Israel, Gaza y los problemas de las analogías


1. La principal función de las comparaciones históricas -que involucran a un objeto más familiar ubicado en el pasado y otro, menos conocido, ubicado en el presente- es revelar tanto las similitudes como las diferencias y al movilizar nuestro conocimiento sobre el primero, llegar a un entendimiento más profundo sobre el segundo (Marc Bloch). Esto, por supuesto, es un ideal. A menudo las analogías acaban instrumentalizadas y abusadas en el discurso cotidiano con tal de sólo desprestigiar y/o deslegitimar a un oponente. Igualmente, es un ideal el afán de que la comparación histórica, junto con abonar a la comprensión, sirva para desarrollar una posición más humanista.
2. A fin de lograrlo, las comparaciones deben realizarse con tal de no menospreciar ni tergiversar tanto el pasado como el presente. Esto puede ser cierto incluso para los acontecimientos considerados "incomparables" -dadas sus características particulares-, pero cuya comparación puede ser justificada y beneficiosa. ¿Si nada, por ejemplo, puede compararse al holocausto -un clásico ejemplo de este tipo de hecho (Hartmut von Sass)-, cómo podemos aprender a reconocer ciertas tendencias y asegurarnos de que nunca se repitan? Algo parecido ocurre con la comparación con los "nazis".
3. Aquí la operación del régimen sionista en Gaza -lanzada en respuesta al ataque reivindicativo de Hamas (7-O), pero desde los inicios igual con claras intenciones genocidas-, se vislumbra desde la teoría de las comparaciones históricas como muy ilustrativa para todo el carácter "desigual" y "disímil" de las analogías. De su capacidad de ser movilizadas para fines instrumentales, "vejatorios" y atroces desde el poder y de su potencial crítico cuando son usadas a fin de "comprender" y "advertir" (aunque su empleo pueda parecer tardío o fútil).
4. Como vimos en las declaraciones de los políticos israelíes (Netanyahu, Herzog, Smotrich, Bennett et al.) que, edificando sobre un largo pasado del abuso de la historia del holocausto y la instrumental "fusión" de los palestinos con los nazis por Israel (documentados bien por Idith Zertal, Norman Finkelstein o Avi Shlaim), compararon no sólo a Hamas, sino a toda la población Gaza con los "nazis"; esta analogía sirvió ante todo para oscurecer y desviar la atención del debido contexto que literalmente explotó el 7-O: 80 años de imparable colonización de asentamientos (settler colonialism) de Palestina, décadas de terrorismo del Estado israelí, la ocupacion, sofocación y la mutilación sinfín de Gaza.
5. Igualmente, como bien desde los inicios alertaron también algunos historiadores críticos israelíes como Raz Segal u Omer Bartov, esta analogía -y su uso como un "arma" por parte de una potencia militar respaldada por todo el mundo occidental frente a una población colonizada sin Estado- representaba una trivialización de la propia historia del holocausto y un "comentario deshumanizador" que buscaba avalar la violencia masiva en contra de los palestinos, ya que, como señalaba Bartov, "no se habla con los nazis; se mata a los nazis".
6. Sintomáticamente para todo el uso de las comparaciones -al reconocer también, después de un titubeo inicial, que Israel estaba cometiendo genocidio en Gaza- el mismo estudioso, tratando de revertir los polos de la analogía en cuestión y salvaguardar algo de su potencial crítico, propuso comparar, en cambio, la ideología y el clima político-intelectual en Israel con Alemania nazi (sic).
7. Apuntando a la misma interiorización de la visión de los adversarios como "seres inferiores", "animales" e "subhumanos desprovistos de cualquier derecho" -el modo en que los nazis veían a los mismos judíos, reproducido hoy por los israelíes respecto a los palestinos-, para Bartov "esta era la verdadera lección del holocausto que nadie aprendió" y que este proceso se estaba repitiendo en Gaza.
8. En el mismo espíritu, ya desde hace años, otro historiador israelí, Daniel Blatman, defendía los beneficios -y en un buen espíritu blochiano señalaba también los límites- de comparar a Israel con los nazis, presintiendo que tarde o temprano las tendencias políticas de este país desembocarían en una bien organizada y aceptada socialmente limpieza étnica de los palestinos, algo que efectivamente llegó a suceder y se combinó encima con el genocidio en curso, "el fruto de un proceso en el que la retórica, las políticas, el discurso político, la deshumanización colectiva y los patrones de acción repetidos convergieron en actos masivos de destrucción".
9. Ya a finales de los 80, Yeshayahu Leibowitz, el gran erudito y crítico social israelí, advirtió que Israel y el sionismo se habían convertido en una antítesis de los valores humanistas judíos y apuntando al efecto deshumanizador de la ocupación militar de Palestina en los soldados israelíes, alertaba que ésta los convirtió en "judeo-nazis". Si bien en su momento para algunos su analogía pareció exagerada, acabó reivindicada después de observar la conducta de los soldados en Gaza y las reacciones de sus connacionales.
10. Las deficiencias y las "ambigüedades" de las comparaciones históricas (Arno J. Mayer) seguramente tienen algo que ver con el hecho que la analogía a los "nazis", como la de Leibowitz u otros -en sí misma controvertida, pero hecha con fundamentos y fines buenos-, no caló en el imaginario común frente a su uso instrumental, "vejatorio" y deshumanizador desde el poder. Y que no resultó útil en prevenir que ciertos -y bien identificados históricamente- patrones, se repitieran en otros contextos y en otros ropajes. ¿Una prueba definitiva en contra de las analogías como tales, o un testimonio en contra de las intenciones de perpetradores disfrazados de víctimas?
@MaciekWizz