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Cuba :: 11/02/2006

La burocracia juvenil cubana sigue sin dar respuesta al discurso de Fidel

Blanche Petrich
Hace casi tres meses -17 de noviembre- el presidente de Cuba, Fidel Castro, advirtió ante una audiencia de universitarios que el socialismo en la isla caribeña estaba en riesgo de "morir" si el sistema no corregía sus errores, injusticias y desigualdades sociales. Lejos del espíritu autocrítico del líder revolucionario, Hassán Pérez, segundo secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), afirma que ese discurso "es una prueba más de lo robusta que es la revolución, porque es capaz de percatarse de los defectos que nos lastran"

Castro advirtió en esa pieza oratoria: "O vencemos esos problemas o morimos". Y retó a la nueva generación de dirigentes que lo escuchaba a que respondiera si conocía la inequidad existente en la sociedad cubana, donde hay "nuevos ricos" que ganan 40 o 50 veces el salario de un médico y sobreviven muchos ancianos con pensiones mínimas (*).

No hubo respuestas en ese momento. Ni después. Al menos públicamente no ha habido debate sobre ese importante discurso de seis horas, como en los viejos tiempos, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

De paso por México, Hassán Pérez, quien es diputado, historiador y que ha sido dirigente de organizaciones de base del Partido Comunista cubano desde la adolescencia, aseguró en entrevista que "a las nuevas generaciones nos corresponde actuar para que el proceso social sea irreversible, para que dentro de 50, 100 años, Cuba siga siendo socialista. Y estamos haciendo lo que nos corresponde".

-¿Y qué dice la dirigencia de la UJC sobre la aparición de clases sociales en la sociedad cubana, que Castro puso de manifiesto en ese discurso?

-Es un fenómeno incipiente. Después de la disolución del bloque socialista, después del periodo especial que vivimos entre 1986 y 1988, que no fue otra cosa sino un colosal combate por sobrevivir, hoy vemos logros impresionantes. Pero también, a consecuencia de algunas medidas que fueron necesarias, tenemos un pequeño grupo de población que puede gozar de bienes y recursos que no son resultado de su trabajo sino del acceso que tienen al dólar.

-¿Por qué los jóvenes comunistas no reconocieron esa estratificación en la sociedad, evidente desde hace ya varios años, e iniciaron antes este debate?

-Se discutía cotidianamente el problema. Pero a partir de las palabras de nuestro comandante en jefe hay una conciencia superior sobre el tema.

-¿Con qué valores e ideas pueden incorporarse los jóvenes de hoy a la defensa de un sistema socialista? ¿Por qué tendría que interesarse la nueva generación en que Cuba siga siendo socialista?

-Es muy cierto aquello de que cada generación se parece más a su época que a sus padres. Pero la revolución cubana ha logrado concatenar los sueños y aspiraciones de varias generaciones. Los chicos de 13, 14 años hoy defienden la revolución como lo podría hacer un veterano de la guerrilla en la Sierra Maestra. No somos jóvenes de laboratorio; no vivimos en una urna de cristal. Participamos activa y responsablemente en el proceso.

-El discurso de Fidel en el Aula Magna fue una gran ejercicio de autocrítica...

-La revolución cubana no es autocomplaciente sino de auténtica creación, siempre inspirada por la unidad de nuestro pueblo y nuestro liderazgo.

-El presidente advirtió que el socialismo podía ser derrotado, no por una agresión externa sino por los errores de adentro.

-Ese es un peligro real si no somos capaces de que los jóvenes entiendan que nuestro modelo no se sustenta en el consumo, en las prebendas materiales, sino en la cultura, el desarrollo, la justicia social, la equidad, el conocimiento, la educación, salud para todos. No sólo es cuestión de mensajes y discursos, nuestros jóvenes están en capacidad de fundar, de participar en las tareas fundamentales para la continuación de la revolución; están preparados para continuar la revolución cuando nuestro líder físicamente ya no esté. Otros asumirán la tarea. Y todos discuten, todos se sienten responsables de que así sea.

-En un momento de su discurso en el Aula Magna, Castro preguntó a su auditorio, principalmente universitarios, si conocían las desigualdades sociales que hoy afectan a la sociedad. Y no hubo respuesta.

-No era una pregunta para responder en el escenario. El impacto de esas palabras lo que hizo fue duplicar, ¡multiplicar!, nuestro compromiso y nuestro esfuerzo. Ese día muchos nos quedamos pensando que no hay que dormirnos en nuestros laureles.

-Y también habló del salario. Dijo que debe alcanzar para que cada persona viva de su trabajo. ¿Hoy es suficiente el salario de un cubano para cubrir sus necesidades si no tiene acceso al dólar?

-El salario se acaba de aumentar en una proporción como no se veía desde hace 15 años. Pero el poder adquisitivo de nuestra sociedad no puede compararse con la de una sociedad en el capitalismo. Nuestro poder adquisitivo es mayor a lo que parece por los subsidios, porque 85 por ciento de la población es propietaria de su vivienda, porque tenemos la libreta. El salario es más poderoso que hace cinco años. La revolución no está a la retaguardia en ese sentido.

-A propósito de viviendas, el presidente también habló del gran déficit existente.

-Este año se va a retomar el plan de construir más de 100 mil viviendas. Por eso digo, más que responder con fórmulas al discurso de nuestro comandante en jefe, lo que hay que hacer es trabajar desde el pueblo, con el pueblo, para el pueblo.

-Esa es una fórmula.

-Pero es que no hay varita mágica para seguir en el camino de la revolución de manera inquebrantable, venciendo al enemigo más poderoso de la tierra.

-¿Admiten la autocrítica?

-Estamos en un proceso de reflexión extraordinaria sobre el desafío. Y la conciencia crítica de nuestra revolución es nuestro comandante en jefe.

-¿No los obligaría a un discurso menos triunfalista?

-No lo es. Si somos muy optimistas es porque nos han entrenado para derrotar al imperio más poderoso. La revolución no va a desaparecer. No te lo digo como discurso apologético, sino como resultado del debate en que estamos inmersos.

Fuente: La Jornada

discurso de Fidel Castro: "Esta revolución no la pueden destruir ellos, pero sí nuestros defectos y nuestras desigualdades"

 

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