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Mundo :: 22/05/2014

La necesaria y justa independencia del Sahara occidental

Ernesto Gómez Abascal
Las causas justas son invencibles y el destino de los opresores es la derrota

Este mes se cumplen 41 años del inicio de la lucha del Frente Polisario, contra la ilegal ocupación de su territorio por la monarquía marroquí.

A pesar de que la lucha del pueblo saharaui proviene de mucho antes, fue en mayo de 1973 cuando se constituyó el Frente Polisario e inició de forma organizada los combates para obtener la independencia nacional.

El colonialismo español, después de ser derrotado en Cuba en 1898, había ocupado ese territorio -conocido como Sagüia el Hamra y Río de Oro-, casi totalmente desértico en el noreste africano, con una escasa población, fundamentalmente nómada, pero muy rico en fosfato y con un apetecible banco pesquero frente a sus costas, dentro de sus aguas territoriales.

España, según dictamen de la Comisión de Descolonización de la ONU, debió iniciar, a principio de los años setenta, el proceso de autodeterminación con la población del territorio, para poner fin a su condición colonial, pero intereses políticos reaccionarios determinaron que lo entregara, en su mayor parte, a la ambiciosa y expansionista monarquía marroquí, y una porción sureña al gobierno de Mauritania, el cual, poco tiempo después renunciaría a ella debido a su incapacidad de resistir la guerra que le hacían los saharauis. Marruecos se quedó con todo el territorio y promoviendo una demagógica campaña que llamó “la marcha verde”, lanzó decenas de miles de sus ciudadanos para colonizarlo.

El proceso de autodeterminación continuó, hasta nuestros días, pendiente de ejecutar por la ONU y los sucesivos gobiernos de España, comprometidos con intereses económicos marroquíes y los de otros países de la OTAN, especialmente Francia, lejos de actuar para que este se lleve a cabo, han puesto todo tipo de obstáculos al obligatorio procedimiento. Una buena parte del pueblo saharaui se mantiene refugiado en campamentos en territorios argelinos, viviendo en condiciones infrahumanas o en una franja de territorio liberado tras un inmenso muro militarizado y colmado de minas y todo tipo de explosivos construido por los ocupantes.

La monarquía, al igual que los sionistas de “Israel”, no sólo ocupan ilegalmente territorio ajeno, sino que han tratado de expandirse y tomar partes de territorios argelinos y mauritanos. Casi acabada de obtener la independencia de Francia, después de años de sangrienta lucha, Argelia debió enfrentar en 1962, los intentos marroquíes de apoderarse de una parte de su territorio. En aquella ocasión, un regimiento de tanques cubanos fue enviado para ayudar a los hermanos argelinos a repeler la ilegal agresión.

Antes de la ocupación marroquí del Sahara Occidental, una delegación de la ONU recorrió el territorio y se entrevistó con sus habitantes, así como con autoridades de países fronterizos, pudiendo constatar, tal como lo dictaminó en su informe, que el pueblo saharaui se pronunciaba claramente por la independencia total y no por su anexión a ninguno de sus vecinos.

Sin embargo, Marruecos lo invadió ilegalmente y obligó a sangre y fuego, a una buena parte de la población, a refugiarse en el desierto y en la región adyacente de Argelia, sin ofrecerle otra alternativa a estos que iniciar la lucha por la liberación nacional.

Visité el Sahara y me entrevisté con los dirigentes del Frente Polisario tan temprano como en mayo de 1977, cuando estaba en plena intensidad la lucha que ese pueblo libraba en condiciones muy desventajosas, dado el amplio apoyo que recibía la monarquía de algunas potencias occidentales, especialmente de Francia. Pude confirmar personalmente, la voluntad de este heroico pueblo y su decisión irrenunciable, que se mantiene hasta nuestros días, de obtener la independencia.

Tal como ha sucedido con la ilegal ocupación de Palestina, las potencias occidentales practican una doble moral en este caso. Las autoridades de Rabat realizan todo tipo de violaciones, reprimen y masacran al pueblo patriota saharaui, mantienen cientos de encarcelados en condiciones infrahumanas, torturan y desaparecen a sus ciudadanos. Pero no son llevados a tribunales internacionales ni a Comisiones de Derechos Humanos. Tampoco Marruecos aparece en las famosas e hipócritas listas que publica el Departamento de Estado. Todo lo contrario, reciben de sus aliados y de sus amos, ayuda de todo tipo, incluido moderno armamento. Por supuesto, la “gran prensa occidental” pasa por alto lo que sucede en el Sahara Occidental.

En buena medida, fue por allí por donde comenzó en noviembre de 2010, la denominada “primavera árabe” cuando las manifestaciones populares se iniciaron o las promovieron en otros países de la región. En un gran campamento de carpas, Gdeim Izik, en las afueras de la ciudad de El Aiun, miles de saharauis que demandaban la libertad e independencia, incluidos mujeres, ancianos y niños, fueron salvajemente atacados por militares y fuerzas de la seguridad marroquí, que prendió fuego al campamento, con un saldo desconocido hasta el momento, de muertos, heridos y desaparecidos.

La represión contra la voluntad independentista del pueblo saharaui es permanente. La gran prensa calla y el gobierno de España, responsable ante la ONU de que se culmine el proceso de autodeterminación, le da la espalda. Los hipócritas de las potencias occidentales y su gran prensa, están muy ocupados observando e inventando lo que ellos dicen sucede en Siria, Cuba, Venezuela u otros países que no se les subordinan. En el Sahara y en Palestina, “todo marcha normalmente”, gracias al apoyo que ellos brindan a los gobernantes lacayos que en esos países sirven a sus intereses.

La coalición reaccionaria del Consejo de Cooperación del Golfo, ha hablado de la posibilidad de premiar a la monarquía de Rabat con admitirla como uno de sus miembros, a pesar de estar a cientos de kilómetros de la región. Bien podrían hacer lo mismo con la entidad sionista. De hecho, todos trabajan por los mismos objetivos y se subordinan a las órdenes del imperio y de la OTAN.

Ya es hora de levantarnos junto al hermano pueblo saharaui, las causas justas son invencibles y el destino de los opresores de los pueblos es la derrota.

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