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Colombia :: 26/11/2008

La Minga continuará tras abandonar Bogotá

Sergio de Castro Sánchez
Después de mes y medio de movilizaciones, la Minga de Resistencia Social y Comunitaria se toma un receso para estudiar cómo continuar la lucha

Bogotá, 24 de noviembre: Tras las reuniones mantenidas durante todo el fin de semana con representantes del Gobierno de Álvaro Uribe, la Minga decidía ayer abandonar las instalaciones de la Universidad Nacional en Bogotá, en donde se instaló desde su llegada el jueves, y volver a sus comunidades. “La Minga se toma un receso para estudiar cómo fortalecerse”, declaraba a Kaosenlared Aída Quilcué, Consejera Mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Un retorno que ha comenzado no sin antes realizar un acto de protesta a las puertas de la Embajada de los EE. UU. en la capital colombiana.

Tal y como han venido declarando los dirigentes indígenas a lo largo de las últimas semanas, la verdadera finalidad de la Minga no era la entrevista con Álvaro Uribe y su Gobierno, sino el “caminar la palabra” en vistas a la construcción de una propuesta conjunta que suponga una alternativa de unidad frente a las políticas del despojo y violatorias de los Derechos Humanos del presidente colombiano. En este sentido, según Aída Quilcué, la Minga se ha “fortalecido”, sobre todo tras la multitudinaria marcha del pasado viernes, en la que decenas de miles de personas se unieron al recorrido que acabó en la capitalina Plaza Bolívar. Una coyuntura que la Minga busca superar y para lo cual los diferentes sectores sociales que se han sumado a ella “han acordado seguir construyendo una agenda común”.

Desde un comienzo, las reuniones con el Presidente colombiano y su gabinete han tenido como finalidad mostrar la apertura de la Minga al diálogo y ejercer una mayor presión sobre el Gobierno. Una presión que ha ido aumentando conforme se evidenciaba el respaldo que la iniciativa indígena ha tenido en el resto de los sectores sociales. En un contexto de protestas sociales venidas de funcionarios judiciales, de los corteros de caña o de los camioneros, y de escándalos producto directo de la política económica y de Seguridad Nacional (la caída de las “pirámides” o los llamados “falsos positivos”), la población ha superado el control mediático y el miedo saliendo a las calles a mostrar su inconformidad. Así por ejemplo, los estudiantes, especialmente de la Universidad Nacional, hicieron caso omiso de las amenazas y la declaración del estado de sitio en la institución educativa por parte del grupo paramilitar de las Águilas Negras, y no sólo se unieron en masa a la marcha sino que organizaron todo lo necesario para la estancia de la Minga en el campus universitario.

Pero a pesar de esa presión popular, el Gobierno ha seguido el guión previsto y se ha mantenido firme en sus posiciones. Así, mientras su Gabinete se reunía el sábado con la Minga con el telón de fondo de las exigencias por parte de los movilizados de un cambio estructural que afecte a la política de Seguridad Nacional, a la legislación del despojo (TLC y Estatuto de Desarrollo Rural, entre otras), cumplimiento de acuerdos y firma de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, Uribe, en el marco de la XVI Cumbre del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Lima, recalcaba que la propia Seguridad Nacional y la inversión extranjera son los ejes fundamentales de una política, la suya, que, supuestamente, tienen como finalidad lograr la cohesión social.

Así las cosas, la larga lista de ministros que se han reunido este fin de semana con la Minga (Interior, Agricultura, Medio Ambiente, Educación o Salud) “no han mostrado voluntad política en resolver nuestras demandas”, por lo que, según señalaba Aída Quilcué, éstas “deberán resolverse en el marco de la Minga”, es decir, a través de la movilización social.

Sí se han conseguido, a primera vista, algunos avances. Por un lado, el Gobierno se ha comprometido a prolongar su firma del Convenio 169 de la OIT más allá del 2011, fecha en que deja de tener vigencia su actual compromiso con la misma. Por otro lado, tal y como se hizo en La María, el Ministro de Interior, Favio Valencia, prometió investigar los acontecimientos que segaron la vida de tres personas y provocaron más de 100 heridos durante estas movilizaciones. En lo referido a la demanda de tierras por parte de los indígenas, el Gobierno insiste en que los acuerdos ya firmados están en vías de resolución. Al margen de los interrogantes que estas promesas puedan suscitar, respecto a cuestiones estructurales, que afectarían también a los sectores no indígenas de la Minga, Andrés Felipe Arias, Ministro de Agricultura, advirtió que “hay cosas que no se transan, como el TLC con Estados Unidos y las leyes aprobadas de desarrollo rural y estatuto minero”.

La Minga se ha propuesto como una iniciativa de largo aliento, consciente de que no iba a conseguir inmediatamente sus propósitos aún hubiera reunido el pasado viernes a un millón de personas. Así, tal y como señala la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) refiriéndose al día de la marcha en Bogotá, “hoy 21 de noviembre de 2008, en Bogotá se inaugura el nuevo camino de la Minga de los Pueblos. De hoy al 12 de Octubre de 2009, recorreremos cada rincón y cada corazón de Colombia compartiendo la agenda de 5 puntos y tejeremos la agenda y el programa del país posible y necesario. El 12 de Octubre de 2009, a más tardar, mostraremos el Tejido de la Minga. Desde los Pueblos convertiremos en Plan de Acción nuestra palabra para salir a caminarla. Este país con dueños y sin pueblos se convertirá en un territorio de los pueblos sin dueños. ¡La Minga ha comenzado!”.

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