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Asia :: 11/10/2023

La peligrosa militarización occidental de la región del Indo-Pacífico

Txente Rekondo
Si China percibe que aumenta la amenaza contra ella, podría tomar medidas para aumentar sus propias alianzas y un desarrollo mayor en clave militar

EEUU en su estrategia por mantener la hegemonía mundial apuesta por extender la actuación de la OTAN hacia en Indo-Pacifico. Para ello está haciendo uso de una red de alianzas ya existentes y definiendo la futura estructura de la propia OTAN.

La región está moldeando cada vez más la realidad geopolítica. A medida que se erosiona la supremacía estadounidense incuestionable, una multipolaridad volátil y cambios en las distribuciones de poder continúan delineando las facetas del Indo-Pacífico. En la etapa actual, un mundo fragmentado y multipolar ya es una realidad, y el concepto Indo-Pacífico se ha convertido en un concepto normativo y estratégico muy valorado.

Durante la última década ha habido un cambio predominante en el uso de la terminología del Indo­ Pacífico, que se ha convertido en parte del léxico de política exterior de varios estados que antes se referían a esta región como Asia­ Pacífico. Este cambio representa la expansión de una región a una mega región. Si Asia ­Pacífico surgió como un concepto posterior a la Guerra Fría impulsado por los factores de integración económica que también permitieron estrechar los lazos a nivel de seguridad, en la actualidad la centralidad recae claramente en la región llamada Indo-Pacífico, dando lugar a un cambio de un proceso económico a uno impulsado principalmente por la seguridad.

Para comprender la perspectiva del Indo-Pacífico como una geografía emergente de estrategias, un mosaico de diálogos bilaterales, bilaterales 2+2, trilaterales y multilaterales, han configurado una especie de sopa de letras de organismos y acuerdos impulsados por EEUU.

Dos de los puntales de Washington para redefinir y limitar la influencia de China en la región son QUAD y AUKUS.
QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral) surgió en 2006 y desde entonces ha pasado por diferentes fases. Formado por Japón, India, Australia (que la abandonaría posteriormente) y EEUU, a día de hoy se presenta como el pilar central de la estrategia regional de EEUU. Con una agenda ambiciosa y muy peligrosa para la estabilidad regional, contiene un abanico de aspectos a cubrir: seguridad cibernética, cambio climático, infraestructuras y tecnologías emergentes. Recientemente ha impulsado la Asociación del Indo-Pacífico para la Concienciación sobre el Dominio Marítimo (IPMDA) buscando hacer operativa la colaboración entre QUAD y sus socios locales. En 2020, QUAD invitó a Corea del Sur, Vietnam y Nueva Zelanda a conversar durante su semana de reuniones. Este fue el comienzo de una expansión informal que se denomina formato QUAD Plus.

Esta alianza ha sido mal recibida por la mayoría de los estados de la región, que temen que aumente aún más la rivalidad entre China y EEUU y sus aliados. Incluso India, un miembro del Quad, no ve con buenos ojos el aumento de submarinos de propulsión nuclear en la región. Por su parte, representantes chinos han calificado a esta alianza de altamente irresponsable y de socavar la estabilidad regional.

AUKUS (Australia, Reino Unido y EEUU, por sus siglas en inglés) es la alianza más reciente que se ha instalado en el Indo­ Pacífico. Se formó el 15 de septiembre de 2020 como una alianza basada en el intercambio de tecnología militar entre Australia, EEUU y Reino Unido. La estrecha cooperación incluirá campos como la inteligencia artificial, tecnología de misiles de largo y medio alcance, y tecnologías cuánticas. Representa un paso más en la militarización, abriendo la puerta a un escenario que, de la competencia, pasa a la confrontación y puede acabar en una guerra.

Este agosto, una reunión trilateral (EEUU, Japón y Corea del Sur) ha dado pie al llamado “espítiru de Camp David” y que pretende reforzar otra trilateral ya existente (EEUU, Japón y Australia).

El camino de la OTAN hacia la región. La organización militar atlantista publicó su “Concepto estratégico” en 2022, donde la región Indo-Pacífico ocupó un lugar destacado. Señalaba que esas organizaciones forman otro eslabón en la red de expansión de lazos militares entre EEUU, sus aliados europeos y los locales, todo ello en el contexto de la evolución del alcance territorial de la OTAN en los últimos años.

Probablemente se esté buscando una arquitectura de seguridad institucionalizada. El enfoque inicial es la creación de algo similar a la OTAN, pero que en principio no tendría la misma forma o sustancia que la actual alianza militar atlantista. De momento, la OTAN estaría forjando asociaciones estratégicas con estados de “ideas afines” en la región. Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Japón, ya estarían en el proceso de transición de ser “socios globales” de la OTAN a convertirse en miembros de un acuerdo más estrecho llamado “programas de asociación personalizados individualmente”.

Beneficiados y damnificados de la estrategia militarista. Es evidente que EEUU ha creado estas herramientas u organizaciones para su estrategia, para rodear y presionar a China, lo que algunos analistas definen como “imperialismo conceptual”. La clave de Washington es mantener su dominio económico y, sobre todo, las bases militares que tiene en la región.

También logran ganancias las empresas armamentísticas, contratistas de seguridad privada militar, empresas de logística, apoyados en la colaboración manipulativa de grandes grupos de comunicación y de intereses.

Uno de los grandes perdedores de ese seguidismo es Europa, donde muchas voces ya avisan que mientras que para EEUU un giro de la OTAN hacia la región tiene efectos más que significativos, es difícil encontrar los mismos para Europa.

También la ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental) es uno delos daños colaterales de la estrategia de Washington. Sustentada en un equilibrio de poder, herramienta en un nuevo contexto multipolar. En lugar de dos polos (China y EEUU) apuesta por muchos polos: evitar una hegemonía de los dos actores más importantes. Los llamados actores regionales pueden tener más influencia, ya que diversificar socios y alianzas trae una menor dependencia.

ASEAN funciona, mejor o peor, pero conforme a la idea en que fue concebida. Gestionar disputas y conflictos entre sus miembros, para evitar las interferencias de potencias extranjeras. No obstante, las maniobras que se ponen en marcha desde Washington no cejan en buscar dividir y debilitar a la organización.

Otro damnificado es la propia diplomacia, ya que en la letra pequeña se observa una tendencia hacia la privatización de la diplomacia. Subcontratando y dejando en manos del sector privado y think tanks las líneas políticas que marcarán la estrategia en energía, tecnologías críticas, cadenas de suministros.

Sobre esta región pende el llamado “dilema de la seguridad”: si China percibe que aumenta la amenaza contra ella, podría tomar medidas para aumentar sus propias alianzas y un desarrollo mayor en clave militar. La estrategia de la OTAN para la región puede abrir la puerta a un abanico de riesgos que pondrían en peligro la paz y la estabilidad mundial.

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