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Medio Oriente, EE.UU. :: 26/08/2021

La misteriosa muerte de un presidente y el poder nuclear del régimen de Israel

Luis Beatón
No se puede criticar a Irán por su plan de desarrollo nuclear con fines pacíficos mientras se mantenga el chantaje nuclear de Tel-Aviv contra sus vecinos

Durante muchos años se habló de la conexión de Israel con la muerte del presidente John F. Kennedy y la presencia en Dallas, EEUU, de connotados terroristas israelíes que a la postre encabezaron gobiernos en Tel-Aviv.

De la misma forma que el terrorista cubano Luis Posada Carriles estuvo en Dallas el día del magnicidio, los estadounidenses registraron la presencia o la participación en la conspiración para matar a Kennedy de los terroristas Yitzhak Shamir y Menachen Begin, a la postre primeros ministros israelíes, en una gran telaraña que involucró a personajes como Ben Gurion [uno de los primeros dirigentes sionistas], entre otros.

El desarrollo de armas nucleares por parte de los israelíes al parecer tensó las relaciones entre ambos países e incluso en esa época oscura un exalto mando de los servicios secretos franceses acusó a Shamir de haber tenido contactos personales con los organizadores del asesinado de Kennedy.

Por otra parte, cuando el presidente Kennedy murió impulsaba un proyecto de ley en el Congreso que eliminaría el ilegal subsidio que recibían los israelíes (más de cinco mil millones de la época) del dinero de los contribuyentes estadounidenses.

Volviendo al tema nuclear, un reciente artículo de Philip Giraldi, publicado en el sitio https://www.strategic-culture.org, analiza los medios usados por el enclave sionista para obtener el arma nuclear y chantajear a sus vecinos árabes. 

Israel, como suele ocurrir, obtiene un pase libre en lo que para otros es un comportamiento criminal. Su programa nuclear se creó robando uranio y tecnología armamentística estadounidense. Impedir la proliferación nuclear era, de hecho, uno de los principales objetivos del gobierno de EEUU cuando, a principios de los años 60, John F. Kennedy se enteró de que Tel Aviv estaba desarrollando un arma nuclear gracias a un informe de la CIA, observa Giraldi.

Dijo a los israelíes que pusieran fin a su programa o se arriesgarían a perder el apoyo político y económico estadounidense, pero fue asesinado antes de que se tomara ninguna medida para acabar con el proyecto.

El artículo de Giraldi "El Arsenal Secreto de Israel: Ya no es tan secreto” siguió a uno reciente publicado por el diario The New York Times el 11 de agosto titulado "America Needs to Start Telling the Truth About Israel's Nukes".

Beinart escribió que "Israel ya tiene armas nucleares. Sólo que nunca lo sabrías por los líderes de EEUU, que han pasado el último medio siglo fingiendo ignorancia. Este engaño socava el supuesto compromiso de Washington con la no proliferación nuclear y distorsiona el debate estadounidense sobre Irán. Es hora de que la administración Biden diga la verdad".

En medios políticos estadounidenses nadie se atreve a hablar o discutir en modo alguno el arsenal nuclear de Israel, que según algunos observadores consta de hasta 200 armas nucleares tácticas que pueden ser lanzadas sobre un objetivo por aire, tierra o mar.

En 2012 según las valoraciones de Gilraldi se aplicó una ley mordaza con un boletín clasificado del Departamento de Energía estadounidense "Orientación sobre la divulgación de información relacionada con el potencial de la capacidad nuclear israelí", y pese a la Ley de Libertad de Información no se puede acceder al texto.

La Casa Blanca nunca reconoció oficialmente la capacidad nuclear de su aliado en el Oriente Medio y según Giraldi el silencio sobre el arsenal israelí se remonta a un acuerdo alcanzado por el presidente Richard Nixon con la primera ministra israelí Golda Meir.

La primera víctima conocida del boletín fue el especialista en política nuclear del Laboratorio Nacional de Los Álamos, James Doyle, que en 2013 escribió una frase en la que sugería que Israel tenía un arsenal nuclear lo que motivo que un desconocido miembro del personal del Congreso exigiera una revisión y a Doyle se le registró el ordenador de su casa antes de ser despedido.

Diversos análisis incursionaron en el programa nuclear de Israel “desde que obtuvieron la materia prima para una bomba consistente en uranio altamente enriquecido para armas, propiedad del gobierno estadounidense, obtenido de una empresa de Pensilvania llamada NUMEC, fundada en 1956 y propiedad de Zalman Mordecai Shapiro, jefe de la sección de Pittsburgh de la Organización Sionista de América”.

En su recuento Giraldi plantea que también había pruebas físicas relacionadas con el desvío del uranio. El uranio enriquecido tiene una firma técnica que permite identificar su origen. Los inspectores del Departamento de Energía identificaron rastros de uranio de NUMEC en Israel en 1978. La Agencia Central de Inteligencia también ha investigado el desvío de uranio enriquecido de la planta de NUMEC y ha llegado a la conclusión de que formaba parte de un programa más amplio para obtener la tecnología y las materias necesarias para fabricar la bomba.

Todo el programa nuclear Israelí fue desarrollado con el apoyo del lobby judío estadounidense y con el conocimiento de las autoridades.

Los sofisticados detonadores de las armas nucleares y otros artificios proceden de empresas estadounidenses, todos secretos que ya no son tan bien guardados.

Si como dijo Beinart en su artículo del 11 de agosto, Biden les dice la verdad a sus compatriotas, sin duda se levantarían muchas ronchas en el país.

Existen leyes que prohíben la ayuda exterior de EEUU a los países con programas de armas nucleares que no son signatarios del Tratado sobre la Proliferación de Armas Nucleares, en ausencia de los procedimientos especiales requeridos... Pero ningún miembro del Congreso se ha ocupado de esta cuestión, ni siquiera ha mencionado el arsenal de armas nucleares de Israel, afirmó Beinart.

El asunto no es poca cosa. El Congreso estaría en una situación difícil al tener que reconocer las armas nucleares de Israel y lo más probable es que alguien trate de evitar que Tel-Aviv siga recibiendo miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes, según valora Giraldi.

En esa aproximación al tema el analista destaca el hecho de que en el documento del Departamento de Energía exista un reconocimiento del asombroso poder del lobby israelí sobre el gobierno de EEUU a todos los niveles, especialmente porque pretende ignorar o incluso negar otra legislación aprobada por el Congreso para combatir la proliferación nuclear.

Y en la negación de lo que todo el mundo sabe que es cierto, es decir, que Israel tiene un arsenal nuclear, parece que todo se reduce a la capacidad del gobierno de EEUU para seguir recompensando a un Israel rico con miles de millones cada año, acentúa el experto.

El sugerir que el acuerdo es nefasto sería decirlo suavemente, pero es más que eso. Es criminal, subrayó.

A Israel se le ha permitido salirse con la suya con el espionaje masivo dirigido contra EEUU y el robo de material y tecnología, mientras que también desde la década de 1970 está involucrado en una conspiración con el gobierno de EEUU que distorsiona la política exterior del país, en gran parte hecha para seguir recibiendo los miles de millones de dólares que no tiene derecho bajo la ley estadounidense existente, puntualizó.

Es una vergüenza. Más allá de eso, podría interpretarse como traición, según Gilraldi, pero más aun, no se puede criticar a Irán por su plan de desarrollo nuclear con fines pacíficos mientras se mantenga el chantaje nuclear de Tel-Aviv contra sus vecinos.

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