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Mundo :: 17/04/2005

La Organización de Estados Americanos no pudo elegir secretario general

Emilio Marín
Al interior de la organización se aprecian diferencias. De un lado está el bloque más pronorteamericano, que impulsa el ALCA y la lucha contra el terrorismo. Del otro está el Mercosur, en particular Brasil y Argentina, con reparos y regateos a esas políticas imperiales, pero respetando al amo

La OEA perdió su secretario general en octubre pasado por causas de corrupción en Costa Rica. Desde entonces se preparó la asamblea de cancilleres que en Washington designaría al sucesor. Pero los seis meses de impasse no sirvieron porque al cabo de cinco votaciones empatadas entre dos candidatos no pudo proclamarse al nuevo titular. Por lo tanto hasta el 2 de mayo seguirá el secretario adjunto, el norteamericano Luigi Einaudi. Al fin y al cabo EE.UU. es quien lleva las riendas de la OEA.

LOS EMPATES

Tantos cabildeos y lobbies para preparar la sucesión del renunciado Miguel Angel Rodríguez, ex presidente de Costa Rica, no tuvieron el resultado esperado. Los 34 cancilleres reunidos en Washington se repartieron en mitades exactas a la hora de elegir, resultando 17 sufragios para el ministro del Interior de Chile, Miguel Angel Insulza, y otros 17 para en canciller de México, Luis Ernesto Derbez. Ni los cuartos intermedios entre votación y votación sirvieron para desnivelar pues ninguna representación cambió su parecer.

La única cancillería ausente de esta "toma y daca" fue la de Cuba, excluida de la entidad en la Octava Reunión de Consulta en 1962 por mandato estadounidense fielmente cumplido por los ministerios de colonias, perdón, de relaciones exteriores del continente. Desde entonces la OEA, como las Cumbres de las Américas, tiene 34 asientos. El número 35 está vacío y pertenece a La Habana.

El embajador argentino ante la OEA, Rodolfo Gil, y el canciller Rafael Bielsa, hicieron campaña por Insulza, quien también arrastró el voto de Brasil, Uruguay y Venezuela, entre otros. Desde el Palacio San Martín se presentó esta candidatura como propia del Mercosur, aunque se sabe que Chile tiene un pie en ese mercado y otro en su tratado de libre comercio bilateral con EE.UU.

A su vez Derbez concitó el aval de sus socios mayores del NAFTA (sigla en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con EE.UU. y Canadá), más Ecuador, El Salvador y varias naciones centroamericanas. El canciller azteca fue durante quince años funcionario del Banco Mundial y ocupó la cartera de Hacienda al iniciarse la gestión del Partido de Acción Nacional del derechista Vicente Fox.

Insulza no supera a su rival en antecedentes de respeto a los derechos humanos toda vez que, como comentó LA ARENA, tramitó en 1999 y 2000 la liberación y regreso a Santiago de Chile del dictador Augusto Pinochet detenido en Londres. Lo hizo primero en su calidad de secretario general de la presidencia y luego desde la cartera de Interior de la Concertación Democrática (Democracia Cristiana y Partido Socialista). Quien visite páginas electrónicas trasandinas encontrará otros antecedentes antidemocráticos: persecución a los mapuches, ensañamiento con los presos políticos, represión a los manifestantes anti APEC, etc.

Insulza y Derbez no sólo están empatados en 17 votos sino también en su condición de políticos de centro derecha y amigos de la administración Bush..

OEA COMO REFLEJO

¿Acaso la victoria de uno de esos candidatos en la compulsa del 2 de mayo, o incluso la aparición de un tercer candidato del mismo palo, significará progreso para la OEA? Es muy difícil porque ésta lleva años de decadencia política, manejos burocráticos y obediencia a la superpotencia. Estos comenzaron en 1962 con la expulsión de Cuba, o bien antes, en 1954, en votaciones condenatorias del gobierno progresista de Jacobo Arbenz en Guatemala.

En rigor de verdad, desde que nació la organización en 1948 fue dominada por Washington, entre otras cosas mediante el poco sutil mecanismo de la financiación. El socio mayor aporta el 60 por ciento del presupuesto total, Brasil y México el 11 cada uno, Argentina el 4,5 por ciento y así de seguido los demás.

Esas cuotas-partes están atrasadas, como reflejo de las crisis económicas de la región y el desinterés en abonar puntualmente a una entidad degradada. Argentina es uno de los mayores deudores de su cuota anual de 3,6 millones de dólares: debe 15 millones y no hay señales de que vaya a saldar pronto esta suma.

La ausencia de una política que sirva a los pueblos americanos, continentales y caribeños, hizo que el prestigio de la OEA -que nunca fue elevado- ande a ras del piso. En los últimos treinta años en nuestro continente hubo golpes de Estado, genocidios, privatizaciones y vaciamientos económicos al compás del "Consenso de Washington", agresiones militares extracontinentales en Malvinas, etc, y la entidad no cumplió ningún rol positivo.

Como agravante, varios ex presidentes y ex cancilleres de la región, encumbrados al consejo permanente de la OEA, llevaron consigo las marcas de la corrupción. El último caso es lapidario: Rodríguez, ex mandatario de Costa Rica entre 1998 y 2002, duró apenas 17 días como secretario general. Cayó fulminado en octubre de 2004 luego que un juez de su país le dictara prisión preventiva por haber cobrado coimas a la francesa Alcatel.

En general a los corruptos de gobiernos como los de Carlos Menem en Argentina y Carlos Salinas de Gortari en México se los conoció como "señor 10 por ciento". Rodríguez está acusado de haber pedido el 60 por ciento de un contrato de 2,4 millones de dólares en telecomunicaciones.

Con bastante piedad, las agencias AFP y EFE admitieron en sus cables de ayer que "la elección del nuevo secretario general se produce en momentos en que la OEA enfrenta una de sus peores crisis de identidad’. Pero no se trata de un problema psicológico sino político: el organismo está desacreditado para el hombre común, desde Alaska hasta el Beagle.

LA PERSPECTIVA

Como ninguno de los dos candidatos tuvo el piso mínimo de 18 sufragios, tras cinco intentos y como se mantuvo el empate, Samuel Lewis Navarro, el canciller panameño que presidía la asamblea, decidió levantar la sesión y abrir un período de consultas. La nueva cita será el 2 de mayo en Washington o en Fort Lauderdale, EE.UU., donde podrán competir los dos frustrados aspirantes de este lunes o anotarse otros nuevos.

Se especula que el canciller peruano Manuel Rodríguez Cuadros sería de la partida. Pero representar a un gobierno como el de Alejandro Toledo, que cuenta con el apoyo de sólo el 8 por ciento de la población, no parece una buena currícula.

Otro que puede reingresar en la competencia es el ex presidente salvadoreño Francisco Flores. Esta fue la carta original de Bush, declinada el viernes último para no dividir votos con Derbez, lo que hubiera permitido una victoria de Insulza. El Departamento de Estado optó por Derbez, desconfiando que detrás del chileno podía colarse el bloque del Mercosur y sobre todo la Venezuela tercermundista de Hugo Chávez.

La deserción de Flores fue la única buena noticia de esta asamblea pues como mandatario de El Salvador hizo seguidismo a ultranza de la Casa Blanca. El suyo es el único país latinoamericano que mantiene tropas en Irak en prueba de satelismo alrededor de Bush.

Como se trata de la elección de un secretario general es imposible no hablar de los hombres que aspiran a sentarse en su poltrona. Desde el punto de vista norteamericano lo ideal es un ex presidente centroamericano, más obediente a sus iniciativas, un perfil que Flores daba en exceso. Como eso no podía ser, se inclinaban por Derbez, porque con México ya existe una asociación comercial y política más arraigada, el NAFTA.

De todas maneras, si la próxima votación arroja una luz de ventaja para Insulza o alguien cercano al Mercosur, la cosa no será tan grave ni irreparable para el Departamento de Condoleezza Rice. Es la opción menos deseada pero no implicará una derrota política de esas que duelen. Washington seguirá teniendo al secretario adjunto, Luigi R. Einaudi, que opera como poder detrás del trono. Excepto el canciller venezolano Alí Rodríguez y su representante ante la OEA Jorge Valero, nadie discute a John Maisto, ex experto en cuestiones de seguridad y antiterrorismo en el Departamento de Estado, la condición de primero entre sus pares.

Pero no se trata sólo de nombres sino de cuestiones más de fondo. La OEA es parte del establisment político de América y eso, aún con matices, es igual con una gestión de diez años del ex mandatario colombiano César Gaviria como en la fugaz de 17 días de Rodríguez. ¿O acaso no regía Gaviria los destinos de la entidad cuando se produjo el golpe de Estado contra Chávez promovido por Washington? ¿Acaso se aplicó en forma automática al golpista Pedro Carmona la cláusula de desconocimiento prevista por la Carta Democrática de setiembre de 2001? No.

La apreciación crítica no niega que al interior de la organización se aprecian diferencias. De un lado está el bloque más pronorteamericano, que impulsa el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) y una lucha contra el terrorismo que menosprecia los derechos humanos. Del otro están las naciones del Mercosur, en particular Brasil y Argentina, con reparos y regateos a esas políticas imperiales, pero "sin sacar los pies del plato", como decía el fundador del peronismo.

Fuente: La Arena

 

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