los ciudadanos dependen de la televisión, cuyo mensaje, explicó Dave Barry, "siempre ha sido que la necesidad de verdad, sabiduría y paz mundial palidece en comparación con la necesidad de un dentífrico que promete dientes más blancos y un aliento más fresco."

El frenesí navideño en los centros comerciales y en internet se ha convertido en un motor de la economía. La "confianza del comprador" determina si decenas de miles de personas tendrán empleo, no si Estados Unidos domina su imperio y cómo lo hace. Pero como sospechaban los bushistas, los temerosos demócratas se niegan a enfrentar el reto. ¿O es este un juicio prematuro?

Fuente: Progresosemanal.com

 

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