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Medio Oriente, Medio Oriente :: 22/03/2018

¿Quién quiere asesinar al primer ministro palestino Rami Hamdallah?

Ramzy Baroud
Asesinar a Hamdallah supondría poner fin o, al menos, obstaculizar los intentos de unidad y desacreditar a Hamas

El 13 de marzo, mientras se dirigía a la Franja de Gaza, el convoy del primer ministro de la Autoridad Palestina Rami Hamdallah fue atacado por dos bombas.

Hamdallah llegaba a Gaza a través del puesto fronterizo israelí de Erez para abrir una gran planta de tratamiento de aguas residuales que, si opera de forma regular, podría mejorar las condiciones de vida de miles de ciudadanos de Gaza que viven bajo un asedio perpetuo de Israel desde 2006.

La visita del primer ministro también se consideraba un paso importante hacia la reconciliación entre las dos grandes facciones palestinas, Fatah – liderada por el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, en Cisjordania – y Hamas, liderada por el ex primer ministro, Ismael Haniyeh, en Gaza.

Aunque, durante años, los intentos por reconciliarse se han llevado a cabo con poco entusiasmo, la última ronda de conversaciones entre ambos grupos consiguió un gran avance en El Cairo el octubre pasado. Esta vez, se les dijo a los palestinos que las dos facciones están dispuestas a establecer una unidad, poner fin al asedio a Gaza y modernizar las instituciones de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

En algún momento futuro, Hamas y la Yihad Islámica se unirán a la OLP, lo que llevaría a la formulación de un programa político palestino unificado.

Y, quizá, este entusiasmo por poner fin a la disputa sea lo que ha producido el intento de asesinato contra Hamdallah.

Pero, ¿quién es Rami Hamdallah?

Hamdallah, de 60 años, fue elegido por Abbas para ejercer en su puesto actual en junio de 2013, a pesar de que no era miembro de Fatah. Reemplazó a Salaam Fayyad, que había ejercido durante seis años, y se centró principalmente en la construcción de un Estado en una región que aún está ocupada militarmente por una potencia extranjera.

Aunque no es una persona particularmente controvertida, Hamdallah siempre ha sido leal a Abbas y se ha comprometido en su política. Es un político moderado dentro de los estándares palestinos y, gracias a sus fuertes vínculos con personalidades importantes de Fatah como Tayeb Abdul Rahim y Tawfik Tirawi – quienes ejercieron bajo la presidencia del difunto líder de la AP, Yasser Arafat, y de Abbas, respectivamente –, consiguió hacerse con el cargo y conservarlo durante casi cinco años.

El pasado octubre, Hamdallah dirigió una delegación de funcionarios de la AP de Fatah a Gaza para “acabar con el impacto perjudicial de las divisiones y reconstruir Gaza ladrillo a ladrillo”.

Desde que Israel destruyó gran parte de la infraestructura de Gaza y miles de casas en verano de 2014, la Franja – que sufre un asedio constante, junto al impacto de otras guerras previas – ha estado en ruinas. La visita de Hamdallah despertó una esperanza entre los ciudadanos de Gaza y de toda Palestina.

Los constantes intentos de Hamas por acabar con su aislamiento parecían estar, al fin, dando sus frutos.

El partido de Abbas también dio un paso adelante hacia los acuerdos de unidad, aunque por sus propias razones. Fatah lleva años siendo disfuncional, y la inminente dimisión de Abbas, de 83 años, ha creado una intensa rivalidad entre quienes quieren suceder al anciano líder.

Los partidarios de Mohammed Dahlan, quien se encuentra en el extranjero tras ser rechazado por Abbas hace años, querrían verle de nuevo en una posición de poder.

EEUU e Israel siguen estos acontecimientos de cerca. Ellos también tienen a sus favoritos y están involucrados en el futuro de Fatah para que se mantenga el status quo actual durante todo el tiempo posible.

Quienes quieren ver muerto a Hamdallah no están atacando al primer ministro por sus propias ideas políticas 'per se', sino por lo que representa; un líder moderado capaz de llegar a un acuerdo a largo plazo con Hamas.

Asesinar a Hamdallah supondría poner fin o, al menos, obstaculizar los intentos de unidad, desacreditar a Hamas y, además, negar a Abbas y a su gobierno el capital político necesario para proteger su legado.

Los principales enemigos de Hamas en Gaza son los grupos yihadistas salafistas, descontentos con la política de Hamas y con lo que consideran un estilo demasiado moderado de gobierno islámico.

Por supuesto, hay personas en Fatah y también dentro de la oficina de Abbas, que han acusado a Hamas de intentar asesinar a Hamdallah. Hamas no sólo negó las acusaciones; menos de 24 horas después del supuesto intento asesinato anunció que había detenido a los sospechosos de provocar la explosión.

No tendría sentido que Hamas asesinara a Hamdallah. El grupo ha trabajado sin descanso para involucrarse con la AP, dado que la vida en Gaza se ha hecho insoportable. Su gobierno y su reputación ha sufrido tras los repetidos intentos fallidos de poner fin al asedio.

Además, como señala Amira Hass, Hamas “no tiene ningún interés en atacar a una gran figura de la Autoridad Palestina mientras se dirige a inaugurar una planta de tratamiento de aguas residuales, que tanto necesitan los ciudadanos de la Franja de Gaza”.

Hamas, por su parte, ha acusado a la inteligencia israelí del intento de asesinato. El portavoz del grupo, Fawzi Barhoum, afirmó que las “mismas manos” que asesinaron a Mazen Fakha en marzo de 2017 y a Tawfiq Abu Naim en octubre son las responsables de intentar acabar con Hamdallah. Por supuesto, se refiere a las de Israel.

También es interesante analizar el momento elegido para el ataque contra el convoy de Hamdallah, ya que se produjo pocas horas después de una reunión en la Casa Blanca en la que se habló de Gaza. La reunión, presidida por los principales funcionarios pro-israelíes de Washington, entre ellos Jared Kushner, fue descrita como una “sesión de lluvia de ideas” sobre cómo resolver la crisis de Gaza.

“La Autoridad Palestina se negó a acudir, furiosa por las decisiones del gobierno de Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel, desplazar allí su embajada de Tel Aviv y recortar la ayuda a los refugiados palestinos”, informó el New York Times.

Sin embargo, nunca debemos subestimar la seriedad de los desacuerdos que siguen existiendo entre Hamas y Fatah.

Tal vez el principal foco de conflicto se basa en la fuerza de combate de Hamas. Hamas se niega a comprometerse respecto al tema de la resistencia armada, y Abbas insiste en el desmantelamiento del grupo armado de Hamas: las Brigadas de Izz al-Din al-Qassam.

Pero estos desacuerdos no tienen la fuerza suficiente como para ser una razón para asesinar a Hamdallah, quien representa la última esperanza para poner fin a la disputa y aligerar el asedio sobre Gaza.

Aunque Hamdallah ha sobrevivido, el bombardeo consiguió algunos de sus objetivos. Un alto cargo de la AP declaró a AFP que “Abbas ha decidido que ningún miembro del gobierno de Hamdallah viajará próximamente a Gaza debido a los problemas de seguridad”.

Aunque puede que esto no suponga el fin de la reconciliación, podría ser el principio del fin.

Monitor de Oriente

 

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