Israel amenaza con lanzar sus inexistentes bombas nucleares contra Gaza e Irán

El 22 de septiembre, ante la Asamblea General de la ONU, el premier Netanyahu amenazó usarlas contra Irán para exhibir deterrence –del latín deterrere, persuadir por medio del terror: Israel y la bomba, de Avner Cohen– para luego retractarse en forma pueril.

El deterrence nuclear de Netanyahu contra Irán es considerado uno de los factores que detonaron el icónico ataque de la guerrilla palestina sunnita de Hamas 15 días después.

Ocho días después del sorprendente ataque de Hamas, Revital Gotliv (RG), legisladora ultraderechista del Likud y aliada de Netanyahu, exigió lanzar bombas nucleares contra Gaza y publicó sin pudor mensajes escatológicos que abogan por los peores castigos paleobíblicos contra Hamas.

El ministro del Patrimonio, Amichai Eliyahu, del gabinete de Netanyahu y aliado de los líderes de los supremacistas colonos –el ministro de Seguridad Ben Gvir, y el ministro de Finanzas, Smotrich –en la entelequia de Cisjordania y Jerusalén Oriental ocupados por el ejército israelí, sopesó la opción de lanzar una bomba nuclear en Gaza: “no existen inocentes en Gaza” –44 días después del deterrence nuclear de Netanyahu y 26 días después de las imprecaciones contra Gaza de RG.

Las bombas nucleares de Israel–entre 90 y 400 dependiendo de las estadísticas– son insólitamente clandestinas, debido a que Israel maneja(ba), con tácita bendición de EEUU y la Unión Europea, sus muy cómodas ambigüedad y opacidad estratégicas que ni niegan ni aceptan la posesión de tan ominoso arsenal, cuando se da el lujo unilateral de no firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, exigido inicuamente a Irán. Tampoco Israel es motivo de la inspección de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que literalmente asfixia a Irán.

Las clandestinas bombas atómicas de Israel perdieron su inocente ambigüedad virginal y las canonjías celestiales paleobíblicas de EEUU y la UE hasta que sus dos ex primer ministros Shimon Peres –aberrante Premio Nobel de la Paz y padre de la bomba atómica israelí, gracias al contrabando del gobierno francés en turno– y Ehud Barak, confesaron la tenencia del arsenal nuclear de Israel.

Hace ya 37 años, el anterior técnico nuclear israelí y admirable pacifista Mordechai Vanunu, reveló al Sunday Times la fabricación de bombas nucleares por Israel en la planta de Dimona.

Trece años antes del ataque icónico de los sunnitas palestinos de Hamas, inquirí: ¿Ahora quién, que no sea un hipócrita global, se atreve a pedir cuentas a Irán, que aún no posee bombas nucleares? y “¿Cómo enfrentar la amenaza clandestina de las armas nucleares de Israel?”.

Hace 31 años, el legendario investigador Seymour Hersh publicó el libro La opción Sansón: el arsenal nuclear de Israel y la política exterior de EEUU.

Las diversas administraciones de EEUU, demócratas y republicanas, han hecho la vista gorda de las bombas clandestinas de Israel debido al omnipotente “El lobby Israelí” –libro seminal del académico de la Universidad de Chicago, John Mearsheimer–, que expone el eje Hollywood/ Wall Street/ Multimedia.

Detrás de la cortina bélica de humo en Gaza, se perfila desde hace mucho (¡14 años!), el anhelo de Israel de apoderarse del gas desde Cisjordania hasta Gaza, y aniquilar nuclearmente a Irán.

El siglo XXi será marcado histórica, ética y estéticamente por la postura que asuman los humanos frente al infanticidio y “Gaza-cidio en curso por Israel”.

Sputnik / La Haine