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Venezuela :: 20/11/2021

¿Podría la derecha votar masivamente y repetir la victoria de 2015? No se lo creen ni ellos

Agencias / La Haine
La derecha venezolana llega a las elecciones de este domingo altamente dividida, un escenario en el que Nicolás Maduro y el pueblo chavista son los grandes ganadores

Un año después de las elecciones legislativas en las que salió victorioso el chavismo, pese al llamado de la derecha al boicot, los analistas y los propios líderes derechistas reconocen la división y la falta de unidad en las filas opositoras de cara a los comicios regionales y municipales de este 21 de noviembre.

Incluso, más allá de los resultados, lo más importante de estos comicios son los términos en los que ha sido convocado, en medio de un ambiente pacífico y de un proceso de reinstitucionalización que convertirán este evento en el pistoletazo inicial para el diseño e implementación de dos grandes estrategias a enfrentarse, electoralmente, los próximos años: el chavismo mayoritario y las derechas, probablemente desunidas como casi siempre.

El exministro y periodista venezolano Moisés Naim (derecha, columnista de El País de España) declaró el miércoles a la cadena estadounidense CNN que la derecha venezolana está conformada por un grupo “que se ha equivocado muchísimo, que está fragmentado” y donde “los apetitos personales están a la orden del día”.

“Hay que reconocer que es una derecha que ha dado muestras de miopía, donde sus líderes han tenido mucha más vocación de satisfacer sus apetitos y ambiciones políticas, que en buscar la unidad que tanto hace falta”, afirmó.

De hecho, el propio líder opositor Henrique Capriles reconoció la “dispersión” de la derecha en Venezuela y la falta de unidad que se ve, incluso entre los principales líderes derechistas.

“En este momento, las divisiones son muy visibles porque los actores establecidos de la derecha no se pusieron de acuerdo sobre una estrategia electoral de participar o no participar en el proceso de elecciones regionales, mientras que los actores nuevos están tratando de asumir el protagonismo en el evento electoral, así generando choques sobre quien tiene el control de la agenda”, aseveró a CNN Michael McCarthy, presidente de la organización Caracas Wire y profesor de la Universidad George Washington..

Ante tal coyuntura, McCarthy recalcó que “el gran ganador en todo esto es Nicolás Maduro” que se enfrenta a una derecha dividida desde su llegada al poder.

Como ejemplo concreto de esa división, dos candidatos opositores incluso llegaron a la agresión física en presencia de la jefe de la Misión de Observación de la Unión Europea (UE), que se encuentra en el país suramericano.

En un video compartido en las redes por una periodista venezolana, se observa cuando Raúl Yusef, candidato de la coalición drechista Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a la gobernación del estado Bolívar, en el sur del país, le da una cachetada a su contendor Américo de Grazia, del partido también de derecha Movimiento Ecológico (Sic).

Tras la bofetada continuó el forcejeo entre los equipos de ambos candidatos. En medio de empujones y gritos, los presentes trataban de separarlos y se escuchaban los insultos de una mujer que le gritaba a de Grazia: "Desgraciado, ¿cuánto recibiste tú del Gobierno?".

Pocas esperanzas para la derecha

Si se mira el acontecimiento en términos proyectivos, podría descubrirse que tiene potencialidad de llegar a ser el más importante desde que la derecha se empecinó en su política abstencionista y de guerra económica, impulsada y financiada desde Washington y que solo le produjo una enorme hemorragia de su acumulado de fuerzas y el atornillamiento definitivo del chavismo aupado por el pueblo pobre.

Por ello, el escenario más probable es que el chavismo mantenga su liderazgo en la casi totalidad de gobernaciones y alcaldías del país (en la actualidad tiene 19 de las 23 gobernaciones y 310 de las 335 alcaldías). Sin embargo, cumplida la cita, con un poder electoral repotenciado, con la vuelta de las misiones internacionales y el definitivo tránsito de la derecha (o al menos de una parte, no se sabe si grande o pequeña) a la estrategia electoral, la evaluación deberá estar ubicada en el espíritu que gobernará las pasiones políticas durante los próximos años y las pondrá, supuestamente, bajo la racionalidad electoral. Y eso es algo bastante novedoso para una derecha acostumbrada a cantar fraude y desertar cuando sabe que va a perder, y para un chavismo casi siempre triunfante.

Las imágenes que podremos observar el domingo de las respectivas misiones de la ONU, la Unión Europea y el Centro Carter en el territorio, la derecha votando, el festejo opositor por su triunfo en algunos territorios o el reconocimiento del árbitro, todas ellas acciones típicas de cualquier evento de este signo, en el caso venezolano harán inevitable comprender que se asiste a una normalización política.

Todo ello invita a pensar que las próximas presidenciales podrían hacerse en un ambiente alejado del despropósito que imperó durante estos años, el de "de todas las cartas están sobre la mesa", que impuso el expresidente estadounidense ultraderechista, Donald Trump, en las relaciones con Venezuela (con lo que sugería que incluso una invasión militar, pedida por muchos políticos venezolanos derechistas, era posible).

Ciudadanos hacen cola para votar en un ensayo electoral, Caracas, 10 de octubre de 2021

Las fuerzas en la contienda

El chavismo probablemente demostrará que es un movimiento con capacidad de movilización como para enfrentar cualquier coyuntura, incluyendo unas elecciones competitivas, y en los resultados de esta justa puede estar la clave sobre si veremos cambios en la estrategia para los comicios de 2024. Dos gobernaciones cobran protagonismo para comprobar esto último: Carabobo y Miranda. En ambos estados están las posibilidades para un hipotético reemplazo de liderazgo nacional.

En el estado Carabobo, donde se ubica Valencia, la ciudad industrial del país, Rafael Lacava es un líder chavista atípico que se enfrenta a un líder histórico de la derecha en esta región: Enzo Scarano, quien hasta hace semanas se encontraba exiliado.

En el estado Miranda, considerado el principal del país en términos políticos, el abanderado chavista Héctor Rodríguez, un líder de las canteras, se enfrenta a un escenario que hace pocos días resultaba inesperado: la renuncia a la candidatura del dirigente Carlos Ocariz, del partido Primero Justicia, y con ello, una candidatura de David Uzcátegui, que queda ahora solo, lejos del fantasma de la división de la derecha, para enfrentarse al chavismo.

Por parte de la derecha, hay dos lugares claves. Por un lado, la Gobernación de Zulia, el estado más grande de Venezuela, donde Manuel Rosales podría convertirse en precandidato derechista de manera automática. De hecho, ya aspiró a la Presidencia en 2006, cuando Chávez lo derrotó por goleada, y luego pasó largos años en el extranjero para huir de las acusaciones comprobadas de enriquecimiento ilícito.

Y por el otro, la alcaldía de Caracas, donde Primero Justicia, el partido de Henrique Capriles, líder opositor y excandidato presidencial en 2012, en las que se impuso Chávez con el 56% de los votos, postuló a un líder nacional como Tomás Guanipa. Ambas fuerzas tratan de bloquear, como en el dominó, las jugadas de sus contendores de la derecha en estos espacios.

Observadores de la UE visitan un colegio electoral de Caracas, 4 de noviembre de 2021

Escenarios radicales

¿Cabría esperar que, en un escenario donde el oficialismo arrase se termine reimpulsando la narrativa golpista e intervencionista de la derecha? Es poco probable porque los partidos políticos derechistas, o al menos algunos, independientemente del resultado electoral, no quieren volver a la lógica abstencionista que tan malos resultados les ha dado.

¿Se podría esperar que EEUU condene las elecciones en los últimos minutos y vuelva a la línea abstencionista? No sería extraño, vista la actitud extemporanea de Biden durante las elecciones en Nicaragua hace dos semanas, a pesar de que la mayoría de los observadores internacionales afirmaron que el pueblo votó mayoritaria y libremente por el sandinismo.

¿Podría suceder que la derecha vote masivamente y repita la victoria de 2015? No se lo creen ni en sus sueños más húmedos, ya que dinamitó todo su andamiaje político, produciendo fuerte descrédito y una división que hace que su máxima apuesta política, como lo fue 'el interinato de Guaidó', todavía mueva los hilos para desconocer el ambiente electoral y llamar entre líneas a la abstención.

En este sentido, el eurodiputado y padre del terrorista Leopoldo López ha sido el vocero del grupo parlamentario de derecha que ha desistido de participar en la misión de observación de la Unión Europea. Con esto, ¿qué mensaje puede haberle enviado a los candidatos y las bases de su partido Voluntad Popular y todos aquellos que siguieron al interinato que no sea de apatía y desazón por la vía electoral?

 

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