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Venezuela :: 26/06/2016

La rebelión que vendrá

Reinaldo Iturriza
Es cierto que las rebeliones no se decretan. Pero es igualmente cierto que ni el antichavismo podrá suscitarlas, ni el chavismo burocratizado podrá contenerlas

1. Es un absoluto despropósito afirmar que todos los casos puntuales de saqueos son responsabilidad del antichavismo, tanto como desconocer que las mismas fuerzas que en 2014 organizaron las guarimbas hoy pretenden replicarlas en zonas populares, en muchos casos haciéndose de los servicios de elementos delincuenciales, y recurriendo a la fachada de “protestas de hambre”.

2. No es la primera vez que una parte del antichavismo trabaja para crear las condiciones que hagan posible otro 27F de 1989. Más aún, a primera vista, nunca como ahora las condiciones habían sido tan similares: una parte del pueblo padeciendo el hambre que la revolución estuvo muy cerca de erradicar, la frustración que produce el hambre redescubierta, desde grandes oligopolios hasta pequeños comerciantes acaparando y especulando, la humillación de las colas, el desaliento que produce la inacción de muchas autoridades locales y regionales, el sueldo que no alcanza, la rabia acumulada, la complicidad de parte de la fuerza pública con funcionarios corruptos, gerentes y bachaqueros; todo lo cual produce el estrechamiento del horizonte político y se expresa dramáticamente como retirada del espacio público.

3. No obstante, las fuerzas que hoy confluyen en el antichavismo jamás entendieron el 27F de 1989. Idéntica consideración habría que hacer en el caso de prácticamente toda la izquierda venezolana. Unos y otros no sólo fueron sorprendidos por el sujeto que insurgió el 27F de 1989: al sol de hoy ni siquiera le reconocen el estatus de sujeto. Ambos reaccionaron con horror y, tras las horas más difíciles, cuando ya se sabían a buen resguardo, con desdén.

4. El sujeto político que insurgió el 27F de 1989 no tenía como objetivo el saqueo, aunque saqueara. No protagonizó una “revuelta de hambre”, como se apresuraron a concluir algunos, calcando esquemas interpretativos concebidos para explicar las revueltas populares en la Inglaterra de la Revolución Industrial. El objetivo del sujeto político del 27F de 1989 tampoco era la toma del poder político. Su objetivo era estremecer el estado de cosas, golpear con todas las fuerzas sus cimientos, cuestionar radicalmente unas posiciones de poder naturalizadas, y que relegaban a las clases populares al papel de quienes deben padecer el poder, y no ejercerlo. (http://www.elperroylarana.gob.ve/images/libros-pdfs/27_DE_FEBRERO_DE_1989web.pdf)

5. El sujeto que salió el ruedo el 27F de 1989 no era pre-político, como sentenciaron derecha e izquierda, sino pre-chavista. Al hacerse chavista, en 1992, y sobre todo desde 1996, optó por la vía pacífica y democrática. Hugo Chávez es el responsable de encauzar un caudal popular que, de otra manera, quién sabe qué hubiera arrastrado a su paso. Chávez no sólo lo encauzó, sino que el chavismo terminó convirtiéndose en una descomunal fuerza que contuvo, una y otra vez, el odio del antichavismo, garantizando la paz social.

6. En lo fundamental, ese mismo sujeto que tiene su origen en 1989 no volvió a replegarse. Se dedicó a hacer política, muy a pesar de la inevitable tendencia a la burocratización de la política revolucionaria. Hasta que comenzó a sufrir los rigores de la guerra económica, muy recientemente. Entonces, comenzó un lento pero progresivo repliegue.

7. El antichavismo que cree poder derrotar al pueblo chavista por la vía violenta hace las veces del inexperto que juega con fuego. Si actuara con inteligencia, la rancia oligarquía, así como la “nueva clase” surgida al amparo de la revolución, evitarían a toda costa este repliegue popular de la política. Repliegue no es retirada definitiva: es la antesala de la rebelión que vendrá, y que habrá de producir un estremecimiento revolucionario similar al de 1989. El río revuelto terminará llevándose por delante a los pescadores.

8. Más importante aún, con sus aciertos y desaciertos, las fuerzas que hoy conducen el gobierno bolivariano están poco o nada dispuestas a reprimir una rebelión popular. Tal es el caso, igualmente, de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. En última instancia, es altamente probable, incluso, que hagan un esfuerzo por encabezarla. Hasta ahora, con sus fallas y excesos, han hecho lo que corresponde hacer a cualquier gobierno democrático: reprimir las protestas que, con fines desestabilizadores, organiza una parte del antichavismo. No son pocos los casos en que el mismo pueblo organizado se ha parado firme contra estas manifestaciones.

9. Es cierto que las rebeliones no se decretan. Pero es igualmente cierto que ni el antichavismo podrá suscitarlas, ni el chavismo burocratizado podrá contenerlas. Por más esfuerzo que hagan.

(Séptima contribución con semanario digital Supuesto Negado).
https://elotrosaberypoder.wordpress.com

 

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