La dictadura perfecta
Las ideas de equilibrio, equidad, consenso, etc., tan en boga, son actualizadas en una orientación mucho más corta que en las precedentes etapas del capitalismo al ubicarse simplemente como las bases políticas permisibles para que la gran empresa prospere, en tanto que antes se manifestaban como ideas de lucha contra el dominio feudal y por el desarrollo del capitalismo en general, pero todo corresponde a su época.
El equilibro que se pretende lograr con el proceso electoral en curso, es entre los intereses del gran capital y las facultades sociales del Estado para que en el entorno social dejen de manifestarse otros intereses. Ese equilibrio lleva por meta la asunción de que en la época actual solo hay cabida para la opinión gran burguesa, para la decisión gran burguesa, para la política gran burguesa.
Esta readaptación de los viejos ideales a las condiciones de la época imperialista, como ideales de la oligarquía financiera buscan prescribir los derechos políticos y sociales del pueblo, dichos ideales pretenden allanar el camino de sus luchas y llaman a todos a defender la sociedad capitalista, suplantan los intereses históricos de la clase obrera con los intereses egoístas de la clase dominante.
El reto burgués en el proceso electoral es despojar a su propia democracia de los elementos que permiten se expresen otros intereses contrarios a los suyos (aún cuando se hace encubriendo y tergiversando su carácter), afirmando su soberana voluntad de clase, y suprimiendo las formas de lucha popular que dentro de la misma democracia burguesa se manifiestan.