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Argentina :: 20/03/2022

La debacle, las rejas y la fábula

Guillermo Cieza
El peronismo en el Gobierno cada vez va a peor. Después de aprobar la devolución de un préstamo robado por el régimen anterior, ahora acusa al MTR de Martino

Los números de la inflación de febrero, la más alta desde 2002, completan una semana aciaga para el gobierno de Alberto Fernández. Debe contabilizar que ha necesitado un fuerte apoyo de Juntos por el Cambio [derecha] para poder hacer pasar el acuerdo con el FMI por el Congreso, que se ha expuesto la fractura cada vez más evidente en la coalición gobernante y la comprobación que sus amortiguadores sociales le sirven de poco para contener las protestas populares.

La consigna destemplada de que van a declararle la guerra a la inflación es del mismo calibre que el invento de la confabulación para tirarle piedras al despacho de Cristina. El gobierno y la alianza que lo sostiene están rebasados por la situación y apelan a atajos discursivos o versiones conspirativas que no hacen otra cosa que deteriorar la poca credibilidad que les queda.

La caracterización de que la debacle de la gestión presidencial de Alberto Fernández es la expresión del fracaso del gobierno de los Renovadores por derecha, de los señores feudales de las provincias, de los gordos de la CGT, del Movimiento Evita y de Sergio Massa es una definición incompleta. Es cierto que las concesiones hechas al FMI y al conjunto de la derecha económica local, en particular al complejo agroindustrial exportador, no han sido compensadas con un freno al brote inflacionario.

También es cierto, que los reclamos y la bronca popular que no acompañó la CGT, ni el vandorismo social de la UTEP, tomó otros carriles y buscó otras representaciones que llenan las plazas, acampan en la avenida 9 de julio, y se hacen dueños de las calles para protestar con el acuerdo con el FMI. Es cierto también que las políticas de alineamiento internacional oportunista quedaron a la deriva frente a un hecho de la magnitud de la guerra entre Rusia y Ucrania y el gobierno, de la mano de Massa, Manzur y Fernández, quedó en la vereda de la OTAN.

En esta última semana aciaga los dirigentes kirchneristas, que al menos se negaron a votar favorablemente el acuerdo con el Fondo, quedaron embarrados con la fabula del atentado contra Cristina Fernández.

La calle y las rejas

Un montaje mediático donde aparece que le tiraron piedras a libros de Perón y de Evita puede impresionar solamente a algún joven que no conozca de historia argentina. El peronismo nació el 17 de octubre de 1945, con una movilización que, entre otros hechos, apedreó al Jockey Club, la Sociedad Rural y los principales diarios gorilas.

Después de 18 años años de resistencia donde se apeló a todas las formas de lucha, Perón regresó al país y dijo que se había convertido en un león herbívoro. Concluída la dictadura el movimiento adoptó esos hábitos alimenticios. Desde hace años, por su nueva condición, el peronismo reniega de cualquier confrontación en la calle. Pero en lugar de hacerse cargo de sus nuevas prácticas, asocia a quienes eligen confrontar con alguna conspiración.

Resulta mas facíl decir “fuimos atacados por una conspiración organizada por la derecha que incluía a fuerzas piqueteras “, que hacerse cargo de que “hubo otra vez bronca popular cuando llegó el FMI, pero esta vez nosotros estábamos del lado de los que la recibían las piedras”. Al peronismo le sucede como a muchos jubilados de mi barrio a los que la pandemía les agravó sus miedos y sus inseguridades. Y el que deja de salir a la calle, termina enrejado.

Se puede falsear la historia y la actualidad. Se puede decir que Evita era herbívora y no se pondría del lado de los que estaban en la calle. Se le puede decir al pueblo que estamos bien y vamos mejor. Incluso el Presidente puede bautizar a su nueva hija con el nombre de Victoria. Pero no es facil sostener mentiras en el tiempo.

La fábula del atentado

El 10 de marzo, en el marco de la gran movilización contra el acuerdo del FMI volaron unas cuantas piedras, algunas de las cuales impactaron contra los vidrios del despacho de la Vicepresidenta. Dando relevancia a este hecho Cristina Fernández publicó al día siguiente un video con algunas apreciaciones sensatas.

Reconoció que en ese momento “se estaba desarrollando una multidinaria movilización contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional ” y que “en la esquina de Irigoyen y Entre Ríos un pequeño grupo de manifestantes inició una intensa pedrada contra el Congreso”. Despues agregó que “paradojicamente o intencionalmente”, su despacho fue atacado.

Lo de “paradojicamente” es polémico porque alguien podría recordarle que ella eligió con el dedo al actual Presidente Alberto Fernández, que es el máximo responsable de la firma del acuerdo. Con lo de “intencionalmente”, se fue al pasto, pero puede atribuirse a quien seguramente tiene muchos enemigos y viene de padecer una emoción violenta. Finalmente pareció acertado el recuerdo de palabras de Nestor Kirchner caracterizando al FMI como “un organismo que ha sido promotor y vehículo de políticas que han traído dolor y pobreza al pueblo argentino”.

Lo que vino despues fue de mal en peor. Primero la derecha, a través de sus medios, acusó a La Campora [peronista] y al grupo de Grabois de organizar el atentado para victimizar a Cristina. Después el kirchnerismo y el gobierno respondieron en espejo inventando una conspiración de la derecha con un grupo piquetero para atacar a Cristina. Cuando apuntaron como parte de la conspiración a la agrupación Movimiento Teresa Rodríguez Histórico y el dirigente Roberto Martino ya la versión se puso escandalosa.

El MTR

El Movimiento Teresa Rodríguez (MTR) nació con los primeros cortes de ruta en Florencio Varela en 1997, es decir tiene 25 años de existencia. Ha sufrido diversas rupturas, pero al frente de la corriente de la agrupación, que se reivindica como “histórica”, esta su fundador Roberto Martino, que tiene 50 años de militancia. Que Cristina no lo conozca a Martino de los años 70 es comprensible, porque en aquellos años ella apenas tuvo una breve participación en la lucha política en la universidad como adherente a la agrupacion estudiantil FURN. Y durante la dictadura, a diferencia de Martino que estaba preso, ella nunca sufrió ningún tipo de persecución.

También es comprensible que no lo conozcan a Martino los jóvenes de La Cámpora, a los que seguro no les suena de ninguna lista universitaria. Pero ocurre que a este dirigente lo conoce todo el arco del movimiento piquetero, con los que ha tenido acuerdos y diferencias.

Ocurre además que algunos militantes del MTR, que fueron compañeros de Martino, son parte del gobierno. También al MTR lo conoce muy bién Anibal Fernández [Ministro de Seguridad] al le ocuparon el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires el 3 de agosto de 2001. El episodio culminó con 57 detenidos.

Para quien tenga un conocimiento básico del movimiento piquetero en la Argentina sostener que el MTR y Martino han constituido una asociación ilícita para delinquir y que tienen vínculos con la derecha es tan creible como afirmar que a Alberto Nisman lo asesinó un comando iraní-venezolano, o que Altamira y el PO organizaron los saqueos en tiempos de Alfonsín.

No hace falta estar de acuerdo con las concepciones politicas del MTR para advertir que esas afirmaciones, que dan vergüenza ajena, provienen de políticos y periodistas que desconocen absolutamente la realidad de los movimientos sociales, o son lisa y llanamente unos mentirosos.

No se puede denunciar las 'fake news' de Clarin y de La Nación apelando a los mismos métodos. Peor aún, este tipo de fábulas le deja la mesa servida a la derecha. Les basta publicar videos de ese día que muestran a manifestantes tirando piedras en otros sectores del Congreso, y que demuestran que fueron varios los despachos que recibieron piedras.

Para quien quiera informarse sobre la historia del MTR hay varios libros publicados que la mencionan. Entre ellos "Piqueter@s. Breve historia de un movimiento popular argentino" de Miguel Mazzeo, Editorial Quadrata.2014, o "Entre la ruta y el barrio – La experiencia de las organizaciones piqueteras en la Argentina" de Maristella Svampa, Biblos. 2003, o "El Pecho en la ruta", de Nicolás Salas, AnRed y editorial Leguero, 2021, etc. [Y por supuesto el artículo "M.T.R: Apuntes para una Historia Piquetera", https://lahaine.org/cN2X, escrito por el propio Roberto Martino    en 2010 desde la cárcel].

Sobre las actividades del MTR que no se corresponden con una asociación ilícita basta mencionarse el Seminario sobre derechos sociales organizado por esa organización en la Universidad de Lomas de Zamora en 2004. En esas jornadas participaron el juez Zaffaroni, que era miembro de la Corte Suprema de Justicia, el decano de la facultad de Sociología de la estatal Universidad de Buenos Aires, Federico Schuster, la socióloga Svampa, el constitucionalista Roberto Gargarella y el director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales, Víctor Abramovich, entre otros.

Para quien quiera interiorizarse en la biografia de Martino, recomiendo la entrevista publicada en “El Fogon de la Memoria, historias de vida y de lucha de los 70 hasta hoy, rupturas y continuidades”, por Nahuel Levaggi, publicada por Editorial El Colectivo en 2007. Levaggi es dirigente de la UTT y actual Presidente del Mercado Central.

El brillante intelectual venezolano Luis Britto García dice que la derecha cae en la trampa de confundir el control de los medios que financia con el dominio de la realidad. Podría acotarse que al oficialismo le pasa lo mismo.

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